La casa de Jack (2019)
Terror
psicológico como forma de arte escrito y dirigido por Lars von
Trier, con Matt Dillon en el papel titular de Jack, un asesino en
serie originario del estado de Washington con el alma vacía como su
casa. Desde el pasado festival de Cannes llegó como estreno limitado
para polarizar a los espectadores, sugiriendo que este año sería lo
más extremo y controvertido en cuanto a películas del género se
refiere. El recientemente fallecido Bruno Ganz encarnó la figura
alegórica de Virgilio. Con un presupuesto de no más de 10 millones
de euros (casi lo mismo en dólares),
Trier también se permite el lujo de contar con Uma Thurman para
acompañar al psicópata y regresar a Cannes a dar una rueda de
prensa desde su rajada de corte nazi (tras varias
negociaciones).
Jack
utiliza toda clase de objetos para dar rienda suelta a sus actos
violentos en cada incidente de la trama, desde un gato para coches a
un fusil de francotirador, concluyendo con un epílogo que es una
alusión al Infierno de la Divina comedia, con
el poeta Virgilio guiándolo (la fotografía de este
fragmento es bastante notable). Llama
la atención la presencia del actor coreano Ji-tae Yu (Old
Boy) en el elenco de este
cineasta, que como siempre produce a través de su compañía
Zentropa, el referente del cine del oeste de Escandinavia. Cuando la
presentó en Berlín, Von Trier anunció que al reparto se sumaban
las actrices Riley Keough y Sofie Grabol para acompañar a Dillon y
Ganz.
El
nuevo filme de Trier con un asesino en serie al frente está
inspirado en la figura de Donald Trump y se rodó en Dalia (Suecia).
Con ello quiere hacernos saber que estamos ante su película más
brutal que se haya hecho antes (en la línea de
Anticristo). También se filmó
por Copenhague,Gribskov,Trollhättan,Peak District y Montemerano.
Desde que en 2011 lo vetaron por sus comentarios sobre los nazis,
Trier sigue tan bruto y torturador que en Cannes mucha gente se fue
rápido, vamos, que se largaron. IFC Films se hizo con los derechos
de exhibición en salas de EEUU tras el paso por dicho festival con
la polémica aún coleando en 2018 (casi al paso que Terry
Gilliam con su Don Quijote).
Con
el estreno en el festival de Cannes, Trier desató las raudas y
masivas idas de los espectadores que no toleraban su estilo
torturador, asqueroso, vomitivo y patético. La primera reacción
precisamente va por ahí, Lars ha ido demasiado lejos y esta vez
hasta 100 personas se han salido de la sala por su pie. El montaje
del director se exhibió durante una noche solamente en un pocos
cines con calificación para adultos en Estados Unidos, pero al
parecer esos pases sin censurar del festival sangriento de Trier
rompían las reglas de distribución, algo que muchas salas
discreparon, por lo que la tragedia del asesino en serie se retrasó
tras la controversia con las calificaciones, llegando a aparecer y
desaparecer para usuarios de YouTube.
En
una sola noche recaudó más de la mitad que lo que costó hacer en
total Nymphomaniac. El cineasta presenta orgulloso e
intransigente su título difícil de ignorar y para muchos
espectadores simplemente difícil de digerir. Sea como fuere, esta
épica cinta es espeluznante, sádica y posiblemente genial, lo más
cercano que estaremos al apocalipsis en nuestras vidas, sirviendo una
sonrisa para tal calvario truculento. En cuanto a los defensores de
los derechos de los animales, apenas se les ha oído pese a que en la
película hay momentos de crueldad hacia ellos. Una defensa cuanto
menos inesperada por su parte ante la respuesta negativa por la
crudeza de las escenas de mutilación, pero no olvidemos que esto es
cine fantástico.
Puntuación:
6,5
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