El tren de las 3:10 (2008).

                     El tiempo aguarda   a un hombre


                                     
Western  dirigido por James Mangold  y producido por  Cathy Konrad que cuenta con un reparto de lujo encabezado por Russell Crowe  y Christian Bale, acompañados por Peter Fonda y  Ben Foster . Es una adaptación  de la película del mismo título de 1957, siendo por tanto la  segunda versión  que adapta  el relato breve de  Elmore Leonard  de igual nombre y que tiene lugar en varias zonas de  Nuevo México. Dan Evans (Bale) es un  empobrecido y tullido ganadero  y veterano de la  guerra de secesión.

A la mañana siguiente, mientras Evans y sus dos hijos  llevan a pastar a la manada, se tropiezan con el despiadado forajido  Ben Wade (Crowe) y su banda, quienes usan el ganado de  Evans para bloquear  el camino  y asaltar  una diligencia armada  custodiada por agentes  de la agencia nacional de detectives Pinkerton. Wade viaja con sus hombres  hasta el pueblo de  Bisbee (Arizona) para celebrar el robo tomando unos tragos en la taberna local  y de paso repartir el motín. Desde la granja de Evans,  el veterano agente  Byron McElroy (Fonda) organiza  un vagón señuelo para distraer a la banda de Wade, ahora liderada por  Charlie Prince (Foster), la fiel mano derecha  de Ben.

El auténtico  transporte de prisioneros  traza una ruta hasta  la ciudad de Contention, en la zona minera de Arizona, donde Wade  será enviado  al tren de las 3 y 10 de la tarde  con destino a  la prisión territorial de Yuma.  Mientras toma un atajo  a través de un cañón,  el grupo  es atacado por  los apaches, y Wade  se encarga de matarlos  mientras escapa  a un campo de trabajos forzosos de  culís,  inmigrantes chinos, donde el capataz lo captura al distinguirlo entre los esclavos.  El grupo llega  hasta Contention  horas antes de que el tren  llegue a tiempo  y allí se hospedan en una posada, uniéndose a ellos  numerosos  mariscales locales.

Columbia anunció en junio de  2003 negociaciones  con Mangold para  que se encargase de hacer un remake  del western clásico  que dirigiera  Delmer  Daves con Glenn Ford y Van Heflin, esta vez a partir de una adaptación de  Derek Haas.  En febrero de 2006, Tom Cruise expresó su interés  de encarnar al villano de la película, con  Eric Bana  como candidato a un papel sin especificar. En verano de ese año el proyecto quedó aparcado  hasta que lo adquirió  Relativity y tanto  Crowe como Bale firmaron para protagonizarlo, con Lionsgate como distribuidora. Fonda y Foster se subieron al proyecto poco después.

En los primeros días de rodaje, uno de los caballos usados tuvo un accidente grave  y tuvieron que darle la eutanasia al quedar inservible para filmar, con lo que esta vez se incumplió la norma de  que ningún animal fuese herido durante la realización de la película. Las zonas de Nuevo México que aparecen son  Santa Fe,  Abiquiú y Galisteo, esta última haciendo las veces de  Contention, ya que la auténtica es hoy un poblado fantasma. Esta cinta supuso una de muchas que relanzaron el género del viejo Oeste en los cines junto a otros contemporáneos como  El asesinato de Jesse James  por el cobarde  Robert Ford o  No es país para viejos.


                                  
Esta nueva versión mejora a la original  en parte gracias a las magníficas interpretaciones de  Crowe y Bale, así como a la acertada dirección de Mangold. Su trama deja ver más la corrupción moral de la codicia de sus personajes que la del 57  y más que un remake la llamaría una resurrección   tanto de su historia como del género. Fonda y Foster también están memorables  y por todo el elenco valió la pena rehacer este título. Ahora es más dinámico, cínico y brutal que cuando fue concebido por primera vez, pues si Fonda lo lleva en la sangre, Crowe es  todo un genio de la interpretación.

Mangold  conjuga en este, su mejor trabajo hasta la fecha,  el revisionismo salvaje del western que  rescató  la serie televisiva Deadwood, tomando también como referencia el universo particular de  Clint Eastwood, sobre todo  Sin perdón,  y como no,  Solo ante el peligro.  Su realismo hace tan creíble la trama como sólo lo conseguía  John Ford, añadiendo  la tensión  de otro genio moderno como es  Quentin Tarantino.  Crowe da la réplica perfecta a su predecesor, un Glenn Ford  carismático, tomando también esa crueldad de la que hacía gala en sus papeles  Robert Mitchum.


                                                       
La máxima que aplicó Alfred Hitchcock al suspense por tanto se aplica al western; contra más poderoso sea el malo, mejor será la película, y por esa regla, esta cinta es excelente. Bale por su parte aún tenía presente su interpretación  como prisionero de guerra a las órdenes de  Werner Herzog en Rescate al amanecer, pero supo adaptarse al género y darnos un personaje en la línea de los westerns de  Anthony Mann.

Puntuación: 7,5

                                                  



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