Occupied (2015-)
Ocupado
Esta
serie noruega es una estupenda intriga política de sólo 10
episodios que se ha emitido en Movistar y que se basa en una idea
original de Jo Nesbo, desarrollada y dirigida, al menos los dos
primeros episodios, por Erik Skjoldbjaerg (Insomnia). Con un
presupuesto de 90 millones de coronas (unos 11 millones de
dólares),es la producción televisiva más cara de la historia
del país escandinavo y por ello ha sido vendida a las cadenas de
diversos países, entre ellos España, donde la plataforma arriba
mencionada se adelantó a hacerse con sus derechos a su competidora
directa, Netflix. Occupied cuenta en 45 minutos de cada
capítulo que podría pasar en un futuro ficticio si Rusia, con
ayuda de la UE, ocupase Noruega para restablecer su abastecimiento
de petróleo y gas.
Todo
esto viene ocasionado a raíz de una crisis energética europea
iniciada por el actual gobierno nacional del Partido Verde, que
desde que llegó al poder puso en marcha una promesa de corte
ecologista consistente en frenar la producción de petróleo y
gas. El primer ministro (Henrik Mestad) sufrirá las
consecuencias de su decisión. En ese futuro cercano, la
turbulenta situación de Oriente Medio ha comprometido la producción
de petróleo y los Estados Unidos han alcanzado la independencia
energética, por lo que el gigante americano ha abandonado la OTAN.
Europa está sufriendo una fuerte crisis energética y un
catastrófico huracán llamado María, impulsado por el cambio
climático, ha devastado Noruega, llevando al poder a los Verdes en
el país nórdico.
El
líder del partido y ahora primer ministro, Jesper Berg, es un
político idealista con planes audaces para impulsar el uso de
energía nuclear basada en el torio, cortando así toda producción
de combustibles fósiles. La Unión Europea, que no ha ocultado su
desesperación, le pide a Rusia que inicie una incruenta, con
guante de terciopelo que suele decirse, invasión de Noruega. Las
Spetsnaz (fuerzas especiales) rusas secuestran a Berg e
insisten en que se someta a las demandas de la UE o encarará una
ocupación a escala completa. Al principio Berg rechaza tal amenaza,
pero después de que sus captores ejecuten a un civil de forma
aleatoria, este se somete, argumentando que nadie merece morir.
Berg
es puesto en libertad y recogido por su guardaespaldas del
servicio de seguridad de la policía nacional, Hans Martin Djupvik.
Para dar a conocer la naturaleza de la ocupación militar, Berg
promete al pueblo noruego que es una medida temporal hasta que la
producción nacional de petróleo y gas sea restaurada por los
trabajadores rusos. Dicha intención desencadena una serie de
acontecimientos que complican las relaciones entre ambos países
durante los siguientes meses. Esas complicaciones aumentan cuando
un miembro de la guardia regia fracasa al tratar de asesinar a la
embajadora rusa, Irina Sidorova (Ingeborga Dapkunaite).
Es
entonces cuando un agente ruso se convierte en la víctima de un
atropello con fuga y el gobierno de su país le exige a Noruega que
extradite judicialmente al conductor, un sospechoso terrorista
checheno. El conductor fugitivo lo atropelló por accidente y por
tanto no fue un ataque deliberado, pero aún así acaba suicidándose
antes que ser deportado a Rusia. También aparece un grupo
insurgente llamado Noruega Libre, que emerge de la noche a
la mañana para atacar la comisaría de policía. El gobierno ruso
considera esto como una excusa para prolongar su ocupación de
tierras noruegas, justo cuando una instalación de gas es
saboteada, retrasando temporalmente el objetivo de producción de la
UE y matando a un buen número de trabajadores rusos.
Las
tensiones aumentan cuando se producen hechos inexplicables en la
frontera ruso-noruega al avistarse actividad de un buque de la
armada de Rusia frente a la costa septentrional. Berg reclama a
la UE que proteja la soberanía de Noruega, pero el comisario
europeo fracasa al actuar de manera indecisa. La resistencia
local recibe apoyo de la policía nacional y comienzan a reclutar
un cuerpo de personal militar que estaba retirado. Al mismo
tiempo, Berg sabía de la existencia de agentes rusos durmientes
enviados para internamiento en el archipiélago de Svalbard, en
pleno océano ártico. A la luz de esta campaña de confinamiento,
los terroristas rusos aparentemente armados con cinturones
explosivos irrumpen en el despacho de Berg y lo convierten en su
rehén.
Berg
es rescatado y evacuado hasta la embajada estadounidense, donde
salta la noticia de que el ataque a la refinería de petróleo en
realidad era una operación de bandera falsa perpetrada por los
rusos. Berg permanece oculto en las dependencias norteamericanas y
aprovecha cada oportunidad para convencer a los americanos a que se
unan en una serie de avanzadas noruegas para tratar de desalojar
a los rusos, pero los yanquis rechazan involucrarse directamente
en cualquier conflicto en el que tengan el riesgo de perder. Los
acontecimientos no hacen sino aumentar la tensión cuando Noruega
Libre secuestre a Sidorova y en respuesta Rusia mande a sus
fuerzas especiales a que tomen el aeropuerto de Oslo, Gardermoen.
La
presión de Berg sobre los gringos lleva a que el embajador
envenene la comida del primer ministro, haciendo que el protagonista
ingrese en el hospital y vuelva a ser capturado, esta vez por los de
Noruega Libre, quienes además asesinan a un general del
alto mando ruso junto a varios de sus soldados frente a la embajada
de estos. Sidorova llama a Djupvik y le comenta que ahora Rusia
está en guerra con el país nórdico. Berg es conducido hasta un
campamento de la resistencia radical y le preguntan si está listo
para luchar por su país. En ese punto Nesbo nos deja con la
intriga acerca de que ocurrirá después con Noruega, y por tanto
habrá que esperar si Skjoldbjaerg nos trae una continuación de
esta versión escandinava de Homeland.
Este
conflicto por el control del petróleo y del gas entre ambos estados
y la lucha personal del primer ministro son mucho más que
innovación creada ante la falta de plausibilidad, ya que la
intertextualidad histórica y geopolítica entre Noruega y Rusia
es interesante y también fascinante. La tensión argumental y el
ritmo frenético llevan todo a un terreno irascible. Ni que decir
que la respuesta rusa a la serie es de auténtica indignación al
olvidarse como la victoria aliada en la 2GM fue en parte por la
heroica contribución del ejército soviético la liberación de
la norteña Finnmark de manos de la Alemania nazi, que fue quien
realizó la histórica ocupación.
Quizás
en su contra la trama usa la peor tradición de la guerra fría para
asustar a los espectadores de una exagerada amenaza procedente del
este y con el Departamento Central de Inteligencia como mano negra
junto a la Flota del Norte. No queda tampoco muy verosímil la
representación de las fuerzas armadas de Noruega, quienes no tardan
en revelar su secreto de estado muy pronto a sus invasores. Aún así
es de lo mejor que nos ha ofrecido la televisión noruega en su
historia al mostrar la política actual en un futuro próximo en
un estilo duro, recordando a los trabajos de Arthur C. Clarke o
Carl Sagan.
Puntuación:
7,5
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