Fargo (2015) Segunda temporada.
Al principio...
La
segunda temporada de Fargo (2015) se ambienta en 1979 y la
protagonizan Kirsten Dunst, Patrick Wilson, Jesse Plemons, Jean Smart
y Ted Danson, siendo también un éxito como su predecesora y en la
que destacó la actuación de un secundario hasta entonces
desapercibido, Bokeem Woodbine. La esteticista Peggy Blumquist
(Dunst) y su marido, el
carnicero Ed (Plemons)
de Luverne (Minnesota),
encubren el atropello con fuga de ella que ha causado el posterior
asesinato de Rye Gerhardt (Kieran
Culkin), hijo menor de
Floyd (Smart),
matriarca de la familia criminal que controla Fargo (Dakota
del Norte). Mientras, el
policía estatal Lou Solverson (Wilson)
y su suegro, el sheriff Hank Larsson (Danson)
investigan un triple homicidio en una cafetería local vinculado a
Rye. Además, Bruce Campbell aparece como Ronald Reagan, candidato a
presidente de EEUU, en esta precuela de la hasta ahora perfecta
serie.
La acción transcurre 27 años
antes de lo visto en la primera temporada, en el medio oeste de los
Estados Unidos, en marzo, con la joven pareja de Minnesota por un
lado y las fuerzas de la ley del vecino condado de Rock por el otro.
La peluquera siente que ya ha cumplido los objetivos que se propuso
en su vida, mientras que el padre de la pequeña Molly aparece más
joven de lo que le conocimos al principio, ya que de adulto lo
interpretaba Keith Carradine. Por su parte, la antagonista es la
esposa de Otto Gerhardt (Michael Hogan), uno de los capos más
notorios del sindicato criminal de Fargo, quien está debilitado por
una apoplejía que obliga a Floyd a liderar la dinastía de la cual
quedan tres hijos que ansían por sustituir a su padre como
patriarca, especialmente Dodd (Jeffrey Donovan) y Bear (Angus
Sampson).
Rye intentó extorsionar a la
juez Mundt (Ann Cusack) en la cafetería de Luverne para que
descongelase los activos de su socio de negocios, acuerdo que quedó
roto. Los Blumquist, por otra parte, primero asumieron que el pequeño
de los Gerhardt estaba muerto, con Peggy ocultándole en el garaje,
pero luego su marido Ed descubre que sigue vivo y que se ha vuelto
maníaco, por lo que le apuñala hasta matarlo. En su hogar, Lou debe
afrontar el que su esposa Betsy (Cristin Milioti)padece
cáncer. Joe Bulo (Brad Garrett) y Mike Milligan
(Woodbine)llegan para negociar con Floyd desde Kansas City
respecto a sus actividades mafiosas y para localizar a Rye con la
ayuda de su secuaz Hanzee Dent (Zahn McClarnon),un nativo
taciturno leal a Dodd.
Mientras, Lou viaja hasta Fargo
para reunirse con el detective Ben Schmidt (Keir O´Donnell), al
tiempo que la rebelde hija de Dodd, Simone (Rachel Keller)
previene a Hanzee acerca del paradero de Rye. Luego, en casa de los
Blumquist, Hanzee noquea a Hank, pero Peggy aparece y logra contener
a Dodd en el sótano de usando su bastón eléctrico. Karl Weathers
(Nick Offerman), un abogado alcohólico de Luverne, llega al
lugar para llevar a cabo la defensa de los implicados. Una vez que
Ed regresa a casa, él y Peggy ponen a Dodd en el maletero de su
coche y lo ocultan en la cabaña de un pariente en Sioux Falls,
(Dakota del Sur), al tiempo que les sigue Hanzee, quien da con
Constance Heck (Elizabeth Marvel), la jefa lesbiana de Peggy,
a la que utiliza para que atraiga a la peluquera.
Lejos de bajar la forma, la
segunda temporada de Fargo se mantiene al alza viajando en el
tiempo hasta la época posterior a Vietnam y al fenómeno Star
Wars, con el joven Lou Solverson como protagonista. Sin embargo,
esta ambientación clásica trae una historia y caras nuevas, con el
desafío y la presión por parte de Noah Hawley de rivalizar con
True Detective, pero también de seguir fiel a la película en
que se inspira y a otros títulos de los Coen como Muerte entre
las flores y El hombre que nunca estuvo allí. La
moralidad de estas historias suele dar con un reparto adecuado que
disfruta con su trabajo en un medio social como este de la TV, donde
por ejemplo se ha repoblado una ciudad como Fargo.
Esta segunda temporada si que
parece una increíble historia real, conectada con la primera en
todos los aspectos para dar verosimilitud a esta novela visual de
invierno. Además, nos encontramos con estrellas de cine involucradas
en un producto televisivo que poco tiene que envidiar a algunas
películas, incluyendo la que inspira la serie. Una excepción sería
Plemons, al que conocimos en otra serie, Friday Night Lights,
pero que se consagró en la recta final de Breaking Bad
en el papel de Todd Alquist, continuando así su buena racha,
aprovechando también que ya venía con el físico curtido tras
intervenir en Black Mass,el thriller criminal dirigido por
Scott Cooper, haciendo creíble al robusto Ed, carnicero de Minnesota
(en ambos sentidos).
