El jovencito Frankenstein (1975)

 


Comedia de terror dirigida por Mel Brooks. El guion también lo escribió junto a Gene Wilder, quien protagonizó la película como el personaje titular, un descendiente del infame doctor Victor Frankenstein, acompañado de Peter Boyle como el monstruo y de Teri Garr, Cloris Leachman, Marty Feldman, Madeline Kahn, Kenneth Mars, Richard Haydn y Gene Hackman. El filme es una parodia del monstruo clásico creado por Mary Shelley en su novela El moderno Prometeo y luego popularizado por la Universal en los años 30. De hecho, el laboratorio es el mismo que apareció en El doctor Frankenstein, el mítico título de Hollywood.


Entre risas y terror en blanco y negro, tenemos una cinta rodada como las películas mudas, donde un círculo negro cerraba para terminar una escena. Con música de John Morris, este clásico de la comedia es de los más divertidos de la historia, de esos que te sacan bastantes sonrisas. Ha inspirado un musical que ha mantenido su legado más de 40 años después y que sitúa este trabajo como el mejor de Brooks, aunque él diga que el más divertido sea Sillas de montar calientes seguido de Los productores. Fue además la primera de sus cinco colaboraciones con Fox, para quienes hizo además La última locura esa década.


El doctor Frederick Frankenstein es un médico conferenciante en una escuela médica estadounidense y está prometido con Elizabeth, una miembro de la alta sociedad. Se exaspera cuando alguien saca el tema de su abuelo Victor, el infame científico loco, además de insistir en que su apellido se pronuncia Fronkonstin. Cuando un abogado le informa que ha heredado la finca familiar de Transilvania tras la muerte de su bisabuelo, el barón Beaufort von Frankenstein, Frederick viaja a Europa para inspeccionar la propiedad. En la estación de tren de Transilvania, es recibido por un sirviente con cifosis y ojos saltones llamado Igor.


También va otra ayudante, una joven llamada Inga. Al oír que el profesor pronuncia su nombre como Fronkonstin, Igor insiste en que el suyo se pronuncia Aigor y no como se lee. A su llegada a la hacienda, Frederick conoce a la señora Blücher, la intimidatoria ama de llaves. Tras descubrir la entrada secreta al laboratorio de su abuelo y leer sus diarios privados, Frederick decide continuar los experimentos de este para reanimar a los muertos. Él y Igor roban el cadáver de un criminal recientemente ejecutado, ya que Frederick se dispone a trabajar experimentando en el enorme cadáver.


Igor es enviado a robar el cerebro de un venerado historiador fallecido, Hans Delbrück; sorprendido por su propio reflejo, deja caer y arruina el cerebro de Delbrück. Cogiendo un segundo encéfalo etiquetado como anormal , Igor regresa con este y Frederick lo trasplanta al cadáver, pensando que ha puesto el de Delbrück. Pronto, Frederick está preparado para reanimar a su criatura, quien es finalmente revivido por descargas eléctricas durante una tormenta con rayos. La criatura da sus primeros pasos, pero aterrado por la visión de Igor encendiendo una cerilla, ataca a Frederick y casi lo estrangula antes de ser sedado.


                                       



Mientras, ignorando la existencia de la criatura, los ciudadanos se reúnen para debatir su ansiedad con respecto a que Frederick continúe el trabajo de su abuelo. El inspector Kemp (Mars), un policía tuerto con un brazo de prótesis y cuyo acento alemán es tan marcado que incluso sus propios compatriotas no le entienden, propone visitar al doctor, tras lo cual exige la garantía de que Frankenstein no creará otro monstruo. Al regresar al laboratorio, Frederick descubre a Blücher liberando a la criatura, revelando que el monstruo ama la música de violín y que ella tuvo una relación amorosa con el abuelo de Freddy.


Sin embargo, la criatura se encoleriza por chispas de un interruptor lanzado y escapa del castillo. Mientras vagabundea por el campo , el monstruo se encuentra con una niña y un ermitaño ciego, ambos referencias al Frankenstein del 31 y a La novia de Frankenstein del 35 respectivamente. Frederick captura de nuevo al monstruo y se encierran en un cuarto, donde calma sus tendencias homicidas con cumplidos y admite plenamente su propia herencia diciendo en voz alta !Mi nombre es Frankenstein! En un teatro lleno de invitados ilustres, Frederick muestra a La Criatura , vestida con sombrero de copa y faldón.


Siguiendo ordenes sencillas, la muestra continúa con Frederick y el monstruo interpretando el número musical Puttin´On the Ritz. Sin embargo, la rutina acaba repentinamente cuando un foco del escenario explota y aterra al monstruo, quien se enfurece y carga contra el público, siendo capturado y encadenado por la policía. De vuelta al laboratorio, Inga intenta consolar a Frederick y terminan acostándose juntos en la mesa de reanimación suspendida. El monstruo escapa cuando la prometida de Frederick, Elizabeth, llega inesperadamente de visita, llevándola prisionera mientras huye.


Elizabeth se enamora de la criatura debido a su enorme rabo. Los habitantes cazan al monstruo y para traerlo de vuelta, Frederick toca el violín atrayendo a su creación hasta el castillo para volverlo a capturar. Justo cuando la multitud liderada por Kemp ataca el laboratorio, Frankenstein transfiere algo de su intelecto estable a la criatura, quien como resultado puede razonar y aplacar a la muchedumbre. Elizabeth, con su pelo arreglado como el de la criatura femenina de La novia de Frankenstein, se casa con el ahora erudito y sofisticado monstruo, mientras Inga, en la cama con Frederick, le pregunta que recibió su nuevo marido.


A cambio, durante el proceso de transferencia, Frederick gruñe sin hablar y abraza a Inga, quien como Elizabeth hizo cuando la secuestró el monstruo, canta el estribillo de una ópera musical de Broadway.



Brooks no aparece actuando aquí, pero pone algunas voces a lo largo de la película, la cual ya concibió como musical antes de descartar esa idea cuando redactaba el guion. Un genio como él lo mismo ha parodiado a Hitler que casi se ha dejado la vida haciendo Spaceballs. No menos ingenioso estuvo Feldman, quien repetiría en La última locura y que también deja sus frases memorables. Hecha con obvio afecto por el original, El jovencito Frankenstein es una parodia desordenadamente absurda que presenta una fantástica actuación por parte de Wilder. A ratos divertida, este retrato de un joven monstruo es una burla genial.


                                                                  


Brooks intentó llevar el musical en vivo a la ABC recientemente, con todos los números adaptados y el mismo actor del teatro para Igor (¿Qué  joroba?)


Puntuación: 8


                          






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