The Neon Demon (2016)
La gente malvada muere
joven
Terror
psicológico centrado en el concepto de la belleza, dirigido por
Nicolas Winding Refn a partir de un guion de la joven escritora
inglesa Polly Stenham y protagonizado por Elle Fanning, quien
interpreta a una aspirante a modelo en Los Ángeles cuya
hermosura y juventud generan una intensa fascinación y envidia
dentro de la industria. Entre los secundarios encontramos a Karl
Glusman, Jena Malone, Bella Heathcote, Abbey Lee Kershaw, Desmond
Harrington, Christina Hendricks y Keanu Reeves. Estamos ante una
película muy francesa (narrativa) y danesa (visual),
pero al fin y al cabo es un filme muy del Hollywood de autor, como ya
vimos en Drive o también como pasó en Sólo Dios perdona.
Dentro
del terror independiente reciente, junto a Green Room, esta
es una de esas cintas que mayor impacto me han causado, y además es
una muestra de como actualmente las compañías de contenido bajo
demanda, en este caso Amazon Studios, se están haciendo poco a poco
hueco entre los estudios de cine en Norteamérica, no hay más que
ver a Netflix. Por otra parte, es un filme que no va dirigido al
público mayoritario, de ahí su fracaso de taquilla, porque no es
cine comercial que siga los patrones contemporáneos, nada que ver
por ejemplo que sea cine danés y no estadounidense, hay cine
europeo, como el francés, que atrae mucho público y logra buena
taquilla.
Jesse
(Fanning) es una aspirante a modelo de dieciséis años que
acaba de mudarse de su pequeño pueblo de Georgia hasta LA. Su
primera sesión fotográfica se la hace Dean (Glusman), y
allí conoce a la experta en maquillaje Ruby (Malone), quien
le presenta a modelos mayores que ella: Sarah (Abbey Lee, que en
la vida real es modelo) y Gigi (Heathcote). Las tres
mujeres están intrigadas por la belleza natural de Jesse, así
como también curiosas por sus inclinaciones sexuales, ya que Jesse
aparenta no tener experiencia en lo segundo. Jesse logra firmar
por Roberta Hoffman (Hendricks), la dueña de una agencia de
modelos, que le dice que finja que tiene diecinueve y que vaya a
hacer una sesión de prueba con un notable fotógrafo, Jack
McCarther (Harrington).
Jesse
empieza a salir con Dean, pero mantiene sus avances a raya.
Regresa a la habitación de su motel sólo para encontrársela
saqueada y ocupada por una felina que parece un puma pero que
ruge como una pantera. El gerente, un tipo desagradable llamado
Hank (Reeves), le exige que pague los desperfectos. Jesse va a
la sesión fotográfica con Jack, quien pide un fondo cerrado y
luego cubre el cuerpo desnudo de la chica con pintura dorada. La
sesión es un éxito, por lo que Gigi y Sarah envidian cada vez más
la juventud de Jesse, mientras que Ruby está fascinada con ella.
Jesse va a un casting para el diseñador de moda Robert Sarno
(Alessandro Nivola), con Sarah también presente allí.
El
hombre no presta atención a Sarah porque está en trance por culpa
de Jesse. Consternada, Sarah abandona el lugar hasta el lavabo en
donde destroza un espejo con indignación y cuando entra Jesse,
Sarah le pregunta que se siente al ser aquella a la que todos
admiran, a lo que Jesse admite que “lo es todo”. Sarah
arremete contra ella y Jesse accidentalmente se corta su mano con
un cristal roto. Inmediatamente Sarah sorbe la sangre de la mano de
Jesse y la niña va corriendo de vuelta a su motel, donde se
desmaya y alucina con imágenes extrañas. Dean llega y paga a Hank
por los daños causados a la habitación de la chica, a quien le cura
la herida.
Durante
su breve intercambio, Hank revela que ha habido una racha de
delitos de violación sexual, deduciendo que Dean ha mostrado un
interés no mutuo hacia Jesse y tratando de atraer la atención
del fotógrafo a otra chica fugitiva de 13 años cuya habitación
podría estar al lado de la de Jesse. En el espectáculo de moda de
Sarno, Gigi le cuenta a Jesse acerca de toda la cirugía plástica
a la que se ha sometido, expresando incredulidad en que ella no
haya empleado favores sexuales para alcanzar el éxito. Con Jesse
cerrando el desfile, esta tiene una visión de un triángulo
brillante que vio antes en su alucinación, besando a su reflejo
dentro del prisma.
Tras
el evento, una muy cambiada Jesse sale junto a Dean hasta un bar.
Allí, Sarno denigra a las mujeres que llevan cirugía para fines
cosméticos, usando a una humillada Gigi como ejemplo. Por
contraste, alaba el aspecto natural de Jesse y declara que “la
belleza no lo es todo, es lo único". Dean discrepa con esta
afirmación y trata de convencer a Jesse de que se marche, pero
ella rechaza su consejo, mostrando ahora una nueva personalidad
narcisista. Jesse tiene una pesadilla con Hank en la que este le
obliga, con fines sexuales, a tragarse un cuchillo. Se despierta a
tiempo para oír a alguien moviéndose nerviosamente con la puerta
de su habitación cerrada.
