300 (2007)


                                       Siente la ira

                                             
Épico título del cine bélico reciente basado en el cómic homónimo de Frank Miller, siendo ambas nuevas versiones ficticias de la batalla de las Termópilas durante las guerras médicas y contando aquí con la dirección de Zack Snyder, manteniéndose Miller como productor ejecutivo. Se rodó usando un croma para poder reproducir fielmente el estilo visual de las viñetas. La trama gira alrededor del rey Leónidas I (Gerard Butler), quien lidera a 300 de sus hombres desde Esparta a la batalla contra el imperio aqueménida del poderoso y despiadado Jerjes I (Rodrigo Santoro), con su ejército invasor de más de 300.000 soldados. Mientras irrumpe la batalla, la reina Gorgo (Lena Headey) intenta reunir apoyos en Esparta para su marido (su papel en la película es más relevante que en el cómic, apareciendo sólo al principio, antes del combate contra el enemigo).

                                           
La historia está enmarcada por la narración de la voz en off del soldado espartano Aristodemo (David Wenham), así que a través de este narrador sospechoso se presentan igualmente a diversas criaturas fantásticas, situando a 300 dentro del género fantástico. Una película que si no se ha visto en IMAX es toda una experiencia perdida, si bien en casa el verla en DVD o Blu Ray tampoco está nada mal. Y es que esta es una de esas cintas que dividen al público, porque por un lado tienes un estilo visual original, pero por otra parte esto te distrae de como caracterizan y muestran al pueblo persa, ya que alguien puede encontrar dicho aspecto como algo racista, pero ni que decir tiene que aún con toda la polémica fue un éxito de taquilla.

                                                  
Existe una secuela titulada 300: El origen de un imperio, estrenada siete años después y basada otra novela gráfica de Miller no publicada aún y titulada Jerjes , que  como esta también la producen nLegendary y Warner Bros. La música la compone Tyler Bates, quien ya ha colaborado en alguna otra ocasión con Snyder. Podría daros varias razones de porqué 300 sigue siendo con el tiempo un enorme éxito, pero no hace falta extenderse más allá de que es fiel a la novela gráfica hasta el último detalle, pues se rodó de forma que acabada no hubiera grandes diferencias. Añadiría en todo caso la siempre grata presencia de Headey.

                                                      
En el 481 AC, un año antes de la batalla de las Termópilas, Aristodemo, un hoplita del ejército espartano, comienza su historia en la que narra la vida de Leónidas I desde la infancia hasta su reinado mediante la educación espartana. La historia de Aristodemo continúa y los mensajeros del pueblo persa llegan a las puertas de Esparta exigiendo tierra y agua como símbolo de sumisión a Jerjes I,rey de Persia, a lo que los espartanos responden pateando y matando a estos al arrojarlos a un pozo. Luego Leónidas visita a los éforos, proponiendo una estrategia para hacer retroceder a los persas, superiores numéricamente, a través de las Termópilas. Los éforos consultan al Oráculo de Delfos, el cual decreta que Esparta no irá a la guerra durante las carneas (festival en honor a una deidad local).

                                                  
Aunque los éforos le han negado el permiso para movilizar al ejército de Esparta, Leónidas reúne a trescientos de sus mejores soldados que se hacen pasar por sus guardaespaldas personales, a quienes se unen por el camino la gente de la región de Arcadia. En las Termópilas construyen la muralla con piedras y exploradores persas asesinados como mortero para hacer un puente, lo cual indigna al emisario persa. Mientras, Leónidas se encuentra con Efialtes de Tesalia (Andrew Tiernan), un espartano deforme cuyos padres huyeron de Esparta para evitar que lo sacrificasen por no ser acorde a los cánones de la ciudad estado griega. Pese a mostrarse compasivo, Leónidas lo rechaza por su deformidad física, la cual le impide sostener su escudo.
                                            
Este inconveniente compromete potencialmente la sigilosa formación de falange, lo que encoleriza a Efialtes. Como respuesta, Jerjes manda a su guardia de élite, los Inmortales, esa misma noche, y al segundo día, una nueva oleada de ejércitos de Asia y otras ciudades estado persas, incluyendo elefantes de guerra, para machacar a los espartanos de una vez por todas pero sin lograr su cometido. En Esparta, Gorgo trata de convencer a la Gerusía (gobierno espartano) para que envíe refuerzos que ayuden a los 300, mientras que al tercer día los persas, liderados por el traidor Efialtes, atraviesan un camino secreto en una última defensa, en la que un general de Jerjes (Patrick Sabongui) les vuelve a exigir que se rindan. Leónidas emerge y lanza su flecha hacia Jerjes, al que casi le acierta pero con la que logra rozar su cara, demostrando la mortalidad de este, quien se jactaba de ser un dios supremo. 

                                          
Finalmente y tras un último discurso conmemorando a los 300 que perecieron bajo las flechas lanzadas, Aristodemo, quien ahora es jefe del ejército espartano, conduce a este a la guerra contra los persas en la batalla de Platea. Jerjes exigió su obediencia, su sometimiento, pero no lo tuvo nada fácil.

