Melancolía (2011)
Disfruta mientras
dure
Este
melodrama psicológico tiene una interesante trama secundaria de
ciencia ficción y está escrito y dirigido por Lars von Trier,
contando en su reparto con Kirsten Dunst, Charlotte Gainsbourg,
Alexander Skarsgard y Kiefer Sutherland. La historia gira en torno a
dos hermanas, una de las cuales está esperando a casarse, mientras
un planeta interestelar está a punto de colisionar contra la Tierra.
La inspiración inicial de Von Trier para la película vino de un
trastorno depresivo mayor que sufrió y la percepción que existe
sobre que la gente deprimida suele tener tendencia a permanecer
tranquila durante los sucesos catastróficos. Como suele pasar en la
trayectoria del cineasta de Dinamarca, otras naciones de Europa
intervinieron en la producción, como Suecia, Francia o Alemania.
Buena
parte de la música que se oye es del preludio de la ópera de
Wagner Tristán e Isolda, de mediados del siglo 19. Segunda
entrega de la trilogía de la depresión tras la ya analizada
Anticristo y que concluyó con Nymphomaniac. Dunst es
sin duda lo mejor del conjunto, que con sus fallos como todo,es una
de las grandes obras de su director. En el principio de la trama se
van presentando en una sola secuencia a los personajes principales
junto a imágenes del espacio. Esas imágenes virtuales fijas revelan
los elementos claves del filme: Justine, la novia (Dunst)
sumida en profunda melancolía rodeada de pájaros descendentes a
sus pies; un césped rodeado de árboles y un reloj de sol con dos
sombras.
También
aparecen el cuadro de Pieter Brueghel el Viejo Los cazadores en
la nieve ardiendo y un caballo negro cayéndose a cámara
lenta. De nuevo sale Justine, la novia, siendo llevada por la
corriente de un río, con su traje enredado en una planta, y
finalmente ella y su sobrino construyendo una cueva mágica antes
de que Melancolía impacte contra la Tierra.
Primera
parte: Justine
Los
recién casados Justine y Michael (Skarsgard) llegan dos horas
tarde a su propio banquete en la finca de la hermana de ella,
Claire (Gainsbourg), y del marido de esta, John (Sutherland).
Justine forma parte de una familia disfuncional: su cuñado parece
arrepentirse de haber pagado el enlace; Dexter, el padre, (John
Hurt) es un egoista y hedonista que roza el narcisismo,
mientras que la madre, Gaby (Charlotte Rampling), es
brutalmente honesta y está harta de todo hasta el punto de querer
desmarcarse por sí sola de la boda. Nadie pregunta a Justine que es
lo que quiere o porqué está infeliz, pero durante la celebración
la elogian por ser hermosa. Claire le insta a su hermana que le
oculte su debilitante depresión a su nuevo marido, Michael.
Justine
se fuga del banquete pese a ser sujetada por el traje, que acaba
rompiéndose. Llega hasta el campo de golf y allí contempla el
cielo nocturno, acuclillándose y orinando en el hoyo 18. El jefe de
Justine, Jack, (Stellan Skarsgard) es despiadado, codicioso y
goloso. Durante la parte más personal de su discurso nupcial, le
apura para que se reúna con él en el trabajo, donde suele
escribir copias dentro de plazos, todo ello durante su noche de
bodas. La obliga durante toda la velada a que invente un lema para
promocionar una campaña basada en un moderno facsímil de otra
obra de Brueghel, País de Cucaña (la tierra mítica del exceso).
Luego ella abre un libro sobre este cuadro. Durante la parte más
crítica de la boda, la hora de cortar la tarta, Justine y Gaby
huyen independientemente para ir al baño.
El
sobrino del jefe de Justine, Tim (Brady Corbet), aprovecha la
oportunidad de poder lograr el lema a todo costa y así ascender en
su trayectoria profesional, de manera similar a como lo hizo la
muchacha previamente y con éxito. A regañadientes pero evitando
todos los obstáculos, persigue a Justine durante todo el banquete,
la cual no puede consumar el matrimonio con su marido, por lo que
va hasta un banco de arena del campo de golf y se folla a Tim, quien
luego es despedido por su fracaso, provocando que Justine dimita
indignada. Ella y Michael charlan y deciden que su matrimonio ha
sido un fiasco, por lo que él se marcha. A la mañana siguiente,
muy temprano, mientras monta a caballo con Claire, Justine nota que
Antares ya no está muy visible en el cielo.
Segunda
parte: Claire
John
explica que la razón por la que ha desaparecido Antares ha sido
porque el recién descubierto planeta Melancolía bloqueaba a dicha
estrella de su campo de visión terrestre. Este nuevo elemento es un
planeta interestelar que ha entrado en el sistema solar desde
detrás del propio Sol, llegando a verse en el firmamento según se
aproxima a la Tierra. John está emocionado por ello y no puede
esperar a que ocurra el evento predicho por los científicos, cuyo
nombre en clave para su aproximación y definitiva colisión ha
sido descrito como Danza de la muerte. La depresión de
Justine ha empeorado y su hermana es incapaz de lavarla en la
bañera.
La
novia dice que es tan insensible que incluso su plato favorito le
sabe a cenizas. Justine ha perdido la cordura y está muy errática,
por lo que su conexión con el corcel negro se ha vuelto más
remota y frustrada. En un par de ocasiones, el caballo se niega a
cruzar un puente sobre un río, volviéndose Justine más brutal
conforme la frustración va creciendo, para finalmente y sin piedad
azotar al animal hasta caer al suelo. Claire teme mucho al
inminente escenario apocalíptico que se avecina pese a la seguridad
que muestra su marido. Busca en internet y encuentra un artículo
que predice que Melancolía y la Tierra colisionarán sin remedio.
