Adèle y el misterio de la momia (2010).
Las extraordinarias
aventuras de Adèle Blanc-Sec
Exótica
película francesa de aventuras y fantasía escrita y dirigida
por el visionario cineasta galo Luc Besson, quien se basó
libremente en el tebeo homónimo de Jacques Tardi, cuyas páginas
recogen las andanzas de la protagonista, una joven escritora
acompañada de una variopinta galería de secundarios en el París
de principios del siglo XX, concretamente de 1912, centrándose aquí
en el tema de la parapsicología y la ultra avanzada tecnología
del Antiguo Egipto, en una mezcla subversiva de ficción
especulativa de época y actual que trae en imagen real gran
cantidad de animación por ordenador para enfatizar la acción en
cada escena, donde efectos especiales tradicionales y visuales más
modernos nos ofrecen una aventura al estilo clásico,como en las
historietas franco-belgas, todo con el inconfundible sello del
estudio más importante a este lado del Atlántico, EuropaCorp
(responsable de la saga Transporter).
Mientras
experimenta técnicas de telepatía con las que ha estado haciendo
investigaciones, el profesor Ménard (Philippe Nahon) logra
abrir un huevo de pterosaurio de 136 millones de años en la
Galería de Paleontología y de Anatomía Comparada del Museo
Nacional de Historia Natural de Francia, provocando la muerte del
prefecto (quien venía de compartir un taxi con una exuberante
bailarina del Moulin Rouge). El presidente de Francia ordena a
la Policía Nacional que investigue el caso con urgencia, poniendo
al mando al peculiar inspector Albert Caponi (Gilles Lellouche).
Por otro lado, Adèle Blanc-Sec (Louise Bourgoin), una
periodista y escritora experta en viajes, se ve envuelta en todo el
barullo tras regresar de su estancia en Egipto, un tanto agitada al
haberse topado con su rival, el misterioso profesor Dieuleveult
(Mathieu Amalric).
Allí
en el país árabe, la muchacha ha estado buscando a la momia de un
médico de Ramsés II, Patmosis, a la que quiere revivir con la
ayuda de Ménard, para que así el doctor pueda salvar a su hermana,
Agatha, la cual está en coma tras un desafortunado accidente
jugando al tenis por culpa de haberse clavado un alfiler de su
sombrero en la frente hasta el cerebro. Andrej Zborowski (Nicolas
Giraud), un investigador del Jardín de plantas de París, que
está enamorado de Adèle, logra atraer al pterosaurio para
atraparlo. La momia resulta ser el físico personal del faraón,
confesando tras despertar que lo suyo no es la medicina, sino las
matemáticas, pero aún así acompaña a Adèle hasta el Museo del
Louvre para resucitar al resto de la corte faraónica y a la momia
del propio monarca, quien logra curar a Agatha.
Adèle
decide finalmente que necesita tomarse unas vacaciones para
relajarse, y por eso en la escena que cierra la película se sube a
bordo de un barco, el cual nos revela la cámara en un plano general
que se trata del Titanic. En una escena tras los créditos,
el cazador que abatió al pterosaurio, Justin de Saint-Hubert
(Jean-Paul Rouve), se ve amenazado por dos gorilas que le
están mirando fijamente.
Estamos
por tanto ante una refinada adaptación de un tebeo con más de 40
años de publicación en el país vecino, con la loable
interpretación de Bourgoin como la heroína titular. Si me tengo
que quejar de algo es de que el trabajo de Besson es un tanto
desigual y que ya podría beneficiarse de nuevos colaboradores, no
en particular prescindir del apoyo financiero de su mujer, la
productora Virginie Silla, sino de buscar otros compositores para
la música que no sea siempre Éric Serra, y sobretodo que recorte
el tercer acto, que a mi parecer resulta demasiado largo.
Aun
así, Besson volvía a sorprender con una impresionante dirección y
un hermoso diseño visualmente bastante entretenido, frecuentemente
divertido y jugueteando con un guion ingenioso, grandes efectos
especiales y el mejor papel hasta la fecha de mademoiselle
Bourgoin.
Puntuación:
6
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