Un buen año (2006)
Comedia dramático- romántica dirigida y producida por Ridley Scott , basada en la novela homónima de Peter Mayle, protagonizada por Russell Crowe, Marion Cotillard, Didier Bourdon, Abbie Cornish , Tom Hollander, Freddie Highmore y Albert Finney. Esta producción de Fox fue un fracaso de taquilla, lo cual evidencia el diagnóstico que padece Hollywood desde hace años, que es que sí gusta mucho a la crítica el público en general le va a dar la espalda, incluso aunque la nominen a premios, porque al final la taquilla es la que manda.
El joven Max Skinner, cuyos padres murieron en un accidente, pasa sus vacaciones veraniegas de la infancia aprendiendo a apreciar las cosas más finas en la finca viñera de su tío Henry en la Provenza, al sudeste de Francia. Veinticinco años después, Max es un exitoso pero arrogante vendedor trabajólico en Londres con una imagen pública descarada. Tras la muerte de su tío, Max es el único beneficiario de la propiedad francesa. Viaja a la Provenza para preparar una venta rápida. Poco después de llegar, conduciendo mientras busca a tientas su teléfono móvil, inconscientemente provoca que la dueña de la cafetería local, Fanny Chenal, se estrelle con su bicicleta. Posteriormente, descubre que su último truco financiero en la City ha provocado un problema real para los propietarios de la compañía comercial para la que trabaja, por lo que le ordenan que regrese a Londres lo más pronto posible.
Para ayudar en su planeada venta de la propiedad, Max toma apresuradamente unas fotos y, en el proceso, se cae a una piscina vacía y muy sucia. No puede huir hasta que Fanny lo encuentra y, en represalia por arrollarla, simplemente abre el agua para que la piscina se acabe llenando y pueda salir. Este retraso provoca que Max se pierda su vuelo y, no habiendo podido informar a los directores en persona, es suspendido de empleo y otras actividades comerciales durante una semana. En la finca de Henry, Max debe tratar con el arisco y entregado enólogo Francis Duflot, quien teme separarse de sus preciadas parras. Duflot paga a un inspector enólogo para que le cuente a Max que la tierra es mala y las vides inútiles.
Se ven sorprendidos por la llegada de una joven enófila del Valle de Napa, Christie Roberts, quien está mochileando por Europa y afirma ser la antaño hija ilegítima desconocida de Henry. Max se entera, pero no se lo cuenta, que la ley francesa decreta que aunque ella no es hija legitima de su tío, puede aún convertirse en la heredera de la finca y las vides. Como Max hizo antes, Christie considera el vino casero intragable pero le impresiona la oferta informal de Max por la tienda de moda antigua Le Coin Perdu (La Esquina Perdida), dándose cuenta de algunas características intrigantes. Durante la cena en casa Duflot, estando ligeramente ebrio, Max hace pública su preocupación de que ella pueda reclamar la finca y la interroga bruscamente.
La ayudante de Max, Gemma, le advierte de las ambiciosas payasadas de otros empleados. Para asegurarse de que no es suplantado por Kenny, su segundo al mando en Londres, por quien Max continúa el comercio directo, dándole intencionadamente al ambicioso y joven vendedor malos consejos, despidiéndolo. Max se enamora de Fanny, quien se rumorea que ha renunciado a los hombres. Este logra cortejarla y acostarse con ella, abandonándole a la mañana siguiente, esperando que regrese a su vida en Londres. Una desilusionada Christie también decide irse. Max encuentra las memorias de su tío, que contienen la prueba de su herencia, despidiéndose de ella mientras le pasa una nota sin explicación dentro de un libro que estaba leyendo.
Mientras informa a Duflot de la inminente venta de la finca, Max se entera de que el misteriosamente caro Le Coin Perdu lo hicieron Henry y Duflot con "parras ilegales" de la finca, evitando las leyes de clasificación del vino y denominación de origen. La finca es vendida y Max regresa a Londres donde Sir Nigel, el presidente de la compañía, le ofrece una elección: o bien una enorme liquidación de alta , o la colaboración en la firma comercial. Max pregunta por la decoración de Nigel en la sala de conferencias, concretamente por Camino rural en la Provenza de noche de Van Gogh, del que Fanny tiene una copia en su restaurante. Al comentario despectivo de Nigel de que el auténtico está guardado en una cámara acorazada y que la copia de 200.000 $ en su oficina es para exhibición, Max reconsidera sí quiere seguir siendo como Nigel.
Max invalida la venta de la finca con la carta de despedida que le dio a Christie, que él falsificó, junto con fotos reales que confirman que ella es hija de Henry con una afirmación válida para toda la hacienda. (De niño, Max firmaba cheques por su tío y puede replicar su firma). Pone su residencia de Londres a la venta y regresa a la Provenza, iniciando una relación con Fanny, recordando ambos su conexión de infancia. Christie también regresa y ella y Francis llevan conjuntamente la parra mientras tratan de reconciliar sus ampliamente diferentes filosofías de producción vinícola. Esto permite a Max centrar toda su atención en Fanny.
Scott se aparta de las películas de acción y nos trae este divertimento casi autobiográfico, ya que tuvo durante quince años una casa en la Provenza. La cinta sigue fielmente al libro y la formula de la típica producción de sobremesa, con paisajes de postal y un romance relacionado con la ausencia de familiares. Todo un giro para el cineasta y Crowe tras su colaboración en Gladiator, aquí acompañado por la siempre grata presencia de la francesa Cotillard. El rodaje apenas duró nueve semanas, siendo la escena más compleja la del partido de tenis entre Max y Duflot, que se impuso a una discusión en la parra entre ambos que ralentizaba el ritmo de la narración. En la música debuta un alumno aventajado de Hans Zimmer, Marc Streitenfeld, quien luego ha vuelto a colaborar con Scott.
Esta película es un buen ejemplo de tándem director- actor de primera fuera de sus elementos en una comedia romántica sentimental carente de encanto y humor, un ligero aperitivo para digerir cómodamente , raro en Scott ya que no es dado al cine de risas. Esperas ver el sol, la luna y las estrellas con tal dupla, pero la decepción que te llevas es abismal, porque hay mucho talento y les queda un producto insípido. Hay cierta dulzura y algo de diversión en la parte romántica, pues después de todo no deja de ser la historia de alguien que busca rehabilitar su vida volviendo al pasado que le hizo feliz, reconectando con la familia y encontrando el amor, dejando atrás la codicia. La verdad es que ya no se hacen películas como estas nunca más, porque está bien rodada, es una comedia ligera, y con verdaderas estrellas, muy sobrias.
Debe ser un chollo rodar una película que va sobre pararse a oler el buqué de los viñedos como un viticultor experto. Quizás no sea como reza su título, porque al ser tan emocionalmente apagada tiene el mismo encanto que un reportaje gastro turístico, que personalmente suelo odiar. Y es que Scott tiene muchos mejores trabajos que esta comedia romántica con Crowe fingiendo que es un tío encantador. Es más para cierto público femenino , que sí apreciará la sensibilidad del protagonista desde niño a adulto.
Puntuación: 6,5






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