Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008)
Película de acción dirigida por Steven Spielberg a partir de un guion de David Koepp , basado en una historia de George Lucas y Jeff Nathanson, cuarta entrega de Indiana Jones y secuela de La última cruzada. Ya sabemos lo que opina la crítica de esta y de la última, así que recordar que la presente se ambienta en 1957, enfrentando a Indiana Jones (Harrison Ford) contra agentes soviéticos de la KGB liderados por Irina Spalko (Cate Blanchett), que buscan un cráneo de cristal telepático localizado en Perú. Jones es ayudado por su antigua amante, Marion Ravenwood (Karen Allen) , y su hijo, Mutt Williams (Shia LaBeouf) . También forman parte del reparto secundario Ray Winstone, John Hurt y Jim Broadbent.
Jeb Stuart, Jeffrey Boam y Frank Darabont escribieron borradores para Lucas y Nathanson antes de elegir los productores el de Koepp. Los cineastas deseaban rendir homenaje al cine de ciencia ficción de serie B de los 50, rodando en Nuevo México, New Haven (Connecticut), Hawái, Fresno (California) y Los Ángeles. Para mantener una continuidad estética con la trilogía original, el equipo dependió de escenas de acción tradicionales en vez de dobles hechos por ordenador, con el director de fotografía Janusz Kaminski estudiando el estilo de Douglas Slocombe de las anteriores.
Estrenada en Cannes, Paramount hizo una película que agradó a los críticos profesionales pero que pinchó con los espectadores, que aún así fueron a verla al cine. Fue además la última que distribuyó este estudio antes de acabar la franquicia en manos de Disney, dueña de Lucasfilm, quien concluyó la saga con Indiana Jones y el dial del destino, la cual tiene un estilo más cercano a Marvel que otra cosa.
En 1957, agentes de la Unión Soviética liderados por Irina Spalko secuestran al arqueólogo estadounidense Indiana Jones y su socio Mac . Se infiltran en el Área 51 en Nevada y usan a Jones para localizar un extraterrestre momificado del caso Roswell. Este localiza a la momia antes de ser traicionado por Mac, pero huye a una cercana ciudad modelo en el emplazamiento de pruebas de Nevada, minutos antes de una prueba nuclear. Sobrevive a la explosión metiéndose en una nevera (porque esa es la forma más segura de no morir víctima de una bomba atómica, pensaron Spielberg y Lucas sin tener en cuenta el rigor científico, pero en fin, recordemos Parque Jurásico) en una de las casas simuladas del pueblo antes de ser rescatado e interrogado por el FBI.
Regresando a la facultad Marshall, Jones descubre que le han dado indefinidamente días de asuntos propios. Mutt Williams, un joven grasiento, se acerca a Jones y le informa de que su antiguo colega, Harold Oxley, Ox, encontró un cráneo de cristal en Perú al buscar la mítica ciudad de Akakor . Agentes soviéticos intentan capturarlos, pero los dos escapan y viajan a Perú. Allí, encuentran esculturas hechas por Ox que les conducen a ambos hasta el cementerio de Chauchilla de Francisco de Orellana, que contiene una calavera de cristal estirada. Dejando la tumba, los dos son capturados por los soviéticos y llevados a un campamento en la selva amazónica. Se reúnen con Mac, Spalko, un confundido Ox y la madre de Mutt, Marion Ravenwood, quien informa a Jones de que el chaval es su hijo. Spalko le cuenta a Jones que las calaveras son de origen alienígena y pretende usarlas para proyectar propaganda soviética en las mentes de los estadounidenses. Jones tiene una breve conexión telepática con la calavera, que le ordena que le devuelva a Akator. Jones se da cuenta de que Ox intenta comunicarse mediante escritura automática , descubriendo una ruta a la ciudad.
Mientras va a Akator, Jones recupera la calavera de manos de los soviéticos y huye de estos junto a Marion, Ox, Mutt y Mac, quien afirma ser un agente doble, todo este tiempo dejando un rastro a Spalko. Jones y sus compañeros localizan Akator, donde descubren que la calavera perteneció a uno de los trece "seres interdimensionales" a los que las primitivas tribus Ugha adoraban como deidades y que desde entonces se han convertido en esqueletos de cristal sin movimiento. Spalko les alcanza y pone la calavera en un esqueleto alienígena, quien ofrece a Spalko la recompensa de la omnisciencia. Cuando se abre un portal interdimensional sobre la cámara, abduciendo a los soldados restantes de Mac y Spalko, los esqueletos se combinan para formar un alienígena reanimado, quien traspasa una cantidad arrolladora de conocimiento en la mente de Spalko, deshaciéndola. Jones, Ox, Marion y Mutt huyen de la ciudad derruida cuando asciende de las ruinas un ovni que se va a otra dimensión. Cuando Ox recupera su cordura, Jones y su grupo regresan a los Estados Unidos donde es reincorporado a la facultad Marshall y ascendido a decano. Jones y Marion se casan.