Otro cachas de Hollywood que
tenemos en Fargo 2 es Wilson, quien capta perfectamente el
espíritu de Lou Solverson, como la veterana Smart, cuya Floyd
Gerhardt tiene la apariencia de un retrato pintado por Andrew Wyeth.
Ellos y el resto del extenso elenco dan forma a los homenajes
ocultos y a la trepidación de la tensión narrativa que en esta
segunda temporada nos brinda Noah Hawley. En esa lista de
secundarios, Cristin Milioti es una acertada elección en cuanto a
personalidad con su personaje, la esposa en estado terminal que deja
atrás su etapa en Cómo conocí a vuestra madre. Inesperado y
surrealista es el viaje a la serie que hace Woodbine, pues poco
imaginábamos la relevancia que tomaría.
Pero para personaje que tiene un
punto, Hanzee. Zahn McClarnon es otro de los roba escenas de la
temporada, siendo todo un dolor de muelas para el que encarna Jeffrey
Donovan, el mayor de los Gerhardt. En las historias de los hermanos
Coen no suele escatimarse en talento para dar vida a tanta situación
absurda ni tampoco a la hora de rodar sin salirse de presupuesto, ya
que de nuevo Calgary se hizo pasar por hasta tres ciudades, entre
ellas Kansas City. Fargo renace en Alberta para no perder su mezcla
única de terror y humor en medio de tanta nieve, un aspecto que en
lo visual supo retratar el colaborador habitual de Hawley, Dana
Gonzales, captando como director de fotografía un ambiente retro en
la luz y el color con su cámara.
Para ello llegaron incluso a
usar en el alumbrado público un sustituto para el sodio del que
están hechas las farolas con wolframio, recreando de esta manera el
ambiente de la película El estrangulador de Boston. El diseño
de vestuario en Fargo también está muy cuidado, pues hace
posible que Kirsten Dunst parezca una auténtica peluquera de un
pequeño pueblo americano de los 70. La moda de la época (finales
de década) hace que tanto hombres como mujeres vistan
adecuadamente para resaltar que están en una comedia macabra en un
lugar frío como es Alberta. Y luego está un elemento que apenas se
ha nombrado: la aparición esporádica de platillos volantes, el
porqué de esas extrañas visitas alienígenas. Sobre esto no puede
uno explayarse mucho porque adelanta acontecimientos.
Jeff Russo se encarga otra vez
de la música, supervisando la banda sonora y buscando atesorar
melodías de los 70 para Fargo 2. Encontró rock progresivo,
krautrock, temas de Jethro Tull y The Runaways, pero también Billy
Thorpe, Burl Ives, Devo, Jeff Wayne, Blitzen Trapper, Shakey Graves,
White Denim y Bobby Womack, junto con una versión de una canción de
Emmylou Harris y Alison Krauss. En el final de temporada se oye a
Black Sabbath para dar esa sensación de quien acaba como El Rey
en el Norte, demostrando que la vida no es tan inútil después
de todo pero que ya no habrá más escalope. Russo grabó toda la
música de Fargo con la orquesta de la Universidad del Sur de
California como si no fuera para TV.
Para FX volvió a ser un éxito
pese a los índices de audiencia tan inestables que registró,
reteniendo esta segunda temporada de Fargo todos los elementos
que hicieron de la serie merecedora de tantos premios, dejando otra
saga estelar alimentada de personajes fascinantes, cinismo descarado
y un toque justo de absurdo. Hawley es el genio mareado detrás de
todo, lo cual es magnífico para la ficción televisiva actual, pues
sus cualidades como creativo del medio hacen de su serie algo muy
fascinante y entretenido para una comedia macabra espectacular. El
triple homicidio en la cafetería desencadena un ritmo brioso y
profundo en la historia, pues su complejidad narrativa es lo que la
distingue de su temporada inicial.
En Fargo, el cine negro
en su variante del medio oeste mejora a cada escena, va ganando
terreno y abriéndose paso entre un escenario de los 70 no visto
hasta hora en ninguna parte y que es un acierto haberlo ubicado en la
segunda temporada, pues renuncia a la narración atenuada y a la
ambigüedad moral para que en cada episodio pasen muchas cosas
gracias a su extenso elenco, el cual además es agradablemente
amenazador, como el de una película independiente de vaqueros,
donde la vida y la muerte siempre se echa encima de todos los que
intervienen, ya sea Wilson, Donovan,Smart,Milioti,Garrett u Offerman.
El salto cualitativo es enorme para la sangrienta y excelente serie
de FX (que puede verse en Movistar).
En definitiva, es una gozada
poder seguir Fargo junto a otras como Better Call Saul,
Juego de Tronos y Mr Robot, sólo una muestra de la buena
ficción norteamericana que hay en la actual pequeña pantalla, con
una notable energía sólo comparable a Mad Max, pues no es
una serie cualquiera, es una película de 10 horas, una pequeña
historia de un pueblo pequeño.
(Continuará)...
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