Jungle Cruise (2021)
Película de aventuras de género fantástico dirigida por Jaume Collet-Serra a partir de un guion de Glenn Ficarra, John Requa y Michael Green, basada en una creación original de Walt Disney, una atracción de sus parques. Producida por su estudio, la protagonizan Dwayne Johnson, Emily Blunt, Edgar Ramírez, Jack Whitehall, Jesse Plemons y Paul Giamatti. Cuenta una historia alternativa del capitán de una pequeña barca que lleva a una científica y a su hermano por la jungla en busca del árbol de la vida mientras compite contra una expedición alemana y unos conquistadores malditos. La música es de James Newton Howard.
Retrasada por culpa de la pandemia de COVID 19, esta me la tuve que saltar de los cines y verla ya directamente en Disney+, sin tener que pagar por anticipado. La química entre la pareja protagonista es lo mejor de la peli, se nota que se lo han pasado en grande rodando juntos y eso beneficia la trama y como espectador se agradece. No es extraño que ya se hable de secuela con ambos de nuevo.
En 1556, Don Lope de Aguirre lidera a otros conquistadores del Imperio español hasta Sudamérica para buscar las Lágrimas de Cristal, o de la Luna, pétalos de un árbol mítico, para traerlos al viejo mundo, porque sus flores curan enfermedades, sanan heridas, rompen maldiciones y podrían salvar a su hija, que está muy débil. Después de que muchos conquistadores mueran, la tribu Puka Michuna cura a los supervivientes con las flores del Árbol, pero el jefe tribal rechaza revelar su localización, así que Aguirre le apuñala y quema el pueblo. El jefe moribundo maldice a los conquistadores, haciéndolos inmortales e incapaces de apartar la vista del río Amazonas sin ser arrastrados de vuelta por la propia jungla.
En el Londres de 1916, McGregor Houghton presenta la investigación de las Lagrimas de la Luna de su hermana, la doctora Lily, a la Royal Society, que prohíbe a las mujeres ser miembros. Los Houghton esperan revolucionar tanto la medicina como ayudar a Reino Unido en la primera guerra mundial. Piden acceso a un artefacto recientemente adquirido parecido a una punta de flecha que Lily cree que puede localizar el Árbol de las Lagrimas de la Luna, pero se lo niegan. Lily roba el artefacto, evitando por poco a Joaquín de Prusia, quien intenta igualmente hallar el árbol para sí y para el Imperio Alemán.
Tras llegar al Brasil de la Primera República, Lily y McGregor contratan al capitán Frank Wolff para guiarlos por el Amazonas. Frank, quien ofrece cruceros por la jungla adornados con peligros fingidos, inicialmente los rechaza, citando el peligroso río y la jungla, pero lo reconsidera al ver la punta de flecha. El trío parte tras escapar de Joaquín y su submarino alemán.
Lily descubre la búsqueda de las Lagrimas de la Luna de Frank, pero este insiste en que paró de buscar hace tiempo. Son capturados por antropófagos que son realmente la tribu Puka Michuna que trabajan para Frank como parte de su planeada aventura en crucero por la jungla. Indignada, Lily desconfía de Frank y parte para hallar el árbol por sí misma. La jefa tribal, Sam la vendedora, traduce los símbolos en la punta de flecha, revelando la localización del árbol y que sólo florece bajo un eclipse lunar.
Mientras, Joaquín localiza a los conquistadores petrificados dentro de una cueva y parcialmente los revive con agua del Amazonas. Aguirre acepta darle a Joaquín la punta de flecha a cambio de levantar la maldición cuando halle las flores. Joaquín desvía agua del río para inundar la cueva y reanimar a Aguirre y sus conquistadores, infundiéndoles con elementos de bosque pluvial. Los conquistadores atacan a la tribu y Aguirre apuñala a Frank en el corazón . Lily huye con el artefacto perseguida por los conquistadores, pero las enredaderas de la jungla los tiran de vuelta al río, evitando su captura.
Para asombro de los Houghton, un Frank vivo pronto reaparece. Este revela que él también es un conquistador maldito que ayudó a buscar el árbol para salvar a la hija de Aguirre, pero que se unió a la tribu contra la brutalidad de este. Tras años de lucha infinita, Frank atrapó a sus vengativos camaradas en la cueva lejos del río, petrificándolos. Fracasando en encontrar el árbol, Frank permaneció pegado al río, convirtiéndose en guía turístico y construyendo una aldea.
