El padrino: Parte II (1975)
Épica película criminal producida y dirigida por Francis Ford Coppola a partir del guion que escribió con Mario Puzo (autor de la novela El padrino), protagonizada por Al Pacino, Robert Duvall, Diane Keaton, Robert De Niro, Talia Shire, Morgana King, John Cazale, Marianna Hill y Lee Strasberg. Segunda entrega de la trilogía de El padrino, es tanto una secuela como una precuela de la original, presentando tramas paralelas dramatizadas: una que recoge la historia de 1958 con Michael Corleone (Pacino), el nuevo jefe del crimen de la Familia Corleone, quien protege el negocio familiar como consecuencia de un atentado contra su vida.
La precuela, basada también parcialmente en la novela de Puzo de 1969, cubre el viaje de su padre, Vito Corleone (De Niro), desde su infancia siciliana hasta la fundación de su empresa familiar en Nueva York. Paramount acertó con esta segunda parte otra vez y se llevó seis Oscar , incluyendo mejor película, director, actor secundario y guion adaptado, un triunfo pleno para Coppola y el primer reconocimiento para De Niro, soberbio en la parte clásica donde se muestran las luces y sombras del patriarca del clan. También fue galardonado Nino Rota por su contribución a la música original de la banda sonora, tan magnífica como su predecesora.
Para Coppola fue también el ocaso de su rentabilidad como cineasta y aún así logró con una secuela los elogios que en su día recibiese Welles con Ciudadano Kane.
Tras lo visto en El padrino, conocemos un poco más sobre la vida de Vito Corleone.
Vito
En 1901, los padres y el hermano del pequeño Vito Andolini, de 9 años, son asesinados en Corleone, después de que su padre insultase al cacique local de la Cosa nostra, Don Ciccio. Vito huye en un barco a Nueva York, donde es registrado como Vito Corleone en la isla Ellis. En 1917, habiéndose asentado en NY, se casa y tiene un hijo, al que llama Santino (Sonny), con su esposa, Carmela. Pierde su trabajo en una tienda de comestibles debido a la intromisión de Don Fanucci; su vecino, Peter Clemenza, invita a Vito a participar en un robo. Luego tiene dos hijos más, Fredo y Michael.
Su conducta criminal atrae la atención de Fanucci, quien lo extorsiona (la mafia lo llama pizzo). Los socios de Vito, Clemenza y Salvatore Tessio, aceptan pagarle, pero Corleone insiste en que el Don aceptará un pago menor si le hacen una oferta que no rechazará. Durante una fiesta del santoral en el vecindario, lo sigue hasta su apartamento y le dispara hasta matarlo. Así es como se convierte en un respetado y exitoso miembro de la comunidad, hasta el punto de que se le acerca una viuda que le pide ayuda para no ser desahuciada. Después de que su casero sepa de la reputación de este, acepta dejar que esta se quede de buenas ganas.
Vito y su familia visitan Sicilia por primera vez desde su emigración. Su socio en el negocio, Tommasino, le acompaña hasta Don Ciccio, ostensiblemente para pedirle su bendición para una empresa de aceite de oliva, pero Corleone le abre el pecho con un cuchillo tras revelar su antigua identidad. En 1941, cuando la familia se reúne en su comedor para sorprender al patriarca por su cumpleaños, Michael anuncia que en respuesta al ataque a Pearl Harbor, ha abandonado los estudios universitarios y que se ha alistado en los Marines, enfureciendo a Sonny, dejando a Tom incrédulo y a Fredo como el único hermano que lo apoya. Cuando el padrino se asoma por la puerta, todos salvo el hijo menor se levantan del lugar para felicitarle.
Michael
En 1958, durante la fiesta de primera comunión de su hijo en el Lago Tahoe, Michael tiene una serie de reuniones en su papel como jefe del crimen de la Familia Corleone. Frank Pentangeli, un capo del clan, se siente consternado por el hecho de que su jefe rechace ayudar a defender su territorio contra los hermanos Rosato, quienes trabajan para Hyman Roth, un socio de toda la vida de los Corleone. Esa noche, Michael sale de Nevada tras sobrevivir a un intento de asesinato en su hogar. Sospecha que Roth planeó el asesinato, pero finge ignorancia cuando se reúnen. En Nueva York, Pentangeli intenta mantener dicha pretensión de su superior haciendo las paces con los Rosato, quienes tratan de matarlo.
Roth, Michael y varios de sus socios viajan a La Habana para discutir sus futuras perspectivas de negocios cubanos bajo el gobierno cooperativo de Fulgencio Batista. Corleone se muestra reacio a continuar operando en Cuba tras reconsiderar la viabilidad de la progresiva revolución cubana. En fin de año, Fredo revela sin querer que conoce a la mano derecha de Roth, Johnny Ola, habiendo anteriormente afirmado que nunca se habían conocido, por lo que Michael se percata de que fue Fredo quien delató su localización a Roth. El padrino ordena a su guardaespaldas que mate a Ola y Roth , pero el asesino es abatido por soldados locales cuando intenta asfixiar al segundo con una almohada en su cama.
