Sunshine (2007)
Thriller
de ciencia ficción dirigido por Danny Boyle y adaptado de un guion
escrito por Alex Garland, basado en un trasfondo científico que
transportaba a los personajes a un viaje psicológico. El director
británico eligió a un grupo internacional de actores para su
película, a quienes hizo vivir juntos para que aprendiesen los temas
relacionados con sus papeles, con tal de formar en ellos una
actuación de método. El reparto coral lo forman Cillian Murphy,
Chris Evans, Rose Byrne, Michelle Yeoh, Cliff Curtis, Hiroyuki Sanada
y Benedict Wong. Distribuida por Fox, el filme explora campos como
la física, la ciencia y la religión, por lo que tras su estreno en
cines se ganó numerosos elogios y distinciones para su elenco.
Ya
hemos visto el estilo que tiene dirigiendo Boyle, un hombre muy
meticuloso en cada una de sus producciones al cuidar todo detalle
técnico diseñado para resaltar el como el cine independiente
también puede lograr los méritos del comercial, algo por lo que el
británico se ha ganado el reconocimiento de crítica y público. Las
películas del género que Boyle tuvo que ver anteriormente para que
influyeran en la suya incluyen 2001: Una odisea del espacio de
Stanley Kubrick, Solaris de Andréi Tarkovski y Alien de
Ridley Scott (de la cual homenajea los momentos más
terroríficos). En la larga tradición del cine fantástico que
tiene el Reino Unido, esta pieza artesana visual y efectista fue
acogida con entusiasmo.
En
2057, el sol agoniza y la Tierra se está helando, por lo que una
tripulación de ocho personas pilotan una colosal bomba nuclear a
bordo de la nave espacial Icaro II, con la intención de poner
en marcha de nuevo el astro y regresar a nuestro planeta. Conforme
hondean el paso de Mercurio, la Icaro II descubre la baliza
de peligro de la Icaro I,la primera nave que intentó una
misión similar y que desapareció siete años antes. Tras razonar
que dos bombas tienen una oportunidad mejor de éxito que una, el
físico Robert Capa (Murphy) recomienda al capitán Kaneda
(Sanada) que cambie el rumbo y que se dirija a la Icaro I.
Mace (Evans), el ingeniero de la nave, se opone a la
desviación por ser arriesgada, mientras que el navegante Trey (Wong)
calcula y pone en marcha una trayectoria para interceptar la Icaro
I,pero olvida realinear los escudos que protegen la nave del sol,
causando daños a cuatro paneles.
Kaneda
y Capa se embarcan en un paseo espacial para hacer reparaciones,
ayudados por la piloto Cassie (Byrne), quien dobla la parte
dañada del escudo para que no le de el sol. Como se esperaba, esto
permite al astro destruir la larga torre de comunicaciones; sin
embargo, la luz reflejada también destruye la manguera de las
reservas de oxígeno de la nave. Cuando el piloto automático de la
Icaro II hace regresar al escudo a su alineación original,
Kaneda ordena a Capa que se encargue de la seguridad mientras él
repara el último panel, momentos antes de que acabe inmolado. Trey
se culpa de la pérdida de Kaneda y el psiquiatra Searle (Curtis)
lo evalúa como posible suicida de riesgo, sedando al tripulante.
La
Icaro II se acopla a la Icaro I, con Capa, Searle, Mace
y el antiguo oficial de comunicaciones que ahora ejerce de capitán,
Harvey (Troy Garity), buscando la nave y dejando a Cassie y a
la botánica Corazón (Yeoh) a bordo del primer vehículo.
Descubren que el ordenador central de la nave perdida ha sido
saboteado, haciendo que la bomba sea imposible de arrojar. En el
diario de vuelo hay un mensaje disperso del capitán Pinbacker (Mark
Strong), quien abandonó su misión. La tripulación del Icaro
I es hallada muerta y carbonizada en la sala de observación
solar, donde llevaban bastante tiempo expuestos al sol desprotegidos.
