Nosferatu (1922)

                                                                    


Película muda expresionista alemana de vampiros dirigida por F.W. Murnau y protagonizada por Max Schreck como el Conde Orlok, un vampiro que acosa a la esposa (Greta Schröder) de su agente inmobiliario (Gustav von Wangenheim) y trae la peste a su pueblo. 

Estamos ante una adaptación no oficial de la novela de Bram Stoker Drácula, con numerosos cambios  de nombres y otros detalles, incluyendo el del Conde Drácula, rebautizado Conde Orlok, aunque estos cambios son a menudo representados como una defensa contra las acusaciones por infracción de derechos de autor, ya que todas las copias de este clásico de culto  se vieron obligadas a ser destruidas. O casi todas, porque por fortuna luego nos llegó en vídeo doméstico, siendo una de las primeras películas de los años 20 del siglo pasado que se reivindicaron en el imaginario popular. Los intertítulos ayudan a seguir la trama de la cinta al no haber más audio que la música. Florence Stoker, la viuda del autor, fue la que ordenó  que esta producción se convirtiese en una película perdida.

                                                         


Lo intentó como pudo, pero ni la viuda de Stoker logró matar a Nosferatu, que se convirtió en una de las mejores películas del cine  a nivel mundial hace ya más de cien años. Esto es algo importante, porque fue la definitiva para inaugurar un género como el terror. 

En 1838, en el ficticio pueblo de la Confederación Germánica de Wisburg, Thomas Hutter  es enviado a Transilvania  por su empresa, liderada por el excéntrico agente inmobiliario Herr Knock, para que visite a un nuevo cliente, el Conde Orlok, quien está planeando comprar una casa enfrente de la propia residencia de Hutter. Cuando Hutter estudia la ruta en un mapa, Knock secretamente estudia una misteriosa correspondencia escrita en símbolos místicos. Mientras se embarca en su viaje, Hutter para en una posada en la que los locales están aterrados por la simple mención del nombre de Orlok. En su habitación, halla un libro sobre vampiros,  del que este inicialmente se burla pero que pone en su equipaje.

                                                              


Después de que su carruaje rechace llevarle más allá de la entrada del paso montañoso, Hutter viaja a pie  hasta  después de la puesta del sol, cuando se topa en el camino con un carruaje y  va al castillo de Orlok en los Cárpatos, donde es recibido por el propio Orlok. Mientras Hutter está tomando una cena ligera, este accidentalmente se corta su pulgar; Orlok trata de chupar la sangre de este, pero su repugnado  invitado aleja su mano. Hutter  se despierta la mañana siguiente descubriendo que tiene unos recientes pinchazos en su cuello, que atribuye a mosquitos. Esa noche, Orlok firma los documentos para comprar la casa y percibe  en la mesa un retrato en miniatura de la esposa de Hutter, Ellen, una imagen que el muchacho lleva con él en un marco pequeño circular. Admirando el retrato, el conde comenta que  tiene un "cuello bonito". 

Leyendo el libro que tomó de la posada, Hutter comienza a sospechar que Orlok es ciertamente un vampiro. Sin manera de atrancar la puerta de su cuarto, Hutter trata desesperadamente de ocultarse cuando se acerca la medianoche. Repentinamente, la puerta comienza a abrirse lentamente sola, y cuando Orlok entra, un aterrado Hutter se esconde bajo las mantas y cae inconsciente. Mientras, de vuelta en Wisburg, Ellen  se levanta  de su propia cama y va  sonámbula  hasta la barandilla del balcón de su cuarto. Esta comienza a caminar por encima de la baranda, llamando la atención del amigo de Thomas, Harding, en el cuarto de al lado. Cuando llega el doctor, Ellen imagina a Orlok en su castillo amenazando a su marido inconsciente y grita el nombre de Hutter, que de alguna manera Orlok puede oír, haciendo que este se retire. 

