Scream: Vigila quién llama (1997).

                                  La intriga según Wes Craven.


                                    
Slasher  escrito por Kevin Williamson  y dirigido por  el prolífico e influyente  cineasta pionero en el género del terror, del cual siempre será considerado un maestro y que aquí tuvo a sus órdenes a un elenco de promesas del cine de los años 90.  Scream sigue de cerca al personaje de Sidney Prescott (Neve Campbell), una estudiante de instituto  del pueblo ficticio de  Woodsboro, California, quien se convierte en el objetivo  de un misterioso asesino  conocido como  Cara de Fantasma. Otros personajes que aparecen incluyen a  la mejor amiga de Sidney, Tatum Riley (Rose McGowan), el novio de la protagonista, Billy Loomis (Skeet Ulrich), el mejor amigo de este, Stu Macher (Matthew Lillard), el friki del cine  Randy Meeks (Jamie Kennedy), el ayudante del sheriff  Dewey Riley (David Arquette) y la reportera de noticias  Gale Weathers (Courteney Cox).

Esta película supo combinar  comedia  y misterio con una trama compleja  dentro de lo que sería una novela policíaca, todo ello con la violencia propia del slasher  para satirizar un género siempre lleno de  clichés como es el terror, con estereotipos antes popularizados  en cintas como La noche de Halloween o  Viernes 13. Basado parcialmente en el caso real  de Danny Rolling, conocido de por vida como  El destripador de Gainesville, un individuo tan inquietante como  el personaje de Michael Myers que ha aparecido en todas las entregas y versiones de Halloween. El guion fue comprado de inmediato por  Dimension Films y el cambio del título original, Scary Movie al definitivo fue cosa de los hermanos  Weinstein, dueños de la compañía.

Esta producción tuvo que afrontar numerosos encontronazos con la censura estadounidense  y con obstáculos  de las autoridades de los lugares de rodaje. No le impidió conquistar la taquilla ni encandilar a crítica y público además de revitalizar un género tan genuinamente norteamericano. Su banda sonora merece capítulo aparte al ser el trabajo más aclamado del compositor Marco Beltrami, uno de los más intrigantes compuestos en muchos años en el mundo del terror. Desde su estreno se ha ganado decenas de seguidores de culto  y consiguió que el terror dejase de ser un género destinado  a que sus películas fuesen directamente para vídeo.

Su éxito  ha deparado numerosas secuelas y por tanto ya hablamos de una franquicia establecida en el terror audiovisual, aunque la verdad es que sólo  Scream 2, de 1998 (un año después que esta) tuvo un nivel comercial  y de crítica igual de exitosos  que la original. Fue producida por Cathy Konrad y Cary Woods, además de contar en el apartado visual con profesionales de la talla de  Mark Irwin (despedido y sustituido a última hora por Peter Deming) y Patrick Lussier. Todo comienza cuando la alumna de instituto Casey  Becker (Drew Barrymore) recibe una insinuante llamada telefónica de un desconocido (Cara de Fantasma), quien le pregunta ¿Te gustan las películas de miedo?

Se revela que quien ha llamado tiene al novio de la chica rehén y por no decir cual es su película de terror favorita  ambos pagan las consecuencias.  Al día siguiente, los medios de comunicación  se dejan ver por el pueblo  a la vez que comienza una investigación policial. Mientras,  Sidney debe  afrontar el inevitable primer aniversario  del asesinato de su madre a manos de Cotton Weary (Liev Schreiber) en casa de su amiga  Tatum, donde recibe otra amenazante llamada telefónica. El novio de Sidney, Billy, llega poco después del suceso, dejando caer al suelo su móvil, por lo que Sidney sospecha  que él ha estado llamando y por tanto huye.


                                          
La sospecha se ha trasladado al padre de Sidney, ya que las llamadas  han sido localizadas desde su propio teléfono. Luego, una vez que los estudiantes han dejado la escuela, el director Himbry (Henry Winkler), es apuñalado agresivamente hasta morir en su despacho. El novio de Tatum, Stu, organiza una fiesta para celebrar la suspensión de las clases y a la que acuden Sidney, Tatum, su amigo Randy y otros estudiantes. La reportera, Gale, también aparece sin ser invitada  para cubrir el evento, pues espera que el asesino se presente para atacar. El hermano de Tatum es el  ayudante del sheriff Dewey, también busca al criminal en la fiesta. En el interior de la casa permanecen todos: Sidney, Billy, Randy, Stu, y el cámara de Gale,  Kenny (Earl Brown). Billy y Stu acaban confesando ser los autores de los crímenes  y además admiten haber matado a  la madre de Sidney, por lo que Cotton fue solo un cabeza de turco.

