Anticristo (2009)

Cuando la naturaleza se vuelve maligna, el verdadero terror espera ansiosamente

                                         
Filme experimental de terror escrito y dirigido por Lars von Trier, protagonizado por Willem Dafoe y Charlotte Gainsbourg. Narra la historia de una pareja que, tras la muerte de su hijo, se retiran a una cabaña en el bosque donde el hombre ve extrañas visiones y la mujer manifiesta un comportamiento cada vez más violento y sexual rozando el sadomasoquismo. La trama está dividida en un prólogo, cuatro capítulos y un epílogo. El controvertido cineasta danés se vale del respaldo de productoras de hasta seis países europeos diferentes, entre ellos Alemania y Suecia. Tras su pase en Cannes 2009, Gainsbourg ganó por parte del festival el premio a mejor actriz y la polémica ya estaba servida al alabarse la ejecución artística de la película.

                                                          
Pero la división de opiniones era aun mayor en cuanto al mérito substantivo. Como ya digo es una constante en la obra del danés y en buena parte del cine nórdico, pues da igual el país que toquemos que su filmografía no deja a nadie indiferente, de ahí que los más premiados del cine europeo suelan ser cineastas comprometidos, como por ejemplo solía ser Andréi Tarkovski. Esta cinta además es la primera entrega de una trilogía llamada de manera coloquial por von Trier como Depresión, formada por Melancolía y la excesivamente larga y contundente Nymphomaniac. En el prólogo, la pareja hace el amor apasionadamente mientras su hijo pequeño, Nic, sube por la ventana de su cuarto y se precipita hasta matarse.


                                                      

                                       Capítulo uno: Pena

La madre se viene abajo en el funeral y se pasa parte del mes que sigue ingresada en un hospital destrozada a nivel psicológico por el duelo que guarda tras perder a su hijo. El padre es terapeuta y se muestra escéptico ante el cuidado psiquiátrico que está recibiendo ella y por ello decide ocuparse personalmente de su tratamiento mediante psicoterapia. No tiene éxito y cuando ella revela que su segundo mayor temor es la naturaleza, él decide probar con terapia de exposición. Van de excursión a su aislada cabaña en el bosque, una finca llamada Edén, donde solía pasar el tiempo con Nic el verano anterior mientras escribía una tesis sobre el genocidio. Él encuentra una cierva que no se asusta al verle, y que además lleva un cervatillo recién nacido.


                                                                          

                       Capítulo dos: Dolor (Reina el caos)

Durante las sesiones de psicoterapia, ella se vuelve cada vez más afligida y maníaca, a menudo exigiendo practicar sexo contundente para huir del dolor. La zona también se vuelve poco a poco siniestra a los ojos del hombre, incluyendo la aparición de bellotas que rápidamente parecen arrojarse sobre el techo metálico, despertándose con una mano hinchada y cubierta de garrapatas, y lo peor de todo, un zorro desentrañado que le dice Reina el caos.

                                                                     


                            Capítulo tres: Desesperación (Genocidio)

En el oscuro ático, el hombre encuentra los estudios de la tesis de la mujer: aterradoras fotografías de cacerías de brujas y un álbum en el que su escritura se ha vuelto cada vez más frenética e ilegible. Ella revela que mientras escribía su tesis llegó a creer que todas las mujeres eran malvadas por naturaleza. Al hombre le repele esta confesión y la reprocha por aceptar tales creencias que originalmente tenía que criticar. En un momento de frenesí, follan violentamente al pie de un agorero árbol muerto, donde aparecen cuerpos que se entremezclan con las raíces externas. Él sospecha que Satanás es el mayor temor oculto de la mujer. A través de la autopsia y las fotos viejas, él se percata de que ella ha estado poniendo sistemáticamente los zapatos de Nic en los pies equivocados, resultando en la dolorosa deformidad de estos.

