Aladdín (2019)
Elige sabiamente
Musical fantástico producido por Dan Lin para Disney y dirigido por Guy Ritchie a partir de un guion escrito junto a John August, una adaptación en imagen real del clásico homónimo de animación que a su vez se basaba en Aladino de Las mil y una noches, popularizado por Antoine Galland pero que fue escrito por un escritor sirio olvidado, por lo que la conocemos como una nueva traducción. La película la protagonizan Will Smith, Mena Massoud, Naomi Scott, Marwan Kenzari, Navid Negahban, Nasim Pedrad, Billy Magnussen y Numan Acar, así como también las voces originales de Alan Tudyk (Iago) y Frank Welker (Abu, Rajah). La trama sigue a Aladdín, un pillo callejero que se enamora de la princesa Jasmín, se hace amigo de un Genio que concede deseos y lucha contra el malvado Jafar.
El rodaje se hizo entre Surrey y Uadi Rum, donde tienen lugar los planos del desierto, con Londres para tomas adicionales. Fue uno de los estrenos destacados del año pasado al lograr la novena mayor recaudación, pero como suele pasar con todo remake de algo tan querido se codeó con dos bandos: los que la llamaron espectáculo bullicioso y los que la denominaron como un karaoke cinematográfico. Tiene cosas positivas como la música de Alan Menken y el dúo Pasek & Paul, el vestuario y las interpretaciones de Smith, Massoud y Scott, pero lo peor que tiene son la dirección de Ritchie, los excesivos efectos de CGI y las diversas desviaciones con respecto al filme animado, lo cual no impedirá que venga una secuela. El equipo creativo original incluía a Ron Clements, John Musker, Ted Elliott y Terry Rossio.
Aladdín, un niño de la calle bondadoso, vive en la ciudad árabe de Agrabah junto con su mascota, un mono capuchino llamado Abu, rescatando y haciéndose amigo de la princesa Jasmín, quien se ha escapado del palacio para explorar, cansada de su vida protegida. Mientras, el gran visir Jafar conspira para derrocar al padre de Jasmín como el Sultán con el apoyo de Iago, su sardónico loro mascota. Busca una lampara mágica oculta en la Cueva de las Maravillas que le concederá tres deseos. Ha sido incapaz de recuperar la lampara por sí mismo sólo porque se permite entrar en la cueva al diamante en bruto. Jafar descubre a Aladdín como ese potencial candidato y cuando este va a hurtadillas al palacio real para hablar con Jasmín (conociendo también a su sierva Dalia y a su tigre mascota Rajah) es capturado y convencido por el trato que este le ofrece.
Tiene que ayudarle a recuperar la lampara, ya que sólo Aladdín puede entrar en la cueva vivo, pues la traerá de vuelta para Jafar y este le hará lo suficientemente rico para impresionar a Jasmín. Le advierte también de no coger nada salvo la lampara. Dentro de la cueva, Aladdín halla una alfombra mágica y obtiene la lampara, pero Abu accidentalmente hace que la cueva se derrumbe tras pillar un rubí que caía. Aladdín le da la lampara a Jafar, pero lo traiciona y patea a ambos de vuelta a la cueva, aunque Abu la roba de nuevo. La alfombra mágica pilla a Aladdín y lo salva de una muerte segura mientras cae. Atrapado en la cueva, frota la lampara e invoca inconscientemente al omipotente Genio que vive dentro.
El Genio explica que tiene el poder de conceder a Aladdín tres deseos, con las excepciones del asesinato, romance, resurrección de los muertos y más deseos. Aladdín hace que el Genio los libere de la cueva sin usar un deseo técnicamente, ya que no frotó la lampara como mandaba la voluntad. Tras salir de la cueva, Aladdín usa su primer deseo oficial de convertirse en príncipe para impresionar a Jasmín y promete usar el tercero para liberar al Genio de la servidumbre y transformarlo en humano. Abu es temporalmente metamorfoseado en elefante durante el proceso. Aladdín entra en Agrabah como el Príncipe Ali de Ababwa, llegando allí con un espectáculo extravagante.
Sin embargo, Jasmín está poco impresionada ante esta primera presentación, que incluye una selección de regalos y gemas. Luego ambos congenian cuando la lleva a dar una vuelta en la alfombra mágica para mostrarle el mundo que quiere ver mientras el Genio se va con Dalia. Jasmín se da cuenta quien es Aladdín y le engaña para que revele su verdadera identidad; sin embargo, la convence de que realmente es un príncipe y que sólo se vistió como un campesino para conocer a los ciudadanos de Agrabah de antemano. Jafar descubre la identidad de Aladdín y para probar su teoría lo arroja al mar, diciendo que si vive será porque encontró la lampara y el Genio lo salvó.
