Un dolor real (2024)
Comedia dramática escrita y dirigida por Jesse Eisenberg, quien aquí mezcla una película de carretera con una historia de colegas que resulta ser una gran cinta, y punto. Coproducción entre Polonia y Estados Unidos, está protagonizada por Eisenberg y Kieran Culkin como dos primos incompatibles que se reúnen para hacer turismo de memoria judío por este país de Europa del Este en honor de su difunta abuela , pero sus antiguas tensiones resurgen contra el contexto de la historia de los judíos en Polonia. El resto del reparto lo forman Will Sharpe, Jennifer Grey, Kurt Egyiawan, Liza Sadovy y Daniel Oreskes.
Con rodaje polaco, esta modesta producción con tintes autobiográficos de Searchlight recibió bastante elogio por parte de la crítica y del público, quienes coinciden en que lo mejor de la función es Culkin, el mejor (peor) personaje de un guion que demuestra que Eisenberg está madurando mucho como artista ahora que busca ser más reconocido como cineasta. El resultado de unir a ambos es una odisea divertida y afilada como un cuchillo, ya que fluye del humor a los lugares más inesperados de lo emotivo.
En el aeropuerto internacional JFK de NY, Benji Kaplan espera a su primo David, con el que antaño tenía una relación bastante cercana, para que llegue y así puedan volar a bordo de un avión que les lleve, con los fondos que les dejó su difunta abuela, a hacer a ambos su planeado viaje de turismo memorial por Polonia con la esperanza de ver la casa en la que esta se crio y de conectar con la historia de los judíos allí. Sus personalidades contrastadas desatan varias broncas: Benji es un vagabundo de espíritu libre y abierto que critica a David por perder su antigua pasión y espontaneidad, mientras que David es un pragmático y reservado hombre de familia que lucha contra los arrebatos sin filtro y la falta de dirección vital de Benji.
Al llegar a Varsovia, David y Benji se reúnen con los miembros de su grupo de gira: Mark y Diane, un matrimonio jubilado de Shaker Heights, Ohio; Marcia, una divorciada reciente de California; y Eloge, un superviviente del genocidio de Ruanda que se convirtió al judaísmo . El recorrido lo dirige James, un guía gentil, apacible y culto de Yorkshire. El primer día, el recorrido visita el monumento a los héroes del gueto, la plaza de Grzybów y el monumento al alzamiento de Varsovia. Benji se compromete a que todo el grupo le ayude a recrear este último alrededor de dicha escultura. Un avergonzado David se aparta y hace fotos usando los teléfonos de los demás.
El grupo viaja a Lublin en tren el segundo día. Benji está inquieto por la incongruencia de viajar en primera clase haciendo turismo del holocausto a través del antiguo gobierno general de los territorios polacos ocupados por los nazis. David se queda dormido y Benji no le despierta, lo que provoca que los primos se pierden su parada. Tras hallar el camino de vuelta, James dirige el grupo por las vistas culturales de la ciudad, como la puerta de Grodno o el antiguo cementerio judío municipal. Benji critica la falta de autenticidad de James durante su visita al camposanto y desafía su enfoque en cuanto a hechos y estadísticas. Benji continúa portándose mal y haciendo comentarios molestos durante una cena grupal más tarde esa noche. Cuando abandona la mesa, David se sincera con el grupo sobre la compleja naturaleza de su relación, revelando que los dos partieron peras después de que Benji intentara suicidarse por sobredosis con somníferos seis meses antes.
Al día siguiente, David y Benji visitan el campo de concentración y exterminio nazi de Majdanek, durante su último día con el grupo. Ven la cámara de gas, los hornos crematorios y un enorme montón de zapatos de las víctimas. Muy afectado por lo que ha visto, el grupo se sienta en silencio aturdido mientras su caravana regresa a Lublin, con Benji sentado al lado de David, sollozante. De vuelta al hotel, los integrantes del grupo se despiden los unos de los otros . James le cuenta a Benji que él es la primera persona en uno de sus recorridos que le ha dado una valoración honesta, agradeciéndole por cambiar su perspectiva, pese a que Benji no parece recordar el arrebato. Los Kaplan fuman juntos cannabis en la azotea del hotel durante su última noche en Polonia. Benji se encara con David por su personalidad cambiada y le pregunta por qué nunca le visita. Mientras que David inicialmente responde que está ocupado con su esposa e hijo, este acaba derrumbándose y explicando que tras el intento de suicidio de Benji se ve incapaz de albergar el pensamiento de una persona con el talento , el encanto y la pasión por la vida que tiene su primo por suicidarse.
