Un completo desconocido (2024)
Película biográfica sobre el inicio de la carrera del cantante y compositor estadounidense Bob Dylan, dirigida por James Mangold y escrita por Jay Cocks, libremente basada en el libro de Elijah Wald, con lo cual pueden malinterpretarse desde las canciones del protagonista a otras polémicas del músico en cuestión. Lo que se examina aquí es el periodo que va de 1961 a 1965 , empezando con el principio de Dylan como parte del revival de la música folk estadounidense y acabando con su controversia eléctrica sobre el escenario de Newport en el 65. A Dylan lo interpreta Timothée Chalamet, quien lo hace bastante bien. El reparto lo completan Edward Norton, Elle Fanning (otra que lo borda), Monica Barbaro, Boyd Holbrook, Dan Fogler, Norbert Leo Butz, Eriko Hatsune, Big Bill Morganfield, Will Harrison, Charlie Tahan y Scoot McNairy.
A título personal ,fue la gran ignorada de los pasados Oscar, pues no se llevó ningún premio a los que optaba: película, director, actor principal (Chalamet), actor de reparto (Norton, que siempre cumple) y actriz de reparto (Barbaro, muy notable). Igualmente le ocurrió en los Globos de Oro (una brutalidad de lo de esta ceremonia), en los premios del sindicato de actores (aunque aquí hay que decir que Chalamet sí se lo llevó) y en los BAFTA (por coincidir con una dura competidora como es Cónclave). Una producción musical como esta siempre debería merecer más reconocimiento por parte de la crítica, pero está claro que al final es el público interesado el que debe valorarla. No hay que olvidar que Dylan sólo tenía 19 años cuando llegó a Nueva York con su guitarra para forjar vínculos con otros iconos musicales en su auge meteórico que culminó con una actuación revolucionaria que sonó por todo el mundo. Merece la pena verlo.
En 1961, Bob Dylan hace autostop hasta Nueva York para conocer a su ídolo musical, Woody Guthrie, quien se muere lentamente por culpa de la enfermedad de Huntington. Dylan visita a Guthrie en el hospital junto a un amigo de este, el cantante y activista Pete Seeger. Dylan interpreta su canción para Woody, impresionando a ambos. Pete invita a Dylan a quedarse con su familia, introduciéndole en la escena neoyorquina de la música folk. Tras una actuación de Joan Baez, Pete presenta a Dylan en una noche de micro abierto a la que asisten ejecutivos de la industria. Dylan tontea con Baez e impresiona a la multitud, provocando que el representante musical Albert Grossman lo contrate como cliente. Dylan comienza a trabajar en su primer álbum, pero se ve obligado por Columbia, su sello, a grabar sobre todo versiones y canciones tradicionales. Las ventas de la grabación resultan ser paupérrimas , frustrando a Dylan.
Dylan conoce a Sylvie Russo en un concierto, cautivándola con sus opiniones contrarias y cuentos sobre trabajar en una feria. Los dos comienzan una relación, y él se muda a su apartamento. Antes de irse a un largo viaje escolar por Europa, discuten; Sylvie está molesta por su naturaleza distante e intenta ocultarle su pasado a la chica. Pese a esto, ella le anima a que persevere para grabar música original. Influido por la agitación política y social, Dylan produce una serie de canciones socialmente conscientes. Esto llama la atención de Baez, por lo que inician tanto un lío como una colaboración. En 1965, Sylvie y Dylan se han separado. Habiendo alcanzado la fama pero no la libertad artística, Dylan lamenta que se ha endeudado a las expectativas de la industria y los aficionados. De gira con Baez, Dylan y ella discuten por su ego y su negativa a tocar sus canciones más populares en vez de material nuevo, por lo que él se va del escenario en mitad de la actuación.
Dylan experimenta con la guitarra eléctrica e instrumentos de rock, la gran controversia de su carrera en dirección contraria a lo establecido dentro de la escena folk, montando su banda y comenzando a grabar Highway 61 Revisited . La nueva vía de Dylan preocupa al comité planificador para el inminente festival de Newport, ya que los han contratado para encabezar el acontecimiento. Dylan trae a Sylvie al festival, esperando reavivar su relación con ella. Al ver el dueto de Dylan con Baez en It Ain´t Me Babe, Sylvie se percata de que nunca estará cómoda en su relación y se despide. El comité exige que Dylan toque sólo música folk, y Pete le recuerda que su propia obra vital está en la cuerda floja. Un ebrio Johnny Cash anima a Dylan a que toque en el espectáculo eléctrico, a lo que este continúa con su plan. La multitud reacciona con fuertes críticas y el comité, incluyendo Pete, intenta cortar el sonido, pero es detenido por Grossman y la esposa de Pete.
Dylan rechaza una petición de los organizadores del festival para interpretar una canción folk como un bis, pero cede cuando Cash le ofrece su guitarra acústica. A la mañana siguiente, a su marcha de Newport, Baez alcanza a Dylan y le comenta que ha logrado la libertad que quería. Dylan visita a Guthrie y escucha una grabación de So Long, It´s Been Good to Know Yuh, antes de marcharse del pueblo en su motocicleta.