En esta cuarta de Indiana Jones vemos a un Ford en forma, ya que Harrison estaba entonces más joven que ahora y podías creértelo aún como Indy. Queriendo recuperar la magia del cine de antaño, esta entrega la escribe Koepp, el guionista que convenció a la gente del estudio, pero sobre todo a dos titanes como Spielberg y Lucas. Recordar que el director estaba enfrascado entonces en producir Transformers y hacer Tintín, pero antes tenía que hacer que el látigo restallase de nuevo y como némesis dio con Blanchett, la aclamada actriz que encarnó a Bob Dylan (sustituyendo al desaparecido Heath Ledger). La vuelta de Allen es también toda una sorpresa agradable.
El homenaje a la ciencia ficción de serie B de los 50 hace que a menudo se refiera a esta película no por su título sino por el alternativo Hormigas atómicas del espacio. No es la historia que más se pueda asociar a Indiana Jones, el señor Fortuna y Gloria, pero con buenos actores a su lado nada podía fallar. Spielberg además fue a Reino Unido personalmente para hacer la prueba a Winstone, con un papel muy parecido al de otros villanos anteriores.
En los primeros pasos para un guion, Darabont estuvo presente y luchó para que se le acreditara por sus aportaciones a esta cuarta entrega de Indiana Jones, siendo él quien sugirió el personaje de Hurt. Tiempo atrás, este cineasta trabajó en la serie sobre las crónicas del personaje de joven, concretamente en un episodio ambientado en Irlanda en abril de 1916, así que se se esperaba que regresase para escribir la trama del legendario arqueólogo. Es posible que el papel de LaBeouf, que hace de su hijo, estuviera concebido por Darabont para relevarle en un futuro al estar físicamente mejor, pero ya sabemos que eso no lo es todo, porque el chico se hizo daño rodando y descubrió que esto no era tan sencillo como en Transformers, saga con menos exigencia física. Lucas y Spielberg son cineastas inconformistas, pero eso no evitó que Sean Connery rechazase salir aquí, ya que su papel iba a ser más testimonial y no tan relevante como en la tercera, aparte de que ya se había jubilado porque su última película había sido un fiasco y se olía la tostada con esta.
Igual que este, John Rhys Davies se resistió a aparecer, reservándose para la quinta y prefiriendo ir a guerrear a la trilogía de El Hobbit. En cuanto al hombre del sombrero, nuestro Indy, este decía que todo dependía de Lucas, quien tenía una historia para ser adaptada por Koepp tras toda una maldición por desarrollar el proyecto después de más de quince años, porque no se daba con las claves para llegar al reino. Puede ser que esta entrega nos la anticipase M. Night Shyamalan con Señales, donde pone a Mel Gibson contra extraterrestres, pero no es desconocido que Spielberg ha tratado con los alienígenas a lo largo de su filmografía, un paseo salvaje que va desde sus inicios hasta hoy, y que por eso Jones se los tenía que cruzar. Sea como fuere, había grandes expectativas con el proyecto por ver un viaje por el mundo en compañía del doctor, aunque luego el rodaje fuese por completo en Hawái o Fresno, pero ver a Ford con los pantalones de Indy ilusionaba.
Es relajante saber que la cuarta entrega descartó muchas ideas que sólo podían quedar bien para otros medios diferentes al cine, pero hubo otras que sí acabaron en el montaje final. No nos engañemos, esto era una carrera contra el tiempo para evitar que el héroe fuese creíble de ver dada la edad de Ford, que no era abuelo aún pero tampoco un muchacho. De hecho aquí como siempre tuvo su doble de riesgo para escenas peligrosas, el veterano Vic Armstrong, un especialista consumado. Y luego está la sensación de ver algo parecido pero no lo mismo que una película de serie B, porque es un estilo que se mantiene aunque no con los mismos medios que hace setenta años. Toda esa parte de la jungla generada por ordenador hace mucho daño a la vista y queda demasiado artificial, como de naturaleza muerta, prácticamente todo el cine 3D. Al menos en el apartado musical sigue habiendo cierto ingenio por parte de Williams, la otra mente maestra junto a Spielberg.
