Millennium 3: La reina en el palacio de las corrientes de aire (2010).

La chica que pateó el nido de las abejas o El castillo de aire que explotó.

                                      
El dramático thriller sueco dirigido por Daniel Alfredson basado en la novela de suspense del mismo título del difunto autor y periodista Stieg Larsson, tercera y última entrada de su saga Millennium. La película comienza tras la conclusión de Millennium 2, con Lisbeth Salander (Noomi Rapace) llevada en helicóptero hasta un hospital en Gotemburgo para recuperarse de las heridas de bala que le disparó su padre, Zala. Al mismo tiempo, Evert Gullberg (Hans Alfredson) y Fredrik Clinton, viejos colegas de la Sección, un grupo interno del servicio de seguridad sueco, vuelven a ponerse en contacto y deciden que deben silenciar a Zalachenko (un desertor soviético) y a Salander para preservar secretos de la guerra fría.

                                                
Clinton acaba ingresado y recibiendo diálisis cuando le entregan una copia de la autobiografía de Salander y le cuentan que nada de lo que en ella está escrito puede ser demostrado. En el día de su juicio por asesinato, la muchacha finalmente se desprende de su personalidad de paciente de hospital y entra en el tribunal ataviada con piercings, peinado mohicano, maquillaje oscuro y ropas de cuero negro del caro. El capítulo final es quizás el más lento y el más falto de la química estelar entre ambos protagonistas ( apenas he mencionado a Michael Nyqvist porque su Mikael Blomkvist aquí tiene menos tiempo en pantalla), por lo que estamos ante un decepcionante e irregular desenlace para esta trilogía.

                                            
Pero que nadie se desanime, todas han sido películas muy bien hechas, ya que como sucede en la mayoría de producciones europeas tienen a adultos que son gente madura, no a cautivadores adolescentes. Sin embargo, no puedo evitar mostrarme despectivo hacia una trama tan poco consistente, porque para que negar lo evidente, no prolonga la distancia entre su fuente y la adaptación, pues toda la responsabilidad de llevar adelante esta grandiosa producción pesa sobre los delgados hombros de Lisbeth Salander. Aún con todo, es una pena que futuras películas de Millennium regateen con una oportunidad tan preciada como el oro y devalúen una acumulación sin precedentes de capital cultural tan popular.

                                                  
Y hasta aquí lo que empecé con Millennium 1 hace más de un año, quizás dejando abierta la posibilidad de acometer una futura reseña para la versión americana de Los hombres que no amaban a las mujeres dirigida por David Fincher, y que se convierte con este al frente en una escalofriante película de terror. También espero que no pase tanto tiempo como entre La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y la presente reseña.

                                      Puntuación: 7

                                         



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