Lily y Frank viajan a la Luna Rota, el lugar donde crece el árbol, una cascada donde descubren un templo sumergido que contiene el árbol. Mientras, Joaquín ha capturado a McGregor y le obliga a revelar la localización de Lily. Frank, los Houghton, los alemanes y los conquistadores se juntan todos en el árbol.
Descubriendo que la punta de flecha es un relicario que contiene una gema roja, Lily inserta las dos piezas en esculturas en la corteza; el árbol florece brevemente bajo el eclipse lunar. Cuando se desata una pelea, Lily recupera una flor, los soldados alemanes se ahogan, Joaquín es aplastado por una roca caída y Frank estrella su barco contra el templo para bloquear el río, petrificándose él y al resto de los conquistadores para salvar a Lily. Dándose cuenta de sus verdaderos sentimientos por Frank, Lily sacrifica la flor para levantar la maldición y restaurar su mortalidad, por lo que Frank decide dejar el Amazonas para estar con ella. El último rayo de luna hace brotar una única flor, de la que Lily se lleva un pétalo para investigar en Londres. Regresando al puerto del pueblo, Frank vende su negocio.
Volviendo a Gran Bretaña, Lily se convierte en catedrática en la universidad de Cambridge y envía a McGregor en su nombre para rechazar una invitación para unirse a la Royal Society. Lily y Frank van a explorar Londres juntos mientras ella le enseña como conducir un coche.
El barco de Frank se llama La Quilla, y como estaba tan obsesionado con hallar el árbol, le puso ese nombre por su parecido al de la diosa lunar inca. Era una pista sobre su verdadera identidad y su obsesión por intentar dar con las Lagrimas de la Luna. Todo después de que Lily le mostrase la punta de flecha, ocultándole que era un conquistador español muerto desde hacía siglos. Para más señas, tiene Frank un jaguar como mascota llamada Próxima, y claro, como inmortal, debe ser uno de muchos felinos en cientos de años que ha domado en la jungla. Su búsqueda además es noble, pues no quiere aprovecharse del árbol, sino acabar con la maldición para descansar en paz. Al venerar a la Madre Quilla, esto queda más claro al revelarse su secreto y no es como Joaquín, el prusiano que quiere el árbol para ganar la guerra. Frank no es lo que parece y el marino bromista es más profundo que el Amazonas.
Jungle Cruise es un viaje emocionante e inesperado que reparte mucho encanto, cortesía de Johnson y Blunt. Un detalle que me llamó la atención fue que, quizás por añadir morbo, metieron en la trama al personaje de McGregor como un homosexual reconocido públicamente pero sin decir que lo era. Esto siempre da debate, se quiera o no discutirlo, porque al fin y al cabo Whitehall es un secundario y cuando se lo cuenta al protagonista este lo oye sin mayor sorpresa, porque tampoco aporta gran cosa a la trama, es algo que sólo recibe atención por parte de los medios de comunicación digitales tan hipócritas que hay en EEUU. Otra cuestión es la breve aparición de Sam la vendedora, un personaje un tanto diferente del que aparecía en la atracción de los parques, pues criticaron a Disney recientemente porque era una representación racista de los indígenas, y es que hay que tener en cuenta que se concibió en una sociedad tan diferente de la actual como la de los años 50.
En lo que respecta al personaje de Whitehall, yo lo veo más como el clásico estirado británico que se ve fuera de su entorno en una aventura típica de Disney. Los secundarios son tan característicos que por ejemplo, el alemán que interpreta Plemons, debería tener su propia película, porque vamos a ver, habla con abejas, ahí es nada, ya se sabe que son efectos visuales muy caros, pero eso en otra historia similar la gente pagaría por verlo. Esos lugares tan exóticos como La Luna Rota, el propio río, deben explotarse en varias entregas de una posible franquicia, como la idea de que a Giamatti le dejen tener otras mascotas que no sean aves, tal vez un mono que le encienda puros con un mechero, pero como ahora el tabaco está mal visto en pantalla, pues que siga teniendo pájaros, si va a ser por detalles.