Michael Mann fue el primer director que planeó hacer una película sobre la batalla de las Termópilas antes de la publicación de la novela gráfica, pero su esfuerzo por adaptar el épico suceso no llegó a producirse. Provisionalmente iba a titularse Marcha hacia la gloria y toda vez que se redactó el guion el encargado de tomar el mando fue el responsable de Amanecer de los muertos, quien tenía la responsabilidad de modernizar un relato ya adaptado al cine bajo el título de El león de Esparta. Toda la sangre derramada por estos guerreros de Grecia pasó del cómic a la pantalla, de manera similar a Sin City, otra obra del bueno de Frank, en cuyo estilo el protagonista queda retratado como si fuese Atila, un luchador de artes marciales mixtas o un jugador de hockey sobre hielo.
       
                                                  
Miller mezcló en 300 la historia con la fantasía, pero fue Snyder quien añadió el ingenio y también material (espadas y otros utensilios) usados anteriormente en Troya y Alejandro Magno, así como un diseño de criaturas que se adelantaría a la fauna de Avatar, con la creación de modelos robóticos de un lobo entre otros animales que vagan por el plató de WB en Montreal (Canadá), donde se recreó con bastante CGI y cromas este ambicioso y costoso péplum en el que Butler no acabó tan irritado como su personaje, pues entre todos insuflaron mucha vida a tan épica batalla. En posproducción se añadieron todos esos efectos visuales, coordinados por Chris Watts (Gattaca, Gravity), el encargado del diseño de producción, creando un estilo casi de videojuego.

                                                            
Un elemento clave para equipararse con el cómic fue el manejo de la saturación del color en ciertas escenas con mayor uso de efectos especiales gracias a distintos programas informáticos como Maya, Renderman (el de Pixar) o Real Flow, encargados de crear esa sangre que salpica todo, una forma de retratar el arte de la guerra antigua. Bates, el compositor, es alguien de quien ya hemos hablado anteriormente por sus trabajos para cintas como Los renegados del diablo y aquí grabó la banda sonora en los estudios de Abbey Road junto a la cantante iraní Azam Ali, que proporciona los coros. Hay una edición especial de la misma que incluye cromos con secuencias de la película.

                                                
Hablando de Troya, suele decirse que la BSO de esta suena sospechosamente similar a la que Bates compuso para 300, sugiriendo que este haya podido tomar prestada las partituras de aquella que realizaron James Horner y Gabriel Yared (la cual fue rechazada), así como de la de Elliot Goldenthal para Titus, quizás más evidente. Sea como fuere, 300 supuso para Snyder el aval perfecto para que WB le ofreciese a continuación adaptar Watchmen, otra película de fantasía igualmente basada en otro cómic, ya de DC, la editorial en la que el cineasta ha estado vinculado hasta hace poco. La experiencia de ver su visión de la obra de Miller nos da una visión completa desde al menos tres perspectivas.

                                           
El triunfo de esta adaptación no solo se encuentra en su representación elaborada de toda la violencia que aparece, sino también en la relevancia que tiene el papel de la única fémina de la película, la reina Gorgo, un reclamo atrayente tanto para el público masculino como femenino. Pero claro, como ya se indicó al principio, igual que es una cinta que provoca entusiasmo en unos espectadores, los hay que la aborrecen, pues consideran que es una experiencia sencilla en la que no hay que pensar mucho pero que es visualmente emocionante, llena de sangre, violenta y con frases que son fáciles de recordar para mencionar en cualquier conversación informal.

                                               
Los detractores del filme la comparan con Apocalypto, dejan en evidencia la técnica de los colores de la que hablé antes y la ponen como ejemplo de racismo extremo. Otras cosas que se han llegado a decir de la misma es que es una apología del poder varonil, que en una batalla tiene su razón, pero que tras la sangría es como si los espartanos hubiesen ido a una sesión de masaje. Es desde luego un relato muy afín al estilo de Tarantino porque visualmente es llamativa e impresionante pero se atasca entre tanta sangre y cuerpos desmembrados. No resultan muy diferentes los personajes de esos profesionales de la lucha libre cuando, que sepamos, los griegos no solían comportarse así, sino que es claramente invención de Hollywood.

A su favor puede decirse que Snyder ha logrado el equivalente en adaptaciones de novelas gráficas a Ciudadano Kane, con una batalla digna y gloriosamente violenta, poniendo el listón muy alto para todas las que han seguido el camino. Sin embargo, no quita que el mensaje de la película es de lo más conservador que se ha hecho, un discurso ya evidente en el cómic. En cuanto a la precisión histórica, hay como siempre muchas libertades, como el hecho de que la técnica de lucha espartana es en realidad un arte marcial originario de Asia y que en la Antigua Grecia no se conocía en aquel periodo de la historia, ni siquiera en Esparta, donde por ejemplo si se daba un hecho que Leónidas atribuye solo a Atenas: la pederastia.

