Indiana Jones y el dial del destino (2023)

                                                                               


Película de acción , aventuras y fantasía dirigida por James Mangold  y escrita por David Koepp y Jez Butterworth, quinta y última entrega de Indiana Jones y secuela de El reino de la calavera de cristal. Protagonizada por Harrison Ford, John Rhys-Davies y Karen Allen, repitiendo  sus papeles respectivos de Indiana Jones, Sallah y Marion Ravenwood, mientras que los nuevos integrantes del reparto incluyen a Phoebe Waller-Bridge, Antonio Banderas, Toby Jones, Boyd Holbrook y Mads Mikkelsen. Ambientada en 1969, la película sigue a Jones y a su distanciada ahijada, Helena, quienes tratan de localizar el mecanismo de Anticitera  antes que el  doctor Jürgen Voller, un miembro de la Operación Paperclip, quien planea usarlo para alterar el resultado de la segunda guerra mundial.

Aquí no dirige Steven Spielberg ni tampoco contribuye George Lucas, así como tampoco distribuye Paramount, ya que Disney compró Lucasfilm y los derechos de la franquicia. Tras más de cuarenta años del estreno de En busca del arca perdida  y con la pandemia de COVID 19 de por medio, así como la salida del proyecto del guionista Jonathan Kasdan, se rodó en lugares como Reino Unido, Italia y Marruecos, con música de John Williams, quien fue nominado al Óscar a la mejor banda sonora original en la edición 96º, así como al Grammy al mejor álbum  de banda sonora para medio visual en la edición 66º, logrando el de mejor composición instrumental. Williams venía de componer la última trilogía de Star Wars, y con 90 años se resiste a retirarse del todo.  

Al adquirir Disney los derechos para futuras películas de Indiana Jones, tiene el control  de la saga y por eso se ha gastado 300 millones de  $ para tentar de nuevo a los espectadores, aunque la taquilla ha resultado estar maldita, pues no ha recaudado  mucho para el final de la franquicia, suscitando perdidas de 130 millones de $ para la compañía. Estrenada en Cannes, como parte de la estrategia  del estudio, no evitó ser un fracaso de taquilla pese a ser una de las películas más costosas recientes. La razón de su fiasco se debe a que ha habido una carencia  de atraer al gran público actual. 

En 1944, los nazis capturan a Indiana Jones y al arqueólogo de la universidad de Oxford, Basil Shaw, cuando intentan recuperar la Lanza sagrada de un castillo en los Alpes franceses. El astrofísico Jürgen Voller informa a sus superiores que la lanza es falsa, pero que ha encontrado la mitad del Dial de Arquímedes, un mecanismo de Anticitera construido por el antiguo matemático de Siracusa que revela fisuras temporales , así permitiendo  un posible viaje a través del tiempo. Jones escapa en un tren con destino a Berlín lleno de arte expoliado por los nazis y libera a Basil. Obtiene la pieza del Dial, y los dos escapan del tren justo antes de que lo descarrilen los aliados, con el villano sobreviviendo a su caída del tren sin saberlo Indy.  

En 1969, Jones se está retirando de la universidad Hunter en Nueva York. Marion Ravenwood recientemente le ha  pedido una separación legal, apenada porque su hijo Mutt Williams ha sido asesinado en la guerra de Vietnam. La ahijada de Jones, la arqueóloga Helena Shaw, le visita inesperadamente  y quiere buscar el Dial. Jones le advierte que su difunto padre, Basil, se obsesionó con estudiar el Dial  antes de cedérselo a él para que lo destruyera, algo que nunca hizo. 

Cuando Jones y Helena recuperan la mitad del  Dial de los archivos de la universidad, los cómplices de Voller los atacan. La CIA lo ayuda, trabajando ahora para la NASA como "Doctor Schmidt". Helena, que se revela que trabaja como contrabandista de antigüedades, huye con el Dial para subastarlo en el mercado negro. Jones es incriminado por los asesinatos de dos colegas, obligándole a escapar en medio del desfile en honor al alunizaje del Apolo 11, y luego en medio de una protesta contra la guerra de Vietnam.

