El orfanato (2007)


                Un cuento de amor, una historia de terror

                                              

En este género predilecto por un servidor debutó JA Bayona, dirigiendo a Belén Rueda, quien da vida a Laura, que regresa al hogar de su infancia, un orfanato al que planea transformar en un hogar para niños discapacitados, pero tras una discusión con su hijo adoptado, Simón, este desaparece. Escrita por Sergio G. Sánchez, Bayona le pidió a Guillermo del Toro que la produjese para que así fuese la gran referencia del fantástico que es hoy dentro del cine español, contando así no sólo con Rueda sino también con la participación de Geraldine Chaplin, dos actrices magníficas. Arrasó en los Premios Goya e incluso New Line Cinema mostró interés por llevar a cabo una nueva versión en inglés.

En 1975, en España, una chiquilla llamada Laura es adoptada, y 30 años después, de adulta, Laura (Rueda) regresa a un orfanato cerrado acompañada por su marido Carlos y su hijo de siete años, Simón, porque planea reabrir el orfanato como instalación para niños discapacitados. Simón afirma haberse hecho amigo de un chico llamado Tomás, de quien hace dibujos suyos llevando un saco como máscara. La asistenta social Benigna Escobedo (Montserrat Carulla) visita la casa para preguntar por Simón, y nos enteramos de que Laura y Carlos lo adoptaron y que el niño tiene sida. Enfurecida por la intrusión de Benigna, Laura le pide que se marche, y más tarde, por la noche, la encuentra en la carbonera de la casa.

                                                    

Benigna huye del orfanato tras haber montado una escena y luego Simón le enseña a Laura un juego que concede a su ganador un deseo. Las pistas llevan a los dos hasta el expediente de adopción de Simón, quien se enfada y dice que su nuevo amigo le contó que Laura no es su madre biológica y que va a morir pronto. Durante una fiesta para la apertura del orfanato, Laura y Simón discuten, ocultándose de ella . Cuando va a buscarle, lo que se encuentra esta es a un niño que lleva un saco como máscara que la empuja hasta un baño donde queda encerrada. Cuando Laura escapa, se percata que Simón ha desaparecido y que no da con él. Esa noche, Laura oye varios golpes fuertes detrás de las paredes del lugar.

El orfanato recibe la visita de la psicóloga de la policía, Pilar (Mabel Rivera), quien sugiere a Laura y Carlos que Benigna podría haber secuestrado a Simón. Seis meses después, Simón aún sigue desaparecido, y mientras lo buscan Laura da con Benigna, quien es atropellada y matada por un bus. La policía halla pruebas de que Benigna trabajó en el orfanato y que tuvo un hijo llamado Tomás, quien vivió allí pero oculto. Unas pocas semanas después Laura fue adoptada y los huérfanos le robaron la máscara a Tomás, que llevaba puesta para esconder su rostro deformado. Avergonzado, Tomás no quiso salir de su escondite en una cueva cercana al mar y la marea alta lo ahogó.

                                                    

Laura le pide ayuda a una médium llamada Aurora (Chaplin) en su búsqueda de Simón, llevando a cabo una sesión espiritista durante la que afirma ver a los fantasmas de los huérfanos suplicando que les ayuden. Laura descubre los restos de estos con quienes creció en el orfanato, pues Benigna envenenó sus comidas y los mató por haber provocado la pérdida de Tomás, ocultando su cadáver en la carbonera del edificio. Incapaz de aguantar la situación, Carlos abandona la casa y Laura hace que el lugar parezca como treinta años antes e intenta contactar con los espíritus de los niños jugando a sus juegos antiguos, llevándola a la puerta de un cuarto subterráneo oculto, donde se halla el cuerpo sin vida de Simón.

