Psicosis (1961)


               ! El suspense llevado a su paroxismo!

                                         

Terror psicológico dirigido y producido por Alfred Hitchcock, escrito por Joseph Stefano, protagonizado por Anthony Perkins, Janet Leigh, John Gavin, Vera Miles, John McIntire y Martin Balsam, basado en la novela homónima de Robert Bloch, centrándose en el encuentro entre una secretaria, Marion Crane (Leigh), la cual acaba en un motel apartado tras robar dinero de su patrón, y el dueño/gerente del lugar, Norman Bates (Perkins), así como sus consecuencias. Tras Con la muerte en los talones fue otro éxito de taquilla y nominada a cuatro Óscar en 1961, incluyendo mejor actriz de reparto para Leigh y mejor director para Hitchcock. Estamos sin duda ante su obra maestra en una carrera ya de por sí ejemplar, un thriller clásico con un Perkins cuyo Bates es considerablemente lo mejor.

Este título inauguró oficialmente el género slasher, por lo que Universal empezó a hacer luego de todo con él, incluyendo aquella nueva versión de 1999 que fue, sigue y será siendo un fracaso a todos los niveles, así como el telefilme El motel de Norman y la serie de televisión Bates Motel, donde su mayor fuerte está en las interpretaciones de sus actores principales. Como dato curioso, el cartel mítico del filme lo hizo un español, Mac, un artista catalán que también diseñó el de Doctor Zhivago. La música la compuso Bernard Herrmann y el montaje lo realizó de forma sobresaliente George Tomasini. Aunque distribuida a través de Paramount, tras su estreno los derechos pasaron a Hitchcock y luego este los vendió a Universal.

                                                

Durante una cita a la hora de la comida en un hotel de Phoenix, la secretaria de inmuebles Marion Crane y su novio Sam Loomis hablan sobre como no pueden permitirse el casarse debido a las deudas de él. Tras la comida, Marion regresa a trabajar y allí se encuentra con que un cliente ha dejado unos 40.000 $ (equivalente a 351.000 de ahora) como pago en efectivo por una propiedad. El jefe de Marion le pide que deposite el dinero en el banco y le deja irse pronto del trabajo tras quejarse esta de una jaqueca. Una vez en casa, decide robar el dinero y conducir hasta Fairvale, California, donde vive Sam. De camino allí, Marion para su coche a un lado de la carretera y se queda dormida, siendo despertada a la mañana siguiente por un guardia de la patrulla estatal que la sigue tras interrogarla y sospechar cada vez más por su comportamiento asustadizo.

Marion para en Bakersfield (California), en un concesionario de automóviles para cambiar su coche con matrícula de Arizona por otro con la del estado soleado. El agente localiza a la chica en el lugar y la mira sospechosamente según se aleja conduciendo abruptamente. Durante un intenso temporal, Marion se detiene de noche en el Motel Bates, cuyo propietario, Norman, la invita a compartir una cena ligera tras registrarse. Ella acepta su invitación, pero escucha una bronca entre él y Norma, su maravillosa madre, por traer una mujer a su casa, la cual se alza elevada sobre el motel. En su lugar comen en la recepción del motel, donde le cuenta su vida con la madre, quien está psicótica y le prohíbe estar apartado de ella.

                                                  

Conmovida por la historia de Norman, Marion decide regresar a Phoenix por la mañana para devolver el dinero robado que oculta en un periódico doblado en la mesa de noche. Mientras se ducha, una silueta sombría la apuñala hasta matarla y tras ver sangre, Norman se aterroriza y corre hasta la habitación de Marion, donde descubre su cuerpo y limpia la escena del crimen, poniendo el cadáver y sus posesiones (incluyendo, sin saberlo, el dinero robado) en el maletero de su coche y hundiéndolo en el pantano cercano al motel. Una semana después, la hermana de Marion, Lila Crane, llega a Fairvale y se encara con Sam por el paradero de esta. El detective privado Milton Arbogast se les acerca y les confirma que la buscan por robar los 40.000 $.

Arbogast investiga los moteles locales y descubre que Marion pasó una noche en el Motel Bates, preguntando a Norman, cuyas respuestas tartamudas, asustadizas e inconsistentes despiertan su sospecha. Después de que Norman insinúe que Marion conoció a su madre, Arbogast le pide hablar con ella, pero Bates rechaza dejarle. El detective pone al día a Sam y Lila sobre la búsqueda de Marion y promete llamar de nuevo pronto, yendo a casa de Bates en busca de la madre de Norman; según llega a lo alto de la escalera, una misteriosa silueta lo apuñala hasta matarlo. Cuando Lila y Sam no tienen noticias de Arbogast, visitan el motel y ella ve una figura en la casa que supone que es la señora Bates, pero ignora su percance.