Jones busca a su viejo amigo Sallah, ahora taxista en NY, quien le ayuda a huir del país tras conjeturar que Helena probablemente venderá el Dial en Tánger (en realidad se rodó en Fez). En un hotel allí, Jones interrumpe la subasta privada ilegal de Helena , pero Voller y sus secuaces llegan y roban el artefacto. Jones, Helena y su compinche adolescente Teddy Kumar los persiguen a través de las calles en un mototaxi . La CIA intercepta a Voller  después de que el gobierno estadounidense le desautorice por rebelarse, pero su séquito asesina a los agentes  y roban su helicóptero. 

Jones, Helena y Teddy rastrean a Voller hasta Grecia y se unen al viejo amigo de Indy, Renaldo, un buzo profesional. Guiado por la investigación de Basil, bucean hasta un antiguo naufragio  del mar Egeo y recuperan una losa "gráfica"  que contiene direcciones de la otra mitad del Dial. Voller llega y mata a Renaldo y a toda su tripulación, pero el grupo de Jones escapa y se dirige a Sicilia, perseguidos por Voller. 

Dentro de la caverna Oreja de Dionisio (una antigua mina), Jones y Helena encuentran la tumba de Arquímedes, la segunda mitad del Dial  y un reloj de pulsera del siglo 20 en el brazo esquelético  de Arquímedes. Voller aparece y captura a Jones, hiriéndole, pero no antes  de que Helena y Teddy escapen y persigan a Voller. Tras reensamblar el Dial, el villano revela sus planes de viajar de regreso a  1939 para asesinar a Adolf Hitler y ayudar a liderar a la Alemania nazi a la victoria en la segunda guerra mundial sin repetir el error de Hitler. En un aeródromo, Voller activa el Dial  y localiza una fisura temporal  en el cielo. Jones es hecho prisionero  en el avión robado de Voller mientras Helena se mete de polizón  en las ruedas. Teddy los sigue en otro avión.

Mientras se acercan a la fisura, Jones se da cuenta de que la deriva continental podría haber alterado las coordenadas de la cronología. En vez de 1939, el grupo llega al sitio de Siracusa por parte de soldados romanos. Los ejércitos enfrentados derriban el avión de Voller, creyendo que es un dragón. Jones y Helena se lanzan en paracaídas justo antes de que el avión se estrelle, matando a todos los demás a bordo, mientras Teddy aterriza de forma segura. Arquímedes encuentra el cuerpo de Voller y el reloj de pulsera  entre los restos. Le da a Jones el Dial pero se queda el reloj. Jones y Helena se enteran que Arquímedes creó el Dial para traer usuarios del futuro a través de fisuras que llevaría sólo hasta el 212 a. C. Cuando la grieta comienza a plegarse, Jones quiere quedarse atrás, sintiendo que no tiene nada que hacer para volver. Helena, temiendo por una paradoja temporal y reticente a abandonarle, deja inconsciente a Jones. 

De vuelta en el presente, un recuperado Jones despierta en su apartamento y se reúne con Helena, Teddy, Sallah y Marion, con quien Indy se reconcilia. 

Mangold ya anunció que veríamos al héroe en su "anochecer", porque Ford ya tenía una cierta edad para ser de nuevo Indiana Jones y no se le puede tratar con mano dura. El villano de la función, interpretado por Mikkelsen, está basado en un auténtico científico nazi que trabajó para la NASA, que para ser la última vez que asistimos a una aventura del protagonista nos encontramos un capítulo final escaso tanto en emoción como en diversión. Y en medio de todo esto, tenemos haciendo equilibrios a nuestro Banderas, que da un poco el cante con un personaje que parece una versión real humana de su Gato con Botas. Digamos que interpreta a un buen tipo que muere por el protagonista. En esta quinta entrega, Indy vuelve a enfrentarse a los nazis,  en 1969, todo muy tenso en esta secuela, como cuando se las tiene que ver con un esbirro con pinta de culturista holandés.

Ford interpreta a un envejecido Indy  en esta secuela  que sirve todo un menú de tonterías nostálgicas sin entusiasmo. Que manera de cerrar la saga, todo un retrato de individualismo fuerte, aquí sin las posibilidades que brindaba Lucas, sin control creativo para la quinta entrega. Menos mal que no se ha centrado en el personaje de Shia LaBeouf, una insistencia precisamente de Lucas en su momento, y es que la calavera de cristal   fue la penúltima cruzada, a la espera de lo que pudiese concluir la franquicia. Ya hubo un germen  de una idea para esta quinta parte, algo que ver con el viaje a través del tiempo, con nostalgia marca Spielberg y con los fans comparados con el Espíritu Santo. Da que pensar esta frase de Lucas, siempre tan puntero en sus análisis. Sea como fuere, si ya tuvimos una cuarta de Parque Jurásico,  no podía faltar una quinta Indiana Jones. 