Justine
le dice a su hermana que ella sabe algunas cosas, como el
número de judías que había en la botella durante el banquete de
la boda, y que tiene claro que los dos planetas colisionarán,
siendo esto algo bueno desde que la vida en la tierra se ha
convertido en algo maligno. Una noche, Melancolía pasa muy
cerca tal como predijeron los científicos, para gran alivio de la
humanidad. Al día siguiente, sin embargo, Claire se da cuenta que
usando un dispositivo casero recomendado por John Melancolía
está circulando de regreso, tal como predijo el artículo de
internet. Entonces es cuando la mujer comienza a entrar en pánico,
buscando a John y hallándolo muerto en el establo del corcel
negro, donde se ha envenenado.
Claire
suelta al caballo y Justine, que parece haberse recuperado, se ha
bañado y dice que ahora ya está purificada del todo. Comienza a
caer una granizada y Claire trata de escapar de la finca con su
hijo, pero el carrito de golf que conduce descarrila mientras
intenta cruzar el mismo puente que se topó Justine antes. De
regreso a la cabaña, Claire comienza a aceptar lo inevitable y
luego sugiere que se reúnan en la terraza en compañía de vino y
música. Justine descarta la idea con una sinceridad brutal. El hijo
de Claire está asustado, pero Justine le tranquiliza de que pueden
estar a salvo en una cueva mágica, un lugar que le ha
prometido construir al crío varias veces. Los tres se sientan en
una especie de tipi sin acabar en el exterior mientras comienza otra
tormenta. Justine se muestra estoica y calmada, mientras que Claire
está llorando profusamente. Permanecen en el tipi mientras
Melancolía ocupa todo el cielo y el mundo va llegando a su fin.
La
idea para la película se desarrolló cuando el director asistió a
sesiones de terapia para tratarse la depresión que padecía. Le
contaron que las personas depresivas tendían a actuar más calmadas
que otras cuando se veían sometidas a mayor presión, porque ya
esperaban que sucedieran cosas malas. La trama no se concibió como
algo catastrófico o con ambición de mostrar de forma realista
nociones de astrofísica, sino como una vía para examinar la psique
humana durante un desastre. Por ejemplo, en una película de James
Bond siempre esperamos que el héroe sobreviva. Hay intriga
precisamente porque sabemos que eso es lo que va a pasar, la pregunta
es como. Aquí es interesante ver a los personajes reaccionar al
planeta que se va aproximando a la Tierra.
De
ahí que al comienzo se revele como va a ser el final, quitando a los
espectadores el suspense de no saber nada, que después de todo
suele ser una distracción. Una de las dos hermanas iba a ser
interpretada por una de las actrices españolas más internacionales
del momento, Penélope Cruz, concretamente Justine, cuyo nombre se
tomó del libro Justine o los infortunios de la virtud, del
marqués de Sade. Inmediatamente recibió financiación de varias
productoras europeas, pero Cruz abandonó el proyecto y su rol se lo
llevó Dunst, quien fue recomendada a von Trier por su colega
americano Paul Thomas Anderson. El rodaje se llevó a cabo en los
exteriores del palacio de Tjolöholm, en la localidad sueca de
Halland.
Para
los interiores, Trier filmó por cuarta vez en los estudios de
Trollhättan, con su habitual estilo usando cámaras digitales y sin
repetir tomas, haciendo que su elenco improvisase según
instrucciones recibidas. En un filme como este, el director logró de
forma intencionada imprimir visualmente un panorama cursi y un
tanto hortera, muy trillado y vulgar aunque pretencioso y por tanto
no sencillo ni clásico, sino de mal gusto, lo cual encaja con su
filosofía de hacer cine. La elección de incluir el tema de Wagner
al principio le vino inspirada por Marcel Proust, quien a lo largo de
varias páginas de En busca del tiempo perdido concluye que
el preludio en cuestión es lo más grande que se ha hecho nunca.
Aquí
hay más música que en toda la obra del director desde su debut con
El elemento del crimen, y el que predomine Wagner hace que
tenga un ritmo y una estética similares a los de la Alemania nazi.
Los efectos especiales son de los mismos responsables que en
Anticristo, y con ellos se evoca un cierto aire a las obras de
arte hechas durante el romanticismo alemán. A la hora de
presentarla en Cannes, von Trier se mostró ante la prensa como de
costumbre, muy alejado de la corrección política, sugiriendo que
ambas actrices protagonistas deberían rodar para él algo de porno
duro. También confesó que su padre era un gentil germano, pasando
luego a hacer bromas sobre nazis y a decir que admiraba a Hitler y
al arquitecto Albert Speer, uno de los socios del führer.
Trier
no es antisemita, pero la dirección del festival declaró al
director persona non grata, de modo que no podía acercarse al
palacio de festivales y congresos de Cannes para hacer promociones
y dar entrevistas. Aun así, la película se distribuyó por todo el
mundo. Sus trucos dramáticos son más obvios de lo que deberían
ser, pero aún así es todo un escaparate para la actuación de
Dunst y para la profunda y visceral visión de la depresión y la
destrucción que tiene Trier. Cada imagen nos muestra al excelso
narrador que es el danés y como su elección del material y el
tratamiento que le da subraya su originalidad. De lo enigmático que
es puede resultar irritante, pero su trabajo es el de un visionario
más grande que la vida.
En
definitiva, esta ópera tragicómica sobre el fin del mundo asienta
sus cimientos con la calidad de un cuento de hadas apocalíptico y
con excelentes actuaciones, un triunfo más dentro de la trayectoria
del cineasta danés que más da que hablar siempre, atreviéndose
aquí con una trama secundaria sobre un impacto astronómico que
podría considerarse su propia versión de Cuando los mundos
chocan.
Puntuación:
7
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