                                                                   
Ella le ataca, le acusa de planear abandonarla, se echa sobre él y le estampa un enorme leño en sus testículos, dejándolo inconsciente. Luego la mujer lo viola y hace que eyacule sangre. Le hace un agujero en la pierna y le introduce una piedra de molino en la herida abierta, para luego lanzar la llave inglesa que ha usado para torturarlo por debajo de la cabaña. Él se despierta solo, incapaz de aflojar el tornillo, por lo que se esconde arrastrándose hasta la profunda y oscura madriguera del zorro al pie del árbol muerto. Tras oír graznar a un cuervo que ha sido enterrado vivo allí, ella da con él y le ataca y casi entierra con una pala.


                                                              

                                Capítulo cuatro: Los tres mendigos

Cae la noche, y sintiéndose arrepentida, lo desentierra pero no puede recordar donde está la llave inglesa. Lo ayuda a volver a la cabaña, donde le cuenta que aun no quiere matarlo, ya que cuando lleguen los tres mendigos alguien tendrá que morir. En un flashback, ella observa a Nic subiéndose por la ventana, pero no reacciona, ya que estaba actuando según su maldad innata, tal como rezaba su hipótesis. En la cabaña, la mujer se corta el clítoris con unas tijeras y luego son visitados por el cuervo, el ciervo y el zorro. Comienza a caer una granizada, pero justo antes se había revelado que las mujeres acusadas de brujería eran conocidas por su poder para invocar estos fenómenos meteorológicos.

                                                           
Encontrando la llave inglesa bajo la tarima, ella le apuñala con las tijeras, pero logra sacar la piedra, así que finalmente libre, le muestra su cara más violenta y la estrangula hasta matarla. Luego la quema en una pira funeraria. En el epílogo, se le ve a él cojear desde la cabaña, comiendo fresas salvajes mientras tres mendigos diáfanos le miran. Llegando hasta la cima de una colina, bajo una luz brillante, contempla a cientos de mujeres con vestidos antiguos que se le acercan y cuyos rostros están borrosos.

Dafoe ya había trabajado anteriormente con este director en la dramática y vanguardista Manderlay. Por su parte, Gainsbourg sustituyó a la también francesa Eva Green para el papel de la mujer. Antes de ponerse manos a la obra con la producción, Trier desarrolló algunos conceptos que había visto recientemente en varias películas de terror contemporáneas japonesas como The Ring o Dark Water, tomando inspiración de ambas para hacer del bosque un lugar que representase un gran dolor y sufrimiento según las diferentes especies que allí habitan y que tratan siempre de matarse y devorarse entre ellas. Ese contraste fascinantemente europeo entre lo oscuro y la naturaleza pacífica y romántica se refleja en los trofeos de caza colgados en las paredes sobre las chimeneas y que para Trier son lo más parecido al Infierno.

Como cinta de terror se ajustaría más al impacto de sus escenas que a que transmita miedo u horror, pues como habéis leído es una de las historias más extrañas que el danés nos ha traído hasta la fecha. La revelación planeada en esta producción consistía en que nuestra tierra fue creada por Satanás y no por Dios, pero dicha premisa fue descartada durante las primeras audiciones para buscar el reparto en Copenhague, coincidiendo con los primeros síntomas de depresión por los que pasó Trier y que le llevaron a hacer esta y las dos películas siguientes de su reciente trayectoria. Una vez recuperado, reescribió la trama haciendo referencias a la obra de August Strindberg, un novelista sueco que también pasó por las mismas dificultades.

A Trier le asesoraron colegas de profesión en la redacción del argumento, como por ejemplo Per Fly (La herencia) o Anders Thomas Jensen (habitual guionista de Susanne Bier), si bien para toda la parafernalia teológica cristiana el propio cineasta vertió toda su experiencia como católico en esta producción, que entre las diversas compañías de cada país involucrado aportaron una significativa cifra para un total de apenas 11 millones de dólares. Para el modelo del cervatillo recién nacido no se utilizó a uno real, sino que se construyó una réplica tomada a partir de imágenes sacadas de Google. Para hacer creíble la relación entre los personajes de Dafoe y Gainsbourg, ambos tuvieron que ver la película de Tarkovski El espejo, sobre los amargos recuerdos de la vida de un joven moribundo ruso.