La película nos muestra como Chalamet se convierte en Dylan, un proceso orquestado por Mangold por el que el actor logra tener una voz tan magnífica como la del cantante. La ambientación de la época, mediados de los 60 en Nueva York (aquí en realidad es la vecina Jersey), está fielmente lograda, cada secundario se mete en su papel, como por ejemplo Norton. La dramatización sobre la evolución del icónico cantautor del folk al rock es otro ejemplo de como ha cuidado el estudio, Searchlight, la recreación de la polémica eléctrica en el festival de Newport. Desde el principio hubo problemas al comenzar el rodaje durante el COVID, pero Chalamet se propuso a prepararse para meterse en la piel de Dylan con mucho tesón, aunque apelando a un detalle un tanto vergonzoso de su pasado, resucitando a su otro yo con el que rapeaba en su época de instituto, de la cual hay imágenes que dan cierta vergüenza ajena.
Mangold llegó a confirmar que el mismo Dylan le dio una serie de consejos a Chalamet para que no hiciese el caricato. En el contexto de la historia, hay como siempre una serie de hechos enfrentados a toda la ficción que hace discurrir la verdad de lo imaginario en tal celebrado biopic. De hecho, Dylan, que siempre ha sido un poco zorro, metió una morcilla completamente inventada en una de las escenas clave, cuando el doble que hace Chalamet va con todo lo eléctrico a escena. No hay que olvidar que la vida de Dylan ya se exploró en otra película de hace unos años, I´m Not There, con la diferencia de que aquí Chalamet muestra a un cantautor con más hambre y casi en los huesos, poco romántico y nada atractivo. Mangold por su parte se defiende bien con la temática musical, siendo un cineasta versátil que firmó este biopic tras dirigir la secuela definitiva de Indiana Jones y rechazar propuestas de adaptar cómics como La cosa del pantano.
Barbaro me ha resultado toda una gozada verla como ha encarnado a Baez tras su grata presencia en Top Gun Maverick, quien junto con Fanning han representado la presencia femenina de la cinta. La segunda se nota que ha madurado profesionalmente y ya ha encontrado su propia voz en la industria. Sus personajes mantienen una dinámica con Dylan que viniendo del mismo director que ha hecho el último Indiana Jones sorprende como de una producción a otra ha variado el tono de aventuras a algo más dramático. Barbaro se ha fogueado en televisión con Fubar, y ahí su dinámica de hija de un padre que encarna Arnold Schwarzenegger le ha ayudado a poder discutir con su compañero de reparto manteniendo una actitud optimista, aunque no se la vea sonreír.
Imagino que Dylan debe ser un cantante cinéfilo como lo era Elvis, sobre todo al tener más de una producción centrada en su vida y obra. En todo biopic musical que se precie siempre hay que mostrar a bastantes artistas, y me parece un acierto que Norton acabase encarnando a Seeger en lugar del previsto anteriormente, Benedict Cumberbatch. Y también es loable que Chalamet cante él mismo si hace de Dylan, porque si no apaga y vámonos. En una de superhéroes de cómic nos da igual si los actores hacen las escenas de acción dentro de sus trajes, aquí quiero oír al actor cantando como lo haría el músico en aquellos años 60 en EEUU. Y el resultado es de los que callan bocas críticas, el chico se lo ha currado . Y es que aquí hay parte de adaptación literaria y musical, con lo que este actor puede con todo lo que le pongan por delante, ha superado sus límites como actor de moda.
Chalamet está mucho más desenvuelto que nunca, ya ha sobrevivido a su fama súbita y al obstáculo de trabajar encarnando a un ídolo del rock clásico. Diría que ni siquiera este es un musical al uso, porque hasta como suena la película es algo más auténtico que por ejemplo otros biopics de cantantes recientes. Al verla en casa, da la impresión de estar casi en primera fila viendo la actuación. El chaval interpreta 40 canciones de Dylan en directo tanto a la guitarra como a la harmónica y por supuesto cantando. Es una agradable sorpresa y ojalá pueda escribir lo mismo cuando se estrene el dedicado a Bruce Springsteen. Incluso las guitarras usadas son las de la época, lo cual consigue dar con el sonido correcto para evocar la música del auténtico Dylan en más de dos canciones. Lástima no poder disfrutar su banda sonora en vinilo o CD, pero de manera digital sí he podido volver a oír cantar al actor todo el repertorio tras la película.
¿Qué es real y qué es ficción en este biopic de Dylan dirigido por Mangold? La cronología de acontecimientos se ha reducido o alterado de tal manera que hay sucesos que se han intercambiado, mezclado o simplemente inventado. Un personaje importante en su vida como fue su esposa se ha omitido y luego hay otros que son ficticios, como Sylvie, el personaje de Fanning, que está basado en Suze Rotolo, una novia anterior que tuvo Dylan antes de conocer a su futura mujer, que al parecer no fue al festival folk de Newport del 65 con él porque ya habían roto su relación. Tampoco es real nada de lo relativo a la relación íntima entre Dylan y Baez, ya que por ejemplo no empezaron a salir durante la crisis de los misiles de Cuba, sino después, aparte de que ya se separaron antes de su actuación clave.
