La autopsia de Jane Doe (2016).
Todo cadáver esconde
un secreto
Terror
sobrenatural en esta reciente muestra de cine fantástico que ha
dirigido André Ovredal y que protagonizan Emile Hirsch y el
veterano Brian Cox como forenses, hijo y padre, que experimentan
fenómenos paranormales mientras examinan el cadáver sin
identificar de una mujer. Estrenada el año pasado, fue el debut
internacional de Ovredal tras triunfar en su país natal y siguiendo
su estilo indie dentro del género. De hecho, la chica que interpreta
al cuerpo sin vida es a quien le tocó la parte más difícil de la
película, haciendo que todo el que estuviera presente en plató se
sintiera lo más incómodo posible, ya que la forma de controlar su
organismo a la hora de respirar fue lograda con gran realismo.
En
una pequeña ciudad, el forense Tommy Tilden (Cox) y su hijo
Austin (Hirsch), técnico médico que le suele ayudar,
acaban de finalizar la autopsia de un cadáver quemado justo
cuando la novia de Austin, Emma (Ophelia Lovibond) llega y
curiosea los cuerpos del depósito. A continuación entra en el
almacén el sheriff Sheldon Burke (Michael McElhatton) con el
misterioso cadáver y le cuenta a Tommy que necesita determinar la
causa de la muerte para la mañana siguiente. Al no saber nadie la
identidad del cadáver, ya que sus huellas dactilares no se
encuentran en los registros policiales, suelen referirse a ella como
Jane Doe, que es lo mismo que decir Sin Nombre.
Tommy
atribuye la anormal y estrecha cintura de esta al hecho de que en
vida usaba un corsé, una prenda interior que comúnmente vestían
las mujeres en el pasado. De vuelta a la sala de pruebas, hallan
estramonio en el estomago de Jane Doe, un agente paralizante que
parece ser que solo se encuentra al norte del país. Después,
Austin concluye que ella debía ser una bruja que murió durante
los juicios de Salem, a la vista de todas las pruebas acumuladas.
Tommy le rebate a su hijo que aquellas mujeres no eran realmente
brujas, que todo fue un caso de histeria colectiva y que todas sus
heridas no son similares a los métodos usados durante los
juicios.
Martin
Sheen inicialmente iba a dar vida a Tommy , pero se cayó de los
planes de rodaje de La autopsia de Jane Doe, que subvierte
las truculentas y morbosas expectativas impulsadas por su título
para entregarnos una inteligente, sugerente y extraña intriga que
reafirma la cada vez más creciente reputación de su director, un
Ovredal llamado a realizar grandes cosas como este tenso aunque a
menudo astutamente divertido festival de sustos con un clímax
insatisfactorio pero con actuaciones comprometidas propias del cine
de autor creativo o de explotación. Ovredal construye una
claustrofobia siniestra que de forma elegante y perturbadora destapa
el enigma.
El
equilibrio magistral de Ovredal entre el requisito de lo sangriento
con algunos sustos bien elaborados y un aprensivo sentido de
fatalidad son lo mejor de la película por darle la efectividad
propia de las producciones anglosajonas a la trama y personajes en su
planteo.
Puntuación:
6,5
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