El guionista, como ya se mencionó antes, se inspiró en los horribles crímenes de  Danny Rolling, el destripador de Gainesville, Florida. Williamson era un aspirante en el mundillo y redactó su tratamiento justo al mismo tiempo que el de otra futura película suya, Secuestrando a la  Srta. Tingle. El relato que hoy nos ocupa fue largo de desarrollar, pues partía de noticias de sucesos reales y de un incidente personal de allanamiento por parte de intrusos que experimentó el autor en su domicilio, con desconocidos entrando por una ventana abierta.

La versión primitiva de Scary Movie mostraba a  lo largo de 18 páginas a una joven sola en su casa  y que primero se ve acosada desde su teléfono para luego ser  atacada por un asesino enmascarado. Ambas historias estaban plagadas de suspense  y para poder pulirlas, Williamson se recluyó en su nueva residencia en Palm Springs, centrándose  con más ahínco en Scary Movie, esperando con ello una rápida  venta para sus necesidades económicas personales. En su texto se plasmaron sus referencias por el tan apreciado gusto que ha tenido por el terror, ya no sólo por Halloween o  Viernes 13, sino también por Pesadilla en Elm Street, Llama un extrañoProm Night, esta última más evidente en las llamadas de  terror.

Tras la compra del guion por parte de Miramax, Williamson tuvo que quitar gran cantidad del contenido más sangriento de la trama, sobre todo descripciones gráficas de  órganos internos  de víctimas destripadas rodando a las piernas de aquellos o aquellas. El jefe de Dimension,  Bob Weinstein, se percató mientras revisaba  el guion que  había como treinta páginas, unos treinta minutos de película, sin un solo asesinato, por lo que le pidió a Williamson que otro personaje tuviera que ser aniquilado. Varios estudios importantes se pelearon por producirlo, incluyendo Paramount, Universal y Morgan Creek.

La pareja de productores Konrad y Woods lo leyeron y vieron que era justo el tipo de material que los Weinstein financiarían, si bien también hubo un intento de adquisición del guion por parte de Oliver Stone para Cinergi Pictures. Williamson aceptó la oferta de Dimension, abierta a secuelas, mínimo dos más una tercera opcional según resultados en taquilla. Craven estaba por entonces tratando de hacer una nueva versión de La casa encantada de Shirley Jackson que ya dirigió Robert Wise. Su experiencia combinando comedia y terror le convertían en el idóneo candidato a dirigir, pero el cineasta quería apartarse del género dado que percibía un preocupante aumento de misoginia en el mismo.


                                     
Otros nombres que sonaron para ponerse tras las cámaras fueron los de Robert Rodriguez, Danny Boyle, George Romero o Sam Raimi. Con el proyecto del remake cancelado, Craven tomó las riendas y le propuso a Barrymore aparecer brevemente. Fue entonces cuando los Weinstein cambiaron el nombre de  Scary Movie a Scream inspirados por la canción de Michael Jackson en la que se relata su experiencia con el caso de su presunto abuso de menores y que cantó junto a su hermana Janet. Bob consideró inapropiado el título original  pues la película tiene elementos de terror y violencia combinados con sátira y  comedia.

El preestreno confirmó  que todas las decisiones tomadas fueron correctas y prácticamente Craven iniciaba así el comienzo de una larga unión  con Miramax para desarrollar la saga de Scream, en la cual incluyó a su socia productora Marianne Maddalena. Para los personajes, se decidió romper con la dinámica de reclutar artistas desconocidos e ir por interpretes famosos, algo que en un género de presupuestos modestos conlleva riesgos por el hecho de tener a bordo  nombres ilustres y que luego vengan las reacciones negativas. Drew por ejemplo pertenece al clan Barrymore, siendo nieta  del legendario actor John Barrymore, muy conocido en los primeros años del cine.

La primera víctima en la cinta ya venía de apuntar maneras desde niña con su aparición en E.T. El extraterrestre, y por su inusitado interés tuvo la posibilidad de encarnar a Sidney, papel para el que también aspiraron Alicia Witt, Brittany Murphy o incluso Reese Witherspoon. Craven había visto actuar a Campbell en  TV en la serie Cinco en familia, por lo que se decidió finalmente por ella para encabezar el reparto, aunque esta no estaba por la labor de seguir haciendo terror tras participar en Jóvenes y brujas, si bien ahora sería una chica inocente pero que realmente sabría manejarse ella sola física y emocionalmente. Fue además el primer papel principal para Campbell en un largometraje, quizás el papel de su vida.

Para la reportera de noticias, Gale, se buscaba una cara conocida y por eso el estudio le hizo la prueba a  actrices como Brooke Shields  y Janeane Garofalo. Cox, que en aquel momento protagonizaba Friends, se ofreció para dar vida a lo opuesto de su personaje en la sitcom, la simpática  Monica Geller, en esta ocasión una auténtica bruja  que con insistencia se llevó el gato al agua. Melinda Clarke y  Rebecca  Gayheart se presentaron al papel de Tatum  antes de que se lo llevase McGowan, quien le dio ese toque cínico al personaje. Con un reparto femenino tan solido, el público femenino estaría más que asegurado, con la aspirante Gayheart descartada por ahora pero que se subiría al barco en la secuela.

