El hombre de acero (2013).
De las películas de
superhéroes de esta década, DC ha hecho
con Superman borrón y cuenta nueva desde que las productoras Legendary y
Syncopy unieran fuerzas para que Warner sentase la base de su universo extendido con el que unir a sus personajes
de cómics más relevantes así como otros algo más secundarios. Con dirección de Zack Snyder y una historia escrita por David
Goyer, esta cinta cuenta con un reparto estelar y es un
reinicio de todas las películas anteriores de Superman,
volviendo a contar de nuevo el origen del protagonista.
Clark Kent (Henry Cavill) descubre (otra vez) que es un alienígena con super
poderes procedente del planeta Krypton
y por tanto debe asumir el rol de protector de la humanidad, pero a la vez debe prevenir que el
general Zod ( Michael Shannon) destruya
la Tierra. Warner ya venía de recoger diferentes conceptos por
parte de diversos guionistas y
directores,con un proceso que de por medio resultó en como la familia de Jerry Siegel
recuperó los derechos del personaje de manera judicial.
El concepto definitivo fue el
propuesto por Christopher Nolan, quien lo desarrolló junto a Goyer como idea conjunta
después de completar El caballero oscuro, la leyenda renace.
Tras la entrada de Snyder, dio comienzo el rodaje en la parte oeste de Chicago,y de Illinois se
pasó luego a Vancouver para regresar a
ese estado pero a otro pueblo, concretamente a Plano. Desde que la vi en el
cine, esta entrega me ha dejado sensaciones contradictorias, pues elogio su estética visual vanguardista, sus secuencias plagadas de acción sin descanso
y la banda sonora de Hans Zimmer.
Por otra parte, no he podido superar varios
aspectos que echan por tierra todo lo anterior, como son el ritmo narrativo y la carencia de desarrollo en los personajes. Su secuela, Batman v. Superman: El amanecer de la
justicia, estrenada este mismo año, lleva esos mismos elementos, positivos
y negativos, a otros niveles. Aquí por ejemplo la trama comienza mostrándonos
Krypton como un planeta inestable por
culpa del tiempo en que sus recursos mineros han sido explotados, un paso
previo a su destrucción que antes no había sido mencionado de tal forma.
Jor-El (Russell Crowe) se presenta como un
consejero jefe a la corte suprema
kryptoniana que recomienda una
evacuación a escala masiva de los
habitantes si no quieren perecer junto al planeta. Antes de que pueda llevarse
a cabo dicha acción, soldados liderados por el general Zod, un viejo amigo de Jor-El, provocan un alzamiento y detienen a los miembros del consejo. En un
juicio rápido, Zod y un puñado de rebeldes supervivientes son condenados por
traición y encarcelados en la Zona Fantasma segundos antes de la explosión.
Mientras, el cohete mandado
por Jor-El donde viaja su hijo recién nacido sigue las coordenadas que
programó hasta aterrizar en un pueblo de Kansas llamado Smallville, donde una pareja sin
hijos, Jonathan y Martha Kent, recogen al pequeño Kal-El y lo adoptan,
bautizándolo como Clark. Años más tarde conocemos a Lois Lane (Amy Adams), una veterana periodista del Daily Planet que recibe la
tarea de investigar el descubrimiento de
una nave kryptoniana de rastreo
en la zona ártica canadiense, haciéndose pasar por científica, entrando
a hurtadillas en la nave y activando el ordenador central tras usar una llave
que dejó Jor-El, lo cual le permite comunicarse mediante un sistema de
inteligencia artificial que imita al padre biológico del protagonista.
Lois trata por todos los
medios que el editor Perry White (Laurence Fishburne) publique un artículo sobre el incidente, pero
lo descarta al no haber suficientes pruebas.
Posteriormente, la oficial
científico de Zod extrae parte de los genes de Clark para poder crear con ellos colonos
kryptonianos que exterminarán a
la humanidad y construir una sociedad basada en los ideales de su jefe, fundamentados
en la pureza genética. De esta manera, Kal-El/Clark Kent, ya apodado Superman,
deberá como kryptoniano enviado por sus padres acometer su destino al que ya
fue instruido desde niño para evitar otra destrucción como la que acabó con su mundo natal.