Disney compró Lucasfilm por 4 mil millones de $, planeando con ello hacer nuevas películas de Star Wars, adquiriendo en el acuerdo un estudio de efectos visuales, así como dándole a Frank Marshall un puesto importante de directivo. Por esta época Spielberg vaticinaba lo que estaba por venir, la implosión de la industria del cine,  mientras se buscaba director  para Star Wars,  sin estar él entre el par de candidatos definitivos. El director ejecutivo de la compañía afirmaba llevar un ritmo constante para hacer la quinta de Indy, pero que nadie esperase esa nueva aventura en al menos dos o tres años. Tuvo que ser la presidenta  de Lucasfilm quien finalmente confirmó que la secuela estaba en el horizonte, que Ford volvía, igual que toda la aventura, las risas y la emoción real, al menos eso se afirmaba. 

Ford se negaba a retirarse de la actuación a sus 81 años, diciendo que salir de Indiana Jones  no era agridulce, que era hora  de madurar. Probablemente este mismo gran  consejo se lo dio Spielberg a Mangold para la quinta entrega, en un momento en que Lucasfilm, con Kathleen Kennedy a la cabeza, digería lo que Lucas opinaba de El despertar de la Fuerza, ya planeando la otra gran franquicia. Spielberg y Ford se unirían para esta quinta parte  con Disney en un principio para 2019, pero la producción no era la única prioridad. El Rey Midas acababa de terminar con Mi amigo el Gigante y tenía compromisos con Universal, Marshall hablaba de hacer películas caseras por 50 $ y  no había otro Indiana Jones como Ford, era irremplazable. Pero Lucas  no estaría involucrado  en la historia, a la quinta iba la vencida, los dos barbudos serían únicamente productores ejecutivos. 

Gracias al Hacedor, Lucas no tendría nada que ver con la historia de esta quinta entrega de Indy, pero que regresaría para patearse el mundo. Claro que Disney priorizaba por delante del arqueólogo  secuelas animadas de su estudio  y versiones en imagen real de sus clásicos  sin chispa alguna. Uno de los guionistas dijo que el personaje de LaBeouf  no saldría, y Spielberg  confirmó que en la fecha inicial prevista  se rodaría en R.U. Tras un primer retraso, se descartó del todo 2020, incluido el que el guion  de esta y de alguna de Star Wars  lo firmasen los autores de Un lugar tranquilo, quienes se reunieron con la gente de Lucasfilm, como pasó con el responsable de Han Solo, Kasdan, quien entró para redactar su propuesta de cara a 2021, cuando a Disney sólo se le ocurrían secuelas tardías de sus clásicos de antaño. 

En ese momento saltó el rumor de que la quinta Indiana Jones ahora la estaba escribiendo el creador de la serie This Is Us, ya que se habían filtrado detalles de la trama  del borrador abandonado  de Jon Kasdan; repentinamente, entró Koepp, guionista de Parque Jurásico y Spiderman, que por entonces debutaba como novelista y que se largaba para realizar You Should Have Left. Este guionista  dijo que Spielberg se borró como director  porque sus ideas no funcionaban, se desarmó porque nadie podía aceptar tal guion, así que Mangold entró para sustituirle. El suplente  rechazaba contentar a los fans, ya que consideraba que las franquicias se han convertido  en publicidad a gran escala, y que Indy aún sigue luchando contra los nazis porque estos todavía se empeñan en cambiar el destino de la humanidad. Para entonces Koepp ya no seguía escribiendo el guion, aunque conectaba con El arca perdida. 

