Verónica (2017)
Alguien respondió a tu llamada
En esta ocasión retomo el cine español con esta película de terror sobrenatural dirigida por Paco Plaza que pudo verse en el festival internacional de Toronto y que se inspira en un caso real ocurrido en Vallecas, Madrid, en 1991 donde murió misteriosamente Estefanía Gutiérrez Lázaro tras haber usado una güija. La investigación posterior llevó a la realización de esta reciente cinta de Netflix sobre una invocación al demonio durante un eclipse. Una trama que verdaderamente capta el ambiente escalofriante de los 90 y que nos presenta a la joven Sandra Escacena, nominada al Goya por su papel revelación en este filme que tiene algo que nos empuja a pasar miedo por diversión.
La película comienza en el 91 hacia la mitad, con los servicios de emergencia respondiendo a una llamada de una chavala. Esta suena asustada y grita por su hermano Antoñito, así como por algo que viene a por él, antes de que la llamada se corte. Luego la cinta retrocede en el tiempo tres días. Verónica es una chica de 15 años que vive con su madre y sus tres hermanos en un apartamento del mencionado barrio de clase obrera. Su padre murió recientemente y su madre trabaja durante horas extra en un bar para mantener a la familia, dejando a Verónica al cargo de sus hermanos menores: las gemelas Lucía e Irene y Antoñito. El día del eclipse solar, el 11 de julio, su profesora explica como algunas culturas antiguas los usaban para llevar a cabo sacrificios humanos e invocar a espíritus oscuros.
Mientras la escuela se reúne en la azotea para ver el eclipse, Verónica, su amiga Rosa y su compañera de clase Diana van al sótano para llevar a cabo una sesión espiritista usando una güija. Verónica quiere contactar con su difunto padre, y Diana quiere hacer lo propio con su finado novio, quien falleció en accidente de moto. El tablero responde inmediatamente pero Rosa y Diana retiran sus manos cuando la copa de vidrio se calienta demasiado para tocarla. La mano de Verónica queda posada, y en el momento del eclipse, la copa se destroza, cortando su dedo y goteando sangre sobre el tablero. Verónica se queda inconsciente, susurrando algo repetidamente que Rosa se acerca para oír, y de repente suelta un grito demoníaco. Tras desmayarse, Verónica despierta en la oficina de la enfermera del colegio, quien le dice que probablemente tiene anemia.
Verónica comienza a experimentar casos paranormales. No puede comer su cena, como si una mano invisible la impidiera. Marcas de garras y mordiscos aparecen en su cuerpo y también oye extraños ruidos. Sus amigas empiezan a evitarla, así que buscando respuestas, regresa al sótano del colegio y halla a la monja más anciana del lugar, la cual es ciega y los estudiantes la llaman Hermana Muerte. La monja la regaña por hacer algo tan peligroso y explica que la sesión le vinculó un espíritu oscuro; necesita por tanto proteger a sus hermanos. La monja trata de obligar al espíritu para que la abandone, pero no pasa nada. Verónica dibuja para los niños una protección en forma de símbolos mágicos de Islandia, sólo para que el demonio los destruya.
Trata de ayudar a Lucía cuando el espíritu la ahoga, pero la niña dice que fue Verónica quien la estaba asfixiando. Esa noche, la muchacha sueña que sus hermanos la están devorando, despertando para descubrir que ha tenido su primera menstruación. Cuando limpia su colchón halla marcas de quemaduras en el fondo. Luego halla en cada uno de los colchones de los niños una enorme marca de quemadura con la forma de un cuerpo humano. Verónica acude a la Hermana Muerte por consejo, a lo que la monja le cuenta como ella solía ver a los espíritus oscuros cuando era más joven, cegándose intencionadamente en un intento fallido para detener las visiones. También le cuenta que puede obligarlos a irse haciendo bien lo que hizo mal. Verónica aprende que es importante decir adiós al espíritu al final de la sesión.
Tras ir a una fiesta en casa de Rosa, le pide a esta y a Diana que le ayuden a montar otra sesión, pero se niegan. Rosa revela que entonces Verónica susurró que ella misma moriría en tres días. Desesperada, decide hacer la sesión con sus hermanos pequeños, con Antoñito dibujando los símbolos protectores en las paredes, pero da la vuelta a la página incorrecta y en su lugar dibuja símbolos de invocación. Cuando ella le dice al espíritu que se despida, este se niega. Llama a la policía cuando el espíritu le arrebata a Antoñito, pero logra traerlo de vuelta y escapar junto a Lucía e Irene. Sin embargo, cuando va a la salida ve en un espejo que realmente no lleva consigo a Antoñito, sino que sólo lo ha imaginado.
Regresa para dar con su hermano oculto en un armario diciendo su nombre. Da con él y se percata que no irá con ella, ya que cuando Verónica se mira en el espejo ve al demonio, descubriendo que ha estado poseída todo ese tiempo y que ha estado hiriendo a sus hermanos bajo su control. Intenta acabar con la posesión cortándose su propio cuello, pero es frenada por el demonio. La policía entra para hallarla siendo atacada por una fuerza invisible que hace que se desmaye. Los médicos se la llevan junto a Antoñito mientras un detective conmovido observa la escena. Cuando este observa una fotografía enmarcada de Verónica repentinamente incendiándose, es informado de que ella ha muerto.
Cinco años después, en 1996, informa de actividad paranormal inexplicable ocurrida en Madrid, ya que la película se basa en hechos reales del primer informe policial en España que certifica haber visto un fenómeno extraño sobrenatural.
¿ Es Verónica la película de terror más escalofriante de la historia? Cuando fue novedad en Netflix se vendió así junto al origen de su inspiración real. Una aterradoramente eficaz excursión de terror, pues Verónica demuestra que no se necesitan ingredientes exóticos ni sofisticados para elaborar en el género emociones escalofriantes. La parte más aterradora de la adquisición de Netflix es su extraña pero básicamente sosa interpretación del terror demoníaco.
Puntuación: 6
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