La responsabilidad del último
hijo de Krypton ya venía anticipándose durante las escenas ambientadas en
Smallville, pero sería asumida del todo
en el encuentro con el holograma de su verdadero padre. Ahora es cuando toca
hablar de nuestro hombre de acero y mencionar que Cavill es el primer actor
británico que lo interpreta tras haberse presentado a las pruebas para la
abandonada Superman:Flyby, así como
para Superman Returns, donde el elegido para
dicho regreso fue Brandon Routh. Su
personaje aquí no tiene una referencia concreta, pero dado el porte del actor
si que podríamos pensar que es un ser de otro mundo, pues los músculos que
exhibe parecen producto de alguna proteína de origen extraterrestre.
Bromas aparte, Joe Manganiello
fue considerado para el papel antes que Cavill pero no pudo ser al estar
comprometido con la serie True Blood. El chico que hace de Clark adolescente
es Dylan
Sprayberry, al que conocemos de la serie Teen Wolf, donde encarna al
licántropo Liam Dunbar. Por su parte, Adams logró el papel de Lois, la
reportera del Planet, tras una dura prueba donde dejó
atrás a competidoras como Olivia Wilde o
Mila Kunis. Shannon es el general Zod, cuya megalomanía es tan
amenazante como el hecho de poseer los mismos super poderes que nuestro protagonista.
Pudimos tener una versión
absolutamente distinta si el papel se lo hubiera llevado Viggo Mortensen, pero nunca sabremos si este
hubiera dotado a Zod de la cualidad de antagonista implacable que Shannon le
dio y que no deja de ser una comparación
con el original que encarnó Terence Stamp.
Tenemos también a Fishburne como el
redactor jefe del periódico para el que trabaja Lois, por tanto es su
jefe y el primer afroamericano que hace de Perry White, lo cual le acerca a la
figura real del periodista estadounidense Ed Bradley, quien informó en primera
línea acerca de la guerra de Vietnam
para la CBS.
No mencionada hasta ahora, en
la película tenemos a Faora, una super
villana a la que da vida Antje Traue. Es
la subcomandante del general Zod y una
de las integrantes importantes de la milicia kryptoniana leal al villano. Este
papel se lo ofrecieron en principio a Gal Gadot, quien no pudo aceptarlo al
estar embarazada en aquella época, pero que luego le permitió ser reclutada como Wonder Woman
en la secuela. Otros secundarios incluyen a Christopher Meloni como responsable del comando norte de Estados
Unidos que da con la nave kryptoniana, o
Ayelet Zurer como Lara, madre biológica de Superman, papel para
el cual estaban previstas Julia Ormond y
como siguiente opción, Connie Nielsen. Que decir del padre biológico, ya que
Crowe se ganó el derecho de interpretarlo por delante de otros considerados
como Sean Penn o Clive Owen. Lo que
quizás no entraba en sus planes era vestir de licra, pero recuerdo que esta es
un trabajo de Zack Snyder, no de David
Lean. Además, encontramos otros rostros como Harry Lennix haciendo de general,
a Richard Schiff como el profesor Hamilton (Ruina), científico que colabora con el ejército,Michael Kelly
como Steve Lombard, empleado del Planet, y Jadin Gould como Lana Lang de joven.
Como ya dije al principio,
Nolan concibió esta idea de Superman modernizado junto a Goyer y no dudó en
producirla junto a su esposa Emma Thomas, fundadores de Syncopy, la productora
con la que han sacado adelante todos sus filmes. Para el desarrollo de la
producción se empezó contactando con guionistas del mundo del cómic tales
como Grant Morrison y Mark Waid .
Morrison dijo que lo que debía hacerse era considerar Superman Returns como si se
tratase de la versión que hizo Ang Lee de Hulk. El increíble Hulk demostró ser con
los años un reinicio acertado para una mala adaptación por la que el público perdonó el hecho de
rehacer la franquicia del Gigante Esmeralda, añadiría Waid. La idea de Morrison
era similar a su trabajo en All-Star Superman, mientras que la de Waid
era más afín con su Superman: Legado.
