La llegada (2016).
¿Porqué están
aquí?
El
cine de ciencia ficción aplaude la llegada al género del director
canadiense Denis Villeneuve, quien ha trasladado un guion basado
en un cuento llamado La historia de tu vida, original de Ted
Chiang, protagonizado por Amy Adams, Jeremy Renner, Forest
Whitaker y Tzi Ma. Es loable su trama, la ambientación y la
actuación de Adams, olvidada por la Academia una vez más en la que
ha sido una de mis diez películas favoritas del año pasado,
confirmando cada vez más lo mucho que están creciendo
profesionalmente el director de Montreal y la actriz estadounidense.
Como es habitual, en los pasados Oscar aspiró a llevarse los
premios a mejor película, director y guion adaptado (Eric Heisserer), llevándose únicamente un premio técnico al sonido.
La
pelirroja demuestra con cada película importante el hueco que
merece entre las más distinguidas de su profesión, pero no hay
manera de evitar que sean otras las que se lleven el mérito. Por
eso me parece insuficiente un galardón a sonido técnico, ya que
para quien esto escribe tenía mayor atractivo su banda sonora
original, una pieza digna del mejor John Williams, compuesta por
Jóhann Jóhannsson. La cuestión es que se nos presenta a una
experta en lingüística y fonética llamada Louise Banks (Adams),
que está cuidando de su hija en plena adolescencia, momento en el
que muere por culpa del cáncer. Un tiempo después, mientras la
mujer da una clase en la universidad, aparecen por toda la Tierra
unas doce naves espaciales extraterrestres.
La
vida en el planeta da un vuelco tremendo y el coronel Weber
(Whitaker), del ejército de los Estados Unidos , le pide a
Louise que se una a ellos en el laboratorio nacional de Los Álamos,
donde un físico, Ian Donnelly (Renner), tiene una teoría
para descifrar el lenguaje extraterrestre y averiguar porqué
han llegado. El equipo es conducido a un campamento militar en
Montana, cerca de una de las naves, estableciendo contacto con dos
de los heptápodos alienígenas a bordo, a los que Ian bautiza como
Abbott y Costello. Louise comienza poco a poco a comprender que
cada símbolo que transmiten corresponden a una palabra básica del
vocabulario, expresada mediante un logograma. Ian por su parte
deduce que esos símbolos se relacionan con el tiempo.
La
muchacha les pregunta acerca de las visiones que tiene de su hija
fallecida, y Costello le explica que lo que ella está viendo es el
futuro, no son imágenes del pasado, sino anticipaciones. Louise
tiene más tarde una nueva visión de sí misma en el futuro en una
recepción de la ONU, donde el general Shang (Ma) le
agradece el que le haya convencido de suspender el ataque militar
por parte de China a los extraterrestres. En el presente, Louise
toma prestado un teléfono satelital con el que llama a Shang, pero
se da cuenta de que no sabe que decir. Su visión continúa con
Shang explicándole que ella le convenció repitiéndole las
últimas palabras de su difunta esposa en mandarín.
Louise
prevé que Ian será el padre de su hija, Hannah, cuyo nombre es
intencionadamente un palíndromo, pero que la abandonará tras
descubrir que ella sabía que su hija moriría antes de ser mayor
de edad. Todo eso es la historia de su vida a la que se refiere el
título de la novela escrita por Chiang y que aquí adapta el
director de Prisioneros cambiando el propio título para que
no parezca que se trata de una comedia romántica, sino de una
historia en la linea de la también excelente película de
Christopher Nolan Interstellar. Renner por su parte nos
demuestra que es mucho más que ese arquero que vimos acompañar al
Capitán América el mismo año en Civil War, dando vida a
un experto en matemáticas.
Los
ovnis de la película son inusuales en su forma al no ser los
clásicos del género, parecen más bien construcciones
contemporáneas orientales con forma de torres o perlas alargadas.
Lo que está claro es que La llegada es un experiencia que ha
de ser vista por los amantes de la ciencia ficción sesuda,
contando intrincados temas con genuina y afectuosa emotividad por
parte de Villeneuve y de una excelsa Amy Adams. Se ha diseñado una
película que pone a prueba al público para que estos debatan
sobre ella durante horas, una conmovedora sensación de sofisticada
y madura ciencia ficción con alienígenas que gustará a quienes
detesten las películas de extraterrestres, sorprendiendo el hecho de
que la produce Shawn Levy (Noche en el museo, Acero puro, Los
becarios).
Y
es que esta llegada a la Tierra de invasores espaciales no es lo que
cabrías esperarte, es una clase magistral de lenguaje disfrazada
de super producción notable gracias al cineasta de Quebec, quien la
hace más entretenida y nada derivativa de lo que fueron Contact
o Encuentros en la tercera fase. Es un producto inteligente
y sutil que da respuesta a grandes preguntas con mayúscula de
manera introspectiva, filosófica y con inclinación existencial,
como el porqué del libre albedrío o el determinismo.
Tenemos
que recordar 2016, en clave de ciencia ficción, como el año en que
Simon Pegg nos devolvió con su agudo e ingenioso guion de Más
allá el Star Trek que tanto añorabamos desde la etapa
original de Leonard Nimoy, por la tensión sobrenatural de Calle
Cloverfield 10, por que al fin La guerra de las galaxias
ha hecho honor a su nombre con Rogue One, por la precisión
narrativa y visual de 22-11-63, o por la efectividad de
ejecución de una formula básica en Timeless.
Para
terminar os revelaré las últimas palabras de la esposa de Shang,
que vendrían a ser en nuestro idioma algo como En la guerra no
hay vencedores, solo viudas. Ya os he resuelto el misterio.
Puntuación: 7,5
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