                                                     

Lila y Sam visitan al ayudante del sheriff local, quien les informa que la señora Bates murió en un asesinato/suicidio diez años atrás, concluyendo su superior que Arbogast les mintió para poder seguir a Marion y el dinero. Convencidos de que algo malo le ha sucedido a Arbogast, Lila y Sam conducen al motel, mientras que Norman se lleva a su madre del cuarto de la mujer y la oculta en la bodega de las frutas. En el motel, Sam distrae a Norman entablando una conversación mientras Lila inspecciona la propiedad y baja a hurtadillas al interior de la casa y después de que Loomis interrogue a Bates, Norman se inquieta y noquea a Sam, corriendo a la casa.

Lila se oculta en el sótano, donde halla a la señora Bates en una silla, y cuando le da la vuelta descubre que es un cadáver momificado, gritando según Norman choca contra el sótano, llevando un cuchillo de chef y vistiendo la ropa de su madre y una peluca. Antes de que pueda atacar, Lila y Sam, quien ya ha recuperado la consciencia, superan a Norman. En el juzgado, un psiquiatra explica que Norman asesinó a la señora Bates y a su amante diez años atrás por envidia y que incapaz de soportar la culpa, robó su cadáver y comenzó a tratarla como si estuviera aún viva, recreando a su madre en su propia mente como una personalidad múltiple, vistiendo sus ropas y hablándose con su voz.

                                          

Esta personalidad de la madre es tan celosa y posesiva como era la señora Bates cuando vivía: cada vez que Norman se siente atraído por una mujer, Madre la mata y como ella,él mató a dos muchachas antes de apuñalar a Marion y Arbogast hasta matarlos. El psiquiatra dice que la personalidad de la madre ha tomado la llave permanente de la mente de Norman, quien mientras se sienta en una celda habla una voz en off de Madre, protestando porque los crímenes fueron perpetrados por su hijo. Finalmente, el coche de Marion es remolcado del pantano.

Bloch escribió Psicosis en 1959 basándose en la vida de Ed Gein, quien inspiró al protagonista en cuanto a su obsesión por el crimen, ya que era un asesino en serie, si bien sólo se le acusó de dos asesinatos confirmados, por lo que a Ed técnicamente no se le puede catalogar como tal, ya que el requisito mínimo tradicional eran tres. Anthony Boucher, crítico literario, habló bastante bien de la novela y su reseña llegó hasta la gente de Paramount. El maestro utilizó para el rodaje a su equipo de Alfred Hitchcock presenta, incluyendo a su colaboradora habitual, la productora y guionista Joan Harrison. Aquella producción televisiva pionera se grababa en los estudios Universal de Hollywood, por lo que allí se haría Psicosis.

                                              
Con respecto a la novela, se perdieron detalles como el que Bates estaba interesado en el espiritualismo como movimiento religioso, el ocultismo y la pornografía, todo ello tangencialmente mencionado por Stefano pero generalmente dándose menos atención que a la omisión en la película al alcoholismo y la pornografía de Bates. Todo ello fue fruto de una redacción creativa al adaptarse la trama, tal como recogió en su libro/entrevista al maestro François Truffaut. La psicopatología del antagonista fue en buena parte ideada por Stefano, quien pensó para el papel de Marion en Audrey Hepburn, pero esta lo rechazó. Con la llegada del rodaje a Universal, se dispuso como plató el mismo donde rodó Lon Chaney El fantasma de la ópera en 1925.

En Universal City, California, cerca de Hollywood, Hitchcock tuvo que hacer autostop para poder estrenarla, de ahí que se inspirase en el rodaje de Las diabólicas para las muertes y contratase a Herrmann, Tomasini y al diseñador gráfico de títulos de crédito iniciales Saul Bass, logrando al menos hacer 5 millones de $ con la película, que acabó vendida a MCA, hoy parte de Universal en su filial para televisión. El toque de Psicosis es tan personal del maestro como de cualquier filme de Orson Welles (Sed de mal), filmado en Fresno, otra ciudad californiana, con inspiración de la obra de Edward Hopper, el estilo Segundo Imperio, la arquitectura victoriana y ciudades como Haverstraw, en el estado de Nueva York.

