Hellboy II: El ejército dorado (2008).


             Salvar el mundo es un trabajo infernal

Un superhéroe como Hellboy no es el típico que todos conocemos. Mike Mignola lo creó para Dark Horse tras curtirse en Marvel y DC (participando en esta última en títulos como Gotham: Luz de gas), siendo llevado a la gran pantalla por Guillermo del Toro en esta secuela de la que ya dirigiese en 2004 y donde vuelve a ser protagonista Ron Perlman, sólo que ahora la cinta la produce otro estudio, Universal, y se aleja por completo de su característica atmósfera gótica para pasar al fantástico puro y duro, una seña de identidad fiel a la de los cómics de la editorial norteamericana que lidera Mike Richardson y donde Mignola ha dado rienda suelta a su peculiar universo gráfico tan similar al de Del Toro.

Durante las navidades de 1955 en Nuevo México, el joven Hellboy oye un cuento que le narra en la cama su padre adoptivo, Trevor Bruttenholm (John Hurt), acerca de una antigua guerra entre humanos y criaturas mágicas. Una vez que los primeros hacen retroceder a los segundos, los duendes herreros le hacen una ofrenda a Balor (Roy Dotrice), el rey de los elfos, de construirle un ejército mecánico indestructible. Animado por su hijo, el príncipe Nuada Silverlance (Luke Goss), Balor acepta, por lo que el Ejército Dorado diezma a toda la humanidad. Arrepentido por sus actos, Balor hace una tregua con los humanos para mantener las ciudades libres de criaturas mágicas porque estas se irán a los bosques.

                                                 
La corona para gobernar el Ejército Dorado sólo la puede llevar alguien de sangre real, por lo que es dividida en tres partes, lo que provoca que un Nuada indignado por la tregua se marche al exilio. En el presente este regresa y comienza a reunir las piezas de la corona, logrando la primera en una subasta en donde mata a todo el mundo tras soltar criaturas mitológicas con formas de animales y la segunda tras cargarse a su padre. Su hermana gemela, la princesa Nuala, huye con la última pieza. Mientras, en la Agencia de Investigación y Defensa Paranormal (AIDP), Hellboy tiene problemas con su novia, Liz Sherman (Selma Blair), aparte de que no le gusta que su organización opere en secreto sus investigaciones.


Tras la masacre en la subasta, Hellboy provoca que su existencia sea revelada al mundo entero y durante tal conmoción, Abe Sapien (Doug Jones) descubre que Liz está embarazada, lo cual a ella no le ha gustado porque lo mantenía en secreto. Furiosos por los actos de Hellboy, los superiores de la Agencia envían a un médium ectoplasma llamado Johann Krauss (voz española de Santiago Segura) para tomar las riendas. Con Krauss al cargo, el equipo localiza a las criaturas mitológicas hasta un mercado secreto bajo el puente de Brooklyn, donde Abe (voz española de José Mota) encuentra a Nuala, quien ha conseguido un mapa que lleva hasta el Ejército Dorado, enamorándose de ella.

                                                  

Hellboy lucha y mata a uno de los cómplices de Nuada, Guiñitos, así como a un dios elemental del bosque al que el villano ha invocado contra Rojo. El príncipe rebelde no entiende porque el demonio protege a los humanos que han ocultado a las criaturas mágicas si él también es uno de ellos, a la vez que la princesa acaba siendo protegida por la AIPD, yendo hasta allí su malvado hermano gracias a su vínculo mágico como mellizos que les hace compartir heridas y leer los pensamientos del otro. Nuala oculta la última pieza de la corona de la vista de Nuada antes de que la encuentre este, quien se enfrenta a Hellboy hasta herirlo gravemente con su lanza y raptar a su hermana, prometiendo que la entregará a cambio del trozo.

Sin poder quitarse la esquirla de la lanza de su herida, Liz, Abe y Krauss se llevan a Hellboy hasta donde se encuentra el Ejército Dorado, en la Calzada del Gigante, Irlanda del Norte. Allí se topan con el maestro herrero duende de Bethmoora, quien los lleva ante el Ángel de la Muerte para recuperar la esquirla de la lanza. Avisados de que Hellboy condenará a la humanidad si sobrevive, siendo Liz la que más lo sufrirá, esta suplica por la vida de Rojo. El Ángel le quita la esquirla a Hellboy del pecho y le dice a Liz que le dé una razón para vivir, revelándole que será padre, haciendo que se recupere. El duende conduce al equipo hasta donde descansa el Ejército Dorado, con Nuada esperándoles.

                                                    
Abe le entrega el último fragmento de la corona y Nuada logra así despertar al Ejército Dorado, al cual lidera para matar al equipo. Hellboy lo desafía para ver quien tiene el derecho a dirigirlo, y es que Rojo es hijo de un príncipe de Sheol, por tanto miembro de la familia real del Infierno. Nuada debe aceptarlo y Hellboy lo derrota, aunque le perdona la vida pero el villano trata de apuñalarlo. Nuala se sacrifica para detener a su hermano, y ya moribunda le dice a Hellboy que tendrá que elegir sí debe morir la humanidad o los seres mágicos. Abe comparte mentalmente sus sentimientos con la princesa antes de que esta muera, mientras Liz derrite la corona para desactivar al Ejército Dorado.

Hellboy, Liz, Abe y Johann renuncian a seguir en la AIDP, con el primero contemplando su vida futura con la chica y su bebé, a lo que ella le corrige porque son bebés, revelando que está esperando gemelos.

