Doomsday: El día del juicio (2008)


                                 El fin está cerca

                                          
Hace 10 años que se adentró en la ciencia ficción el cineasta Neil Marshall con una historia ambientada en la Escocia del futuro,dónde el país ha quedado en cuarentena debido a un virus letal hallado en Londres, llevando a los líderes políticos a enviar un equipo encabezado por la mayor Eden Sinclair (Rhona Mitra), del Departamento de Seguridad Nacional, hasta el norte de Gran Bretaña para dar con una posible cura. El equipo de Sinclair se encuentra con dos tipos de supervivientes: merodeadores y caballeros medievales. La idea de Doomsday fue concebida por Marshall como el encuentro entre soldados futuristas frente al segundo grupo de resistentes, inspirándose para su tercera producción en películas como Mad Max,Rescate en NY o 28 días después.

Marshall además contó con mayor presupuesto del que dispuso para Dog Soldiers y The Descent, rodando la cinta entre Escocia y Sudáfrica para las productoras independientes Rogue e Intrepid en asociación con Universal, siendo por tanto su primer trabajo para un estudio importante de Hollywood. Mitra sería en medio de esta aventura apocalíptica una heroína al estilo Snake Plissken pero más atractiva, buscando su redención por el camino más duro. Como concepto sobre el aislamiento, Marshall tomó de referente el Muro de Adriano que sobrevive como ruina romana en Reino Unido, separando Inglaterra de sus vecinos norteños, antaño organizados en tribus.

                                             
En 2008, un virus letal conocido como el Segador ha infectado toda Escocia. Incapaces de contener el brote o de curar a los infectados, el gobierno británico construye un enorme muro de 9 metros que aísla el país del resto de Gran Bretaña, siendo un éxito dicha cuarentena pero a la vez un método extremo el empleado por el gobierno, dañando las relaciones diplomáticas y económicas entre Reino Unido y el resto del mundo, provocando que se conviertan en un estado paria y llevando al mismo a un fuerte desempleo, agitación social y severa confusión económica. En otras palabras, R.U. ha pasado a ser una distopía (un pequeño inciso: este filme puede verse como parábola del Brexit).



27 años después, tras la cuarentena, un grupo de agentes de la policía armada descubren a varias personas infectadas con el virus del Segador durante una reciente investigación. El primer ministro del Reino Unido, John Hatcher (Alexander Siddig), comparte con el jefe de seguridad nacional, el capitán Bill Nelson (Bob Hoskins), imágenes por satélite de supervivientes en Escocia. Creyendo que puede existir una cura, Hatcher le ordena a Nelson que mande un equipo hasta allí para dar con el investigador médico principal, el doctor Marcus Kane (Malcolm McDowell), quien ha estado recientemente trabajando en una cura durante la cuarentena que asoló al país durante un largo periodo.

                                                        
Un viernes santo, Nelson, como jefe de Sinclair y emulando sus tiempos de sabueso, la elije como su principal agente de policía al haber nacido en Escocia para liderar el equipo. Estos cruzan el muro hasta Glasgow, último lugar donde se supo del paradero del doctor Kane, el científico que ahora vive como un señor feudal en un castillo abandonado y con un ejército medieval a sus órdenes y controlando zonas del país (otro inciso: este papel le viene como anillo al dedo al que fuera protagonista de La naranja mecánica, sólo podemos imaginar a otro y sería Sean Connery) como si fuera el rey Lear o el antagonista de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad.

En Glasgow, buscando el hospital local para dar con supervivientes, Sinclair y su equipo son emboscados por un grupo de merodeadores. El sargento Norton (Adrian Lester) y el doctor Ben Stirling (Darren Morfitt)logran escapar mientras que el equipo sufre numerosas bajas. Sinclair y el doctor Talbot (Sean Pertwee) son capturados por lo que parece ser un enorme grupo de caníbales brutales, siendo ella interrogada por el líder, Sol (Craig Conway), hijo de Kane. Con un tatuaje parecido a una señal de peligro biológico en su espalda y una enorme cicatriz por su pecho, se ha distanciado de su padre y ha formado su propio ejército. Durante la cuarentena original de 2008 era un niño.

