Cómo eliminar a su jefe (1980)

                                                         


Comedia  escrita y dirigida por Colin Higgins que protagonizan Jane Fonda, Lily Tomlin y Dolly Parton como tres mujeres trabajadoras que pasan el resto del tiempo fantaseando que se vengan y derrocan al jefe  de su empresa, un despótico, sexista, ególatra, mentiroso e hipócrita intolerante interpretado por Dabney Coleman. Esta película de Fox es un producto a la medida de Parton, ya por entonces una muy reconocida estrella musical, que tiene una química cómica con sus compañeras y el villano de la función innegables. Puede que un entorno laboral de oficina no sea así, pero el reparto está muy bien elegido, te ríes y además hace muy buenos apuntes, con bastante mala leche, sobre los roles de género en el trabajo. Más de 40 años después sigue siendo una cinta muy radical hoy día, porque aunque sea cómica tiene un subtexto bastante serio sobre el feminismo y el sindicalismo.  

La reservada ama de casa Judy Bernly debe empezar a trabajar como secretaria en Sociedades Consolidadas tras su divorcio, y es puesta bajo la supervisión de la experimentada y mordaz viuda Violet Newstead. Ambas trabajan a las órdenes del ególatra y sexista vicepresidente Franklin Hart, a quien Violet una vez enseñó y que anima el rumor de que él y su atractiva secretaria casada, Doralee Rhodes, tienen una aventura. 

                                                              


Cuando Hart rechaza a Violet para un ascenso  en favor de un hombre que está por debajo de ella, esta revela a Doralee el rumor sobre la aventura, llevando a ambas mujeres  a irse por la tarde a beber a un bar local. Judy se une a ellas tras enterarse del despido de un compañero y amigo. 

Incapaces de pensar una forma de mejorar su situación, pasan la noche fumando cannabis en casa de Doralee y fantaseando con como  se vengarán de Hart: Judy le dispararía  como un cazador con un ciervo, Doralee le ataría de pies y manos  y lo asaría a fuego lento, mientras que Violet envenenaría  su café. 

                                                          


Al día siguiente, una frustrada Violet accidentalmente pone raticida en el café de Hart, pero antes de que pueda beberlo, su mesa de despacho falla y se desmaya tras golpearse la cabeza  sobre un aparador. Violet se da cuenta de su error  y piensa que el café envenenado ha provocado que Hart se desmaye. Ella y Judy quedan con Doralee  en el hospital a tiempo para escuchar  a un doctor  declarar a  a otro hombre muerto  por envenenamiento. 

Pensando que el muerto es Hart, Violet roba el cuerpo para evitar una autopsia, pero mientras  discute con Judy y Doralee, estrella su coche, dañando un guardabarros. Cuando Doralee recupera una barreta del maletero para arreglar el guardabarros, descubre que el cuerpo no es de Hart y lo devuelven al hospital. 

                                                           


A la mañana siguiente, Hart conmociona a las mujeres cuando llega al trabajo como siempre. En el lavabo de señoras, Doralee explica que Hart se golpeó su cabeza, pero no bebió el café. Aliviadas de que nada se  sabrá de los sucesos nocturnos, las chicas aceptan reunirse para la hora feliz al final de la jornada. Sin embargo, la fiel empleada administrativa de Hart, Roz, oye su conversación y le informa de todo a este.

Hart llama a Doralee a su despacho y le ofrece una opción: si pasa la noche con él, no la denunciará ni a ella ni a Judy ni a Violet por intento de asesinato. Doralee lo rechaza y cuando Hart  no escuchará lo que tenga que decir, ella lo ata de pies y manos y le mete una bufanda que le dio como regalo en su boca para mantenerlo callado. Finalmente engaña a Judy para que le desate las cuerdas , lo que la lleva a dispararle  con la pistola de Doralee. 

En definitiva, las mujeres descubren que Hart ha estado vendiendo el inventario de Consolidadas y embolsando las ganancias, así que lo chantajean para que se calle. Cuando se les dice que las facturas que Violet pidió  y que deberían demostrar los delitos de Hart no llegarán  en 4-6 semanas, confinan a Hart  en su dormitorio llevando un traje ala delta atado a un abridor de puertas de garaje por control remoto.

Mientras Hart está fuera de la oficina, ponen en marcha varios programas que son populares entre los trabajadores, incluyendo una guardería interna, pago equitativo para hombres y mujeres, horarios flexibles y un programa de reparto del trabajo donde los empleados  puedan trabajar  a tiempo parcial. 

Días antes de que lleguen las facturas, la adorada esposa de Hart regresa de un crucero y lo suelta, dándole tiempo para que rescate el inventario vendido. Antes de que Hart pueda denunciar a Judy, Doralee y Violet a la policía, el presidente de la junta, Russell Tinsworthy, llega para reunirse con Hart. Lo felicita por sus mejoras en la oficina que han resultado en un incremento del 20 % en la productividad. Como consecuencia, invita a Hart a unírsele en un proyecto multianual en Brasil, que este de mala gana es obligado a aceptar. 

Violet, Judy y Doralee celebran su éxito. La primera finalmente es ascendida a vicepresidenta, Judy deja Consolidadas para casarse con el representante de Xerox, y Doralee se va para convertirse en cantante de country. Hart es secuestrado por una tribu de amazonas y nunca más se supo de él. 

En lo personal, Fonda atravesaba una racha de reacción negativa pública debido a su oposición a la guerra de Vietnam, por lo que necesitaba este proyecto para levantar su popularidad caída. Parton, tras sus grandes actuaciones en candilejas decidía dar el salto al cine y para ello reclutaban a un cineasta en racha, Higgins, que para un guionista  suponía una verdadera rutina. Este australiano afincado en Hollywood se propuso con esta película  denunciar la figura de los jefes sexistas, ególatras, mentirosos, hipócritas e intolerantes que siempre abundan en el mundo laboral. Esta comedia de oficina es también la historia de una revuelta femenina edulcorada pero sin demasiado picante, aunque se anota sus puntos en este juego de la guerra de sexos. Puede parecer por momentos que sus estrellas están malgastadas, pero al menos las protagonistas  consiguen eliminar a su jefe. 

Estrenada en plena era Reagan, con este recién entrado en la Casa Blanca, esta película sigue siendo tan radical como entonces, ya que demuestra que las mujeres hacen las cosas mejor, especialmente Parton, que a la chita callando  se venga en la oficina  de su jefe con toda la sátira posible. No ha perdido un ápice de su vigencia y está más actual que nunca, por lo que no habría que descartar una secuela con el elenco central original. De hecho se habló de un guion para una continuación/reinicio escrito por Rashida Jones cuando Fox aún no era estudio de Disney, por lo que se supone que se cayó definitivamente. Lo más parecido es la reunión de las tres en el final de la serie Grace y Frankie. También dio lugar a la comedia de 2011 Cómo acabar con tu jefe.

Puntuación: 6,5


                                   


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