Déjame entrar (2009)


Eli tiene 12 años, los ha tenido desde hace dos siglos y ahora se ha mudado aquí al lado.

                                     

Terror romántico sueco dirigido por Tomas Alfredson, basado en la novela homónima de John Ajvide Lindqvist, quien además ejerce de guionista. La historia narra como un chico de 12 años que es acosado constantemente se hace amigo de un vampiro de su edad en Blackeberg, un barrio residencial de Estocolmo, a principios de los 80. Alfredson era un cineasta ajeno al cine de terror y a los vampiros en el cine, por lo que redujo el tono de muchos elementos de la novela y se centró principalmente en la relación entre los dos personajes centrales para explorar la cara oscura de la humanidad. Elegir a los actores llevó a un proceso de un año con audiciones abiertas por toda Suecia.

Al final, fueron elegidos como protagonistas los dos jóvenes de 11 años, Kare Hedebrant (Oskar) como el niño, pero quedémonos con ella, la entonces pequeña Lina Leandersson, ya que Alfredson tuvo un ojo clínico con la niña dada la actuación que brindó, aclamada en lugares como el Festival de Tribeca (NY) o el Instituto Sueco del Cine y con el reconocimiento del Saturn a mejor película internacional. Completa el reparto Per Ragnar. La fotografía es del prestigioso Hoyte van Hoytema, quien volvería a colaborar con Alfredson en El topo. Costó hacerla unos 30 millones de coronas suecas, algo más de 4 millones y medio de $. Lindqvist debutó con este libro, que ha tenido al menos otra adaptación.

                                                 

Nuestro protagonista sufre continuamente acoso psicológico,pero su encuentro con Eli le va a cambiar la existencia. Forjarán una estrecha relación,con detalles como cuando Oskar le deja su cubo de Rubik o cuando los dos intercambian mensajes a través de las paredes contiguas mediante código morse. Eli vive con un señor mayor llamado Hakan, quien mata humanos para alimentar a la supuesta niña de piel pálida. Una de esas veces,antes de ser descubierto, Hakan se vierte ácido clorhídrico concentrado en su propia cara para desfigurarse y evitar que las autoridades le identifiquen y den con su protegida. Durante una excursión para patinar sobre el lago helado,los compañeros de Oskar hallan algo.

Sin saber que Eli es un vampiro, Oskar sugiere que formen una hermandad de sangre, cortándose su mano y pidiéndole que haga lo mismo. Luego, los bravucones, liderados por Conny y su sádico hermano mayor Jimmy, prenden un fuego en el patio para llamar la atención del señor Ávila, el profesor de turno, y así entrar en la piscina mientras desalojan a los niños que nadan. Lo que sucede a continuación es inenarrable.

Déjame entrar nos dio a conocer a Alfredson, quien echó una mirada profunda al terror. Un nuevo filme de vampiros con un ritmo diferente, donde tenemos a Hakan, un pederasta atemperado que acompaña al vampiro desde la pálida luz de la mañana. La hemofilia de Eli es producto de su extraña naturaleza, hermafrodita por castración. Este es un aspecto que sólo puede darse en un país como Suecia,cuya tradición liberal permite este detalle para ocultar el origen de este ser, a través de mentiras piadosas. Leandersson había nacido para ese papel. El rodaje no fue en Blackeberg (Estocolmo),sino en Lulea, más al norte para tener un clima más helado. La escena de las barras de mono se rodó a cinco grados bajo cero.

Con intención de rodar en Cinemascope, se usó una Dolly en vez de una steadicam, para poder captar este romance tan inusual. Van Hoytema lo manejó de forma magistral, aunque luego se metiese CGI de por medio . El paisaje sonoro se alteró para que la voz de Leandersson cambiase según su contexto, un efecto muy logrado. La música es muy parecida a la banda sonora de 30 días de oscuridad, con temas de artistas locales suecos. Se recomienda verla doblada porque los subtítulos no coinciden para nada con los diálogos originales. En definitiva, Déjame entrar revitaliza el aparentemente gastado género vampírico mezclando eficazmente sustos con una narrativa inteligente.

                                               

Una de las mejores de su género en este periodo moderno al representar la sed de sangre como un retrato de la clase obrera, un terror incógnito al estilo de Nosferatu, vampiro de la noche. En la pasada década, el cine del resto del mundo también sabe lo que es el horror en pleno siglo 21, especialmente en la parte europea. Déjame entrar ha tenido su versión americana por parte del director de Monstruoso, Matt Reeves, producida por Hammer, quien le hincó el diente en apenas un año. Alfredson puso a parir esta nueva versión dentro de la nueva ola de vampiros en el fantástico. El mítico estudio ya había vuelto a adaptar al presente una historia clásica como la de La mujer de negro.

Déjame entrar está protagonizada por Chloë Grace Moretz y Kodi Smit-McPhee como Abby y Owen, los homólogos respectivos de Eli y Oskar.

Puntuación: 7,5

                                             

Comentarios

  1. Una delicia de película. Además de una reseña brillante. Me gusta más el nombre del blog ahora, aunque lo que importa es quien lo escribe

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