La balada de Buster Scruggs (2018)
Como se conquistó el
Oeste (más o menos)
Antología
del Oeste escrita, dirigida y producida por los hermanos Coen,
protagonizada por Tim Blake Nelson, Liam Neeson, James Franco,
Brendan Gleeson, Zoe Kazan, Tyne Daly, Harry Melling y Tom Waits,
presentando seis historias que transcurren en el viejo Oeste. Los
Coen dijeron que su western para Netflix se vería en cines, pero lo
cierto es que un servidor no ha tenido que ir a ninguna sala para
verla, ya que cada vez esto de que la plataforma capte a cineastas de
renombre es más frecuente y evita que vayas a un cine a ver un filme
de calidad y de los más destacados del año que termina con el que
comienzo mi repaso, una delicia visual que parece más europea que
norteamericana.
La Balada de Buster Scruggs
Buster
Scruggs (Nelson) es un bandido feliz y misántropo que llega
a un remoto bar repleto de otros bandidos en donde intercambia
insultos con otro cliente antes de disparar fácilmente a todos
antes de que puedan alcanzar sus armas. Luego se dirige al pueblo y
entra en una taberna en la que deja su rifle en la puerta para
cumplir con la política que prohíbe las armas de fuego. Se une a
una partida de póquer en la que un jugador se ha marchado
repentinamente, pero descubre que este dejó libre su asiento tras
haberse topado con la infame Mano del Muerto, por lo que el resto de
jugadores le insisten a Buster que juegue ahora que ya ha visto las
cartas. Cuando Buster se niega, un enorme y amenazador jugador
llamado Joe (Clancy Brown) se levanta y saca una pistola
oculta.
Tras
no poder convencer a Joe para que acabe su enfrentamiento, Buster
patea repetidamente una tabla en la mesa de póquer que inclina la
mano con la que el otro agarra el arma para que esta apunte hacia
atrás y dispare en su cara. Tras tres tiros, Joe cae muerto y Buster
se arranca a cantar bulliciosamente una balada libremente inspirada
en una conocida canción del Oeste sobre un tal Hosco Joe, para
deleite de los clientes. Llega el hermano de Joe consternado y
desafía a Buster a un tiroteo en la calle. Este lo agradece con
mucho gusto y se dispone a disparar con cada uno de sus dedos antes
de acabar con su adversario antes del sexto tiro. Después, un
muchacho respetuoso vestido de negro cabalga al pueblo y le desafía.
De
nuevo, Buster hace el favor alegremente, pero para su sorpresa el
muchacho es mucho más rápido desenfundando y le dispara
atravesándole la frente. Al examinar la herida con incredulidad
antes de caer, Buster admite en voz en off que debería haberlo visto
venir y que no siempre se puede ser el jefe. Luego el
muchacho y Buster cantan un dueto agridulce mientras el espíritu
del protagonista sale de su cuerpo y flota hacia el cielo, con alas
de ángel y una lira incluidas, mostrando esperanza por ir a un
lugar por encima de este mundo en donde la gente está mejor que en
la Tierra.
Cerca de Algodones
Un
joven vaquero (Franco) roba un banco apartado en una pradera
de Dakota del Sur y mientras huye, el cajero parlanchín (Stephen
Root)le dispara, obligando a este a esconderse tras un pozo y
devolviendo el disparo, pero el cajero carga contra este llevando una
tabla de lavar y varias cacerolas y sartenes como armadura, los
cuales desvían todas las balas del vaquero mientras repetidamente se
carcajea diciendo !diana! El cajero noquea al vaquero con la
culata de su rifle, y cuando este recupera la consciencia, está
montado en su caballo bajo un árbol con las manos atadas y una
horca alrededor de su cuello. El representante de la ley y la
patrulla que lo capturó le piden que diga sus últimas palabras tras
haberlo condenado a muerte mientras estaba casi inconsciente.
La
ejecución es interrumpida por unos guerreros comanches que tienden
una emboscada y quienes rápidamente descuartizan al agente
del orden público y a la patrulla, pero dejando al vaquero donde
estaba sobre el caballo. Tras un momento, pasa un conductor de
rebaño (Jesse Luken) que lo libera y a quien se une, pero
resulta que este es realmente un cuatrero, por lo que sin demora son
perseguidos por otro policía y su patrulla, quienes capturan al
vaquero y se lo llevan al pueblo, donde el sheriff ordena
sumariamente que lo ahorquen. Con el vaquero en la horca y otros tres
que esperan ser ejecutados, este se fija en una hermosa muchacha
entre la multitud y murmura : que chica más guapa, antes de
que el verdugo lo encapuche súbitamente y tire de la palanca de la
escotilla para regocijo del público.