                                            

Sol planea usar la influencia de la muchacha para cruzar el muro, permitiendo que su ejército comience su invasión a Inglaterra, que llevará a Gran Bretaña hacia una edad de oro. Luego se marcha a un sacrificio ceremonial con el resto del grupo para asar vivo al doctor Talbot antes de comerse su cuerpo. Con la ayuda de Cally (MyAnna Buring), la hija de Kane que también está prisionera, Sinclair escapa junto a Norton y Stirling en un tren y mata a Víbora (Lee-Anne Liebenberg),una salvaje que es la mano derecha de Sol. Mientras, Hatcher planea secretamente aislar la zona central de Londres debido a la infección, pero sin embargo un afectado irrumpe en su despacho para tratar de matarlo.

Nelson dispara hasta acabar con la vida del intruso, cuya sangre salpica a Hatcher. Michael Canaris (David O´Hara), un veterano miembro del gobierno británico que no se sabe muy bien que cargo ocupa, se revela como el titiritero del primer ministro, quien parecía un personaje compasivo pero que manipulado por este no es más que otro político corrupto. Canaris es además un tipo con una clara tendencia al fascismo, una versión británica de Hitler, quien pone en cuarentena a Hatcher y ocupa su lugar como jefe de gobierno al tiempo que el depuesto se suicida. Tras bajarse del tren, el grupo de Sinclair es arrestado por soldados armados con arsenal y protección arcaicas, llevados hasta un castillo.

                                                   
En la prisión medieval, Marcus Kane le cuenta a Sinclair la verdad: no hay cura, sino gente con inmunidad natural. El que fuera investigador médico quedó desolado cuando su familia fue abandonada durante la cuarentena, y al perder a su esposa se convirtió en un líder retorcido y sádico, sentenciando a Sinclair y a su grupo a morir, arrojando a la chica contra su verdugo, Telamon, a una pequeña pelea sólo para entretener a sus seguidores. Sin embargo, Sinclair vence a Telamon y lo mata, aprovechando el duelo el resto del grupo para escapar, recuperar el equipo y rescatar a la muchacha. Todos ellos huyen hasta la entrada de un refugio nuclear montados a caballo, dando con una instalación subterránea.

En el bosque hallan intacto un Bentley Continental GT que llenan de combustible mientras llegan los caballeros medievales de Kane y matan a Norton. Sinclair y el resto conducen el Bentley de vuelta hasta el muro de la cuarentena, pero son interceptados en el camino por el grupo de Sol, quien busca venganza por la muerte de Víbora. Tras una rápida persecución, este y sus hombres son aniquilados, por lo que Sinclair y compañía escapan, pero al coche lo rastrea un avión de combate del gobierno, con Canaris llegando allí y revelando que dejará que el virus continúe como medida de control de población y para su beneficio. Sinclair le contesta que no hay cura según Kane y este le toma la palabra.

                                                  
Canaris revela que la sangre de Cally se usará como vacuna para el virus, justo cuando ella y Stirling abordan el avión, con Sinclair al margen. Nelson vuela hasta la zona de cuarentena para hablar con la muchacha y esta le entrega una grabación de la conversación que derrocará a Canaris, pues es retransmitida al resto del país. La chica recupera la cabeza de Sol y se la devuelve a su grupo, quienes la observan y deciden que Sinclair sea aceptada como nueva líder de los merodeadores en la frontera (que da más juego que si estuviera ambientada en la de EEUU y Canadá).La plaga queda así vista para ser erradicada una vez ha terminado la trama (como pasaría en 28 semanas después).