Mangold cree en Indiana Jones, pero su auténtico héroe es Spielberg. En el guion entró para completarlo Butterworth, quien trabajó con el director en Le Mans `66, para así ponerse los zapatos del Rey Midas  en la última aventura del personaje, deudora de la original, de ahí que el dial  se gire hacia atrás, con Ford examinando su legado al rematar una trayectoria histórica con un final ambicioso y emotivo. Para esta quinta parte  se explica el destino del personaje de LaBeouf y el canto de cisne del héroe, que debería estar en un museo  junto a otros tesoros y artefactos, como el Dial de Arquímedes, cuya historia es real, ya que el mecanismo de Anticitera  funcionaba. El cambio en la dirección supone además que el acto  final sea tan salvaje como no se había visto antes en la saga, con un Ford  que da ya por hecha su andadura  y al que no vamos a volver a ver caer por nadie nunca más. 

Lo que no se iba a hacer era sustituir  a Indy,  no hay un actor que pueda meterse en su piel como ya no hay un artista de la talla de Tom Hanks. Esto no es como buscar un nuevo Bond, Ford es Indiana Jones  y sin él ya no hay personaje. Menos mal que no lo han matado ni Spielberg ni Marshall como productores, ni tampoco Mangold como director, eso no habría habido quien pagase por ello, porque no iba a suceder. Su nueva compañera, interpretada por Waller-Bridge, está más que correcta, mientras que tenemos entre los villanos a Holbrook, al que el director recupera de su anterior trabajo, Logan, donde estuvo bastante bien, como siempre que hace de antagonista. Una de las secundarias, Shaunette Renée Wilson, pidió que cambiasen algunas partes suyas en el guion por una escena que esta consideraba ofensiva y un tanto problemática, seguramente  por la forma en que su personaje estaba concebido. 

En cuanto al adolescente, el debutante Ethann Isidore, estuvo durante las jornadas de rodaje diurno combatiendo nazis en la ficción y por la noche haciendo tareas escolares. Pero volviendo a la ahijada de Indy, la Helena de Waller-Bridge es todo un misterio y a la vez una maravilla de chica (como Marion), aunque acabe pegando  a Jones  en el momento más glorioso de la película (como hacía Allen). Mikkelsen por ejemplo  cumple con lo que le pedía el guion, todo cuanto deseaba hacer en la cinta, encarnar a Voller con la misma maldad que Belloq, Mola Ram, Donovan o Spalko, poniendo en pantalla todos los defectos que piden estos personajes. Y que decir de Rhys-Davies, el eterno Sallah, que no veíamos en acción desde la tercera y que sólo sabíamos del actor por su papel en El señor de los anillos. Básicamente viejos amigos, nuevas amenazas y  una última cabalgada. Lástima que no regresase Jim Broadbent, ese estrafalario señor que salió en la cuarta y que caía mejor que LaBeouf, quien parecía un borrachín escocés o irlandés.

Esta  quinta entrega de Indiana Jones  priorizó los efectos prácticos durante el rodaje, ya que por ejemplo el diseñador de producción, Adam Stockhausen, se encargó de que la intrigante secuencia inicial no se viera arruinada por los efectos por ordenador. Se recrearon cuevas, castillos y hasta fábricas de atún como se hacía antes en los estudios de R.U., con escenas de acción en motocicleta, un tren repleto de nazis  y hasta una aterradora máscara con la cara de Ford que llevaba su doble especialista que hacía del  Indy del 44, sin haber llegado aún a la recta final y descartando una trama previamente rechazada para la tercera que incluía espectros, y eso que sobraba la pasta que aportaba Disney para que luego la gente fuera a verla al cine y se deleitase con el héroe eterno. 

Ford se lastimó el hombro  durante una escena que tenía que repetir, concretamente una de lucha, y es que el hombre ya tiene una condición física delicada para su edad, por lo que el rodaje estuvo parado hasta recuperarse. Y es que al simular un puñetazo contra el villano, se hizo demasiado daño como para continuar filmando a esas alturas en tierras británicas, entre Inglaterra y Escocia, con esta última como el lugar donde se montó un desfile homenaje a los astronautas del Apolo 11 que aterrizaron en la Luna en el que Indy aparece durante una persecución (la ciudad es Glasgow, simulando ser NY, y durante buena parte de esa secuencia el que se ve es el doble de Ford quien pelea contra el secuaz que interpreta el actor de Narcos). 

