Suspiria (2018)
Deja que madre te
cuide
Una
obra de arte del cine dirigida por Luca Guadagnino, con un guion de
David Kajganich inspirado en el de Suspiria de Dario Argento.
Ambientado en 1977, como su predecesora, el también cineasta
italiano dirige a Dakota Johnson, quien encarna a una mujer americana
que se inscribe en una prestigiosa academia de danza en Berlín
gestionada por un aquelarre de brujas. Tilda Swinton hace tres
papeles, incluyendo el de la coreógrafa jefe de la compañía y
como un psicoterapeuta involucrado en la academia. Como estudiantes
tenemos a Mia Goth y Chloë Grace Moretz, y de madrinas a Ingrid
Caven y Sylvie Testud . Además, la estrella del filme original,
Jessica Harper, tiene un cameo.
Esta
adaptación rehace lo creado tanto por Argento como por Daria
Nicolodi y se le ofreció la silla de director a David Gordon Green,
pero sería Guadagnino quien se encargaría de este homenaje con
un guion del mismo autor que el de su anterior trabajo, Cegados
por el sol, situando la acción durante el Otoño alemán, en
plena Guerra Fría, con especial atención al papel del matriarcado.
Kajganich incluye también temas de remordimiento generacional para
explorar el mal dentro de la maternidad. Green nunca llegó a dirigir
debido a diversos conflictos financieros respecto a los derechos del
filme original, por lo que su proyecto se canceló, aunque luego se
puso a los mandos de Halloween.
Aquí
no hay colores primarios, pero se conserva la idea de la brujería.
Rodada en Varese, Suspiria también da nombre al álbum de
Thom Yorke, el de Radiohead, quien se inspiró en la música
krautrock, encajando en la película como si fuera pensada para una
sesión de fotos del Vogue italiano o de la obra de Jonathan
Demme (El silencio de los corderos). Producida por Amazon
Studios, tuvo un estreno muy limitado en cines, por lo que en este
caso ha habido que recurrir a Prime Video para verla. El dilema que
plantea esta versión es ambiguo, porque a su favor tiene grandes
elementos visuales e interpretaciones destacadas, pero juegan en su
contra detalles como el contexto histórico-político, innecesario o
más bien caprichoso en relación arbitraria a sus otros temas.
ACTOS
NARRATIVOS:
1-
1977
2-
PALACIOS DE LAGRIMAS
3-
APROPIACIÓN
4-
CAPTURA
5- EN
LA CASA DE LA MADRE (TODOS LOS PISOS SON OSCUROS)
6-
SUSPIROS
EPÍLOGO:
UNA PERA REBANADA
Susanna
Bannion, una muchacha americana de una familia menonita de Ohio,
llega a Berlín Oeste para una audición con el grupo de danza
Markos. Una estudiante de allí, Patricia Hingle, paralelamente ha
desaparecido tras revelar a su psicoterapeuta, el doctor Josef
Klemperer, que las matronas de la escuela son brujas que adoran a las
tres madres, un trío de un aquelarre que una vez deambuló por la
Tierra, expandiendo la oscuridad, las lágrimas y los suspiros. Cada
bruja posee un título, siendo respectivamente la madre de las
Tinieblas, las Lágrimas y los Suspiros. Susie se hace amiga de una
pudiente compañera de clase, Sara Simms, conforme su estilo de baile
rápidamente comienza a llamar la atención de la directora artística
principal y coreógrafa, la señora Blanc.
Durante
un ensayo, la amiga de Pat, una estudiante soviética llamada Olga
Ivanova, acusa a las matronas de ser responsables de su desaparición,
así también como de practicar la brujería. Intenta huir de la
escuela, sólo para quedar desorientada y atrapada en una habitación;
mientras que Susie baila para la señora Blanc. Sin embargo, sus
movimientos dañan física y violentamente al cuerpo de la rusa. Tras
la actuación de esta, las matronas arrastran el cuerpo machacado de
Olga con unos ganchos grandes. Luego, votan informalmente para elegir
a la nueva líder del aquelarre, eligiendo a la madre Helena Markos,
una bruja envejecida que ha gobernado durante largo tiempo el
aquelarre, en detrimento de Blanc.
Comienzan
a conspirar para usar a Susie como huésped de Markos, al tiempo que
la señorita Griffith, una matrona avergonzada, se suicida. La chica
rápidamente sube de rango bajo la mentoría de Blanc, ganándose el
papel protagonista en Volk, una inminente obra muy
anticipada. Mientras, Klemperer empieza a sospechar de las matronas
y convoca a Sara a su apartamento para ojear los diarios de Pat.
