Chaplin (1993).
El hombre
que hizo llorar y reír al mundo.
Película biográfica en clave de comedia dramática sobre la vida
del humorista británico Charlie
Chaplin, producida y dirigida por
Richard Attenborough (con Mario Kassar en la producción para
Carolco). Con un reparto coral, no falta ni siquiera Geraldine Chaplin, hija de Charlie, quien
aquí dio vida a su propia abuela
paterna, Hannah Chaplin. Este largometraje
fue adaptado entre otros por
William Boyd, Bryan Forbes y sobre todo
William Goldman. La música es de John Barry, quien supo recrear todos
los motivos melódicos del cine del genial cómico inglés.
La película nos
muestra de forma estructurada largos flashbacks que tiene un ya anciano Charlie Chaplin (Robert Downey Jr), quien en ese momento vivía en Suiza, recordando momentos de su vida durante una conversación con un personaje inventado llamado George
Hayden (Anthony Hopkins), editor de
su autobiografía. Haciendo memoria, recuerda como a su madre Hannah le dio un ataque de nervios encima de un escenario mientras actuaba, lo que le llevó con apenas
cuatro años a sustituirla. Con el paso de los años, Chaplin y su hermano Sydney
(Paul Rhys) se ganarían la vida
actuando ante el público.
Un productor de espectáculos de variedades llamado Fred Karno (John Thaw) fue quien mejor supo explotar el talento cómico de
Chaplin con su famoso número del borracho. Este fue enviado a América por su representante y su primer trabajo allí se lo dio Mack Sennett (Dan Aykroyd), el productor de comedias más famoso de la época en
Hollywood. En 1918, Chaplin completó su trabajo en Charlot emigrante, lo cual le concienció mucho
acerca del tema político del que trata
el filme, comenzando además un breve romance con la actriz Edna Purviance (Penelope Ann Miller).
Años más tarde, en una
fiesta organizada por gente de la industria y con un anfitrión de excepción
como Douglas Fairbanks (Kevin Kline), Charlie conoció a su
siguiente ligue, la actriz juvenil Mildred Harris (Milla Jovovich). En otra fiesta posterior, esta vez organizada
por William Randolph Hearst, Chaplin le
reveló a Fairbanks que se iba a casar con
Harris al estar ella embarazada, pero al final resultó ser un montaje.
En ese evento, Chaplin tuvo una desagradable discusión con John Edgar Hoover (Kevin Dunn) sobre las responsabilidades de los actores y directores de cara al público,
iniciando una vendetta de más de cuarenta años en la que Hoover trató de arruinar la reputación de Chaplin.
Durante el proceso de
divorcio, los abogados de Harris trataron
de robar la película de Chaplin El
chico, dando como argumento que se trataba de un activo de valor. Sydney y Charlie terminaron montando y editando esta cinta
en un remoto hotel de México, logrando introducirlo con éxito en EEUU.
De vuelta a América, Hoover comenzó a investigar la vida privada de Chaplin, sospechando que
este podría ser miembro del partido
comunista, mientras que el cineasta británico
se vio obligado a considerar las implicaciones de la entrada de las
películas sonoras en su filmografía, ya que hasta entonces su trayectoria era
de cine mudo.
En 1925, Chaplin hizo La
quimera del oro y se casó con su compañera de reparto, Lita Grey (Deborah Moore), con quien tuvo dos
hijos, aunque como le confesaría a George, siempre pensó que ella era una auténtica
bruja y apenas le dedica cinco párrafos en
su reciente autobiografía. Pasan
los años y aunque Chaplin encontró una
nueva esposa en Paulette Goddard (Diane
Lane), se sentía un tanto culpable y se compadeció de los millones de americanos que recientemente habían perdido sus empleos debido al crac del 29 (Chaplin evitó perder toda su fortuna
durante la Gran Depresión vendiendo gran parte de sus acciones un año
antes).
Chaplin denunció toda esta problemática en su
siguiente largometraje, Tiempos modernos,
de 1936, la última donde aparecería su personaje de Charlot. Su entera
dedicación a esta producción
acabaría en serios problemas
domésticos y en otro divorcio, el
tercero en total. En una fiesta, un decadente Fairbanks comentó que Charlie se
parecía mucho físicamente a Adolf
Hitler, a quien satirizó sin hacer
mención a los nazis en la inspiradora El gran dictador, de 1941, un gran éxito mundial que sin embargo Hoover vio como propaganda anti americana. Chaplin además logró
sentar cabeza casándose con Oona O´Neill
(Moira Kelly), una actriz de
asombroso parecido a su primer amor, Hetty Kelly, y por tanto su definitiva
compañera vital.
Los escándalos no acabaron
para el genio inglés cuando admitió que es el padre biológico del niño de su ex amante Joan Barry (Nancy Travis), una actriz americana. Y eso que una prueba sanguínea
confirmó que el niño no era suyo, pero
aún así le pasó la manutención para que lo criase. Con su reputación muy
dañada, Chaplin estuvo alejado de la vida pública durante siete años hasta que
reapareció para producir una nueva
película, Candilejas, de 1952. En ese
año tuvo lugar el auge de la polémica que llevaba a cabo Joseph McCarthy, por lo que Chaplin abandonó
América con Oona de vuelta a Gran Bretaña, enterándose además de que
Hoover le retiró su ciudadanía americana y por tanto ya no regresaría al país.
Attenborough quería a toda costa que Downey Jr fuera Chaplin, pero los ejecutivos del estudio,
TriStar Pictures, preferían a otros actores como Robin Williams, Billy Crystal o incluso Jim Carrey. La película se toma muchas
licencias dramáticas en algunos
aspectos de la vida de Chaplin, si bien
la actuación de Downey es loable de ser admirada. Y es que el director inglés
confiaba lo suficiente en el actor que actualmente da vida a Tony Stark,
incluyendo al final imágenes reales del auténtico Chaplin para dar
verosimilitud a su producción, un biopic
excesivamente brillante que cubre un buen trecho de la vida y obra del
cineasta.
Puntuación: 7,4
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