Por la mañana, los primos viajan a la antigua casa de su abuela en Krasnystaw. Benji recuerda una ocasión cuando esta le azotó tras llegar tarde y ebrio a cenar, lo cual le dio un sentido de claridad y humildad. Lamenta que ella fuera la única persona capaz de mantenerlo disciplinado. David sugiere que pongan piedras de visita en la casa como acto de recuerdo, pero un vecino les pide que las retiren porque son un peligro de tropiezo. Los dos vuelan de vuelta a Nueva York y se despiden. David invita a Benji a su casa para cenar y le ofrece dar un paseo, pero este rechaza la oferta, provocando que su primo le golpee. Inmediatamente se reconcilian y se declaran afecto profundamente el uno al otro , que cada uno se cuide lo mejor que pueda. David regresa a casa con su esposa e hijo, dejando una piedra de visita en su umbral, mientras que Benji regresa a su asiento en el aeropuerto, observando a los viajeros con lagrimas en sus ojos.
Eisenberg dirige en esta película a Culkin con solvencia, después de haber descartado para su papel a Eric André, lo cual no se sabe como hubiera quedado, aunque este actor también es experto en hacer de tipos que sólo saben dar la lata. La cosa es que este no había visto Succession antes de darle el papel a su primo ficticio, quien debutó en el cine junto a su muy famoso hermano Macaulay en Solo en casa. Mila Kunis, quien fuera novia de este, sugirió que contratase a su hermano pese a ser de origen irlandés y católico, pero que aún así confiase en el proceso. Culkin trató de alejarse del proyecto tras acabar la serie, pero no le encontró ningún fallo al guion de Eisenberg. Por cierto, en la producción está nada menos que Emma Stone.
El dolor al que hace referencia el título se supone que es el concepto moderno, que es igualmente válido como el de tiempos pasados. Tenemos a un excéntrico y posiblemente a un hipócrita que tratan de huir del mundo en el que viven, con uno de ellos tratando de cerrar el círculo, posiblemente el personaje de Eisenberg, algo que se intuye desde el principio, cuando pisan suelo polaco. El trasfondo es el judaísmo de este, tanto en su personaje como en lo personal, pues Culkin sólo lo es en la ficción. Este dúo de Hollywood sorprende con una dinámica familiar en Varsovia que sin la barrera étnico religiosa de por medio no tendría sentido pero que aún así se entendería perfectamente por alguien de otro credo o incluso ateo. Yo por ejemplo no soy ni judío ni polaco pero sé lo que es tener un pariente cercano que es un dolor real, en sentido figurado.
En perspectiva, este periplo polaco resulta ser finalmente una película sobre el holocausto judío sin lecciones morales de ninguna clase. Lo que se dice un aspirante al Oscar, o al BAFTA, porque este viaje vale la pena hacerlo, a mí al menos me ha llegado al corazón, lo cual no es fácil hoy día, venga de quien sea. Pero es que esta película es un plato fuerte, no es para burlarse de nadie por no estar familiarizado con su obra antes de trabajar con la persona. Luego todo es encantador, y por ello habría que apostar más por el cine independiente, ya sea estadounidense o nacional. Searchlight sabía que tenía un caramelo entre manos, pagando por este trabajo personal de Eisenberg con un Culkin post Succession que se van de viaje por carretera hasta Polonia.
Con la venta al estudio y los halagos para la pareja protagonista, la película de dos señores que pasan de trabajar para Marvel porque sí es, y perdón por tirar de frase tópica, una carta de amor a Polonia , a la judía por supuesto, con una comedia tan loable como consciente de lo que cuenta. A todo esto, tengo que admitir que no la vi en cine, sino cuando ya se subió a Disney+, ya con su Oscar bajo el brazo, dando un poco de esperanza a quien esto escribe. Es de las pocas premiadas que he visto recientemente, ya que es difícil de venderme una premisa como esta, pero si hablan bien de ella, pues adelante. Un dolor real está encabezada por un auténtico roba escenas como es Culkin, quien hace de esta comedia dramática un giro en su carrera potente y con diversión.
Emocionalmente relevante es como ha dado en la tecla el guionista, director y protagonista Eisenberg mostrando sus habilidades a ambos lados de la cámara. La película maneja temas importantes con control y ligereza de una forma natural e improvisada dolorosamente representada por los primos. Mayormente, se nota como que las complicaciones y las confrontaciones surgen por este dúo en pantalla más que repartidas por su guionista. No es aburrida ni irritante, sino que es una película preciosa que explora los lazos familiares y el dolor que traspasa generaciones. Me encanta verles juntos en este doble acto, es desgarrador pero divertido, de lo mejor visto recientemente, y además Culkin deja atrás a Roman Roy para intimar con el primo en su viaje.
Eisenberg y Culkin perfeccionan la comedia del malestar con el duelo como un acto de supervivencia, y el segundo se marca un gran logro actoral que domina toda la película. Este chico se merece todo lo bueno que le pase, y estoy convencido de que el cineasta ya es hijo predilecto del pueblo polaco, pues la cinta le ha servido no solo el reconocimiento como artista, sino el poder reconectar con sus raíces familiares.
Puntuación: 7


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