                                                       

En algún lugar como el hogar, se recreó una casa siniestramente familiar como tantas vistas en otros paisajes americanos y en donde un perturbado come una golosina como el maíz dulce. Bajo la lente de Hitchcock hay destellos de genio, igual que cuando hace su cameo con un sombrero Stetson. Pero si hay un momento cumbre en la película es la escena de la ducha, un momento en el que se luce Herrmann y en donde el maestro sugiere más que muestra al saber colocar la música del prestigioso compositor. La sangre era realmente una maravilla moderna de la historia como el chocolate, un detalle que la hace mucho mejor, y así nació la pesadilla recitada, el melón verde abierto a golpe de puñalada de manual.

En los libros suele aparecer muchas veces que la primera muerte de Psicosis es la mejor que se haya visto en una película, es algo que todo crítico importante ha citado y la propia Leigh también hasta su fallecimiento a los 77 años en 2004. Una secuencia que tiene sus secretos, pues en esa ducha no siempre estuvo la actriz, ya que hubo otra chica a la que Hitchcock reservó su hueco para hacer de doble de la falsa protagonista cuando no quiso aparecer siempre desnuda. Su música es de las más escalofriantes sintonías del cine después de más de 50 años. El maestro impuso una regla de no admisión tardía durante el pase en cines de Psicosis, inusual para la época, donde se requería verla desde el inicio, si no había que esperar a la siguiente sesión. Henri-Georges Clouzot ya lo probó antes con Las diabólicas.

                                                    

Este gran clásico del terror se hizo en la época posterior al Código Hays, pudiendo así ser transgresor de género, ya que se sugería que el villano pudiera mostrar cierta homosexualidad (entonces se rumoreaba que Perkins era gay en secreto). De hecho, Hitchcock ya se adelantó a la temática LGBT oculta en La soga, poniendo aquí delante de nuestras narices la disforia de género con el transformismo de Norman cuando va por Lila, un caso aparente de travestismo cuando apenas se mostraba en la sociedad. El niño de mamá fue víctima de la homofobia cultural americana de posguerra en Psicosis, un pecado capital menor si recordamos como se fue a la ducha Gus Van Sant en su (per)versión, por el desagüe.

En televisión, Psicosis tuvo que moderarse con respecto a su versión en cines para que pudiera verse sin herir sensibilidades (esto en EEUU también le ha pasado a la inofensiva Grease). Era evidente que los espectadores no iban a comprender el contexto de psicopatía sexual porque sólo unos pocos habrían leído la obra de Krafft-Ebing al respecto. La conmoción repentina tras su pase por las salas le otorgó a Hitchcock una reputación considerable, pues el cineasta londinense era entre los de su gremio un expatriado triunfador. Infame por su escena de la ducha, pero inmortal por su contribución al género de terror, porque fue filmada con tacto, elegancia y arte, ya que el maestro no creó su concepto moderno, lo validó, influyendo en producciones como A merced del odio, con Bette Davis, Homicidio, de William Castle, o todo el cine gore posterior y de la Hammer sin censura.

                                                     

Marion es como Perséfone, la diosa griega de la mitología cuyo repentino fallecimiento víctima de asesinato marca el inicio de las muertes perpetradas por Norman. Ella es una imagen material, una pieza de arte real en la película, la falsa protagonista,la ironía romántica de Hitchcock desde el psicoanálisis freudiano. Aplicado a la mansión Bates, el piso superior sería el superego, donde vive la madre; la planta baja sería el ego, donde él se muestra como un ser humano aparentemente normal; finalmente el sótano sería el id, pues allí traslada el cadáver de la señora como símbolo de una conexión profunda entre los niveles opuestos (esta teoría tan perversa que aplicó el director inglés ha sido luego reafirmada por el filósofo esloveno Slavoj Zizek).

Hitchcock creó una cultura cinematográfica con su forma de rodar, aplicando técnicas que le hicieron ser eternamente valedor de maestro del suspense, ensombreciendo a su compatriota Michael Powell, que rodó con factura similar El fotógrafo del pánico. Como sería que luego el personaje de Gavin dio origen al Samuel Loomis de Halloween y en la cuarta entrega la madre fuera interpretada por Olivia Hussey.

Puntuación: 8,5

                                           




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