El
Mantenido
Un
envejecido representante (Neeson) y su joven artista, Harrison
(Melling), quien no tiene ni brazos ni piernas, viajan de
pueblo en pueblo en carreta que se convierte en un pequeño escenario
donde el chico recita melodramáticamente clásicos como el poema de
Shelley Ozymandias, la historia bíblica de Caín y Abel,
obras de Shakespeare y el discurso de Gettysburg de Lincoln. El
representante se queda con el dinero del público al final de cada
actuación, si bien los beneficios menguan conforme visitan pueblos
de montaña cada vez más lejanos y con espectadores más
indiferentes y reducidos. Tras una actuación sin recompensa, el
representante observa a un hombre que anda por allí cerca reuniendo
a un grupo con una gallina que aparentemente sabe matemáticas
básicas picoteando sobre números pintados para resolver ecuaciones
de sumas y restas que el público reta.
Tras
comprar la gallina, el representante conduce su carreta a través de
un paso montañoso y se detiene en un puente sobre un río
ajetreado. Cuando camina al centro del puente, arroja una enorme
piedra para medir la profundidad del agua y regresa a la carreta
sonriendo levemente. Finalmente, el representante ha dejado de
conducir la carreta, siendo la gallina enjaulada su único pasajero.
Un Cañón
Repleto de Oro
Un
canoso buscador de oro (Waits) llega a un valle montañoso
inmaculado y decide cavar en busca del preciado metal en un pastoso
campo junto a un río. A lo largo de varios días, busca una veta
por toda la colina desde un riachuelo, primero bateando con la pala
para contar las motas doradas y luego cavando un agujero más
profundo tras haber dado con la probable fuente. Tras su primera
noche acampando en el lugar, se percata de la presencia de un búho
cornudo inclinándose sobre la copa de un árbol en su nido al borde
del valle. Cuando el viejo suba y alcance el nido, la vigilante madre
búho le lanza una mirada desde un árbol cercano y le obliga a
sustituir los tres huevos de cuatro que se ha llevado para comer.
Al
tercer día, desentierra pepitas de oro de considerable tamaño antes
de embolsarse finalmente su objetivo, un señor filón que se
encuentra sobre un cuarzo que se encontró. Poco después una sombra
cae sobre él, la de un muchacho que le ha seguido y dejado hacer su
trabajo por todo el agujero, disparando al viejo por la espalda y
cayendo este boca abajo. Cuando el chaval salta al agujero para robar
el oro, el buscador se hace el muerto y le arrebata la pistola al
intruso para matarlo de un tiro. Luego se limpia y cura la herida en
el arroyo, viendo que no es grave y terminando por sacar el oro
mientras empuja el cuerpo del chaval al hoyo para que quede enterrado
allí, dejando atrás el valle.
La Muchacha Que
Se Ponía Nerviosa
Una
chica llamada Alice Longabaugh (Kazan) y su hermano mayor
Gilbert (Jefferson Mays), un empresario inepto, viajan en una
caravana por la pradera hacia Oregón, donde Gilbert asegura que su
nuevo socio de negocios se casará con su hermana. Gilbert muere por
culpa del cólera poco después de embarcar y los jefes de la
caravana, el señor Billy Knapp y el señor Arthur (Grainger
Hines), ayudan a Alice a enterrar a su hermano. Aunque ella no
tenía perspectivas claras, decide continuar a Oregón en vez de
regresar al este. Matt, el chico al que Gilbert contrató para
conducir su carreta, reclama que Gilbert le prometió pagarle 400
$, esperando recibir la mitad cuando lleguen al Fuerte Laramie, o de
lo contrario volverá a casa.
Temiendo
que el dinero de Gilbert fuese enterrado con él, Alice pone en un
apuro a Billy, quien ofrece su apoyo al pensar en como actuar.
También le hace el favor a Alice de intentar disparar a la primera
al perrito de Gilbert, Presidente Pierce (bautizado en honor a
Franklin Pierce), asustando al animal porque su ladrido constante
preocupa a todo el mundo. Conforme se van conociendo, Billy va
quedándose prendado por Alice y finalmente se le propone para
resolver su dilema casándose con ella en Fuerte Laramie, aceptando
así la deuda de Gilbert con Matt y retirándose de las caravanas
de cabeza para construir una casa y formar una familia con ella en
sus 640 acres en Oregón que ha reclamado según la ley de
asentamientos rurales.
Alice
se ha sorprendido por la proposición de Billy, pero aún así
también le quiere, por lo que acepta a la mañana siguiente, con él
informando al señor Arthur de que esa será la última vez que
cabalguen juntos. Llegado el momento, Arthur se da cuenta de que
Alice ha desaparecido y cabalga a las colinas para lograr dar con
ella junto a Presidente Pierce, contenta porque le hace gracia como
el perro ladra las payasadas de las marmotas que van por allí.
Arthur avista a un centinela indio y a una avanzada de guerreros, por
lo que le da una pistola a Alice para que en caso de que lo maten
ella se dispare y evite ser capturada. Arthur logra hacer
retroceder dos veces a los guerreros a la carga con su rifle y el que
queda parece por un momento matarlo, pero es el indio el que perece,
lo que ha provocado que Alice se disparase como le dijo. Arthur se
retira tristemente a la caravana con Presidente Pierce sin saber que
decirle a Billy Knapp.