Al día siguiente, Hutter explora el castillo. En una bóveda, halla el ataúd  en el que Orlok está descansando  dormido en la cripta  y huye de vuelta a su cuarto. Horas después, mientras Hutter observa, Orlok amontona ataúdes  en una carroza  y se sube  en la última  antes de que esta  salga. Hutter logra escapar del castillo, hiriéndose en el proceso, y tras un periodo de recuperación, corre hacia casa. Los ataúdes de Orlok  son embarcados  en una goleta, que los marineros abren  sólo para descubrir que hay ratas. Todos los tripulantes luego mueren,  y Orlok toma el control  del navío. Poco tiempo después de que Hutter  regrese a casa,  el barco atraca en Wisburg; Orlok sale desapercibido, llevando uno de sus ataúdes y  mudándose a la casa que ha comprado. 

Muchas muertes  en el pueblo prosiguen a la llegada de Orlok, que los doctores locales  atribuyen a una no especificada peste causada por las ratas del barco. Knock, que se ha vuelto completamente loco, es confinado a un asilo mental, pero escapa tras  estrangular a uno de los carceleros. En contra de los deseos de Hutter, Ellen lee el libro  que encontró en su viaje; asegura que un vampiro puede ser destruido  si una mujer pura de corazón lo distrae cuando se acerque el amanecer  con su belleza y le ofrece su sangre a su propia libre voluntad; Ellen  decide sacrificarse para detener  a Orlok. Knock, a quien los aldeanos culpan por la peste, es finalmente vuelto a ser capturado  y devuelto al manicomio. Ellen abre su ventana  para invitar a Orlok a que entre y fingir  caer enferma  para que pueda  enviar a Hutter  a que traiga al profesor Bulwer, un médico. 

Tras irse, Orlok entra y bebe  su sangre, pero el sol sale  y sus rayos provocan que el vampiro desaparezca convertido en una nube de humo, lo cual Knock, en su celda  del psiquiátrico  percibe y se  siento destrozado por ello. Ellen vive lo suficiente  para ser abrazada por su marido de luto. La imagen final de la película  es la del castillo de Orlok, destruido. 

                                                              


Nosferatu  es una historia de terror seminal, con un precedente literario  que como tal ha gozado de un legado duradero. Un horror abyecto que ha sido estudiado como un modelo para el género moderno y postmoderno, pues no deja de ser  el famoso conde Drácula  en una película donde no es él  pese a que se adapta la novela de Stoker. Es el tercer elemento  de una crónica  del cine fantástico alemán  de finales del siglo 19 y principios del 20 tras  el Golem y Caligari. Como reza el subtitulo original, es una sinfonía de terror, un vampiro del cine mudo, de los primeros en pantalla en una primera era muy prolífica sacando a estas criaturas en un entorno mágico  y oculto, representando un siglo obsesionado con  el esoterismo. 

Por supuesto, los vampiros  también son una metáfora de la gran guerra que acababa de acontecer hacía poco tiempo, y es que apenas unos seis grados separan Nosferatu de la derrota alemana en la contienda. Si bien la bestia no aparece en Berlín, es una representación artística, asexuada y mágica  prototípica de  la República de Weimar. En un principio, Murnau quiso que lo interpretase Conrad Veidt, todo un demonio en el sentido interpretativo de la gran pantalla. El rodaje se llevó a cabo en exteriores eslovacos, y por entonces era normal  usar al menos dos cámaras  en paralelo para maximizar  el número de copias para la distribución. Un negativo serviría para uso local y el otro para el mercado extranjero.

Puesto que el hecho de que los vampiros mueran con la luz solar  es algo que no aparece ni en la obra de Stoker  ni en el guion original, este concepto  ha sido solamente atribuido a Murnau. En sus crónicas desde las bóvedas, los más de 100 años transcurridos desde el estreno de Nosferatu nos hablan de una película vampírica inmortal, cuya música eso sí no nos ha llegado pero sí se ha renovado con el tiempo. Todo lo que queda por saber sobre el conde de Transilvania es que es una de las obras maestras más influyentes de la era muda, y es que la película, con su sensación inquietante y gótica, y una actuación escalofriante de Max Schreck como el vampiro, configuró la plantilla para las películas de terror que siguieron. 

Profana pero sobresaliente, vigente más de un siglo después, los vampiros de la transición han conocido incluso nuevas versiones, una con Doug Jones como el Conde Orlok, y otra de gran estudio con el responsable de La Bruja y El hombre del norte, Robert Eggers,  escribiendo y dirigiendo, con Bill Skarsgard  y Lily-Rose Depp de protagonistas principales, rodada en Praga. 

Puntuación: 7,5

                                     







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