De repente, las dos naves se separan furiosamente, destruyendo el
compartimento estanco exterior de la Icaro I.
Los
cuatro integrantes de la tripulación se quedan abandonados dentro de
la misma, a lo que Mace sugiere que uno de ellos vaya detrás para
manejar manualmente la cámara de descompresión mientras que los
otros tres tiren entre compartimientos usando el disparador de vacío
para la propulsión. Searle se ofrece voluntario para quedarse atrás
y Capa se queda sellado en el único uniforme espacial, mientras que
Harvey y Mace se envuelven en un material de aislamiento térmico
para salvamento. Searle suelta la cámara y los tres integrantes se
ven disparados al espacio, pero Harvey no la alcanza y muere
congelado, mientras que Capa y Mace logran volver a la Icaro II.
Searle, quien se ha pasado toda la misión obsesionado con investigar el sol protegido, se expone voluntariamente a su total y mortífera fuerza en la sala de observación. Corazón calcula que hay suficiente oxígeno para cuatro de los cinco supervivientes hasta alcanzar el astro. Tras un voto polémico, Mace decide matar a Trey, pero descubre que este ya se ha suicidado. Con el resto de la tripulación de alguna forma aliviados de que sabrán que al menos harán el viaje al sol, Capa es informado por Icaro de que aún no queda bastante oxígeno para completar la misión, porque una quinta persona desconocida está a bordo de la nave. Cuando este investiga, descubre a un loco y desfigurado Pinbacker.
Searle, quien se ha pasado toda la misión obsesionado con investigar el sol protegido, se expone voluntariamente a su total y mortífera fuerza en la sala de observación. Corazón calcula que hay suficiente oxígeno para cuatro de los cinco supervivientes hasta alcanzar el astro. Tras un voto polémico, Mace decide matar a Trey, pero descubre que este ya se ha suicidado. Con el resto de la tripulación de alguna forma aliviados de que sabrán que al menos harán el viaje al sol, Capa es informado por Icaro de que aún no queda bastante oxígeno para completar la misión, porque una quinta persona desconocida está a bordo de la nave. Cuando este investiga, descubre a un loco y desfigurado Pinbacker.
Pinbacker
los embosca, diciéndoles que Dios le ordenó que enviase a toda la
humanidad al Cielo. Mientras se lanzan hacia el sol, Capa huye de
este, alcanzando los controles de la bomba. Inseguro sobre si
funcionará bajo esas condiciones extremas, observa como el explosivo
comienza a prenderse con éxito al borde del mismo astro. De regreso
a la congelada bahía de Sídney, la hermana de Capa (Paloma
Baeza) observa el sol retomando su energía completa.
El
personaje de Murphy, Capa, es una de las personas más trabajadoras
de la nave espacial y desarrolló al mismo en colaboración con el
profesor en física Brian Cox, miembro de la Royal Society de
Mánchester, quien ayudó a hacer posible la llegada de la película
a la gran pantalla, llevando al actor a hacer una visita al CERN
(Organización Europea para la Investigación Nuclear). Con
semejante preparación, Danny ya tenía a sus órdenes a su nuevo
chico de oro, quien estudió para su rol el filme El salario del
miedo, que mejor manera de matar el tiempo que viendo cine
clásico, de ahí que el registro del irlandés recuerde tanto a los
clásicos, hasta el punto que tras su participación pasó del
agnosticismo al ateísmo.
Murphy
se volvió ateo tras trabajar en este thriller de ciencia ficción,
una decisión que en lo personal me recuerda a cuando me enamoré
locamente de este género, que me hizo cuestionarme una gran cantidad
de cosas. Por su parte, Byrne fue elegida por el director gracias al
papel que hizo en Troya (la decisión de Boyle de reclutar
a la australiana también pudo venir condicionada por haber formado
parte de 28 semanas después). A Yeoh la firmó por su
intervención en El mañana nunca muere y Memorias de una
geisha, siendo en esta última donde demostró estar sensacional
para poder participar en una trama donde el reparto va hasta el
infinito y más allá. Curtis es otro de los que emprende el viaje
hacia el sol agonizante.