Los homenajes de Marshall en Doomsday son de lo más diverso posible, de las secuelas clásicas de Mad Max (con Mitra como la versión femenina de Rockatansky) a Excalibur (como manejó John Boorman la estética medieval), pasando por Los amos de la noche (el mítico título de Walter Hill sobre bandas de guerreros urbanos) y filmes apocalípticos antiguos y modernos como Contaminación, El último hombre...vivo, Un muchacho y su perro, Waterworld o Hijos de los hombres. Se diría que incluso hay influencia de Gladiator, pues la escena del combate reproduce la que Russell Crowe inmortalizó en la cinta de Ridley Scott e hilando muy fino, podríamos meter otros títulos de culto como Metalstorm o Zulú.

                                              
Y es que en una cinta apocalíptica te puedes encontrar hasta referencias a la obra de Terry Gilliam, aquí en concreto a El rey pescador (redención moral), por lo que no todo es tan salvaje. Con todo ello, el presupuesto invertido (en libras esterlinas) por Rogue doblaba a lo realizado previamente por Marshall, dos títulos de terror de culto modestos, suponiendo para este un desafío en cuanto al reparto y a los lugares de rodaje, con más diálogos, extras, escenas de acción elaboradas con explosiones y persecuciones, etc. El muro de la muerte además era más rentable hacerlo fuera de R.U. y por eso se filmó en Sudáfrica más tiempo que en Escocia (el continente negro no se compara con Gales o Irlanda).

Glasgow además es una ciudad que se presta muy al ambiente tenebroso de la película, porque la zona en la que está abunda en castillos siniestros y permite rodar buenas escenas de lucha dentro de lo razonable. En el apartado automovilístico, la persecución recuerda mucho a las de Bullitt o a cuando hemos visto rodar sobre asfalto el Aston Martin de Casino Royale. Sin querer hacer publicidad de la marca, se optó por varios Bentley que también se lucen en pantalla. La marca de la casa de Marshall, violenta y sangrienta, deja huella en las víctimas del Segador con una serie de síntomas similares a los de las infecciones de transmisión sexual, visualmente igual de impactantes.

                                                     
La música pensada para la ocasión pedía a gritos mucho sintetizador, pero en su lugar se optó por la composición final de Tyler Bates y canciones de grupos comerciales como Frankie Goes To Hollywood (Two Tribes) o Siouxsie and the Banshees (Spellbound). Así, la película pasó por los cines sin demasiada fortuna porque no recaudó lo suficiente y se confirmó que el cambio de género para Marshall fue complicado al haber realizado sus cuentos de terror por nada y menos, mientras que aquí con más dinero el esfuerzo es vano, salvando ciertas escenas elaboradas en medio de un guion con muchas referencias entrelazadas. Se puede decir que, como con el virus, la película fue puesta en cuarentena.

Es una pobre imitación de thrillers futuristas que ya hemos visto previamente pero sin apenas cohesión narrativa y un elenco poco carismático. Un producto de terror trillado donde lo más emocionante es ver Glasgow amurallada, agradable a ratos entre la pesadumbre de tantas muertes pero condenado por un decepcionante desenlace. Reitero lo ridícula pero entretenida que resulta verla como alternativa para un día sin mayores propuestas cinematográficas y donde las escenas de riesgo no aceptan otros sustitutos. No se puede pedir mucho más a una película donde su heroína se enfrenta a una epidemia letal por la cual no morirá y en la que el escenario devastado es una Escocia repleta de caníbales.

                                                
Como todo cuento en el que el paisaje es una parte esencial de la trama podría haber al menos atraído a los turistas más curiosos a conocer de cerca el terreno escocés que aparece en la película. En lugar de ello lo que lanza es un sutil mensaje de resentimiento político local hacia el gobierno central de la capital británica, por lo que el rodaje salió en ese aspecto como un tiro sin fuerza, con algunos seguidores entre tantos detractores y sin que dejase el impacto de los anteriores trabajos de Marshall. Cuando llegue Halloween más de uno se subirá al carro de esta fábula sobre infectados para los más entusiastas del género.

Puntuación: 6

                                                              



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