Operación Trueno (1965)
El Bond más fantástico que ha habido.
La
cuarta entrega de cine de espionaje y una de mis películas favoritas de James
Bond, con Sean Connery como el agente
ficticio del servicio de inteligencia secreto, el MI6. Como todos los 007, esta
fue una adaptación de la novela del
mismo título escrita por Ian Fleming, dirigida por Terence Young. La trama
sigue de cerca a Bond en su misión por
hallar dos bombas atómicas
de la OTAN robadas
por SPECTRA, quien pide como rescate a los lideres mundiales unos cien millones de libras en diamantes
a cambio de no destruir ninguna gran ciudad de manera aleatoria ya sea en Inglaterra o en los Estados Unidos
(luego se revelaría que se trataba de
Miami).
La
búsqueda conduce a Bond hasta las Bahamas, donde se encuentra con Emilio Largo
(Adolfo Celi, doblado por Robert Rietti),
jugador de cartas con un parche en el ojo y
Número Dos de SPECTRA. Apoyado por el agente de la CIA Felix Leiter (Rik
Van Nutter) y por la novia de Largo,
Domino Derval (Claudine Auger, doblada
por Nikki van der Zyl), la búsqueda de Bond culmina en una batalla subacuática contra los secuaces de Largo. Esta película
tuvo una compleja producción, con hasta cuatro segundas unidades diferentes y una cuarta parte del largometraje consistente
en escenas submarinas, así como la
primera estrenada en pantalla ancha, sistema Panavision, y con una duración
total de dos horas. Siempre ha estado asociada a una disputa legal desde
principios de los 60 entre un antiguo colaborador de Fleming.
Este
no era otro que Kevin McClory, quien le demandó
justo después de publicar la novela, alegando que se basó en un guion que ambos
habían escrito en una fallida
traslación cinematográfica de James
Bond. Este caso fue llevado a los tribunales por los productores de la saga,
Albert Broccoli y Harry Saltzman, temiendo que el demandante sacara una
película competidora, por lo que permitieron a McClory que retuviese ciertos derechos de imagen de la trama y argumento de la novela, así
como los personajes. Así, este figuró
como productor de la película,
con Broccoli y Saltzman como productores ejecutivos. John Stears ganaría
además el Oscar a los mejores efectos visuales.
Como
sus predecesoras, fue todo un éxito económico
y también de crítica y público al ser una entrega nueva del personaje,
aunque lo que menos me gusta de ella son las
repetitivas y monótonas escenas de acción acuática y su prolongada duración. Años más tarde, en
los ochenta, Warner Bros estrenaría una
segunda adaptación cinematográfica de la
novela bajo el título Nunca digas nunca
jamás, con McClory como productor ejecutivo. James Bond, el agente 007 del
MI6, asiste al funeral del número 6 de
SPECTRA, quien en realidad no estaba muerto y encima se enfrenta con 007,
aunque Bond acaba matándolo, para luego escapar gracias a una mochila
propulsora y a su Aston Martin DB5.
Bond
es enviado por M (Bernard Lee) a la
clínica Shrublands para mejorar su salud
y donde una chica le da un masaje. Allí observa a un tipo sospechoso con un tatuaje criminal y que acaba de
hacerse la cirugía plástica, el cual
trata de matar a Bond con una tracción ortopédica. Después da con un piloto francés de la OTAN muerto que iba a volar a bordo de un Avro Vulcan en
el cual transportaba dos armas nucleares para una misión de entrenamiento. Su
sustituto luego es asesinado por Largo,
el nº 2 de SPECTRA, debido a una discusión sobre un aumento de sueldo. Otro
agente que persigue a 007 ve como su coche se sale de la carretera y es
destruido por una colega de la organización debido a su fracaso al intentar
matar a Bond.
La
hermana del piloto muerto, Domino, se encuentra en Nasáu, por lo que Bond le
pide a M que le envíe allí, enterándose
de que la señorita Derval es la amante de Largo. Bond tiene un encuentro con
Leiter y con Q (Desmond Llewelyn), quienes le dan una serie de artefactos que incluyen un contador Geiger. Más tarde es perseguido a lo
largo de una celebración de Junkanoo, una especie de carnaval bahameño y tras
eso, se hace pasar por uno de los secuaces de Largo para desenmascarar el plan del tuerto de destruir Miami Beach.
Bond acaba siendo descubierto y
rescatado por Leiter, que ordena a los SEAL
que aterricen en la zona. Largo escapa en su barco, que lleva en su
bodega una de las bombas y en la proa un hidroala.
La
polémica con la novela tras ser
escrita viene a raíz de los derechos de
autor y cuya cronología se resume así:
McClory visitó en enero de 1960 a
Fleming en la casa de este en Jamaica,
la finca Goldeneye, donde el creador
de 007 le explicó su intención de enviar
el guion a MCA, con una recomendación personal para que su invitado figurase
como productor. A raíz de leer el manuscrito y ver como le había plagiado,
empezó el litigio con la justicia, donde se puso de manifiesto como cambió
numerosos elementos, en este caso la Cosa Nostra por SPECTRA. De haber sido la
primera película de James Bond, Fleming y McClory hubieran compartido juntos los beneficios
comerciales del personaje y por tanto nunca hubiese visto la luz la segunda
versión, Nunca digas nunca jamás.