Si muere, realmente es un príncipe y no necesita la lampara. Abu, de nuevo como mono, y la alfombra llegan con la lampara, pero Aladdín pierde la conciencia antes de poder frotarla. El Genio, impresionado por el buen carácter de este, asume que puede alterar sus reglas permitiendo salvarlo, pero a costa de su segundo deseo. En el palacio, Jafar trata de volver a los otros contra Aladdín y el Genio con mentiras, pero cuando regresa expone al visir al igual que Jasmín, quien también sospechaba de él, siendo arrestado y apresado en el calabozo. El sultán ofrece a Aladdín el puesto de heredero al trono, pero temiendo que perderá a su hija si la verdad se revela, decidiendo reservar al Genio para ello y negándose a liberarlo.
Este le cuenta que fue el primer amo al que consideró un amigo y que ahora le está rompiendo el corazón. Iago le arranca las llaves a uno de los guardas y libera a Jafar, quien roba furtivamente la lampara a Aladdín y se convierte en el nuevo amo del Genio, para su horror. Cuando el protagonista se percata que ha traicionado a su amigo y decide liberarlo, ve que la lampara se ha perdido. Jafar usa su primer deseo para convertirse en sultán y cuando los guardas leales se niegan a admitir el cambio, por petición de Jasmín, hace el segundo para ser el hechicero más poderoso del mundo, apresando a los guardas y a Rajah. Luego expone la identidad de Aladdín a Jasmín y lo exilia con Abu a un páramo helado al otro lado de la Tierra.
Amenaza con matar al sultán y a Dalia salvo que Jasmín acepte casarse con él. En la ceremonia nupcial, Aladdín y Abu regresan al haber sido rescatados por la alfombra mágica y Jasmín vuelve a robar la lampara. Furioso, Jafar transforma a Iago en un ruc (ave de presa) para perseguirlo e indignado por el intento del sultán de detenerlo, los domina y destroza severamente a la alfombra mágica en el proceso, con Iago robando la lampara otra vez. Aladdín le da las largas a Jafar burlándose por ser un segundón y verse impotente ante el Genio, engañándolo por tanto a que use su último deseo para convertirse el ser más poderoso en el universo.
Debido a la vaguedad de tal voluntad, el Genio puede usarlo para transformar a Jafar en otro como él; encadenado a la lampara sin un amo, el visir queda atrapado dentro, arrastrando a Iago consigo. El Genio los destierra, arroja la lampara de Jafar a la Cueva de las Maravillas y repara la alfombra mágica. Aladdín cumple su promesa de usar su último deseo para liberar al Genio y dejarle vivir como humano. El sultán declara que Jasmín será la siguiente gobernante y le dice que Aladdín es una buena persona, enunciando lo digno que es, contándole que como sultana puede anular la ley que requiere que se case con un príncipe. El Genio se casa con Dalia, se va a explorar el mundo y a formar una familia con ella, con Aladdín y Jasmín casándose e iniciando también una nueva vida.
Ritchie dio con su Genio azul y elaboró un nuevo Aladdín para esta versión en imagen real de Disney eligiendo a un Smith que se sintió aterrorizado de suceder en el papel a Robin Williams. Scott, la princesa Jasmín, tiene una nueva canción en la película, cuyo mensaje es un puñetazo en la cara a los críticos. Por su parte, el sultán lo encarna Negahban, un veterano actor nacido en Irán con una larga trayectoria en Hollywood. Ojo a Magnussen, actor visto en la serie de Netflix Maniac, que hace de un nuevo personaje, un colorido imbécil que es blanco y que fue considerado un elemento ofensivo porque no se puede contentar a todo el mundo. La recreación de la cinta animada no es Prince of Persia, ya que el productor prometió que el reparto sería más diverso y abierto para los protagonistas. Y por eso cuando salió el nombre de Smith, Twitter le declaró la guerra, porque no quieren a negros pintados de azul como tampoco a blancos en un cuento árabe.