También tuvieron que visualizar respectivamente un trabajo anterior de Trier, Los idiotas, sobre un grupo de gente que se reúnen en una casa en las afueras para actuar como excéntricos, y El portero de noche, donde Gainsbourg debía estudiar al personaje de Charlotte Rampling, una superviviente del Holocausto que mantenía una malsana relación con un antiguo nazi. Dafoe además se tuvo que aprender junto a expertos nociones de terapias cognitivo conductuales. El rodaje se llevó a cabo en Alemania, en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, concretamente en el distrito Rhein-Sieg, en la región de Colonia, y en Wuppertal. Fue la primera vez que el director rodaba allí y además lo hacía usando cámaras digitales, para crear una sensación visual vanguardista, como venía de hacer en El jefe de todo esto.

El resto terminó filmándose en Varsovia (Polonia) y en Gotemburgo, principalmente los añadidos posteriores por ordenador para recrear animales como el zorro parlante. También se incorporó la música, como la composición Deja que llore de Handel, escrita en su día para la ópera Rinaldo y ya utilizada en la película Farinelli, sobre la vida del cantante castrado italiano del mismo nombre que vivió en el siglo 18. Con todo este simbolismo, la calidad artística de la película nos hace testigos de las misteriosas entrañas del ser humano y de sus preocupaciones, sentimientos, fracasos y esperanzas. Claro que si lo miramos desde un punto de vista crítico lo que encontramos es mucha misoginia por parte de un director con un ego excesivamente grande.

La violencia explícita es una cualidad en la que Trier es todo un experto por muy cristiano que se declare. Es capaz de hacer que el público más susceptible se desmaye o abandone la sala donde se proyecte cualquier trabajo suyo. No digo que haya que censurar la obra de este señor, pedir eso hoy día es ridículo, pero la clase de perrerías que muestran sus películas no están hechas precisamente para levantar ánimos caídos, para eso ya está, salvando las distancias, el cine de Pixar. En su Dinamarca natal ya saben como las gasta y por eso apenas rueda allí salvo ocasiones puntuales, dedicándose más a rodar para Estados Unidos, pero en cualquier parte recibe siempre la calificación para mayores de 18 años.

La escena erótica del árbol y las manos no debe considerarse pornográfica como tal dado su tono tenebroso y por tanto no debería excitar sexualmente a nadie con dos dedos de frente. Creo que ofendería lo mismo que si estuviera en un capítulo de un libro y se describiese con todo lujo de detalles grotescos y majestuosos. Es una joya poco convencional en su género, profundamente seria y muy personal, tocando de cerca cosas pequeñas como la pena, la muerte, el sexo y el sinsentido de todo en la vida. Combina además el estilo manual del cine Dogma con escenas más elaboradas visualmente, y desde luego algo menos pretenciosa que Dogville, pero por contra más controvertida y explícita al tratarse de terror artesano marca Trier, provocador nato.

                                                                 




Estudiar en profundidad el tema de la película aterra más que lo que puedan mostrar sus imágenes o las sobrias interpretaciones de su pareja protagonista. No puedo recomendarla a la ligera, pero en una cultura que ha visto sangre y torturas cada noche en series como 24 o CSI puedo entender que alguien tenga curiosidad por verla. La arrogancia de Trier está siempre calculada por él mismo para dividir al público en sectores muy extremos, pero aquí hay suficiente belleza y terror para maravillar y extrañar a los verdaderos amantes de las emociones fuertes. Si Ingmar Bergman se hubiera suicidado, ido al infierno y resucitado, no dudaría en que de vuelta a la tierra hubiese dirigido esta misma película explorando los mismos temores oscuros.

Puntuación: 6,5

                                                






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