Justin Whalin  estuvo a punto de ser el novio de Sidney, Billy Loomis, papel que acabo siendo para Ulrich, que entonces guardaba un asombroso parecido con  un joven Johnny Depp en su debut en  la Pesadilla original, donde fue una de las víctimas de Elm Street. Arquette pudo ser Loomis antes, pero se conformó con dar vida a  Dewey, el clásico macizo cachas, aunque el físico del actor estaba lejos de aparentar ser un machote musculado. A Lillard lo reclutaron como Stu , el amigo sádico de Billy, y eso que solo fue a acompañar a su novia para las pruebas. El papel de Randy fue para  Kennedy, quien se lo ganó a Breckin Meyer. Roger Jackson fue elegido para poner la siniestra voz de Cara de Fantasma en la versión original ( eso en el doblaje español no se aprecia). La mítica Linda Blair  hace una pequeña aparición  como reportera de TV en el exterior de la escuela.


                                              
El rodaje de la escena que transcurre en la casa de Macher, que equivalen a los últimos 40 minutos de la película, tuvo lugar durante  21 noches. En lugar de un sitio económico como Vancouver, se buscaron otras localizaciones como  Carolina del Norte o  California, siendo la elegida la segunda, con el condado de Sonoma como escenario y ciudades que incluían Santa Rosa, Healdsburg y  Bahía Tomales. La casa del personaje de Barrymore, al sudeste  de una carretera montañosa  de la zona, estaba en frente de donde se rodó Cujo, mientras que la de Sidney estaba en Calistoga, al norte de Santa Rosa, y la de Tatum  en una avenida cercana a las casas que salían en Polyanna y La sombra de una duda. El instituto al que acuden los jóvenes es el auténtico de  Santa Rosa, escenario de otras tantas producciones de Hollywood.

Hubo bastante polémica con el uso de este último edificio por parte de padres y tutores al relacionar la trama de la cinta con  el reciente homicidio de una alumna que estudiaba allí, la pequeña Polly Klaas,  quien perdió la vida en  1993, cuatro años antes del rodaje. Toda la comunidad cuestionó al equipo de Craven y  protestaron por los derechos de la película en torno a la vulneración de la  primera enmienda a la constitución estadounidense. La mayoría de efectos especiales fueron diseñados por  el equipo formado por Howard Berger, Robert Kurtzman y  Gregory Nicotero, quienes crearon  moldeos para la máscara del asesino Cara de Fantasma así como miles de litros de sangre artificial.

Para evitar llevarse la calificación  de no recomendada a menores de 17, Craven tuvo que hacer muchos cambios  y así al menos permitir que la viesen acompañados  de un adulto responsable, aunque sinceramente esta no es de las películas que pondrías a tus hijos en una edad en la que aún pueden resultar influenciables, la adolescencia. Beltrami compuso la música en el que fue su primer encargo y creó para la saga entera el reconocible y aterrador tema llamado  El lamento de Sidney, con el que se identifica al personaje principal. Lo curioso es que el compositor tomó este encargo como si de otro género se tratase, en este caso un  western, por lo que usó sus influencias  de la obra de Ennio Morricone, de ahí que el tema para Dewey suene muy a  viejo Oeste. El resto de canciones de diversos grupos casan más con el estilo MTV de aquellos años.

Lo que más aprecio de esta película es ese  laborioso giro que da con respecto a los slashers con adolescentes  de los 80  y sus secuelas sin fuelle y sin aparente final. Scream es una historia valiente  y provocadora entre las películas de terror, inquietante y macabra, evitando todo sentido del morbo sangriento, a la par que divertida y dinámica. Los sustos están insertados con gran inteligencia, lo cual se lo debemos al intrincado e ingenioso guion de Williamson, que mezcla sarcasmo  y auto parodia. Sin duda un trabajo muy en sintonía con el previo que firmó Craven, la auto reflexiva  La nueva pesadilla, donde el reparto también era consciente de que lo que estaba ocurriendo imitaba los hechos de una película de terror, de ahí todas las bromas internas.

                                
Ya para acabar, comentar que dentro de la polémica que rodea a esta saga existen numerosos crímenes de imitación en los que ciertos elementos, por no decir tarados, se han enfundado la máscara de Cara de Fantasma y han abusado físicamente de otras personas, llegando incluso a culpar a la magia negra de estos actos de imbecilidad total, que por ejemplo en EEUU se elevaron a raíz de  la masacre de la escuela secundaria de Columbine. En lo meramente ficticio, el legado de  Scream  se puede comparar al de las figuras de  Freddy Krueger  y de Jason Voorhes , iconos del terror, así como al lanzamiento de producciones similares posteriores,  Sé lo que hicisteis  el último verano, Leyenda urbana, o las secuelas  de otras sagas establecidas, Halloween H20 y La novia de Chucky.

                                             

                                         Puntuación: 7

                                          

                                                        


                                                  







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