Inicialmente escéptica, investiga y descubre un pasillo oculto que
lleva hasta la Casa de la Madre, un santuario donde el
aquelarre celebra sus rituales negros. En la noche del estreno de
Volk, Sara regresa al lugar para dar con Pat, la cual está
muy marchitada.
Descubierta
por las matronas antes de la función, estas hacen aparecer agujeros
en el suelo que provocan que Sara se rompa una pierna, aunque ella
reaparezca mediada la representación, bailando durante su
interpretación con precisión robótica; Klemperer observa mientras
los ojos de Susie y Sara aparentemente cambian de color, con los de
la lisiada volviéndose azules y los de la protagonista castaños.
Según va terminando la obra, Sara se desmaya dolorida y la señora
Blanc castiga a su pupila por interferir en los asuntos de las
matronas. Klemperer regresa a su dacha (casa de estilo ucraniana)
en la República Democrática Alemana, dónde encuentra a Anke Meier,
su esposa que desapareció durante la guerra.
Anke
revela que primero huyó a Zúrich y luego a Bristol tras haber
escapado de los nazis. La pareja pasea junta hasta llegar a la
cercanía de la frontera interalemana de vuelta a Berlín Oeste,
evitando el control de seguridad. Anke desaparece y Klemperer
descubre que ha sido llevado a la academia por un inminente
aquelarre de las brujas, siendo emboscado por las matronas. Susie es
llevada a la Casa de la Madre, donde halla a estas junto a
Blanc y Markos, así como a un Klemperer incapacitado. Mientras, las
estudiantes hechizadas realizan una danza ritual y los cuerpos
embrujados de Sara, Pat y Olga son destripados para que empiece el
aquelarre, pero Blanc intenta intervenir en el ritual.
Encolerizada,
Markos ataca a Blanc, decapitando a esta parcialmente. Susie
aparentemente acepta su destino como el nuevo recipiente de la bruja,
sólo para revelarse como la Madre de los Suspiros, reclamar la
academia y aniquilar a los integrantes del aquelarre que votaron por
Markos en vez de a Blanc. Invoca una encarnación de la Muerte
(Malgosia Bela), matando a la bruja y a sus más fieles
seguidoras, mientras que Olga, Pat y Sara mueren cada una
pacíficamente a manos de Susie, seguidas de las bailarinas
restantes. Klemperer sale a la mañana siguiente en estado catatónico
mientras la academia continúa operativa. Las estudiantes despiertan
de su trance sin recordar lo sucedido la noche anterior.
La
señorita Vendegast descubre que Blanc está viva y Susie, ahora la
Madre de los Suspiros, visita a Klemperer y revela que Anke murió en
el gueto de Theresienstadt tras ser capturada por los nazis. Al
tocarle, Klemperer sufre una convulsión violenta que borra sus
recuerdos, y así Susie se marcha después inmediatamente. La
película acaba con la imagen de un grabado de la dacha del
anciano.
Swinton
interpreta por partida triple en Suspiria a personajes que
definitivamente son tan misteriosos como sinceros en sus actos. La
figura de la madre que Guadagnino usa en el remake, su primera
experiencia como director en terror, viene con la expectativa de
parecer un ser implacable dentro de su metaficción, que en un primer
vistazo hace más difícil el terror de Argento. El nacionalismo
étnico añade a la película un bello enredo que mejor no preguntar
que significa, ya que lo conocido de antes se convierte ahora en una
búsqueda de la oscuridad en un mundo completamente femenino. Su
final es una conclusión que explicada no deja de ser tan loca como
hasta ahora se ha contado.
El
remake de Suspiria reconoce el espantoso poder de las madres,
alias el giro argumental que refuerza el arquetipo de la sombra del
remordimiento y que persigue a su protagonista, todo muy oportuno ya
que Susie es como una Mesías en busca de la idolatría contra el
abuso de posición de poder usando la compasión, como se ve con el
anciano, quien estuvo en internamiento durante la Alemania nazi. Los
derechos de la mujer los interpreta Guadagnino como el equivalente
cinematográfico de un diseñador de camisetas del Che Guevara. ¿
Que trata exactamente de decir sobre las brujas y el feminismo? Esta
nueva versión lidia con el poder de las mujeres sin ser feminista,
destrozando la carne y la sociedad.