Este llevaba la máscara de Tomás, y por fin Laura se da cuenta de todo: mientras buscaba a Simón la noche que desapareció, movió materiales de construcción, principalmente andamios, que bloquearon la entrada al cuarto secreto. Los golpes de aquella noche eran de Simón tratando de salir, cayendo y rompiéndose el cuello. Laura parece tomarse una sobredosis de pastillas para dormir, por lo que, presuntamente muriéndose, suplica reunirse de nuevo con Simón y entonces aparecen los espíritus de los niños, entre ellos su hijo, quien le cuenta que su deseo era que se quedase y que cuidase de los huérfanos, a lo que a continuación ella les cuenta felizmente una historia.

                                                       

Un tiempo después Carlos visita un memorial para Laura, Simón y los huérfanos, regresando al viejo cuarto de estos y hallando un medallón que le dio a su esposa, volviéndose mientras se abre la puerta y sonríe.

Sánchez escribió el guion once años antes de que su director, Juan Antonio Bayona, lo filmase. No estaba seguro de que género cinematográfico iba a hacer, así que se inspiró en lo que más le gustaba, películas como Poltergeist, La profecía y La semilla del diablo, que solía ver constantemente en vídeo tras grabarlas en televisión. También influyeron lecturas como Otra vuelta de tuerca y Peter Pan y Wendy. Bayona hizo una labor genial con esta cinta de terror al llevarla al terreno de lo fantástico y Sánchez se compenetró con él a tope, respaldados ambos por Del Toro para llenar su orfanato con miedo en estado puro. El mexicano conoció a Bayona en el festival de Sitges cuando vino a presentar Cronos.

Rueda había estado a las órdenes de Alejandro Amenábar en Mar adentro, por lo que Bayona le pidió que se preparase su papel viendo Suspense y Encuentros en la tercera fase, mientras que con Chaplin , una leyenda del cine español que trabajó con Carlos Saura en Cría Cuervos durante los 70, la expectativa era máxima y no decepcionó. Como curiosidad, uno de los secundarios, Édgar Vivar, salía en el reparto original de El Chavo del 8, por lo que fue todo un regalo de vida para el que fuera compañero de Chespirito, alias El Chapulín Colorado. La película se filmó en Llanes, Asturias, en una casa muy emblemática dentro de la arquitectura de España, donde Bayona experimentó toda clase de técnicas de cámara.

Otra parte del filme se rodó en Barcelona, donde el director de fotografía tomó como referencia La residencia para el estilo visual. Su estreno en el festival de Cannes fue aclamado aunque luego se quedase fuera de la carrera por los Oscar. En Sitges abrió el certamen y luego superó las cifras de taquilla que obtuvo El laberinto del fauno, con un estreno limitado en el extranjero. En los Goya cosechó numerosos galardones y en EEUU fue distribuida por Picturehouse tras su paso por Berlín (esta compañía pertenece a New Line, la que quiso hacer la versión americana). Del Toro pudo producir la adaptación anglosajona, meditando Bayona si era algo importante pese a los premios, porque él hizo la cinta por las emociones.

Larry Fessenden era el director escogido para la nueva versión del filme, pero se marchó por diferencias creativas, sustituyéndole Mark Pellington (Mothman: La última profecía), quien iba a realizar algo completamente distinto. Para protagonizarla, se habló de Amy Adams, conservándose el guion original de Sánchez. Profundamente inquietante e inesperadamente conmovedora, El orfanato es una película de terror de casa encantada evocadora y bellamente elaborada que posee la cualidad de lograr sustos sin apenas recurrir a la sangre, una mirada oscura hacia la fantasía. Es una historia de fantasmas que se aprovecha de algunos clichés pero no abusa de ellos para asustar.

El fantasma que mora por el salón puede ser también espeluznante en español, con Rueda como la mejor embajadora de nuestro país para un final de cinta un tanto espectral. La música de Fernando Velázquez contribuye a ello y estuvo nominada al Goya en su categoría. En total fueron 7 premios recibidos, incluyendo mejor guion adaptado y director novel entre los técnicos.

Puntuación: 7,5

                                                       



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