Mark Millar se reunió con su amigo y socio, el director Matthew
Vaughn, y planearon ambos una trilogía épica de Superman de ocho horas
de duración, con cada entrega a estrenar
en años diferentes, de manera similar a El Señor de los Anillos, aunque Millar la comparaba más bien con la
trilogía de El Padrino, donde realizaría una crónica
integra de la vida de Superman desde sus primeros días en Krypton hasta el final, cuando el héroe pierde sus poderes mientras el Sol comienza a entrar en fase de supernova. La intención era reintroducir el
personaje sin tener que pensar en algo aparte para Batman, por lo que
se comenzó a buscar director y reapareció el nombre de McG (el candidato a dirigir Superman:Flyby),
al tiempo que los herederos de Siegel recuperaban los derechos de su creación
para el primer Action Comics.
El argumento de El
hombre de acero es narrativa no
lineal, todo está fuera de orden cronológico
y no sigue un patrón
predeterminado, tiene tramas paralelas
en forma de recuerdos del protagonista. Viendo lo magníficamente que le
fue a El caballero oscuro, tal modelo era
aplicable. Nolan nunca ha ocultado su admiración por el trabajo de Bryan
Singer al conectar en su película con la versión de Richard
Donner. El estudio además ya dejaba caer que
habría menciones a un posible universo DC en cine. Guillermo del Toro,
quien ya trabajó con Goyer en Blade II, rechazó el ofrecimiento de la
silla de director porque más que este reinicio le tentaba adaptar la todavía inédita En las montañas de la locura.
Los otros directores que
sonaron para dirigir incluían a Robert
Zemeckis (Regreso al futuro), Ben
Affleck (Argo), Darren Aronofsky (Réquiem por un sueño) ,Duncan Jones (Moon), Jonathan Liebesman (Ninja Turtles), Matt Reeves (Déjame entrar) y Tony Scott (Top Gun). Snyder acabó llevándose tal
privilegio (antes adaptó 300) y confirmó posteriormente que en la película
se mencionarían a otros personajes como
el propio murciélago Wayne o a Booster
Gold, aunque a este último no he logrado
todavía encontrarlo por más que he buscado. Buena parte del rodaje se llevó a
cabo en un parque industrial del condado de DuPage, en Illinois, y filmado
con película de 35 mm en vez de usar cinematografía digital. Más tarde se pasó
a Chicago (distrito financiero),
California (Los Ángeles), Nanaimo (Columbia Británica) y Alaska.
La música de El hombre de acero es otra composición
producida por el señor Zimmer, quien al principió negó que estuviera detrás de su preparación, pero
luego lo desmintió y admitió que la haría, aunque para desmarcarse del resto de
bandas sonoras de la saga, decidió no usar
el emblemático tema creado por
John Williams, lo cual ya al no salir en ningún tráiler mosqueaba
bastante. Sé que antes nombré que la banda sonora era uno de los aspectos
positivos de la película, pero ese detalle de no incluir la melodía clásica es
algo más discutible por parte de Zimmer, pues no es fácil asociar Superman a otro
tema que no sea el clásico, tal vez cosas de esta nueva dirección que toma DC
en cine. Como fan puedes considerarla un trabajo muy popular,pero poniéndonos
exigentes, te puede resultar repetitiva, simplista y recargada de mucha percusión. Probablemente
no era el encargo adecuado para Zimmer y a lo mejor debieron habérselo dejado a
otro compositor, como por ejemplo Marco Beltrami.
El hombre de acero es acción
estimulante y espectáculo puro,
pero ni con esos dos ingredientes se
puede totalmente desviar del territorio del éxito de taquilla genérico. La actuación de
Cavill como Superman desde entonces la
he percibido como si este actor sufriese rigidez permanente, además de su preocupante falta de carisma (y van dos actores seguidos). No
ha cubierto ningún terreno nuevo
con respecto a las películas de
Superman clásicas y en su lugar muchos nos hemos visto sumergidos
hacia un filme en su mayoría
decepcionante, con personajes inmaduros y escenas de lucha sobrealimentadas de CGI que arrastran
al espectador sin ofrecer nada nuevo en forma de creatividad con esos
efectos especiales.
Lo que más echo en falta de la saga de
Superman es ese sentido de desenfado, esa explosión de alegría. Encima con esa banda sonora
rimbombante y que a veces sobra (vale, estamos de acuerdo que no es el
trabajo más redondo en la de por sí sobresaliente trayectoria de Zimmer),
la película acaba siendo
excepcionalmente
desagradable como experiencia
visual. El principal problema de El hombre de acero es que el ritmo y el
balance en la narración y sobre todo en
la dirección dejan una película que se
columpia entre la exageración destructiva y los sermones
con los pies en la tierra. Tenía mucho que ganar para ser la película emblemática de Superman de toda una nueva generación y para un servidor
se quedó solo como otra metedura de pata para el género en 2013, ex aequo a Iron
Man 3.
