Alien: Covenant (2017)

                                                            


Película de ciencia ficción y terror dirigida y producida por Ridley Scott, escrita por John Logan a partir de una historia de Michael Green, secuela de Prometheus , segunda entrega de las precuelas de la saga de Alien, con la actuación de Michael Fassbender y también de Katherine Waterston, Billy Crudup, Danny McBride y Demián Bichir. Coproducción británico estadounidense, sería la sexta parte, pero contando los cruces con Depredador, en realidad es la octava. Scott ha dirigido de todas tres y Fassbender regresa de la anterior, con el resto como nuevos secundarios. La trama sigue a la tripulación de una nave colonial que aterriza en un inexplorado planeta  donde hacen un terrorífico descubrimiento. 

El rodaje se hizo en Milford Sound, en el parque nacional de Fiordland, Nueva Zelanda, con el uso de animatrónica para los efectos de las criaturas. Esta secuela sin embargo no finaliza la anunciada nueva trilogía precuela de la franquicia y por eso dura 2 horas y 20 minutos, siendo un montaje reducido. Así esta fue la última vez que Fox realizaba una película de Alien antes de pasar a ser 20th Century Studios, siendo  una película correcta pero que decepcionó en taquilla, dado su coste elevado  de producción sin incluir promoción. No hay que olvidar que todos los personajes  originales, aquí los alienígenas sobre todo, fueron creados por Dan O´Bannon y Ronald Shusett, y que producen los veteranos David Giler y Walter Hill, así como Michael Schaefer. En fotografía y montaje están los colaboradores habituales de Scott, Dariusz Wolski y Pietro Scalia, mientras que la música es de Jed Kurzel.  

                  


En un prólogo ambientado antes de los acontecimientos  de la precuela de esta película, Prometheus, el magnate de los negocios Peter Weyland  habla con su recién  activado androide  en un apartamento a orillas de un lago. Este elige el nombre "David" para él mismo tras observar el David de Miguel Ángel. Weyland declara que un día buscarán juntos  al creador de la humanidad. David comenta acerca de su vida ilimitada comparada con la de Weyland, lo cual le perturba.

En 2104 de la era común, 11 años tras la expedición Prometheus, la nave de colonización del espacio Covenant está a siete años  de alcanzar el planeta Origae-6 , con 2.000 colonos  en criopreservación y 1.140  embriones humanos en refrigeración. La nave está monitorizada por Walter, un modelo avanzado de androide que físicamente se parece a David. Cuando una supernova de neutrinos daña la nave, Walter reanima a los compañeros de tripulación humanos. El capitán de la nave, Jake Branson, es incinerado cuando su cápsula de estasis falla. Mientras reparan la nave, la tripulación capta la transmisión de una voz humana desde un planeta cercano que parece eminentemente más habitable que Origae-6. Pese a las quejas de Daniels, la viuda de Branson, acerca de que  este nuevo y "perfecto" planeta es  demasiado bueno para ser real, el nuevo capitán, Christopher Oram,  decide que lo investigarán. 

                                                         


Con el piloto Tennessee manteniendo la Covenant en órbita, su esposa Faris vuela hasta avistar tierra en la superficie del planeta, donde un equipo expedicionario localiza la señal de transmisión  hasta una estrellada nave alienígena. Los miembros de tripulación Ledward y Hallett son infectados por esporas  de organismos parecidos a hongos. La esposa de Oram, Karine, ayuda al rápidamente empeorado Ledward de regreso al todoterreno, donde Faris pone en cuarentena a ambos dentro  de la enfermería. Una criatura alienígena pequeña y pálida (neomorfo) irrumpe desde la espalda de Ledward, matándole, y atacando a Karine hasta asesinarla. Faris trata de cargarse a la criatura con una escopeta pero desencadena una explosión que acaba con ella y destruye el vehículo. En los campos cercanos, otro neomorfo irrumpe de la boca de Hallett, matándolo. Las criaturas atacan al resto de la tripulación, matando entre otros miembros a Ankor. Los que quedan aniquilan a un neomorfo antes de que David, quien sobrevivió la misión Prometheus, aparece y espanta al otro bicho. 

David lidera a la tripulación hasta un templo  en una ciudad llena de humanoides muertos. Les cuenta que, a su llegada al planeta junto a la otra superviviente de Prometheus, Elizabeth Shaw, su nave accidentalmente soltó un patógeno que aniquiló  toda la fauna del lugar y que Shaw pereció cuando el vehículo se estrelló. Intentos para pedir ayuda por radio a la Covenant son evitados por tormentas de iones. Cuando los neomorfos restantes se infiltran en el templo y matan al tripulante Rosenthal, David trata de comunicarse con este y se enfurece cuando Oram lo acribilla. El capitán interroga a David, quien revela que los alienígenas son un resultado  de su liberación y experimentación con el patógeno para producir nuevas formas de vida, antes de engañar a Oram para que sea atacado por un abrazacaras. Una nueva forma de criatura irrumpe luego del pecho de Oram, matándolo. 