El
terror ya no es lo que era, más cuando se añaden hechos históricos
como el incidente del vuelo 181 de Lufthansa por parte de la Fracción
del Ejército Rojo, un grupo marxista básico para entender la
confusa historia de Alemania en aquel tiempo dónde tuvieron que
hacer frente al pasado, la segunda guerra mundial . Es por eso que
cuando Guadagnino se hizo con la silla del director eligiese este
camino del terror que derrama sus tripas con regocijo. ¿ Pero que
trata de contar Suspiria? Como ya se habló en la reseña del
original, la respuesta la tiene Jung. El remake de Suspiria
no estaba muerto después de todo, sólo que no era el proyecto
indicado para Green.
Guadagnino
convenció a Argento y Nicolodi para ser el director de la nueva
Suspiria, pero cuando estaba Green este propuso en el reparto
a Isabelle Huppert, Janet McTeer e Isabelle Fuhrman. Su versión
pudo haber sido más operística, pero tuvo que esperar su momento
aunque sin él tras la cámara.
Tras explorar sus sueños
adolescentes en Call Me By Your Name, el cineasta italiano se
reunió con el guionista americano, un Kajganich que ha supervisado
recientemente su primera serie televisiva, en concreto la primera
temporada de la terrorífica antología de intriga psicológica The
Terror. Aquí ha trasladado su notable talento para el horror
nuevamente, contando además con la presencia de Harper, la actriz
del original, quien ya sabe lo que es ser embrujada.
Tanto
el cine de Rainer Werner Fassbinder como la música de Nico moldean
la historia, igual que la figura de la diosa hindú Kali, todo ello
para que en Suspiria Guadagnino concluya su tetralogía sobre
el deseo que ha venido dirigiendo en la última década, centrando
aquí su atención en mirar hacia atrás hasta saber de donde venimos
para que el contexto encaje en la era de Trump, como una advertencia.
El terror de Argento rehecho con actrices que el italiano conoce, con
la mirada puesta en Johnson para hacer una muy loca interpretación,
catastrófica y diferente a su rol en Cegados por el sol. De
allí también viene Swinton, quien para hacer de Klemperer se
inventó una personalidad ficticia llamada Lutz Ebersdorf.
Como
la señora Blanc es un cruce entre Martha Graham y Pina Bausch, dos
coreógrafas reales, aquí quedaba claro que el terror daría vida al
ballet en el remake de Suspiria, mientras que con Moretz
tenemos a una primera víctima tan notable que no dudamos en que
encajaría en alguna cinta de las que hizo Kubrick, a quien
Guadagnino profesa admiración. El italiano es también como algunos
de sus colegas de profesión holandeses que hemos tratado en esta
página, de Verhoeven a De Bont o Corbijn, capaz de enviar a sus
artistas a terapia y de hacer que la crítica salga con nauseas. Por
eso no llegué a ver ningún trailer, porque quería dormir tranquilo
por la noche. Además, remarcamos que Harper es un icono del género
por tener un papel en ambas versiones y hacernos creer que lo pasa
muy mal en suelo alemán.
Se
ha hablado de que Swinton estaba completamente irreconocible como un
hombre anciano en el plató de Suspiria, por lo que hubo toda
clase de noticias falsas cuando salieron imágenes suyas diciendo que
no era ella sino un hombre real de 82 años, un misterio que
realmente nadie supo hasta el estreno. Hasta para construir el terror
Guadagnino debía ocultar la verdad sobre el viejo Ebersdorf, una
conspiración que tapaba los otros dos papeles de la actriz británica
y hasta el otro rol secundario y secreto de Johnson. Varese se
convirtió en Hollywood al cederse como plató un edificio para hacer
de la Academia Markos en el remake del clásico italiano. Era un
hotel abandonado que se transformó en guarida de brujas.
La
Suspiria de Guadagnino es la primera película de terror
salvaje que acomete Amazon, con Johnson muy jodida en este relato de
brujas preparado cual brebaje de autor con manías extrañas,
vestuario de ensueño y una Swinton que picotea toda clase de papeles
que le pongan por delante. Vemos el muro de Berlín y una academia
con una arquitectura muy alemana, pero todo está hecho en tierra
italiana y la ciudad centro europea sale realmente poco. Visualmente
imita a su predecesora en el uso de cámara lenta y recorrido óptico,
pero carece de colorido fastuoso, la marca de Argento, decantándose
por ocultar los colores primarios con tonos invernales, grises y muy
oscuros. Ese apagado cromático enfatiza el mal.