Broccoli
quería para la parte de Domino Derval a
Julie Christie tras gustarle su interpretación en Billy el embustero, pero
luego cambió de idea y se decantó por Raquel Welch tras verla en la portada de
una revista, aunque esta ya había sido contratada por Richard Zanuck para protagonizar en la
Fox Viaje alucinante. Faye Dunaway
también se quedó a las puertas de ser chica Bond, como pasó con la Miss Italia Maria Grazia Buccella, con Yvonne Monlaur, la musa de la productora Hammer, e incluso con Gloria Paul. Tuvo que ser una Miss Francia, Auger, quien
luego repetiría a las ordenes de Young en La
verdadera historia de Eddie Chapman.
La secundaria Luciana Paluzzi también aspiró al rol de Domino, pero se conformó
con hacer de asesina y mujer fatal al servicio de SPECTRA.
Guy
Hamilton fue invitado a dirigir, pero se encontraba personalmente poco
inspirado tras Goldfinger, la anterior entrega de James Bond. Young ya llevaba dos
cintas de 007 a sus espaldas, siendo el que debutó al agente en Dr No y el que continuó la racha en Desde Rusia con amor. Se rodó en Dreux, Francia, pero sobre todo en la nación
caribeña y también en los estudios Pinewood y en el circuito de Silverstone.
Nasáu y la isla Paradise, ambas en el archipiélago bahameño, fueron los
escenarios centrales de esta aventura. Huntington Hartford, un empresario americano dueño de la
segunda, dio su visto bueno para rodar en su propiedad y por eso el equipo se
lo agradeció.
La
escena subacuática más difícil de rodar fue aquella en la que los buzos de
SPECTRA sustraen las bombas atómicas del fondo marino. Tampoco resultó fácil
para Connery la secuencia de la piscina con escualos en la mansión de Largo, pues estos pudieron
comerse vivo al actor. Stears trajo algunos pensando que estaban muertos y que
luego animaría visualmente, pero se dio cuenta de su error al ver que se
reanimaban en la piscina. La definitiva batalla
bajo el mar fue coreografiado por
un experto de Hollywood en esta materia,
Ricou Browning, quien había trabajado en La
mujer y el monstruo y el material de buceo fue suplido por la empresa de
artículos deportivos Voit como parte de la publicidad por emplazamiento
para productos licenciados.
El
teniente coronel Charles Russhon, de la fuerza aérea de los EEUU en Fort Knox,
volvió por tercera vez a colaborar en la saga para asesorar en materia de
recreación militar. Connery por su parte se veía constantemente acosado por la prensa,
ya que por entonces acababa de casarse
con la célebre actriz australiana Diane Cilento, así que se negó a hacer
declaraciones a los medios trasladados hasta Nasáu, con la excepción de una
entrevista concedida a Playboy, rechazando aparecer en un especial sobre la
saga que emitió la NBC. Según Peter Hunt, futuro director de la franquicia, la
producción sufrió varios retrasos debido a que él solo tuvo que montar la
película entera a punto para su estreno.
De
los vehículos de James Bond , Stears modificó
el DB5 con un cañón lanza
agua diseñado por Bell Aircraft Corporation,
quienes también fabricaron la mochila propulsora que luego se probó fuera de la
película en el descanso de la primera edición de la Superbowl. Bond también llevaba un fusil de pesca
submarina junto a un vehículo de propulsión para buceo, por lo que
el espía añadió buzo a su hoja de servicios, equipado con escafandra autónoma.
Eso sí, para no arriesgar más la vida de Connery, el especialista y doble de
este, Bob Simmons, le sustituyó en
algunas escenas rodadas dentro de Pinewood. La casa Christie´s subastó hace tres años el Breitling que llevó Connery en la película por 100.000
libras.
La
banda sonora de Operación Trueno
sufrió un cambio de título en el tema principal pero volvió a ser compuesta por
John Barry, tercera colaboración tras Desde
Rusia con amor y Goldfinger, con
la letra otra vez escrita por Leslie
Bricusse y en principio pensado para ser interpretado por las
cantantes Shirley Bassey o Dionne
Warwick, pero Broccoli y Saltzman recurrieron a Don Black para hacer una nueva letra y esta vez sí,
cantada por Tom Jones, en detrimento del otro candidato, Johnny Cash. Antes de
007, las salas de cine eran lugares aburridos, y no es solo que Connery parezca aquí
mucho más demacrado y menos
heroico que en anteriores entregas, sino que ya se esforzaba menos en establecerse como un sofisticado caballero
a pesar de seguir conservando su encanto.
Puntuación: 7
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