                                                     
El responsable tras la premiada El laberinto del fauno rodó esta esperada secuela en tierras húngaras con la idea de concluir con una tercera entrega y cerrar el círculo. Perlman volvió a someterse a horas de maquillaje para meterse en la piel del inmensamente poderoso demonio que trabaja para la AIDP, organización gubernamental del universo creado por Mignola. Del Toro le pone ante el dilema de sí seguir luchando junto a los humanos o reconsiderar su lealtad cuando la fantasía es destruida, enfundando además un arma nueva que dispara fuego, como Liz, quien posee piroquinesis. Por si fuera poco, Jones encarna no sólo a Abe, la criatura marina enamorada, sino también al andrógino Ángel y a un guardián de Balor.

Krauss hace su primera aparición en pantalla aquí, siendo un psíquico alemán cuyo ectoplasma está dentro de un traje especial tras una sesión espiritista que fue una chapuza. En versión original le pone la voz Seth MacFarlane (Padre de familia), quien sustituyó al inicialmente previsto, Thomas Kretschmann. El hijo del rey Balor es un experto en artes marciales con una extraordinaria competencia y cuyo actor hizo del vampiro mutante Jared Nomak para Del Toro en 2002 en Blade II. Goss se hizo con el papel por delante de Charlie Hunnam, quien luego trabajaría a las órdenes del mexicano en Pacific Rim y La cumbre escarlata. Se tuvo que entrenar a fondo para luchar y hablar como Nuada.

                                           
Anna Walton es Nuala, el yin del yang que representa su hermano. El mismo año que se hizo esta secuela coincidió con Perlman en la cinta independiente Crónicas mutantes.

Columbia, productora de la primera parte, cedió los derechos del personaje a Universal por temas financieros y estos rodaron la secuela entre el país magiar e Inglaterra. Del Toro quiso incluir versiones de monstruos clásicos del estudio como el monstruo de Frankenstein, el conde Drácula y El Hombre Lobo, así como uno del universo Mignola, Roger el Homúnculo, que sólo aparece brevemente como estatua gigante en las oficinas de la AIPD, construidas en los decorados de Budapest. La banda sonora la compone Danny Elfman, un ya habitual de las películas de cómics desde que hiciera la música de Batman, mientras que en el plano visual el colorido fotográfico de cada escena lo pone Guillermo Navarro.

                                              
La precisión en dicho apartado es casi rococó, individualista y de colores luminosos,suaves y claros, predominando elementos mitológicos relacionados con el Diablo y el cine de serie B. En ese aspecto gana mucho al superar los problemas narrativos vistos en otras adaptaciones de cómics cómo Iron Man, El Increíble Hulk o cualquiera de las películas del Hombre Murciélago (excepto El Caballero Oscuro), cayendo algo el nivel con respecto a lo que venía de ofrecer el mexicano pero logrando un divertimento a medio camino entre Los Cazafantasmas y el universo de Harry Potter. A Rojo se le nota más despreocupado y temerario que en la anterior entrega, lo cual es parte de la mitología del personaje.

El guion podría haber ganado mucho más peso fantástico si hubiera colaborado en él Matthew Robbins, quien ha trabajado con Del Toro en Mimic y La cumbre escarlata, tal vez llenando la trama con más criaturas imaginarias y con algún tipo de prologo que llevase directamente a la escena de la subasta, por ejemplo algo ambientado en una tierra mítica como Rumanía y con la presencia de nazis. De esa forma hubiera sido como en las viñetas que publica Dark Horse, pero también podría haber acabado como parte de un videojuego. Es después del final como quedaba planteado el futuro, con una secuela que terminó cancelándose por culpa de El Hobbit, que pudo dirigir Del Toro como una sola película.

                                              
Guillermo pretendía rodar la tercera entrega tras esa cinta y sus ansiadas adaptaciones de Frankenstein y En las montañas de la locura, pero no se encontraba del todo inspirado para hacerla realidad. Mignola fue quien más dudas mostró de sí continuar explorando el nuevo mundo infernal de Hellboy, a lo que el mexicano barajó el llevar la producción a Legendary, donde hizo Pacific Rim y La cumbre escarlata con el productor Thomas Tull. Hubiera sido un final épico para el personaje en pantalla y la despedida ideal para Perlman del papel, pero de nuevo otro proyecto sin participación directa del cineasta latino lo impidió, la secuela de PR, una decepcionante Insurrección que ha sido el último clavo en el ataúd.

Sin financiación posible, Del Toro abandonó la silla de director y sólo Perlman permaneció abierto a seguir encarnando a Hellboy, tal cómo aseguró en las redes sociales, pero definitivamente el mexicano cerró la puerta a dicha última esperanza de hacer una secuela con todas las partes implicadas. Con ello se cancelaron además otros derivados que hubieran formado un universo compartido centrado en los personajes que trabajan para la AIDP y ambientado en épocas como la Alemania nazi de la segunda guerra mundial o la Inquisición Española, sopesando el regreso del personaje al que encarnó en la primera parte Rupert Evans o hasta la presencia de Grigori Rasputin, también villano de aquella.

                                                  
Sin esos spinoffs de Silverlance o Abe Sapien, Hellboy cerraba una página de su paso por pantalla al no haber nada que producir suyo..... hasta el sorprendente e imprevisto anuncio del reinicio que veremos en 2019 y que dirigirá Neil Marshall, quien ha sido elegido por Mignola tras matar a su creación para resucitar su mundo en un nuevo estudio, Lionsgate, y con un actor que releva a Perlman, nada menos que una de las estrellas adultas de Stranger Things,David Harbour. El padre de la criatura ha escrito el guion junto a Christopher Golden, con quien ha trabajado en los cómics del personaje y del universo del mismo.

Puntuación: 7

                                              






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