Si para Ford terminar su etapa como Indy no ha sido agridulce, sí que lo ha sido la conclusión de la historia de amor entre este y Marion, según palabras de Allen. Los 180 días de rodaje fueron difíciles para filmar  porque tuvieron lugar durante el COVID, con escenas muy complejas como la persecución en mototaxi, que tiene partes hechas por ordenador. La producción tan problemática se cobró incluso la vida de un cámara ayudante del director de fotografía, Phedon Papamichael,  aunque su muerte no se debió a una circunstancia del rodaje. En la parte técnica, el montaje no es del veterano Michael Kahn, sino de hasta tres editores que estudiaron su estilo para darle esa energía apasionante que tenían las cuatro primeras aventuras de Jones. 

Spielberg es de imaginar que habrá quedado satisfecho del trabajo realizado por Mangold, el reparto y todo el equipo de rodaje, incluso aunque hayan rejuvenecido digitalmente a "su" héroe durante el prólogo con una tecnología más avanzada que con la que él contó cuando hizo Tintín. El Indy del 44 parece el de la trilogía original, un Ford de treinta y cinco años menos gracias en parte a la IA, que está haciendo estragos en los efectos visuales recientes, unas veces para bien y otras creando seres de plástico. El tiempo y la familia se reflejan  en este canto del cisne para Indy, donde incluso  verle sin camisa es algo muy natural, quizás aporte de un Ford un tanto cínico pero emotivo. Al fin y al cabo esto pertenece a la aventura clásica, a la nostalgia  por la acción de antes, cosa que Disney sabe que vende, y que esto es una despedida.  

Indiana Jones  es el tipo de franquicia sin la que hoy no existiría otra como el UCM, ya que fue pionera en contar con un enorme presupuesto y crear una experiencia muy inmersiva para el público, pero que no es infalible del todo, ya que esta es la única que ha fracasado en taquilla, síntoma de que hasta las grandes producciones de franquicias sufren de agotamiento, lo que se ha venido diciendo con Marvel. El coste de producción tan ambicioso y sobre todo su presupuesto para promocionarla han resultado todo un dolor de cabeza para los ejecutivos tanto de Lucasfilm como de Disney, que no tienen nada que ver con la parte creativa. Los gustos del público también van cambiando y los espectadores veteranos se han aferrado a lo clásico y las nuevas generaciones no conectan con estas propiedades tan clásicas porque no han crecido con ellas, esa al menos es la teoría más defendida, pero que para quien ha invertido el dinero no aleja la congoja. 

No se puede hablar de esta última entrega definitiva como un taquillazo épico, no ha sabido responder a las expectativas y el público le ha dado con la puerta en las narices, la ha recibido con tibieza. No es tan emocionante como las aventuras anteriores, pero esa inmediatez nostálgica de ver a Ford de nuevo en acción ayuda a que Indy goce  unos últimos momentos de ese tesoro cinematográfico que le corresponde. Tiene momentos de acción muy entretenidos, es innegable, y algunos giros  sorprendentes, por lo que Indiana Jones y el dial del destino  termina la saga con un aprobado. Es muy disfrutable para tener que desestimarla porque no sea como la trilogía original, ya desde luego es una cierta mejora con respecto a la cuarta. La aventura es el alma de la saga, es una pasada audaz, pero con un desgastado y fingido tesoro graciosísimo. 

Cazar tesoros y pegar a nazis era lo mejor de la vuelta de Indiana Jones, ver los efectos visuales también resultaba curioso, oír la banda sonora final de Williams era emotivo,  pero ya había hasta coñas con el título de esta entrega, desde Indiana Jones todavía dándole vueltas a un caballo muerto  o Indiana Jones y el Dial de... ¿puedo irme a casa ya?  Desde luego el marrón que se han comido los de Disney ha sido monumental, pero ya al menos lo han cerrado y ojalá que nunca reemplacen en un futuro a Ford por otro en el papel, ni en una serie televisiva ni en un reinicio cinematográfico, porque entonces mejor sería que Lucasfilm cancelase su relación con el estudio; la franquicia ha terminado para siempre  y siempre le estaremos eternamente agradecidos al actor por habernos regalado tantos buenos ratos con Indy. 

Puntuación: 6,5

                                         


 



 





 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Scream: Vigila quién llama (1997).

Ana y el apocalipsis (2018)

El padrino: Parte III (1991)