Tampoco conoció Dylan a Seeger y Guthrie en un hospital de Nueva Jersey, sino en su casa, aunque luego le visitaría cuando este último estuvo convaleciente. Escribió su canción para Woody tras conocerle, y a Seeger lo conoció cuando luego se encontró con este en Greenwich Village. Dylan nunca salió en el programa televisivo de Seeger y el cantante de blues Jesse Moffette , nativo de Misisipi, es un personaje inventado. Si es cierto que Dylan y Cash se cartearon durante años, pero el veterano músico no asistió al festival del 65, aunque sí que le regaló su guitarra al joven cantautor el año anterior. La escena cumbre de su controvertida actuación con instrumentos eléctricos en Newport donde alguien del público le gritó "!Judas!" fue en realidad en una actuación en directo de un concierto que dio en Manchester al año siguiente. Y la escena en la que Seeger se cabrea por la actuación de Dylan que estuvo a punto de usar un hacha para cortar los cables del micrófono identifica una leyenda urbana que en realidad nunca pasó.
Como película biográfica se permite estas licencias artísticas, poder tener un reparto coral que capte el Nueva York de los 60 y como Dylan, en sus comienzos, llegó allí y abrazó el estilo eléctrico. Su trio protagonista de jóvenes son artistas de primer plano, muy en los focos de la actualidad, nada que envidiar por ejemplo a los que vemos en el cine francés. Encajan muy bien con la época, a lo mejor más estéticamente que en actitud, pero los damos por válidos, sea por romanticismo más que nada. Ya digo que la gente de Searchlight siempre ha mostrado mucho cuidado por sus producciones desde que era filial de Fox al momento en que forman parte de la compañía mastodóntica que es Disney. Sí que lamento no haberla visto en cines, pero desde la comodidad de casa tampoco se ve tan mal, lo único que la diferencia de una serie es que se ve con más interés y no está dividida por capítulos.
En esta nueva etapa la verdad es que las películas más adultas de la multinacional me atraen mucho más que las del estudio que fundó Walt, demasiado centrados en las desabridas adaptaciones en imagen real de sus clásicos animados, o ya incluso en derivados de estos. Será cosa de la edad, pero es que mi interés por lo que hace Disney hoy ha bajado bastante, diría que en general por que ya he visto mucho en treinta años y hay cosas que te parecen ya reiterativas. Y claro, esta película en cuanto estuvo nominada a los Oscar por sus tres actores principales (Chalamet, Norton y Barbaro) me llamó la atención pese a ser muy comercial, estar hecha para ganar premios (que al final no se llevó), no ser lo que ahora tanto piden de tener un reparto diverso (en cuanto a calidad actoral sí lo veo, lo de la raza no es mi principal preocupación) o que pertenece a una categoría difícil de ubicar.
Asombra que luego no se reconozca el simbolismo de la historia, un tanto sentimental pero que lo acepto igualmente , para que luego las triunfadoras vayan a verla la gente cuando llegan a plataformas. ¿Acaso tenía Chalamet que montar algún incidente como el del infame tortazo de ya sabemos quien a quien? No digo que rechace ver estos premios, pero tanto esfuerzo invertido y tiempo es para que los implicados pasen de estas ceremonias en donde la propia academia ya se descalifica sola. Una biografía musical no es como una película de animación, que es solo para niños, esto es mucho más serio. El chaval se echa encima toda una interpretación vibrante , una balada que el propio Dylan compondría y que puede que no se meta del todo en la piel del enigmático artista, pero hará que sientas que has pasado todo ese tiempo acompañado por él. Sin apenas salirse del tono, compone un verso crudo dentro de esa etapa de su vida con la asombrosa interpretación del chico de moda.
La interpretación de Chalamet está completamente comprometida a poder captar la interioridad de Dylan, desde su talento a su forma de ponerse a la defensiva al distanciarse de la gente, y por supuesto su impasible ambición. Los responsables de hacer la película admiran a Dylan, es obvio, permitiendo que se vea al artista que es, inseguro, muy confiado, de todo un poco. Buena actuación y buena música, una revelación eléctrica, un retrato audaz y admirable que poda los detalles vitales de un artista colosal y complejo. Insisto en que no es un documental, que suele ser más preciso, pero es una película que merecía más reconocimiento, como le pasa a las series que luego son reivindicadas por cualidades como ser visionarias o hacer tributo a tales o cuales personalidades. Y ahora que lo pienso, A propósito de Llewyn Davis también tenía a Dylan al final, por lo que podría ser una historia ambientada en el mismo universo.
Puntuación: 7









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