Rápidamente
abre la cerradura, pero se ve obligada a escuchar mientras el
intruso irrumpe en la habitación de al lado y agrede a su
huésped. Aterrada, llama a Ruby, quien le dice que vaya a verla, y
entonces esta trata de tener sexo con la chica, pero Jesse la
rechaza, revelándole de paso que ella aún conserva su virginidad.
Molesta, Ruby dibuja un diagrama en su espejo y deja tirada a la
chica porque tiene que acudir a su otro trabajo, encargada de
maquillaje en una morgue, en donde descubrimos que le va la
necrofilia al satisfacer su ansias sexuales con el cadáver de una
mujer. Cuando Ruby vuelve se encuentra a Jesse ensimismada, siendo
atacada la niña por Gigi y Sarah, quienes la persiguen con
cuchillos en las manos.
Ruby
empuja de repente a Jesse hacia una enorme piscina vacía y esta
acaba gravemente herida, con la pierna rota y la cabeza
ensangrentada. Las tres muchachas se acercan a ella portando los
cuchillos y Ruby aparece a continuación en una bañera llena de
sangre de Jesse, con Sarah y Gigi limpiándose la sangre con la
ducha. Al día siguiente, el torso desnudo de Ruby muestra
tatuajes ocultos mientras riega unas flores en el exterior y limpia
la sangre de Jesse de la piscina. Luego yace en la tumba sin
nombre de Jesse como parte de un ritual que culmina en el salón
de su casa a la luz de la luna, cuando sin avisar un chorro de
sangre mana de la zona genital de Ruby.
Al
día siguiente, Sarah lleva a Gigi en su coche hasta la sesión
fotográfica de Jack, donde la muchacha afirma despreocupada a
las otras modelos dispuestas a participar que una vez se comió (en
sentido caníbal) a una chica que la jodió en su trabajo,
molestando a una ya bastante perturbada Gigi. Jack se ve de repente
cautivado por Sarah y le pregunta si puede sustituir a la otra
modelo, a lo que ella accede con una sonrisa cómplice. En medio
de la sesión, Gigi se siente mal y se marcha, con Sarah siguiéndole
y observando como Gigi vomita uno de los ojos de Jesse. Esta grita
arrepentida, “ necesito sacarla de mi interior”,
apuñalando su propio estómago con unas tijeras, abriéndose el
abdomen. Sarah contempla a Gigi muriendo, empieza a babear , se come
el ojo regurgitado y se marcha de vuelta a la pasarela.
El
estudio francés Gaumont financió el proyecto, cuyo guion está
inspirado en la infame leyenda de Elizabeth Báthory, la Condesa
Sangrienta, una noble húngara de los siglos 16 y 17 que se
dedicaba a asesinar a otras mujeres y que fue la inspiración para
Drácula. Refn ya había hecho suficientes películas sobre
hombres violentos y quería esta vez cambiar de género y mostrar el
mundo de la belleza y de la mortalidad. Cliff Martinez regresa para
la música tras colaborar con Refn en Drive, componiendo una
banda sonora de estilo similar a la partitura electrónica de la
que vimos en la anterior entrada. El primer acto se asemeja a un
melodrama al estilo de El valle de las muñecas.
Sin
embargo, el segundo acto es como La matanza de Texas, ya que
la banda sonora se vuelve de manera contundente una reminiscencia
de la música electrónica de los 70-80, recordando al estilo de
Giorgio Moroder, Goblin, Kraftwerk o Tangerine Dream, los reyes
de cuando los discos aún se escuchaban en vinilo. El tema principal
lo canta la australiana Sia.
Seductora
y moderna, esta película sin embargo arrastra ese termino medio
ambiguo de Sólo Dios perdona en el que Refn y su ojo
clínico no pueden compensar del todo una trama mal desarrollada
y unos personajes pobremente concebidos. Cuando la película alcanza
su lógico punto final, Refn continúa empujando y acaba brindando
una secuencia que te deja tan boquiabierto, que astutamente ha
rehecho con brillo la impresión que suelen dejar las portadas de
las revistas de moda.
En
ese aspecto ha revolucionado tanto como en su día hicieran Luis
Buñuel y Salvador Dalí con el corto surrealista Un perro
andaluz. Refn es un artista atrevido y visionario, capaz de
revelarse en la cultura de la gratificación instantánea sujeta a
todo tipo de críticas, positivas o negativas, en este caso con una
obra maestra brutal visualmente hablando. Quejarse de que a The
Neon Demon le falte sustancia o que no tiene nada que añadir a
nuestra obsesión cultural con la belleza es negar la locura que
suelen ser los certámenes del gremio que suelen celebrarse cada
año. No todas las películas están hechas para ser leídas como
libros, las hay como esta que necesitan vivirse y que garantiza
reacciones vehementes por parte del espectador.
Las
modelos parecen maniquíes y como esto es una película de terror
dan la impresión de convertirse en cadáveres de slasher, cadáveres
que son objetos a los que amar, hermosura mezclada con carne
picada. No hay imagen que no me recordase a Twin Peaks, El
resplandor o algún retorcido anuncio publicitario de Calvin
Klein, porque Refn es lo más cercano que tenemos para suceder en un
futuro a David Lynch, y por supuesto, esta si que es la auténtica nueva versión
de Suspiria.
Puntuación:
6
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