Batista abdica debido a la batalla de Santa Clara. Durante el caos resultante, Michael, Fredo y Roth escapan por separado a los Estados Unidos. De regreso a casa, el padrino se entera de que su esposa, Kay, ha abortado. En Washington DC, una comisión del congreso sobre el crimen organizado está investigando a la familia Corleone. Pentangeli acepta testificar contra Michael, quien cree que le ha traicionado, por lo que es puesto en protección de testigos. De vuelta a Nevada, Fredo le cuenta a su hermano que se sintió resentido por ser ignorado, primero por Sonny y ahora por él.
Afirma no saber nada de la trama contra la vida de Michael y le informa de que un abogado que asesora al comité está en la nómina de Roth. El padrino reniega de Fredo pero da órdenes de que no se le haga daño mientras su madre siga aún con vida. Michael hace traer al hermano de Pentangeli desde Sicilia como rehén, provocando que este renuncie a su anterior declaración sobre el papel de su jefe en la familia; la vista se disuelve en medio de un tumulto. Kay revela a su marido que realmente tuvo un aborto provocado, no uno espontáneo, ya que tiene la intención de eliminar a sus hijos de la vida criminal de Michael.
Indignado, Michael golpea a Kay, la destierra de la familia y se queda con la custodia única de los niños. Su madre, Carmela, muere, por lo que se mueve para finiquitar los cabos sueltos. Roth es obligado a volver a los Estados Unidos tras ser rechazado su derecho de asilo por la ley del retorno a Israel. Michael ordena a otro capo, Rocco Lampone, que asesine a Roth; este acribilla al judío en el aeropuerto internacional de Miami antes de ser asesinado por disparos de respuesta de agentes federales. En el recinto de Pentangeli, llega el consejero Tom Hagen y le recuerda al deshonrado capo que los fallidos conspiradores contra el emperador romano a menudo se suicidaban a cambio de clemencia para sus familias.
También le asegura que se cuidará a su familia, a lo que Pentangeli se raja sus muñecas en su bañera. El sicario de Corleone, Al Neri, actuando según órdenes de Michael, dispara a Fredo en la nuca mientras ambos pescan en el lago y el padrino reposa en la soledad de su complejo familiar.
El padrino es la obra más personal de Coppola, lo cual sigue vigente en esta segunda parte, donde se ofreció un papel al legendario actor de cine criminal James Cagney, pionero del género en los años 30. Richard Castellano, quien interpretó a Peter Clemenza en la primera película, tuvo que renunciar a repetir su papel de asesino porque quería tener control total del diálogo del personaje tras haber popularizado la frase deja el arma , coge los cannoli, improvisada por el actor. Es difícil definir lo que significa esta secuela, lo recomendable es ver momentos como el del hotel o el del pueblo natal de Vito en Sicilia.
La familia vista desde dentro permite disfrutar de El Padrino como la reconstrucción por Coppola de un género que hasta los 70 no se atrevía a tocar a la mafia, tan perfecto que no pudo igualarse en otros medios como el videojuego, llevando a la empresa EA a enterrar su adaptación de la franquicia para ordenador y consolas. Su beneficio en taquilla siempre ha ido al alza con los años y por eso la tercera parte era una oferta que los espectadores no podían rechazar, pero no llegaría ni ha llegado a ser en más de 45 años el patrón oro de las segundas partes (como lo fue El imperio contraataca).Como complementario no sufre el síndrome de las secuelas.
Cuando la película llegó a los cines a mediados de los 70, los críticos de entonces estaban muy lejos de ese exuberante abrazo que le dan hoy, ya que la recibieron con una bofetada en la cara. Muchos de esos profesionales que se jactan de su buen gusto para el cine, incluso los exasperados por un ritmo a veces lento, apreciaron y reconocieron los logros creativos cumbres en la dirección, la fotografía y las interpretaciones. La sensación que había en el Hollywood de los setenta era que la narración resultaba demasiado incoherente. Aquí en particular se elogiaba la parte del padre Corleone como la mejor e inolvidable.
Ver ambas partes consecutivamente es esencial para deleitarse con este director en su mejor etapa, clave de porque en la segunda mitad del siglo pasado era necesario reinventar el cine y callar a los críticos que creen saberlo todo. Negar su categoría a esta obra maestra es imperdonable, no habrá nadie que pueda acercarse a un guion de tramas tangenciales y por supuesto es imposible no quedarse a verla si la coges en TV o la pillaste en vídeo en su momento. Si hay que tomar una secuela que no sea de la Star Wars original, debe ser esta segunda parte de El padrino. Ambas son la primera división del cine esencial.
Y lo es porque no se ha hecho otra igual, muy pocas en general. Sobre la base de unas interpretaciones convincentes de Pacino y De Niro, la continuación de Coppola de la saga mafiosa de Puzo asentó nuevas bases para secuelas que aún deben ser igualadas o superadas. Y todo esto en el cine americano, donde las actuaciones lucen mejor que en otras partes del mundo y hacen grande una película (aunque luego te encuentres que Harry Potter no se llevó dicho galardón). Con esos héroes y villanos, mantén cerca a tus amigos pero aún más cerca a tus enemigos (como en el caso de Fredo).
Puntuación: 9
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