Ghostland (2018)
Pesadilla en el infierno
Terror escrito y dirigido por el francés Pascal Laugier, quien trae un relato repleto de muñecas sangrientas. La película comienza con una mujer que hereda la casa de su difunta tía a la que se muda con sus hijas. Durante la primera noche allí una banda de asesinos irrumpe y los acontecimientos cambian las vidas de la familia para siempre. Dieciséis años después, una de las hijas que ahora es adulta regresa a la casa para visitar a su madre y a la hermana. Como ya sabrán los lectores habituales, el cine francés suele ganar en calidad en festivales cuando se tratan de filmes de género fantástico, contando aquí con un reparto encabezado por Crystal Reed, Taylor Hickson y Mylène Farmer.
Una mujer llamada Pauline viaja con sus hijas adolescentes Beth y Vera a la apartada casa de su recientemente fallecida tía Clarissa tras heredarla en su testamento. Beth lee un artículo sobre una serie de violaciones a propiedades ajenas donde los padres son asesinados pero a las hijas se les perdona la vida. Sin ser conocido por la familia, son acechados por alguien conduciendo un camión de dulces. Poco después de que la mujer se asiente en la casa, un hombre grande y mentalmente discapacitado irrumpe y ataca a Pauline. Este arrastra a Beth y Vera al sótano cuando entra una mujer extraña. Cuando Beth pregunta que quieren, la mujer responde sólo queremos jugar con muñecas. El hombre ataca a las niñas y viola a Vera.
Pauline se recupera y contraataca para salvar a sus hijas, mientras Beth observa reticente a actuar, apuñalando tanto al hombre como a la mujer. Dieciséis años después, Beth es ahora una exitosa autora de terror que vive en Chicago con su marido y el hijo de ambos. Esta aparece en un programa de entrevistas para promocionar su nueva novela Incidente en Ghostland, basada en su experiencia aquella noche. Recibe una frenética llamada telefónica de su hermana que ha sufrido delirios desde aquel trauma, rogándole que regrese a casa donde ella aún vive con su madre. Cuando Beth llega, Pauline explica que Vera sigue sin poder pasar página al continuar reviviendo esa noche sin parar.
En la casa, Beth tiene extrañas experiencias y Vera afirma que sus atormentadores aún están tratando de cogerlas. Beth halla a Vera encadenada y maquillada para que parezca una muñeca. Cuando ve a Vera agitándose como si fuera atacada por un fantasma, Pauline llama a una ambulancia y le dice a Beth que no oiga a Vera. La protagonista se queda dormida esperando a su madre y termina siendo capturada por la mujer del camión de los dulces. Cuando se recupera descubre que tiene cardenales por toda su cara golpeada y también descubre que Vera ha sido igualmente agredida en el sótano y que la culpa por las heridas. Vera suplica a su hermana a que se enfrente a la verdad y finalmente Beth vuelve a recordar aquello, revelándose que la mujer del camión de los dulces realmente mató a su madre.
Beth se separa de su imaginada madurez para percatarse de que el hombre gordo y la mujer del camión de los dulces aún la retienen a ella y a Vera como prisioneras de adolescentes en casa de Clarissa. La mujer del camión de los dulces lleva a Beth arriba y la viste como una muñeca, dejándola en una habitación llena de otras muñecas. El hombre gordo entra para empezar a torturar y abusar sexualmente de todas y cuando va a por Beth, esta huye tras tomar represalias. Libera a su hermana y las dos escapan de la casa, llegando hasta la carretera en donde las ayudan dos policías estatales, a quienes informan del incidente para que envíen refuerzos. Sin embargo, ambos son acribillados a balazos por la mujer del camión de los dulces, quien captura de nuevo a las chicas.
Beth regresa de nuevo mentalmente a su fantasía de madurez. En un cóctel, conoce a su ídolo, HP Lovecraft, quien le dice que su novela es una obra maestra. Beth ve a su hermana gritando y pidiendo ayuda y decide regresar para rescatar a Vera. De vuelta a la realidad, escapa del hombre gordo e inicia una violenta lucha con la mujer del camión de los dulces. Otro policía estatal llega a tiempo para matar de un disparo a ambos antagonistas y después de que vengan las autoridades, Beth tiene una visión de su madre saludándoles desde la casa mientras las hermanas son llevadas al hospital. Mira su máquina de escribir antigua que arrojó por la ventana mientras trataba de escapar y le dice al paramédico que le gusta escribir historias.
La actriz que encarna a la joven Vera, Hickson, demandó a los productores por una herida que le desfiguró la cara. Ghostland de Laugier triunfó en el prestigioso festival de Gerardmer antes de poder ser distribuida mundialmente pese al ya citado incidente. Puede que satisfaga a los aficionados al terror que busquen algo similar a una patada desagradable en su cuerpo, pero es narrativamente una historia con demasiados fallos y decididamente no apta para quisquillosos, ya que es una alarmante y efectiva crítica del porno de tortura misógino actual.
Puntuación: 6
Comentarios
Publicar un comentario