Para Disney, Jungle Cruise siempre ha sido una atracción polémica, y adaptarla a la gran pantalla se hizo esperar, sobre todo para representar a los indígenas sin controversia, contratando por ejemplo a interpretes mexicanos. Y es que Sam la vendedora es aquí encarnada por Verónica Falcón, una conocida actriz azteca. Gracias al montaje, los sonidos y las vistas de la atracción aquí se han reproducido fielmente, dan ese toque de misterio de la original con ayuda del ordenador. Volviendo a la química mostrada por la pareja principal, si esto no fuera una producción del estudio del ratón, hubiéramos visto chistes más verdes y vulgares, así como situaciones más desmañadas entre Johnson y Blunt. Cuando el proyecto estuvo en desarrollo, la pareja principal iba a estar formada por Tom Hanks y Tim Allen, con posible dirección de Patty Jenkins.
Collet-Serra aceptó finalmente el encargo con Johnson y Blunt de estrellas tras rechazar dirigir la secuela de Escuadrón suicida. Rodada en Hawái, al reparto se incorporó después Whitehall, que es un cómico británico y que, por si no lo he dicho, interpreta a un personaje abiertamente homosexual, algo con lo que Disney quiere dar imagen de progresismo entre el público, aunque luego le critiquen por ello dado que no es por compromiso, sino por publicidad o por guardar las apariencias. Ramírez y Plemons por su parte son los villanos de la función, Giamatti es como un rival pero sin maldad, y por si fuera poco, aunque teniendo en cuenta el origen del director, tenemos a dos españoles a bordo, Quim Gutiérrez y, nada menos que a Dani Rovira, como villanos también. Ya se ha dicho que Falcón es Sam la vendedora, siendo esta actriz conocida por haber participado en la temporada final de Ozark.
Una gran aventura al estilo Disney requiere no solo un gran reparto, sino también diseñar el plató como si fuera un lugar real. Por eso la isla hawaiana ofrece un mundo de posibilidades para recrear la conocida atracción, contando con una fotografía que emplea colores muy nostálgicos, todo ello para reflejar la evolución de algo estable y falso a un largometraje dinámico. Dentro del equipo de rodaje, Paco Delgado fue el diseñador español que creó el vestuario de la película, habiendo trabajado en su momento para Almodóvar. Todo rememora una época del cine ya pasada, más valiente que la actual, donde los cámaras tenían que mojarse en ríos y mares. Aquí es la pareja Johnson-Blunt la que tuvo que aguantar la respiración en un tanque de agua para una toma submarina arriesgada y así sobrellevar retrasos y tomas adicionales con humor, ganas y optimismo.
Buena parte de los efectos visuales se usaron para crear los rápidos de agua del río, el paisaje y a la mascota de Johnson, Próxima, así como a otras criaturas, incluyendo a los conquistadores inmortales hechos con barro y sapos o al Árbol de la Vida. En la banda sonora, además de Howard, colabora un miembro de Metallica, Lars Ulrich, en medio de la percusión brasileña. Como ya dije al principio, tardé en ver la película debido a que los cines no ofrecían la comodidad de siempre por culpa del virus que tanta lata dio hace cuatro años, y como los estudios estaban preocupados, anticiparon su visionado simultaneando salas y la plataforma, pero con un pago opcional anticipado, que, con lo que ya cobran anualmente no decidí hacer, sino esperar. Cuando la situación mejoró, ya se pudo volver a cines normalmente y luego incluso repetir en la plataforma con el resto de estrenos.
Simultanear taquilla y plataforma de pago fue un fracaso, pero era lo que tocaba dadas las circunstancias, fue una decisión polémica, como tantas que se dieron en pandemia. No todos los estrenos tuvieron una mala andadura en ese periodo, recuerdo que Free Guy salió bastante bien, por ejemplo. Jungle Cruise sin embargo tuvo algunos vaivenes, todo por las complicaciones que trajo el COVID, sumando que a su retraso en estrenarse no lograra su objetivo de llenar salas, que en buena parte del mundo cerraban y por eso la película pinchaba. Su oficio no es tan robusto como el de otras aventuras clásicas a las que se debe, pero en definitiva esta película me sigue pareciendo divertida, familiar y un viaje emocionante sin salir de casa, todo un placer como debe ser la atracción del parque temático, aderezada con sus toques de comedia romántica presuntuosa.
De perdidos al río, en este caso el amazonas, Jungle Cruise se nota que es una película hecha con retales de otras mucho mejores pero que es más que nada para que la disfruten los niños. Si hubiese secuela, que la habrá, espero que Disney no se duerma en los laureles y La Roca vuelva de nuevo con su cachondeo habitual, porque esta clase de producciones se le dan genial y si es con Blunt ya está más que para comérselos. Me espero algo muy grande, mejor incluso que las nuevas de Jumanji.
Puntuación: 6,5
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