Underworld: El despertar (2012).
La venganza regresa
En
3D volvía a los cines este referente del género de acción y
terror ahora dirigido por Mans Marlind y Björn Stein, la cuarta
entrega de la serie cinematográfica Underworld, con Kate
Beckinsale retomando su papel de Selene, a quien se le unen Theo
James, Michael Ealy e India Eisley. Rodada en Vancouver, en la
Columbia Británica, es la primera de la saga que decide usar el
reclamo visual digital de las tres dimensiones para centrarse en su
espectacularidad visual característica. Para la actriz inglesa, su
retorno a la piel de Selene fue como volver a llevar un traje de
novia o el uniforme de la escuela, una sensación de salto temporal
tras estar ausente en la tercera entrega.
Seis
meses después de los acontecimientos de la segunda película,
Underworld:
Evolution, tanto
el gobierno como en general la opinión pública son conscientes de
la existencia de los vampiros y de los hombres lobo. Un programa
para estudiar y potencialmente debilitar sus poderes pronto se
convierte en un genocidio en toda regla, y poco antes de que la
purga
comience, Selene y Michael Corvin son capturados por los humanos.
Debido a sus rasgos mejorados de vampiro, Selene es apresada y
puesta en criopreservación. Tras estar congelada durante doce
años, tiempo en el que ambas especies han sido perseguidas hasta
quedar al borde de la extinción, Selene logra escapar.
Pronto
descubre que otro sujeto, quien inicialmente cree que es Michael,
también se ha escapado. Mientras recorre las instalaciones de
última tecnología, Selene tiene visiones del punto de vista de
alguien que no es ella. Creyendo que Michael la está guiando
mentalmente, la muchacha sigue esas visiones que la llevan hasta
un conducto de desperdicio y luego a una serie de laberintos en
túneles del sótano. Allí se encuentra con un joven vampiro
llamado David (James), quien la ha estado siguiendo. Ambos
se dan cuenta rápidamente de que los túneles están infestados de
hombres lobo, quienes andan a la caza del sujeto al cual Selene está
conectada. Decidida a alcanzar a Michael, Selene lucha contra la
manada.
Al
llegar a la segunda salida, no da con Michael, sino con una chica
asustada y confusa llamada Eve (Eisley).
Usando la camioneta de David, Selene, el muchacho e Eve salen de
la instalación sólo para ser atacados de nuevo por un trío de
hombres lobo. David apuñala a uno de ellos mientras Selene se las
arregla para disparar a otro, y un tercero irrumpe aplastando el
parabrisas del vehículo para morderle el hombro a Eve, lo que
impulsa a que la chica se transforme parcialmente, revelando sus
atributos híbridos a la vez que arranca salvajemente la cabeza de
la criatura por la mitad. Selene se da cuenta que Eve es hija suya
y de Michael.
Pero
sin embargo, y pese a su naturaleza híbrida,es aparente que la
herida del mordisco de Eve no se está curando y que rápidamente
se está debilitando, por lo que David decide llevarlas hasta su
aquelarre. Tras beber algo de sangre a regañadientes, las heridas
de Eve sanan, pero al no sentirse bienvenidas en el aquelarre,
Selene se prepara para marcharse. David trata de convencerlas para
que se queden y ayudarles a empezar una ofensiva contra los
humanos entrenando a algunos vampiros suicidas. Pero antes de que
cambie de idea, el aquelarre es atacado por los hombres lobo, con
Selene uniéndose a la pelea y matando a tantos lobos como puede
hasta ser noqueada inconsciente por un super lobo. David, por su
parte, es asesinado durante el ataque al aquelarre, aunque más
tarde será revivido por Selene.
Esta
nueva arma secreta se cura al instante y no se ve afectada por la
plata. Cuando despierte más tarde, descubre que Thomas (Charles
Dance),
el padre de David, ha entregado a Eve a sus enemigos los hombres
lobo a cambio de que el vampiro pueda fugarse. Tras marcharse,
Selene se enfrenta a un detective humano llamado Sebastian (Ealy),
que se muestra solidario con los vampiros debido a que su difunta
esposa es ahora una de ellos y a la que vio arder a la luz del sol
cunado el gobierno llevó a cabo un exterminio puerta por puerta.
Sebastian confirma que los hombres lobo han sido rastreados hasta
Antigen, una corporación dedicada a aniquilar especies
inmortales. También se revela que Antigen controla la instalación
de la cual Selene ha escapado, descubriendo que la dirigen hombres
lobo que se han hecho pasar por humanos para engañar a los
gobiernos.
Así,
su coartada ha sido hacer creer al mundo que su raza estaba
extinguida. El científico director de Antigen, el doctor Jacob Lane
(Stephen Rea),
intenta perfeccionar la raza de los lobos y para ello quiere usar
el ADN de Eve. El super hombre lobo al que se enfrentó Selene
antes es identificado como Quint (Kris
Holden-Ried),
siendo hijo de Lane y el prototipo para las modificaciones a lobos.
Selene y Sebastian se infiltran en Antigen para detener el plan
de Lane y poder salvar a Eve. Selene se cruza con el sujeto 0, que
ella identifica como Michael, tratando de liberarlo disparando a su
tanque criogénico. Sin embargo, se ve obligada a abandonar al
descongelado Michael para frenar a los hombres lobo y que estos se
escapen con Eve.
Tras
enfrentarse a Lane y a su hijo, Selene lucha con el segundo y lo
mata tras implantarle una granada de plata en su estómago,
mientras que Eve se carga a Lane tras rebanarle el pescuezo. Madre
e hija regresan al tanque de Michael y lo hallan vacío y con el
hielo destrozado, con lo que Selene llega a la conclusión de que la
humanidad cazará a su compañero, por lo que ambas juran que
darán con él las primeras.
Hay
que decir que Scott Speedman, quien dio vida a Michael Corvin en
las primeras dos entregas de la saga, ya había anunciado que no
repetiría su papel en la cuarta, aunque si se usaron imágenes
suyas tanto de Underworld
como de Evolution,
pero cuando le vemos inconsciente no es él, sino un doble.
La banda sonora volvió a ser
compuesta por Paul Haslinger, en su tercera colaboración en la saga
desde que Len Wiseman lo reclutase en la primera película de la
popular franquicia, logrando aquí su mejor trabajo, con un estilo
musical que recuerda al de Harry Gregson-Williams, John Williams o
Danny Elfman. El tema Eternidad
y día
vuelve a oírse en esta entrega, como ya venía repitiéndose con
Haslinger.
Tenemos
más acción insulsa y menos trama que en capítulos anteriores,
haciendo que el conjunto quede como un asunto intrascendente. Si lo
intentáis y prestáis atención al argumento, firmado entre Wiseman
y J. Michael Straczynski (Babylon
5, El intercambio, Thor, Guerra mundial Z),
os entrará jaqueca. Al menos la acción está bien hecha y aquí el
resultado es el más sangriento, todavía más que en las dos
primeras, dejando claro que esta saga es como el polvo en el viento,
representando lo que ha sido desde el principio, un thriller de
acción sobrenatural evasivo que nos permite poner nuestros
cerebros en piloto automático, una constante incluso patente en su
continuación, Underworld:
Guerras de sangre.
Puntuación:
4,5
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