Scream 4 (2011)

                             Nueva década, nuevas reglas



                                  
Cuarta entrega del famoso slasher  que cerraba aquí la  franquicia para el cine, dirigida por Wes Craven y escrita por  Kevin Williamson, guionista de la original y de su primera secuela, protagonizada por un reparto coral  que incluye  al trío original, es decir, David Arquette, Neve Campbell y Courteney Cox, con rostros nuevos: Emma Roberts, Hayden Panettiere, Alison Brie, Rory Culkin, Marielle Jaffe, Erik Knudsen, Mary McDonnell, Marley Shelton y Nico Tortorella.  Esta vez la trama nos trae a Sidney Prescott (Campbell) regresando a Woodsboro después de  una década como parte de la gira promocional de su libro.

Tan pronto como llega al lugar, Cara de Fantasma  comienza de nuevo  a matar estudiantes del instituto local, incluyendo a amigos  de su  prima pequeña. Prescott, Gale Weathers (Cox) y  Dewey Riley (Arquette) vuelven  a formar equipo para detener los asesinatos, pero no sin antes haber  aprendido  nuevas reglas  para una nueva generación  que crece  sobreviviendo a los remakes de películas de terror. Originalmente  concebida para ser  esta saga una trilogía, la producción de una cuarta entrega  fue aprobada  por Bob Weinstein, y dependiendo de la taquilla, esta sería la  primera de una nueva trilogía. Roger Jackson regresaba para poner la voz en la versión original al villano.

Williamson tuvo que abandonar  la producción al principio  debido a obligaciones de su contrato con la serie de TV Crónicas vampíricas, por lo que se trajo de vuelta  para hacer reescrituras a Ehren Kruger (Scream 3). Culkin fue el primero de los nuevos que firmó para unirse al reparto, mientras que Ashley Greene  fue la elegida inicialmente  para encabezar el elenco y ser la protagonista, pero finalmente  su papel  se lo llevó  Roberts, uniéndose luego Panettiere. Los veteranos ya habían sido confirmados de antemano y enseguida se unieron a los novatos para filmar en Ann Arbor, en el estado de Míchigan. Mejoró en general con respecto a su predecesora, siendo la última película de Craven  antes de su fallecimiento cuatro años más tarde.

                                                   
Durante el decimoquinto  aniversario de  los crímenes originales  de Woodsboro,  las estudiantes de instituto  Jenny Randall (Aimee Teegarden) y Marnie Cooper (Britt Robertson)  son atacadas y brutalmente asesinadas  por un nuevo Cara de Fantasma. Al día siguiente, Sidney Prescott  regresa a Woodsboro para promocionar  su nuevo libro junto a su editora Rebecca Walters (Brie). La prima adolescente de Sidney,  Jill Roberts (la sobrina más famosa de Julia, Emma), está tratando de superar el engaño que le ha hecho su  ex novio, Trevor Sheldon (Tortorella), cuando recibe una llamada  amenazante por teléfono de Cara de Fantasma.


                                         
Ella y sus amigas Olivia Morris (Jaffe) y Kirby Reed (Panettiere) son interrogadas por sus llamadas  por parte de Dewey Riley,  que ahora es el sheriff del pueblo, mientras que una de sus ayudantes,  Judy Hicks (Shelton) le acompaña en el caso. Por otra parte, la esposa  de Dewey, Gale Weathers, está sufriendo el típico bloqueo  del escritor. Sidney  se queda con su tía, Kate Roberts (McDonnell), y por tanto  Gale   trata de resolver  los crímenes,  contando con la ayuda  de dos aficionados  al cine del instituto,  Charlie Walker (Culkin) y  Robbie Mercer (Knudsen), quienes explican que  el asesino usa las reglas  de los remakes cinematográficos  para matar. Dewey  llama a todas las unidades policiales  mientras que en los exteriores  de un hospital  los reporteros de distintos medios de comunicación  confirman que Jill  es la única superviviente  y la  heroína,  como si se tratase de la última chica que queda viva en esta clase de películas, por lo que le dan  a la niña  los 15 minutos de fama  que tan desesperadamente reclamaba.


                                            
La compañía Weinstein  reclutó de nuevo a Wes Craven  para repetir el éxito de la primera Scream. La productora Cathy Konrad, de la trilogía original,  demandó en principio a los Weinstein  por violar el acuerdo pactado  para financiar la saga contando con su parte, asunto que se resolvió en los tribunales  mediante una compensación económica para esta señora en relación a los beneficios de taquilla. Craven dijo  en una rueda de prensa que en los diez años que pasaron entre  la 3 y la 4  no había tenido constancia  de  asesinatos cometidos por  Cara de Fantasma, pero sí de las numerosas  secuelas de  la historia dentro de la película, es decir, de la saga metaficticia Puñalada.

Quien no regresó a la saga por falta de interés fue Liev Schreiber, ya que estaba terminando su participación en el rodaje de Repo Men.  Este actor fue Cotton Weary en la trilogía original. Williamson  tuvo que negar varias veces el rumor  sobre el retorno de Jamie Kennedy, cuyo personaje  llevaba muerto desde la segunda entrega. Lake Bell  iba a ser  la ayudante Judy Hicks, pero a cuatro días de empezar a rodar lo dejó  en favor de Shelton, y la que si que no faltó fue Nancy O´Dell, quien hace de reportera, como ya se la vio  en la segunda y tercera entrega. Lauren Graham también se cayó del proyecto  justo cuando iba a filmar sus escenas como  Kate Roberts, la madre de Jill.

Craven iba a hacer su cameo particular, pero esta vez, según anunció en su Twitter,  lo habían dejado fuera del montaje definitivo. Quienes si tuvieron pequeñas apariciones fueron otras estrellas de Hollywood que quisieron emular a lo hecho en su día por Drew Barrymore o Jada Pinkett Smith, y las elegidas fueron Anna Paquin, Kristen Bell, Shenae Grimes y  Lucy Hale. Las escenas que tienen lugar en el instituto de Woodsboro  se rodaron entre  Dearborn, Livonia y Northville, en Míchigan. Por primera vez se recurrió para las cuchilladas  al ordenador, lo cual es decepcionante al no ser artesanal como se hacía antaño en la saga.



                                        




La franquicia ya mostraba  su edad,  pero no puede negarse que esta cuarta entrega  mejora a su predecesora con el humor metareferencial justo  y muertes bastante inteligentes. La anticuada  fórmula  estereotipada  del género slasher  se ve compensada  por la dirección de Craven y  los diálogos de Williamson, aunque  hay carencia del factor  susto pese a la actualización, porque  apoyarse en clichés demasiado obvios  ya no parece  irónico, sino algo fácil.  La originalidad y novedad que supuso a finales de los 90 ha quedado prácticamente  eliminada, con menos comedia y giros argumentales marca Craven.


                                          

En resumen, entretiene un buen rato  pero resulta escaso ese momento por culpa de su excesiva duración, 110 minutos, homenajeando  a la original noventera  pero sin acercarse a la grandeza de aquella, siendo eso sí  un slasher muy por encima del nivel de algunas cintas recientes del género. Es como un recordatorio  de todo cuanto hizo al primer  Scream un producto tan fresco que tras cuatro entregas se empezó a podrir abandonando la sangre  por nuevos terrores más acordes para los adolescentes que hoy se estremecen viendo cualquier entrega de Paranormal activity.

Puntuación: 6

                                       



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