Según los otros buscan a Oram y Rosenthal, Walter halla el cadáver de Shaw diseccionado, usado por David como   material para  sus diseños  evolutivos de criaturas. David declara que la humanidad es una especie moribunda e indigna y que su criatura diseñada es un "organismo perfecto" que los erradicará. Cuando Walter discrepa, David lo incapacita y amenaza a Daniels. Walter se cura y llama la atención de David, permitiendo escapar a Daniels. 

                                                       


En otro lugar, otro abrazacaras ataca al jefe de seguridad Dan Lope. El tripulante Cole rápidamente hace una incisión , dejando a Lope con quemaduras por ácido en su cara. El ahora completamente desarrollado xenomorfo mata a Cole, mientras Lope escapa y  se reúne con Daniels . Tennessee llega en un vehículo para sacarla  a ella y a Lope y Walter, quien dice que David ha "expirado" . Matan al xenomorfo atacante  y regresan a la Covenant. 

A la mañana siguiente, Daniels y Tennessee descubren que un xenomorfo ha irrumpido del pecho de Lope, matándolo, por lo que anda suelto por la Covenant. Madura y mata a los tripulantes Ricks y Upworth  mientras están en la ducha haciéndolo. Daniels y Tennessee atraen a la criatura hasta el muelle de terraformación de la Covenant y la expulsan al espacio. 

La Covenant retoma su viaje a Origae-6. Mientras Walter pone a Daniels en estasis, esta se da cuenta de que este realmente es David pero no puede huir  de su cápsula antes de quedarse dormida. David regurgita dos embriones de abrazacaras, que coloca  en el refrigerador  con los embriones humanos e inspecciona a los colonos. Haciéndose pasar por Walter, envía una transmisión  en la que dice que todos los tripulantes  excepto Daniels y Tennessee  murieron por culpa del anterior incidente por erupción solar. 

                                                           


Scott venía de hacer Marte, y recordemos que por Star Wars y 2001 se interesó en el espacio y por ello en Alien. En esta misión espacial se reveló que la protagonista sería Waterston, una protagonista que intenta emular  a Ripley en lo de ser de puta madre dentro de una producción de terror para adultos con Fassbender y McBride, así como las otras nuevas víctimas, entre ellas la estrella de la serie Empire, Jussie Smollett. La película está llena de giros estremecedores y muertes a saco, especialmente la del personaje de James Franco, que deja a la tripulación de la Covenant  sin líder. La presencia en el prólogo de Guy Pearce indica ya el origen de la primera película; pese a este regreso breve y al del androide, quien no aparece esta vez es Noomi Rapace, probablemente por problemas de agenda. La verdad es que esta entrega maneja a su personaje de Prometheus, Elizabeth Shaw, malamente. 

Scott prometió un regreso al terror al estilo de la saga con la presencia de xenomorfos y neomorfos, una nueva raza de alienígenas. Fue muy diferente la idea original para esta secuela de Prometheus, que no olvidemos escribió Damon Lindelof. Ni siquiera es el mismo planeta  y por supuesto no concluye, porque había intención de otra entrega más para conectar con la original. Ese capítulo restante no llegó  y como otras franquicias va a acabar dándonos un derivado ambientado en el mismo universo y con otros personajes. Se agradece que Lindelof no escribiese esta secuela, que tira más por la vía de Blade Runner y hacen que ambas precuelas de Alien  sean mejores que la Predator  de 2018, la cuarta de esa saga hermana que es Depredador, sexta sí contamos los cruces. Logan, guionista de Covenant, quería crear una película realmente aterradora que no desconcertase como la anterior. 

                                                            


Pero Scott se equivocó con Prometheus, y quiso arreglarlo con hasta dos entregas adicionales de esta secuela. Se iba a llamar Paraíso perdido, pero como el público no tiene muchas referencias culturales eruditas le puso el definitivo Covenant, más religioso si cabe (alianza). Y de inicio Rapace  se ausentó, dejando en solitario al androide David, quien aquí se dedicó a bombardear a los Ingenieros como suele hacer un ejército poderoso sobre una indefensa población civil. Fox se la jugaba con esta secuela dándole el guion inicial a Green, el responsable de Linterna Verde. Marte  había resultado ser  un docudrama de la NASA exitoso y por eso el estudio mandaba al veterano realizador a hacer su siguiente gran producción a Australia, justo cerca de donde se rodaba una de Thor,  si bien Fiordland está en la vecina Nueva Zelanda, que tiene también paisajes maravillosos. 

El xenomorfo continúa horrorizando a los espectadores décadas después de la primera Alien,  aunque Covenant parezca algo ingenua para el público actual. Aquí la evolución se nota sobre todo en los efectos visuales. Scott transforma a Fassbender en un replicante con el  mismo dilema moral que se presentaba a , salvando las distancias, Benedict Cumberbatch en Doctor Extraño. Esto ya la conecta con Prometheus, al igual que su escenario, un planeta perdido del espacio pero muy parecido a nuestra Tierra, con prácticamente un salto temporal de 10 años. Para reflejarlo estaba el equipo de maquillaje contratado, que venía de ganar el Óscar por Mad Max, por lo que de nuevo Hollywood ponía sus ojos en Australia . 