En la Antigua Grecia no existía tal locura, eso sabemos gracias a los hechos recogidos por Heródoto, Simónides de Ceos, Diodoro Sículo, Plutarco y Esquilo, quienes hablaban de que la batalla de las Termópilas tuvo lugar para preservar la autonomía de las polis, las ciudades estado griegas. Puede sonar a pretexto de derechas para escudarse en la amenaza oriental que se cernía sobre aquellos territorios, pero tales hechos pueden quedar distorsionados por el poder de la ficción que primero creó Miller y luego recogió Snyder. Es irrefutable por ejemplo que Gorgo pudo plantar cara al misógino embajador persa mientras este conversaba con el rey espartano, pero puede que no fuera en ese momento y lugar.

Lo que es innegable es que se idealiza mucho al pueblo espartano, era la intención de Snyder y solo una minoría no lo entendió, pensó que era veraz cuando desde el principio se aprecia toda la fantasía que envuelve esta recreación histórica del relato de Miller, por lo que hay que saber discernir la realidad de la ficción. El imperio persa no fue todo tiranía, también contribuyó en buena parte a construir la democracia y los derechos humanos posteriores, y ahí tendríamos a Ciro II el Grande, quien como rey legitimó su conquista tomando medidas políticas para ganarse el favor de sus nuevos súbditos. Como discípulo de Zoroastro, profeta persa fundador de su propia religión, liberó a los judíos de su cautiverio en Babilonia.

Lamentablemente la controversia  es inevitable en esta película como también lo fue con el cómic. 300 posee una grandeza de tamaño similar a su mensaje que igualmente solo quería que la gente comprase su entrada para verla, pues se trataba por parte de Snyder de dar vida a la historia sin renunciar a la sangre. Este menosprecio a los persas podría considerarse más apropiado de Hitler que de un cineasta actual, puede que incluso resulte ofensiva a un auténtico espartano, pero al fin y al cabo es una expresión artística abiertamente fascista o al menos neo conservadora. Sobre el papel, toda la simbología no hace más que aumentar tal perspectiva y forjar una espada de doble filo.

La invasión que sufre Grecia por Persia también puede tener un giro algo más a la izquierda de lo que nos ha vendido Hollywood, y es que la primera es una nación pequeña y pobre en comparación con lo grande y rica que es la segunda. Esparta sería fascista pero al menos luchó por evitar que cayese la democracia, en parte debido a no perder su gloria, que es lo que Miller reflejó en su relato. La eugenesia es un elemento delicado y en el periodo helenístico un tipo como Efialtes, que pertenecía a una tribu de la región de Etolia, era considerado como un trol, por lo que tuvo suerte de no ser víctima de infanticidio, pero si del prejuicio al que le somete Leónidas cuando le discrimina debido a su discapacidad.

En la narrativa de 300, Miller aguantó menos críticas que las recibidas posteriormente en la adaptación, pues algunas personas interpretaron la representación del Rey Jerjes en la película como la de un homosexual, que es algo que irritó no solo a los iraníes (actuales persas) sino también al colectivo aludido. Este tipo de cosas suele despertar la furia del público que se ve reflejado negativamente con estos estereotipos que condenan a un grupo entero, porque ya no es que aquellos antecesores fueran como demonios, estamos viendo que su histórico pero a la vez ficticio rey dios era un siniestro afeminado gigante que quería hacer lo que quisiera con Leónidas. Es otra forma de perder una batalla, en este caso con un sector del público al que ya no convencerás con los efectos visuales.

En Irán tuvo mayor significado el contexto racista, pues allí las escrituras de Heródoto han tenido un enfoque más ofensivo. La película de los espartanos está considerada allí un instrumento de guerra psicológica, directamente un insulto, y desde luego cuando tienes a un país islámico quejándose poca broma puedes esperar, pues desde el punto de vista oriental es una historia llena de distorsiones deliberadas. Es la diferencia entre promover un producto en Occidente a hacerlo en Oriente, que según lo que se muestre habrá mayores o menores protestas, un acto descabellado si has molestado a 70 millones de iraníes. Retomando lo dicho antes, recuerda deliberadamente al tipo de cine que se hacía en la Alemania nazi.

Su mensaje nacionalista que apela a la guerra total en la era digital actual queda después de todo reducido a ser un logro visual en su campo y que ya incluso ha sido objeto de burla en todos los medios (no hay más que buscar los memes de internet que existen de 300). Hasta un estudio rival como Fox perpetró una parodia insulsa titulada Casi 300, de los ya habituales y muy prescindibles Jason Friedberg y Aaron Seltzer. El reflejo de la historia espartana muestra sin embargo una unidad y una camaradería que ya solo se ve en algunos deportes, donde también hay equipos que se han impregnado de la locura que ha legado esta cinta que descubrió a nuestra generación a un heroico rey guerrero llamado Leónidas.

                                               
Unos años después, nuevas tropas inspiradas por los 300 volvieron a desfilar en la secuela/precuela que la productora decidió sacar adelante y en la que Jerjes tiene mayor protagonismo, bajo la dirección de Noam Murro (en un principio iba a dirigir el español Jaume Collett-Serra) y donde Temístocles releva a Leónidas con un nuevo actor, Sullivan Stapleton, continuando en el contexto de la Antigua Grecia.

Puntuación: 7,5

                                             


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