Alta tensión (2004).
Vuestros corazones
sangraran.
Suelo tener mis reservas con todo el
material de origen francés, pero aquí me
encontré con algo, si no diferente, al menos llamativo. Un romance
particular donde lo que se interpone
entre ambas protagonistas no es sino una inesperada presencia tan cortante como
la puñalada de una navaja recién afilada clavándose en la piel. Ya sabéis como
se las gastaban en el cine de terror del país vecino hace cosa de más de diez
años, de una manera similar a como lo hacen sus homólogos de Canadá. Alexandre
Aja se alzó al estrellato internacional
con este título que hoy paso a recordar y que devolvió a Francia al podio
mundial del terror cinematográfico.
Con la pareja femenina protagonista
y el tercero en discordia, un inquietante secundario veterano en este tipo de
producciones del cine francés, estamos ante un título independiente aunque
luego Lionsgate lograse distribuirla en las salas de medio mundo tras su
positiva acogida en festivales, como el de Toronto. Si habéis degustado alguna vez el cine de terror más sangriento
del continente europeo, quizás al ver esta cinta notaréis la inevitable huella
de todo un genio controvertido en vida como tras su muerte que fue el romano Lucio Fulci, artesano que nos
brindó joyas como Angustia de silencio o Miedo
en la ciudad de los muertos vivientes.
Alta tensión ha
sido y será asociada durante décadas con
el movimiento denominado Nuevo extremismo francés. Pertenecen al
mismo todas las películas de carácter
transgresor que en los albores del siglo
XXI se decidieron a romper tabús y a llenar la pantalla de ríos de vísceras, a
llenar cada fotograma con desnudez, atractiva o arrugada y a someterla a toda
forma de mutilación y corrupción. Suena
peyorativo, pero conviene recordar que bajo esta etiqueta se han producido
trabajos muy aclamados por la crítica y el público más afín. Yo diría que la
mala fama otorgada a estas películas
viene señalada por una falta total de humanidad oculta bajo el terror
representado.
Aja logró que su padre, el
cineasta Alexandre Arcady, le produjera
esta cinta que escribió en colaboración con
Grégory Levasseur, quien luego
firmó la convencional Parking 2. La desasosegante música fue
compuesta por el recientemente fallecido François-Eudes Chanfrault, autor de la
BSO de trabajos similares como Al interior. Por supuesto, para completar el rompecabezas
técnico, la poderosa EuropaCorp de Luc
Besson se encargó de distribuir para
esta zona del Atlántico la cinta años antes de competir de tú a tú con
Hollywood con sus dos franquicias más taquilleras: Venganza y Transporter, que han recaudado muchos más millones de euros
de lo que costó la cinta de Aja.
El hombre (
Philippe Nahon) que aparece en la puerta de la casa de Alex (Maïwenn), una de las chicas, que ha
invitado a la otra a estar allí junto a su familia, no podía ser otra cosa que un
asesino en serie, quien rebana el rostro del padre de Alex con una cuchilla eléctrica de carpintero. Marie (Cécile de France) jura proteger a su
amiga y decide entrar sigilosamente en la cocina y coger un cuchillo jamonero para defenderse del
invasor. En el juego del gato y los dos ratones, el asesino las alcanza hasta
una tienda donde Marie se oculta y observa al dependiente, interpretado
por Franck Khalfoun (
director de A un paso de la muerte y Maniac), que es asesinado con un hacha.
En el climax, con Alex saltando hacia el interior de un coche, Marie
aparece tras haber estado perdida y
blandiendo una sierra para hormigón con la que
destripa al conductor. ¿ Que ha ocurrido para llegar a hacer eso? La clave está en su escena final, con Marie
en una habitación de un hospital
psiquiátrico y con Alex observándola a
través de un cristal de seguridad. Marie
es la protagonista y durante buena parte de la película nos la presentan como
una estudiante universitaria que trata
de salvar a su amiga de un brutal
maníaco antes de que la conclusión nos revele que ELLA EN REALIDAD ES EL
ASESINO.
Su motivación parece ser que
estaba impulsada por el deseo que sentía de estar a solas con Alex, por lo que
Marie creó una personalidad independiente (el
psicópata) en su mente y que por separado mataba a las víctimas. Alex era su objeto de deseo y es la que acaba aterrorizada por su propia
amiga. El “ asesino” aparece como un hombre sexualmente obsesionado
con matar y torturar a las mujeres, hasta que se revela que él solo existe en la mente de Marie y por
eso cuando ella destripa se imaginaba
que el asesino era una persona
fuera de sí misma, separada de su psique.
Finalmente, tras “acabar” con su alter ego, Marie y la
personalidad del asesino aparecen de forma alternativa en pantalla. En la
primera noche en la casa de Alex, mató al padre de su amiga decapitándolo de
una manera de lo más bizarra posible. No he mencionado que la madre de Alex (Oana Pellea) también acabó con el cuello
rajado hasta ser cercenada mientras trataba de telefonear pidiendo ayuda. El
asesino también le cortó la mano mientras agarraba el auricular. Jimmy, el dependiente de la gasolinera, era
asesinado con un hacha por Marie/El
asesino, siendo este crimen captado por la cámara de seguridad que luego revela el giro argumental.
En aras de lograr ser
estrenada, las diferentes distribuidoras tuvieron que recortar metraje para evitar la temible
calificación sólo para adultos sin menores acompañados. De ahí que la escena
de la sierra de hormigón entre otras sea
tan corta. De ahí que Alta tensión provoque división entre los
espectadores, aunque yo se lo achaque al pésimo doblaje español que tuvo y al
final sorpresa, lo más inverosímil que nos han vendido en años, muy pobremente
destapado y que evidencia los agujeros de guion presentes antes de dicho
momento, el más ridículamente violento de la cinta.
Para terminar, quiero hacer
una comparativa temática con Identidad, película de James Mangold. El
argumento de esta tomaba la
estructura de la novela de Agatha Christie Diez negritos, la primera que popularizó el encuentro de diez
extraños que llegan a un lugar solitario y que se ve apartado temporalmente por
algún motivo del resto del mundo mientras cada uno es asesinado
misteriosamente. Juega también visualmente con el espectador al hacer uso de
una cronología inversa. Es decir, nadie
es quien aparenta ser, el asesino es quien menos te imaginas y uno de los implicados sufre trastorno de
identidad.
Puntuación: 6,5
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