Nunca apagues la luz (2016).

             Tenías motivos para temer a la oscuridad


                                              
Terror sobrenatural dirigido por David F. Sandberg en su debut como director, producido por James Wan y escrito por Eric Heisserer. Está protagonizado por Teresa Palmer, Gabriel Bateman, Alexander DiPersia, Billy Burke y Maria Bello, basado en un corto que el cineasta sueco realizase anteriormente y en el que aparece una compatriota suya que aquí repite presencia, Lotta Losten, que además es la esposa de Sandberg. Warner Bros fue la responsable de adaptarla como largometraje, resultando ser un producto rentable y bastante convincente, del cual ya se está desarrollando una secuela junto a New Line Cinema, RatPac- Dune Entertainment y la compañía de Wan, Atomic Monster Productions.


                                               
 En un almacén textil, una trabajadora llamada Esther (Losten) ve la silueta de una figura cuando apaga la luz, pero no ve nada con las luces encendidas. Corre a advertir de la aparición al dueño, Paul (Burke), pero este la ignora y se marcha. Entonces Paul es perseguido y asesinado espantosamente por la misteriosa silueta oculta. La hijastra de Paul, Rebecca (Palmer), vive separada de su madre, Sophie (Bello), y de su medio hermano Martin (Bateman). Sophie sufre una enfermedad mental y una depresión que ha resurgido, llevándole a hablar con un amigo imaginario. Una noche, Martin ve a Sophie hablando con una silueta y se queda horrorizado, provocando insomnio al niño. Rebecca se lleva a Martin a su apartamento para protegerlo, en contra de los deseos de su madre.


                                              
Esa noche, Rebecca se despierta al ver a la silueta, logrando evitar por los pelos su ataque gracias a que el edificio tiene encendido a través de su ventana un letrero de neón. A la mañana siguiente, Rebecca encuentra el nombre de Diana garabateado en el suelo. Recuerda a Diana de su propia niñez como el motivo por el cual se marchó cuando su padre, el primer marido de Sophie, aparentemente las abandonó. Luego, da con unos expedientes que hablan sobre Sophie y Diana, en el que esta última aparece mencionada como asesinada cuando se expuso a una luz brillante durante un experimento. Sophie decide organizar una noche de cine en casa con Martin, pero aparentemente invita a la silueta, que asusta al chiquillo.


                                              
Ella le cuenta una historia sobre la silueta, Diana, que era su amiga cuando estaba recluida en un manicomio, y que esta padecía un estado inusual que le provocaba xerodermia pigmentosa, una enfermedad rara y hereditaria, una especie de cáncer de piel. Martin observa a Diana agachada encima suya y entonces enciende la luz, huyendo a casa de Rebecca antes de que Diana le ataque. Rebecca se enfrenta a Sophie respecto a lo de Diana pero ella niega tales acusaciones. Rebecca, su novio Bret (DiPersia) y Martin deciden pasar toda la noche protegiendo a Sophie. Rebecca va a su dormitorio y llama a la puerta para reconciliarse con su madre, pero sin embargo Sophie le pasa secretamente una nota que dice “Necesito ayuda”, justo antes de que Diana tire de ella hacia dentro.


                                             
Rebecca se da cuenta de que su madre está siendo controlada y por tanto enciende todas las luces de la casa para alejar a Diana. Conociendo sus intenciones, Diana atrae a Rebecca y a Martin hasta el sótano mediante un cortocircuito que ocasiona un apagón. Bret es atacado pero logra escapar y contacta con la policía. Rebecca se percata de que usando luces ultravioletas podrá ver a Diana y descubrir garabatos escritos por las paredes, explicando como esta entidad no permitirá que nadie se lleve a Sophie y que ella fue quien mató al padre de Rebecca. Un par de agentes de policía llegan y liberan a Rebecca y a Martin, pero ambos son asesinados por Diana. Rebecca envía a Martin afuera con Bret y regresa para rescatar a Sophie.


                                                
Diana ataca a Rebecca violentamente, pero Sophie le planta cara con una pistola. Sabiendo que ella es lo que ata a Diana a este mundo, Sophie se suicida con su arma, haciendo desaparecer al espectro. Consternados, Rebecca, Martin y Bret se reconcilian y juran permanecer juntos para siempre. La muchacha queda como el personaje que dentro del género se conoce como la última superviviente, como antes lo han sido Ellen Ripley (Alien), Laurie Strode (Halloween) o Sidney Prescott (Scream). La actriz australiana canalizó sus miedos de la infancia para la protagonista en esta película y lo más probable que para su secuela. Diana por su parte es la antagonista, una entidad fantasmal y vengativa que ataca en la oscuridad y que podría aparecer de nuevo en la continuación.


                                                              
Sandberg, junto a su esposa Lotta Losten, crearon el corto original inicialmente para un festival de cine. Aunque no ganó dicha competición, muy pronto se hizo viral y llevó a Sandberg a contactar con varios representantes, hasta el punto de que tuvo que desarrollar una hoja de cálculo para mantener contacto con todos esos agentes. Uno de esos contactos que quiso colaborar con él era Wan, quien estaba interesado en producir una versión extendida, en formato largometraje. Aunque Wan disfrutó con el corto, tenía sus dudas en cuanto a que pudiera convertirlo en película hasta que Sandberg produjese un tratamiento de guion para la adaptación cinematográfica.


                                                      
El traslado a Hollywood fue un tanto frenético para la pareja, ya que Losten debía dejar su trabajo de día para acometer la mudanza. Una vez llegados a la Meca del cine, los dos no pudieron hacerse con un apartamento debido a la falta de ahorros, obligándose a alquilar de manera mensual una vivienda en Airbnb. Sandberg nunca había trabajado con un equipo de filmación o visitado un plató antes de rodar esta cinta, así que tuvo que preguntarle al asistente de dirección cosas tan básicas como “¿Cuando tengo que decir acción?”, así que por fortuna tenía a todo un padrino como el cineasta de origen asiático responsable de Expediente Warren para asesorar al novato.


                                                             

Nunca apagues la luz hace un habilidoso uso de tropos fuertemente establecidos dentro del género, unido a unas actuaciones geniales para una experiencia perturbadora, llena de sustos y que transmite terror de calidad superior sin escatimar en su argumento. Con un monstruo desconcertante como núcleo, un gran reparto y una secuencia final implacable, es un debut por el cual su director, Sandberg, debería sentirse orgulloso. Un texto burdo ocasionalmente afloja su fascinación al mostrarse mucha osadía, pero hay opciones de que Diana logre que aún tengas que dormir con las luces encendidas un tiempo incluso después de haberla visto. Incluso los más cínicos y hartos del género tendrán miedo.

Puede que hayáis visto todo tipo de variantes, pero el como toca el instinto materno esta película os puede sorprender por los lazos emocionales que se fraguan en medio del suspense emocional que crea la mayor parte de su tensión, los miedos más primarios que amenazan a una familia rota y fundamentalmente, a la salud mental de dichos miembros. Lo dicho, sobresaltos minimalistas pero al estilo de la vieja escuela, solamente estropeado por algunos tiros de cámara un tanto mareantes.

Puntuación : 6



                                               
    


                                                         





Comentarios

Entradas populares de este blog

El padrino: Parte III (1991)

El padrino: Parte II (1975)

Scream: Vigila quién llama (1997).