Los Restos
Mortales
A
la puesta de sol, cinco personas, un inglés (Jonjo O´Neill), un
irlandés (Gleeson), un francés (Saul Rubinek), la
Señora (Daly) y un trampero (Chelcie Ross), viajan a
Fort Morgan (Colorado) en diligencia. El inglés dice que él
y el irlandés viajan a menudo por esa ruta transportando
cargamento, o lo que es lo mismo, llevando un cadáver en el
techo, pero sin especificar la naturaleza de su negocio. El trampero
divaga acerca de su antigua relación con una mujer nativa, quienes
pese a ser de Estados Unidos no sabían hablar el idioma de la otra
persona, pero se comunicaban entendiendo sus emociones y concluyendo
con que la gente es la misma en todos lados en cuanto a sus
necesidades básicas, como los animales a los que caza.
La
Señora es una devota cristiana que refuta indignada la existencia de
dos clases de gente, los honestos y los pecadores, explicando que
ella lo sabe por su marido, a quien viaja para verle tras haber
estado separados tres años, ya que es un profesor jubilado experto
en higiene moral y espiritual. El francés desafía esta
dicotomía y la simplificación excesiva del trampero con reflexiones
sobre una naturaleza única y subjetiva de las experiencias humanas.
Como ejemplo, el galo se pregunta si el marido de la mujer concibe
el amor como ella lo entiende, conjeturando que quizás él no le ha
sido fiel a ella. La Señora sufre una apoplejía y el francés avisa
por la ventanilla al cochero para que se detenga.
Este
no para y el inglés explica que es norma del conductor no frenar
por ningún motivo. El irlandés canta una agridulce canción
popular que calma a la Señora. Él y el inglés se revelan como
segadores o cazarrecompensas. El inglés le cuenta al grupo
que él distrae a la presa con sus historias mientras que el irlandés
les golpea, comentando además que disfruta viendo morir a sus
presas, especialmente la expresión en sus ojos mientras sortean
el pasaje y tratan de tener sentido común. Los otros
tres se muestran visiblemente inquietos por todo mientras llegan al
hotel de Fort Morgan, al que se aproximan con un mal presentimiento
ya que se quedarán allí. Permanecen en la diligencia mientras el
inglés y el irlandés llevan el cadáver al hotel y lentamente
desmontan y cautelosamente entran en el edificio.
Annapurna
es la productora con la que los hermanos Coen aterrizan en TV para
un proyecto en colaboración con Netflix que supone su primera
antología del Oeste y que no va directa a cines, ya que los vaqueros
cantantes y los bueyes parecen tener menos hueco en la gran pantalla.
Nelson es el protagonista titular y ahora mismo un actor muy
solicitado, ya que le veremos pronto en la serie de Watchmen
de Damon Lindelof. La historia del Cañón de oro está
inspirada en un relato de Jack London y la de la Chica nerviosa
en un cuento de Stewart Edward White. En otras palabras,
historias del Oeste que rompen con todas las reglas del género. La
película representa el como verá el público del futuro esta clase
de cintas.
El
reparto sin embargo suena como si vinieran de otra época, con la
diferencia de que han rodado en plena era digital durante lo que se
conoce como La hora mágica, ese momento del día donde en
escasos minutos transcurren la puesta del sol y la total oscuridad
nocturna. Es un aspecto que puede apreciarse en la fotografía del
segmento de la chica nerviosa, rodado en Mitchell (Nebraska).
En Nuevo México se ambientan las dos primeras historias y la última
se hizo en plató. El color y los decorados gigantes crearon la
ambientación de cada segmento y marcaron los límites de la
verosimilitud de este singular western de los hermanos Coen. El del
cañón de oro está filmado en Telluride, un lugar muy vinculado al
Viejo Oeste.
La
caravana de carretas se inspira en la de La gran jornada, un
clásico western de los años 30 de Raoul Walsh. La diseñadora de
vestuario Mary Zophres se encargo de recrear la vestimenta histórica
con mucho cuidado en los detalles. El como se financió y distribuyó
esta producción fue muy diferente a como por ejemplo lo suelen hacer
Marvel u otras cintas del género de acción. Dado que no se ha
proyectado en muchas salas de cine, festivales aparte, internet era
el formato lógico para esta película. De esa forma, el compositor
Carter Burwell pudo hacer la música en los estudios de Abbey Road
con la financiación de la plataforma. La inversión refleja por
tanto una menor distribución en cines y mayores prioridades para
subirla a Netflix. Son unos resultados muy extraños los que pueden
sacarse de este estudio, como el porque ciertos autores fracasan en
taquilla con trabajos igualmente personales (ahí estaría Jason
Reitman).
En
conclusión, La balada de Buster Scruggs evita los obstáculos
de las antologías con una colección consistente bien unida por los
hermanos Coen y su habitual sello de humor negro.
Puntuación:
7
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