Disney se esforzó en dar con el reparto principal para la película de Aladdín en imagen real, descartando para el remake que la princesa Jasmín fuese la miembro de Little Mix Jade Thirlwall, pero es que incluso se acusaba al estudio de equivocarse con Scott, porque la gente se enfada igualmente aún manejando con cuidado el tema de la autenticidad cultural . Además el guion tuvo que ser reescrito por una guionista de Juego de tronos, Vanessa Taylor, quien no fue acreditada porque luego Ritchie se adjudicó tal mérito. Este reinicio le dio el papel de Jafar a un actor que venía de La momia , casualmente otro reinicio. Ritchie creó un cuento potente, repleto de acción y muy genial con sus aportes al texto.
Y eso que a la obligada ausencia de Williams se sumaba la de otra voz original, Gilbert Gottfried, quien bromeó respecto a este Aladdín de imagen real con desaire por no contar con él para prestar su voz a Iago (no hay que olvidar que en la versión española/castellana de la animada el genio contaba con el doblaje de Josema Yuste, antaño popular por ser la mitad del dúo cómico Martes y 13 pero hoy venido a menos profesionalmente por sus declaraciones públicas inoportunas criticando a quien no comparta su ideología política de derechas ). Por lo menos Menken ha podido volver a trabajar gracias a Ritchie y espera poder hacer pronto lo mismo en La sirenita.
El diseño de producción corrió a cargo de otra profesional de Juego de tronos, Gemma Jackson, quien creó un mundo ideal para Aladdín. Por supuesto Disney tuvo que defenderse de más críticas, esta vez de maquillar a actores blancos para que se mezclasen durante las escenas de multitudes. Una vez más les acusaron de dorar a caucásicos para varios papeles de árabes en la película, no será por falta de asiáticos. Y claro, con Smith de por medio este se pone a cantar a los cuatro vientos Príncipe Ali como si de un vídeo musical de los suyos se tratase, permitiéndose él y el protagonista, Massoud, improvisar toda una escena junto a él, quien afirma que este ha sido el papel más destacado de su larga carrera.
Smith comparte la mayor parte del metraje de la película con Aladdín desde que sale de la lampara mágica, pues es el Genio azul que le concede los deseos en este mundo ideal del clásico mágico dirigido por Ritchie en esta adaptación en imagen real para Disney. Los fans lo parodiaron y es que a primera vista daba mucho que hablar porque es que daba mucho miedo su aspecto, impulsando arremetidas burlonas por todo internet. Cuando salieron las imágenes iniciales en los Grammy del año pasado la gente pasaba de los ganadores, preferían hacer montajes graciosos con lo visto de la cinta. Los nuevos avances finalmente ya dieron motivos para que otro gallo cantase, que ya no era ningún chiste.
Aladdín ha sido uno de los títulos que he podido ver de nuevo en Disney + durante el confinamiento, por tercera vez tras el cine y la versión doméstica, ya que se te pasa el tiempo volando al verla y es de las de animación a imagen real más conseguidas (la escena de la alfombra mágica es calcada a la original) tras haber superado las bromas hacia el Smith azul. Ha demostrado que la diversidad en pantalla importa y que las polémicas en la red no tanto, por lo que como pasaba en la animada, este si que es un mundo ideal al fin y al cabo, es la idea dominante y atrayente. Hay que pasar de los escándalos y venderse enigmáticamente para crear bajas expectativas, así se ha abierto camino por el mundo el príncipe Ali.
Lo deseado por Disney se cumplió, dominó la taquilla internacional el príncipe y también con ello Smith, al nivel de cuando estaba en Independence Day. La alfombra mágica de Aladdín vuelve a contar su clásica historia a partir del material original con el suficiente espectáculo y destreza, aunque nunca se acerque al esplendor cegador de la animada. El genio azul es muy bueno toda vez que llegas a conocerlo, pues Ritchie trae una adaptación en imagen real floreada, no un desastre porque lo digan otros. Ese personaje está bien, el problema lo tiene otro, ya cada cual lo adivine, hay que ser escépticos con los espectáculos. Se explorará más en una posible secuela siempre que el productor la pueda desarrollar.
Los primeros pasos para ello aparentemente ya estarían dados al haber salido bien la adaptación en imagen real de Disney, experta en secuelas y con Aladdín considerada como tal según suena por su originalidad y novedad. Esa posibilidad no significará que vayan a hacer las que salieron animadas, sino una continuación que firmarán los guionistas John Gatins y Andrea Berloff. Se habló de una posible precuela y hasta de un derivado con el príncipe Anders para Disney+.
Puntuación: 6,5
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