La naranja mecánica (1975)

 

Las aventuras de un joven cuyos principales intereses son la violación, la ultra-violencia y Beethoven  


                                           



Ficción distópica criminal adaptada, producida y dirigida por Stanley Kubrick, basada en la novela homónima de Anthony Burgess. Usa imágenes violentas y alarmantes para comentar sobre la psiquiatría, la delincuencia juvenil, pandillas y otros temas sociales, políticos y económicos en una Gran Bretaña distópica en un futuro cercano. Alex DeLarge (Malcolm McDowell), el personaje central, es un delincuente carismático y antisocial cuyos intereses incluyen la música clásica (especialmente Beethoven), cometer violaciones, robos y lo que se dice ultra violencia. Lidera una pequeña banda de matones formada por Pete (Michael Tarn),Georgie (James Marcus) y Dim (Warren Clarke).


                                                 



Llamados por este como drugos (del ruso, amigo o colega), la película registra las horribles andanzas criminales de su pandilla, su captura y la tentativa de rehabilitación por medio de una técnica experimental de condicionamiento psicológica llamada Ludovico, promovida por el ministro del interior (Anthony Sharp). Alex narra la mayoría del filme en Nadsat, una jerga adolescente separada y compuesta por palabras en lenguas eslavas (especialmente ruso), inglés y cockney rimado. Con gran seguimiento de culto, se fue de vacío en la 44º edición de los Oscar, donde tuvo entre otras candidaturas la música de Walter (luego Wendy) Carlos. Los secundarios incluyen a los británicos Patrick Magee y Adrienne Corri.


                                                  



Pese a llevar por título naranja, Kubrick hizo un trabajo muy oscuro para Warner, algo habitual hasta su última cinta rodada en Gran Bretaña, Eyes Wide Shut.


En una Gran Bretaña futurista, Alex DeLarge es el líder de una banda de drugos: Georgie, Dim y Pete. Una noche, tras colocarse con leche-plus cargada de drogas, se enzarzan en una tarde de ultra-violencia que incluye una pelea con una pandilla rival. Se dirigen a la casa de campo del escritor Frank Alexander y engañan a su esposa para que les deje entrar, agrediendo a Alexander hasta el punto de incapacitarlo, mientras que Alex viola a la esposa de este al ritmo de Cantando bajo la lluvia. Al día siguiente, mientras hace novillos de la escuela, le visita a Alex su agente de la condicional, PR Deltoid, quien sabe de las actividades del chaval y le advierte sobre las mismas.


                                       


Los drugos de Alex muestran su descontento con los delitos menores y quieren robos con más igualdad y altamente provechosos, pero el líder reivindica su autoridad atacándolos. Luego, Alex invade el hogar de una acaudalada mujer de los gatos y la aporrea con una escultura fálica mientras sus drugos se quedan fuera. Al oír las sirenas, Alex trata de huir pero Dim estampa una botella en su cara, aturdiendo al chaval y abandonándolo para que lo arresten. Con Alex en custodia, Deltoid se regodea de que la mujer de los gatos haya muerto, lo que convierte al muchacho en un asesino que es sentenciado a catorce años en prisión. Con dos años de sentencia, a Alex le da por ofrecerse ansiosamente como sujeto de pruebas para la nueva técnica Ludovico del ministro de interior.


Dicha terapia de aversión experimental para rehabilitar criminales en dos semanas le da a Alex la experiencia de ser atado a una silla con sus ojos abiertos y sujetados e inyectado con drogas. Luego es obligado a ver películas de sexo y violencia, algunas de las cuales están acompañadas por la música de su compositor favorito, Ludwig van Beethoven. Alex queda mareado por los filmes y temiendo que la técnica le hará tener asco por oír a Beethoven, ruega para que el tratamiento termine. Dos semanas después, el ministro hace una demostración de la rehabilitación de Alex ante una reunión de funcionarios. Alex no puede luchar contra una actor que se burla de él y que lo ataca, así como sentirse mal por querer sexo con una mujer desnuda.