Boyle
estaba familiarizado con el trabajo del neozelandés tras verle en
Día de entrenamiento y Whale rider, con las que
disfrutó mucho. Sanada es otro de los que forman parte del elenco
encargado de que los días sigan brillando bajo el sol. Visto en El
ocaso del samurái, Boyle recibió la recomendación por parte
del cineasta asiático Wong Kar -wai de ficharle, ya que le conocía
personalmente de su trayectoria japonesa. A Wong lo vio en Negocios
ocultos, mientras que Pinbacker fue inspirado por el sargento
Pinback de Estrella oscura de John Carpenter, con un aspecto
quemado idóneo para esta nueva odisea espacial y que recuerda a como
le quedó el rostro a Niki Lauda, quien se abrasó tras un accidente
automovilístico.
Este
antagonista rompe con todo el realismo de la película, como pasaba
en Trainspotting con el personaje de Ewan McGregor. Tras
completar Millones, Boyle decidió que para su siguiente
proyecto se iría al futuro, aceptando un nuevo guion de Garland en
su tercera colaboración tras La playa y 28 días después.
La nueva producción contaría con el respaldo de Fox pese a
semejarse a la entonces reciente nueva versión de Solaris de
Steven Soderbergh del estudio, por lo que se distribuiría bajo el
sello independiente Searchlight, quienes le dieron al experimentado
director libertad para su propia odisea espacial, si bien luego este
manifestó que nunca jamás volvería a hacer algo relativo a la
ciencia ficción.
Y
hasta la fecha, Boyle no ha regresado al espacio debido a lo quemado
que quedó tras todo el trabajo que le llevó hacer esta película.
Su reparto coral afrontó los mismos retos que el de Alien, ser
los jinetes espaciales del apocalipsis en misión para la NASA y el
programa espacial chino rumbo a lo desconocido. Por ello el director
les encomendó actuar según las reglas del método y que vieran
Elegidos para la gloria ,la conocida cinta sobre las primeras
misiones espaciales tripuladas que cambió magistralmente esa fría
imagen que transmite la exploración cósmica. Además, los llevó a
un submarino nuclear para que viviesen de cerca el estar en un
espacio reducido,así como la ingravidez en un simulador de vuelo
del Boeing 747.
El
sol es la principal estrella del filme, representa el motivo por el
que los astronautas luchan, por que la Tierra no caiga en el polvo
del olvido, como hicieron los que fueron a la luna, que a punto
estuvieron de quedarse perdidos en el espacio. Garland escribió el
guion en base a la hipótesis de la muerte térmica del universo, de
como científicamente el astro mayor de la galaxia podría dejar de
brillar. Volar hasta el mismo fue lo que convenció a Boyle de
trasladar ese texto a la pantalla y concienciar sobre el
calentamiento global, añadiendo para ello información extraída de
conversaciones de sus visitas a Bill Bryson, autor de Una breve
historia de casi todo, con toda la aterradora verdad científica
que lleva la película.
Cox,
el profesor de la Universidad de Mánchester antes mencionado, ya
asesoraba en la televisión británica sobre la materia antes de
esta cinta. Al contrario que en Trainspotting, el director
evitó meter sexo en una trama de ciencia ficción, así que nada de
sexo espacial (como al final de Moonraker). Se trataba de
lograr renacer una estrella, no de que dos personajes copulasen, ya
que no hay hueco para el amor en el espacio exterior. En lo que Boyle
no estuvo del todo acertado fue en como recrear la ingravidez pese a
los experimentos previos en la aeronave de gravedad reducida, dejando
a libre interpretación lo aprendido en astronomía, tal como lo
veríamos desde un punto de vista científico, nada nuevo.