                                                            


McBride es un fichaje que tiene su aquel; ha creado su propia serie, Vice Principals, sus personajes en la ficción parecen seguidores de Trump  y aquí le persiguen los alienígenas. Pero quien se sigue llevando la palma, además del montador, es Fassbender, a quien Scott desdobla en David y Walter, los cuales comparten escena y todo. Sus momentos juntos daban para el montaje original, que era 20 minutos más largo, una tónica habitual de esta franquicia de ciencia ficción terrorífica. Y es que nadie se va silenciosamente en esta saga, y eso va por Walter sobre todo. De hecho todo explota con pomposidad, como si fuera un festival musical. En sintonía con esa onda, de nuevo hay hueco para la referencia erudita, con un prólogo de cinco minutos, no incluido en el largometraje,  de la última cena de la tripulación de la Covenant. 

Otro prólogo promocional revelaba el destino tanto de Shaw como de David tras Prometheus,  no el que se ve en la película. Es clave para entender porque aparece otro androide como Walter, para decirle a los humanos que corran, recen por sus vidas y se escondan del peligro. A no ser que se vea la versión censurada en China, que no tiene apenas alienígenas ni tampoco la escena en la que los dos Fassbender se besan, ya que los censores percibían que esto era alarmantemente gay, pero de las muertes horribles de los personajes no protestaron, porque si no no había trama y nadie iba a ir allí a los cines. De hecho, su posterior metedura de pata en taquilla puso la saga en riesgo, ya que Scott cree que esta franquicia es Star Wars. Aún así, Covenant  es una vuelta a la formula  de suspense con elegancia. 

                                                        


Ese regreso a la emoción de antaño con criaturas parte pechos es más masticable que otras propuestas, es más aterradora y un contrapunto adulto a Guardianes de la galaxia . Digamos que una y otra van por diferentes órbitas. Pero en lo que a taquilla se refiere, la saga ha perdido su impacto desde Prometheus, por la fatiga que experimentan este tipo de franquicias. Aquí el hundimiento es ya evidente, dejando la serie sin solución de continuidad salvo, lo que se ha hecho este año, crear una película independiente, que se espera que no se derrumbe igualmente. Lo que salva a esta entrega es tener por partida doble a Fassbender, porque Scott tiene más interés en este personaje que en los bichos. Alien: Covenant  entrega  otra satisfactoria ronda de espacios reducidos de terror en el espacio profundo, incluso sin llevar la saga a nuevas direcciones. 

Esta reciente exploración espacial de Scott resulta demasiado familiar, muy nivelada, invoca el terror y es fiel a la marca. Puede decepcionar a quien tenga altas expectativas  pese a la estelar producción que lleva,  ya que es una exquisita pero exasperante épica firmada por un maestro  de la ciencia ficción. Sin embargo es todo lo que cabría esperar y querer  de una película de Alien  por la que ya han pasado siete años. Claro que es una historia de origen que no hubiésemos querido que pasara, porque con un villano como David es como si otra vez volviera Victor Frankenstein a avisarnos de lo peligroso que es crear vida artificial. Además, es una película muy confusa para tener que sacar de ella el contexto de esas alegorías satánicas tan profundamente ambiciosas que el director y el guionista principal nos tiran a la cara como si fuéramos estúpidos. 

                                                                     


Scott planeaba hacer tres secuelas de Prometheus antes de enlazar con Alien. Sólo se hizo esta Paraíso perdido que es Covenant. Se cayeron las otras dos, por lo que ya no se sabrá quien creó  a los alienígenas originales. Tampoco se podrá, como se planeaba, incorporar a Ripley. Los jefes de Fox tenían otras preocupaciones, como la competencia de Netflix, la diversidad o el futuro que iba a tener Lobezno, por lo que la secuela se canceló. El cineasta británico quería que su siguiente película de la saga se centrase ya del todo en la inteligencia artificial en vez de en el xenomorfo. No se ha hecho ni se va a hacer porque la taquilla manda por encima de la insistencia de completar una tercera precuela de la franquicia. Y por ello el director inglés se fue a hacer algo muy influido por esta saga y su filmografía, la serie futurista Raised by Wolves. 

                                                       


Y dejando claro que no habrá secuela de Alien: Covenant y que Prometheus  puede redimirse con el tiempo, este verano tendremos nueva película con el responsable de No respires, Fede Álvarez. Ya está rodada,  se sabe poco de la trama y lo que sí se conoce es el reparto de Alien: Romulus,  que encabezado por la joven Cailee Spaeny, confirma que la nueva entrega está ambientada entre las dos primeras películas, las obras maestras. A ver que hace Disney con esta franquicia, que no es Star Wars ni Marvel (no se tolerará un estilo aquí similar al de Deadpool) ni por supuesto Avatar. 

Puntuación: 6

                                             



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