Acero puro (2011).
El valor es más fuerte
que el acero
Ciencia
ficción deportiva protagonizada por Hugh Jackman y coproducida y
dirigida por Shawn Levy para DreamWorks y Touchstone, basada en un
relato escrito por Richard Matheson publicado en 1956 y luego
adaptado en un episodio de Dimensión Desconocida/ En los límites
de la realidad. La trama es un clásico en la cultura americana
y está ambientada en Detroit, Míchigan, valiéndose de la
animatrónica y de la captura de movimiento para dar vida a los
robots que aparecen en pantalla. La naturaleza del argumento es
bastante predecible y de hecho hay elementos que permanecen sin
resolver, aunque por otro lado son loables los efectos visuales,
las escenas de acción y la actuación de Jackman.
En
el 2020, los boxeadores humanos serán reemplazados por robots.
Charlie Kenton (Jackman) es un antiguo púgil dueño de
Emboscada, un androide boxeador que pierde en un combate
amañado contra un toro mecánico que pertenece al promotor y
feriante Ricky (Kevin Durand), quien considera a Charlie un
cuentista en parte porque le batió la última vez que
compitieron sobre un cuadrilátero. Tras el combate, Charlie se
entera de que su ex novia ha fallecido y que debe ir a un juicio
en el que se decidirá el futuro de su hijo, Max. Allí, la tía del
niño, Debra (Hope Davis) y su acaudalado marido, Marvin
(James Rebhorn) exigen la custodia completa, que Charlie
concede por 100.000 $, la mitad por adelantado, con la condición de
que Charlie tenga a Max durante tres meses.
Luego,
Charlie, Max y Bailey Tallet (Evangeline Lilly), la hija del
antiguo entrenador de boxeo de Charlie, se hacen con el antaño
famoso Chico Ruidoso, y organizan un combate en el que es
destrozado por Midas. En adelante, y tras descubrir un robot
desechado en un vertedero, nuestro protagonista descubre al campeón
que tanto necesitaba y al que repara y programa para que en 21 días
pueda estar a punto para la temporada de boxeo robótico.
Inesperadamente, Átomo comenzará a machacar a sus
oponentes, robots con mejor acero que el manejado por el personaje de
Jackman, viendo así redimido sus años de derrotas sobre la lona y
encontrando un sucesor pugilístico en el titán metálico.
La
historia original la estaba adaptando a la gran pantalla Dan Gilroy
(Nightcrawler) en principio para Paramount, donde iba a
dirigirla Peter Berg (Battleship,El único superviviente, Día
de patriotas),pero finalmente entró Levy y el proyecto fue a
parar a manos de la productora de la que es dueño Steven Spielberg.
El guion fue modificado por completo para ajustarse al tono que
quería darle el director responsable de la comedia Noche loca,
que había rodado el año anterior. El equipo que trabajara para Stan
Winston se encargó de diseñar los modelos animatrónicos siguiendo
el ejemplo de lo realizado para dar vida a los dinosaurios de Parque
Jurásico y para los movimientos robóticos, se tomó como
ejemplo posturas de esgrima.
Para
la captura de movimiento se contó con el consejo de todo un experto
como Robert Zemeckis (Polar Express, Beowulf, Cuento de Navidad)
y también del equipo que trabajó en Avatar. Lo relativo
al boxeo corrió a cargo del afamado púgil Sugar Ray Leonard,
quien entrenó al actor australiano. Aunque la película muestre a
robots boxeadores, la otra parte de la historia presenta el ya
típico drama entre padre e hijo. Como ya comenté al principio, la
premisa es bastante absurda a pesar de todo, pero eso no quita que
es una producción de Hollywood muy bien hecha, tiene emoción,
suspense y acción con la justa caracterización que ello permite.
Es pura diversión, honestamente hablando, Rocky con robots.
Sus
personajes se preocupan del lugar que ocupan y toda la acción
tiene su sentido dentro de un argumento convincente. Pasa a veces
que vas a ver una película con expectativas muy bajas y luego
sales para tu sorpresa muy contento. Levy hace un buen uso de su
habilidad especial para combinar actores de carne y hueso y
criaturas creadas por ordenador que parecen estar vivas para dejar
historias satisfactoriamente emotivas. La premisa de robots
luchadores parece una extensión intrigante y plausible de la
lucha libre profesional contemporánea, lo cual puede impedir que se
disfrute esta cinta si uno se deja llevar demasiado en serio por
algunos momentos estereotipados en los que un chico terco da
valiosas lecciones a su inmaduro padre, un sosias de Balboa para el
público familiar.
Puntuación:
7
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