Numerosos
físicos solares comentaron en su día en los periódicos locales
acerca de tales errores precisos y añadieron que al menos no se
había caído en el error de incluir la parte sexual que hubiera sido
irrelevante en la trama, pues en la mente de los astronautas solo
debía haber atención al sol. La película se filmó en Londres,
donde se recreó ese posible futuro en estudios oscuros y con Boyle
inteligentemente optando por efectos prácticos en lugar de por
ordenador para su incursión en la ciencia ficción. La claustrofobia
contribuye al suspense y aparte hay diversos homenajes visuales al
género, como el de 2001 en una escena ambientada en
Estocolmo, Suecia, o como la ópera de Sídney en Australia tendría
relevancia visual en la conclusión.
La ambientación cerrada es parecida a la que mostró Wolfgang Petersen en Das Boot, en aquella ocasión en un submarino alemán de la segunda guerra mundial, aquí cercana a Horizonte Final de Paul WS Anderson y a Naves misteriosas de Douglas Trumbull. La NASA inspiró el traje espacial de color específico para desviar el calor y la radiación, con un casco adecuadamente diseñado para transmitir esa experiencia claustrofóbica en los actores que encarnan a los astronautas en el plató. Para algunos, enfundarse el casco les hacía parecer Kenny McCormick de South Park. La nave se llama en honor a Ícaro, el mítico personaje griego que pereció al acercarse al sol, dejándolo quemado en el proceso.
Las
víctimas abrasadas se asemejan a las de Pompeya cuando la erupción
del Vesubio en el año 79 de nuestra era, solo que a escala solar.
Los efectos visuales artesanos de Boyle logran esa calidez junto a la
música compuesta por la banda Underworld, que recuerda bastante a
la de György Ligeti para la 2001 de Kubrick. Con la premisa
de pasar un día abrasador, la cinta bien podría haberse convertido
en los últimos minutos en un slasher, pero Boyle continúa su
descenso hacia la locura en esta mentalmente retorcida epopeya de
ciencia ficción de la que formamos parte y que completa su
requisito doble y necesario de llegar a ser un clásico visualmente
cegador con acción muy inteligente.
Esta
2001 posmoderna combina todos los elementos característicos
de sus modelos señalados, del desacuerdo grupal de Alien al
mensaje ecologista de Naves misteriosas o el desenredo mental
de Estrella oscura. Es una estrella brillante dentro del
actual catálogo de cine de ciencia ficción, con un suspense
suscitado al final que no es esencial, ya que Boyle y Garland
parecen más interesados en la metafísica del viaje. La Solaris
de Tarkovski demostró que si vas con todas las implicaciones de tal
situación , resulta más interesante que recurrir a estrategias
argumentales secundarias. Lo que vendría a ser el eterno resplandor
solar de una mente ociosa, el turbo de la nave que épicamente
escora al espacio profundo.
En esta carga de la brigada ligera para iluminar el universo, la misión para reemplazar el sol es en realidad una lucha contra los demonios interiores que no están en el espacio, consiguiendo crear un evento solar impresionante desde la tierra de las libras esterlinas, donde irónicamente se ve muy poco el sol. Casualmente, por aquellas fechas salió una cinta de bajo presupuesto titulada La amenaza solar, que además de ser de calidad ínfima, tenía una trama similar a Sunshine.
En esta carga de la brigada ligera para iluminar el universo, la misión para reemplazar el sol es en realidad una lucha contra los demonios interiores que no están en el espacio, consiguiendo crear un evento solar impresionante desde la tierra de las libras esterlinas, donde irónicamente se ve muy poco el sol. Casualmente, por aquellas fechas salió una cinta de bajo presupuesto titulada La amenaza solar, que además de ser de calidad ínfima, tenía una trama similar a Sunshine.
Puntuación:
7
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