                                                



El capellán de la prisión se queja de que Alex ha sido privado de su libre albedrío; el ministro afirma que la técnica Ludovico cortará el delito y aliviará las multitudes en prisiones. Alex sale de la cárcel sólo para ver que ha habido una recuperación civil y que sus padres han alquilado su habitación. Se encuentra con un vagabundo de la tercera edad al que atacó años atrás, por lo que este y sus amigos le devuelven la moneda. Alex es salvado por dos policías, pero se asombra al ver que son sus dos viejos drugos Dim y Georgie. Lo conducen al campo, le agreden y casi lo ahogan antes de abandonarlo. Alex apenas puede llegar al umbral de una casa cercana antes de desmayarse.


Alex se despierta en casa del señor Alexander, quien ahora está confinado a una silla de ruedas. El hombre no reconoce al chico del ataque anterior pero sabe de él y de la técnica Ludovico por los periódicos. Ve a Alex como un arma política y se prepara para presentarlo a sus colegas. Mientras se baña, Alex rompe a entonar Cantando bajo la lluvia, haciendo que Alexander se percate que el chaval fue la persona que agredió a su esposa y a él. Con ayuda de sus colegas, Alexander droga a Alex y lo encierra en el dormitorio superior. Luego pone la novena sinfonía de Beethoven alta desde el piso inferior. Incapaz de resistir el dolor repugnante, Alex intenta suicidarse saltando por la ventana. Despierta en un hospital con los huesos rotos y mientras le hacen una serie de pruebas psicológicas, se da cuenta de que ya no tiene aversiones por la violencia y el sexo. El ministro llega y se disculpa ante Alex, ofreciéndose cuidar de él y de darle un trabajo a cambio de su cooperación con su campaña de elección y contraofensiva de relaciones públicas.


Como signo de buena voluntad, el ministro trae un sistema de estéreo que toca la novena de Beethoven, y entonces Alex considera la violencia y tiene pensamientos vívidos de tener sexo con una mujer en frente de una multitud aprobatoria, pensando para sí: !He sido curado, bien!


                                                




¿Debería curarse la mala conducta? En esta obra maestra profética y violenta, Kubrick somete a McDowell a una serie de pruebas que más de 40 años después ha inspirado mucho más que un avío de matón con pinta de uniforme de críquet. Este relato mutante y controvertido ambientado en RU no tiene apenas presencia de estrellas y se rodó como si fuera una obra teatral que respetase el texto de Burgess, un libro muy complejo. Como la música juega un papel central decir que seguramente habréis escuchado las composiciones de Gioachino Rossini incluso si nunca habéis oído hablar de él, porque está presente en la banda sonora. Deslumbra los sentidos y ciega la mente.


Esta comedia desorienta pero en el fondo es humana, ya que en su novena película Kubrick demuestra que puede manejar un trabajo con brillantez aunque muestre un contenido muy peligroso. Es peligrosa de una forma que señala ingeniosamente que a veces las cosas no son del color con el que se muestra, en este caso naranja. En una década revirtió el angulo del cine americano, inspiró a los nuevos nombres que venían (Scorsese) y hasta se diría que anticipó la llamada era de la cancelación. Inquietante y dando que pensar, La naranja mecánica es una pesadilla fría y distópica con un sentido del humor muy oscuro. Topó con la iglesia católica más reaccionaria de la época por sus focos de violencia de quien se la tomó en serio, a tenor del presunto vínculo con la violencia escolar del momento.


                                              



En su contexto, La naranja mecánica rebobina los actos del personaje de McDowell como la vieja ultra-violencia según Kubrick, sin paredes y como el fruto prohibido de una época concreta. Fue censurada entre otros sitios en Irlanda, donde no pudo verse durante 25 años, debido sobre todo al sexo y la violencia gratuitos, como en Singapur, Sudáfrica, Canadá o Brasil. La revolución en la cabeza contraataca más de 40 años después con un héroe/villano de ciencia ficción emocionante y ridículamente violento en la mejor tradición de la subcultura británica, ¿ o acaso los drugos no podían ser más ingleses ?


Puntuación: 8


                                                    




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