Lo
que aquí se ausenta es esa fotografía maravillosa de Luciano Tovoli
que a su vez se inspiraba en el estilo visual de Mario Bava, optando
por la técnica de Michael Ballhaus para Fassbinder y las pinturas de
Balthus. Los efectos especiales de maquillaje corren a cargo del
mismo artista que trabajó en dos retorcidas adaptaciones de Clive
Barker, Razas de noche y Candyman, mostrando resultados
repugnantes y truculentos. Ayudó por ejemplo que la actriz que hace
de Olga sea realmente contorsionista y por tanto sus danzas de la
muerte fuesen creíbles, con apoyo mínimo del procesamiento digital
de imágenes. La escena de su lesión se inspiró en la de Ronny Cox
en Deliverance.
La
coreografía se basa en la de la legendaria Mary Wigman, figura clave
del expresionismo alemán, con bailes cautivadores propios de la
danza contemporánea que aquí han sido coordinados por una alumna de
esta, Sasha Waltz, incorporando también elementos de Isadora Duncan
y de cuadros de danza que se exhiben en el Louvre. La escena del
último acto es la más sangrienta y salvaje de toda la cinta,
cobrando vida como una suerte de versión macabra del baile
indonesio. Para Johnson, Suspiria es un punto de referencia en
su carrera desde que la actriz comenzase en Hollywood, dejando atrás
su etapa en la trilogía de Cincuenta Sombras, donde lo único
que encontró fue una forma de hacer cine adulto mal.
Además
de ballet, la formación instantánea como bailarina de Johnson
incluía ver actuaciones contemporáneas de artistas como The
Carpenters, Jefferson Airplane o Nina Simone. Yorke, autor de la
banda sonora de Suspiria, compuso los temas con demasiado
temor porque pensó que eso lo frenaría de hacer giras en solitario
o con Radiohead y Atoms for Peace. Para ser su primera contribución
cinematográfica, el álbum suena parecido al de Blade Runner,
a la música concreta de Pierre Henry y a algunos trabajos de James
Holden. Eso significa que dieron con un artista idóneo para
ambientar por ejemplo la escena en la que la bailarina rusa es
lanzada por los aires como una muñeca de trapo telequinéticamente
en un cuarto de ensayo lleno de espejos donde sus huesos se rompen
hasta contorsionarse.
Un
enredo como ese es duro de ver y horripilante, por lo que mucha gente
se ha sentido incómoda con la Suspiria hecha por Amazon , un
remake donde Guadagnino se ha mostrado bastante intenso, por lo que
dichas reacciones son comprensibles, ya que es demencial y pensado
para traumatizar a los espectadores que no siempre van a recibir su
dosis de musicales y diversidad. Una versión que polariza tanto
significa pasarlo bien con miedo hasta el último y loco baile de la
función. Cautivadora, irritante y un desorden, con un doble papel de
Johnson que ataca sus temas embriagadores con vigor estridente,
ofreciendo una experiencia visual que es osadamente polémica y
definitivamente no para todos.
Suspiria
de Guadagnino maldice poderosa, brutal y tristemente a quien la ve,
siendo un remake que pretende seguir los pasos del de La
mosca de David Cronenberg,
emocionante como es El exorcista y
con un desenlace digno de formar parte de la obra de Lovecraft. La
danza moderna es un espectáculo de terror, confuso y lleno de
tristeza. Hay sexo y estilo, pero con ello no se logra hechizar,
porque te sale un ordinario descontrol de violencia femenina. Por
otro lado, ir a fuego lento puede ocasionar que encuentres detalles
que mejoren la original, con una secta que baila a un ritmo confuso.
Sobre la inclusión de la historia de Alemania y la referencia al
Holocausto, comentar que aparte de que no es muy escalofriante no es
siquiera lo peor que tiene.
El
estilo artístico de esta versión de Suspiria estaría
considerado como cursi cuando no dudemos en largarnos al ver que la
cosa se vuelve un vídeo musical satánico de Yorke, pero por como
maneja el terror Guadagnino, ahí ya no es un mero remake. Sólo por
la coreografía ya está a la altura de Bob Fosse, desatando el poder
de las brujas de la danza moderna. No es simplemente que no dé
miedo, tampoco estamos hablando de los bailes de Showgirls u
Horizontes perdidos, llevan shibari y eso puede dar a
entender que estamos ante algo equivocado que fracasa, o en palabras
de Argento, ha traicionado el espíritu del original. Para
colmo, Amazon fue demandada por usar la obra de una artista fallecida
sin permiso en el material promocional.
Tras
el cese y desista, los herederos de la artista resolvieron su caso
por los derechos de autoría contra Suspiria y Amazon
Studios. Esto pone en el aire la posibilidad de hacer secuelas y
dejar esta entrega en la soledad, salvo que Guadagnino quiera revelar
en una precuela su idea de centrarse en Markos.
Puntuación:
6,5
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