No siendo de la opinión de que había que llevar a sus responsables a los tribunales, esta aventura de Indiana Jones tiene a rusos malos que quieren sacarle secretos de estado, derrotarle y ganar la guerra fría. Es otra política diferente para este arqueólogo y nunca saqueador de tumbas porque admite que todo artefacto raro debería estar en un museo, así que de ladrón nada, porque encima ni le subvencionan en sus arriesgadas misiones para dar con los tesoros. Así se las ingeniaron Spielberg, Lucas y Ford para darnos tanta aventura, con sus inevitables altibajos, porque como dice Indy, "no son los años, sino el rodaje lo que pesa". Ya dije en el artículo de la primera película que el papel era todo un caramelo para quien se lo llevase, que hubo toda una carrera por ver quien sería el elegido y quedaría convertido en un icono popular.
¿Qué viajero no querría recorrer el mundo siguiendo los pasos de Indy, incluso con sus vicisitudes? ¿Quién no querría haber vivido un verano de misterios ocultos contando en su maleta con un látigo de aventurero? Jones además ha sabido jugar bien sus cartas, cuando no ha ido de farol, pero pocas trampas ha hecho en su particular juego. Ya lo decía la segunda entrega, "Si la aventura tiene un nombre, debe ser Indiana Jones". En busca del arca perdida recuperó el género y regaló al mismo un héroe eterno, que desde joven siempre ha jugado con el peligro. Hollywood sabía hacer las películas de acción en condiciones, como mandan los cánones, la gente iba a verlas y las disfrutaba sin importar que hubiera mensaje, tuviera una agenda o lo que narices nos quieran colar hoy día. Jones ha sido sinónimo de éxito siempre y por eso perdurará, ha sabido donde cavar, ha podido hasta vérselas con dinosaurios.
Aunque los elementos de la trama son bastante familiares, Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal aún es capaz de ser emocionante y el regreso de Ford al papel titular es más que bienvenido. Quiere decir por tanto que sobrevive a los críticos profesionales que la han visto primero, pero a lo largo de la red no ha tenido una acogida tan entusiasta. Con decir que Indiana ha indignado a los comunistas rusos actuales ya es una muestra, y eso que los antepasados de Spielberg son de por allí, pero eso no explica nada de esto. En Perú calificaron de "ofensivos" los errores cometidos por la película respecto a su país, pero como digo, sí quieres veracidad histórica mírate un documental de arqueología y no una película, porque así se indignan hasta los chinos. Una cosa que es imperdonable, repito, es lo de destruir con armas nucleares y sobrevivir gracias a una nevera. Por ahí no, pero igual, la ciencia de Parque Jurásico también es imprecisa y Lucas no es científico.
Indiana Jones ha cabalgado en peores terrenos, por eso Lucas sabe muy bien el odio que ha generado esta cuarta entrega. Hasta LaBeouf ha defendido la nevera antinuclear y otros momentos fantásticos, y el guionista ha admitido que ese aspecto nunca le ha contentado del todo. Pero la culpa siempre será de la misma persona: Kathleen Kennedy, la jefa del estudio, la que permitió que hicieran esta chapuza. Por cierto, este fue el inicio del fin en Hollywood del último chico malo de la meca, pues a día de hoy el hijo en la ficción de Indy es un apestado del mainstream, todo un arrepentido de haberse cavado su fosa tras haber trabajado para Spielberg y que ha puesto a parir el sistema de estudios actual, afirmando que " te meten un dedo por el culo". Sin duda un director que ha tenido buenas décadas, aunque con algún que otro mal trabajo.
Mentiría sí diese por bueno que hicieron todo lo posible, y que esa última toma de Indy y el hongo nuclear tiene mucho mérito sobre alguna otra cosa en la película con la que la gente haya tenido quejas o algún problema. Traslada a Indy a un mundo que parió a Spielberg y a sus fantasías alimentadas por las generaciones anteriores al nacimiento de este cineasta boomer. En la construcción de este mundo, las tomas y los cortes de montaje son magníficos, con un aumento gradual de la tensión, toques satíricos y ese retruécano de la "familia nuclear" en el fondo de todo. Después de 16 años, me la he visto alguna que otra vez más que eso que llaman obras personales tipo Harvey Milk o Benjamin Button, que me aburren soberanamente. Los efectos visuales no lucen del todo y de las cinco de la saga para mi gusto es la que cierra la lista, porque es de las peores secuelas que ha habido para una trilogía de muy buenas películas.
En definitiva, Indiana Jones parece que ya no encajaba en el Hollywood de la primera década del siglo 21 y esta calavera de cristal parece más bien un robo de tiempo y un gasto de dinero por el que nadie ha sido juzgado penalmente. Spielberg y Ford regresarían para una nueva película, ya en la familia de Disney, aunque esta quinta no la dirigió el Rey Midas, sino un sustituto como James Mangold.
Puntuación: 6
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