Las secuencias de acción son dignas de alabanza y tanto Shannon como
Crowe aguantan el tipo como pueden (fijaos
que ni me he detenido a mencionar a Kevin Costner, para lo que sale y le
obligan a hacer mejor no extenderse). Pillado en la estela
entre la acción y la angustia, El
hombre de acero es una atracción que asegura un viaje muy movido, pero no por ello
hay que eludir sus pocas maravillas. Reiniciar la franquicia era
innecesario, pero los responsables se veían suficientemente confiados y sumado a la atención de Snyder a cuidar los detalles , esto hizo que los
espectadores pasaran por alto otro
reinicio más que se aproximaba.
El camino de este
salvador viene con fallos y no es el que muchos fans cabrían esperar,
por lo que tiene sus adoradores y luego
los que condenan las elecciones
realizadas que divergen de los
arcos argumentales de los cómics. Por otro lado, a menos que el propio conocimiento de Lois perciba la
doble naturaleza de Clark y Superman (privándonos así de una de las grandes revelaciones de la ficción),
el héroe que vemos en los momentos
finales de El hombre de acero no es otro salvo el
personaje creado por Siegel junto a Joe
Shuster, solo que con un poco más de
imperfecciones. No llega al nivel de evasión que transmiten Los
Vengadores, sino que es más bien una introducción artística a una película de superhéroe que sólo creemos conocer.
La película encuentra su
verdadera y noble base
no cuando Kal-El exhibe sus extraordinarios poderes, sino cuando
dramatiza la enturbiada humanidad de Clark. La parte super de El
hombre de acero está bien, pero la
parte del hombre es superior,
sencillamente increíble, como el extraordinario conflicto entre Clark y Zod. Y que quede claro, yo jamás le
hubiera pedido a sus responsables que
metieran más momentos personales
e íntimos entre Clark y Lois, ya nos
torturaron con eso mismo en televisión allá por los noventa. Yo entiendo que no hay nada perfecto en este
mundo, pero de ahí a considerar que esta es una buena historia de este héroe es
como elegir entre la versión de Superman II de Richard Lester y la alternativa rodada a medias por Donner.
Si tomamos de nuevo a los
guionistas que en principio aportaron ideas para el argumento, escogería a
Waid por lo mucho que disfruté leyendo
su miniserie con origen incluido Legado, coincidiendo en el hecho de
que el tono de esta película es triste y sin alegría, baste señalar la
decisión de Superman de matar a Zod.
Morrison, cuya mejor labor pienso que fue la que escribió en All-Star Superman, dijo que para no
traer nada nuevo mejor hubiese preferido una especie de segundo
acto en el que la historia nos mostrase
a Lex Luthor en lugar de
restablecer el personaje con información
que ya Morrison desmenuzó en su tebeo, cuestionándose también la necesidad que pueda tener un superhéroe en
matar.
Y por terminar con ideas de
profesionales, Neal Adams sugirió que
Superman podría haber frenado la amenaza
de Zod hacia los inocentes cuando este les apuntaba con su visión
calorífica de una forma simple: tapándole los ojos. Otro fallo que encontró
Adams fue como no evitó Superman alejar
a Zod de la siempre populosa
Metrópolis para minimizar tanta
devastación, como pasó en el final de Superman II de Donner. Temáticamente
siguen intactas la alegorías a la pasión
de Cristo y a la santísima trinidad, ya que cada vez que flota en el
espacio siempre extiende los brazos como si estuviera clavado a una cruz
invisible. Y por regla de tres Zod sería Adolf Hitler al asemejarse su plan de sometimiento contra
la raza humana al de la eugenesia nazi.
Pues así sin darnos cuenta
llevamos tres años con esto del universo extendido de DC, puesto que Batman se
cruza con Superman ,como pasaba en El
Regreso del Caballero Oscuro, con
Affleck enfundándose el traje de murciélago y Gadot haciendo lo propio con la semidiosa guerrera en la secuela escrita por Chris Terrio, sustituto de Goyer.
Puntuación: 7
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