La cosa (2011)
No es humano aún
Ciencia ficción y terror para el debut en cine como director de Matthijs van Heijningen Jr,
escrita por Eric Heisserer y basada en
la novela corta ¿Quién anda ahí?, de John
Wood Campbell. Es una precuela de la
película del mismo título (con el
subtítulo El enigma del otro mundo)
que en 1982 hiciese John Carpenter. La
película la protagonizan Mary Elizabeth Winstead, Joel Edgerton, Ulrich
Thomsen, Adewale Akinnuoye-Agbaje y Eric
Christian Olsen. Todos ellos forman parte
de un equipo de científicos
americanos y noruegos,
quienes descubren vida extraterrestre enterrada en lo profundo del hielo de la
Antártida, dándose cuenta demasiado tarde
de que eso todavía vive.
En 1982, una nave
espacial alienígena es descubierta
debajo del hielo antártico por un equipo procedente de una base exploradora noruega: Edvard (Trond Espen Seim), Jonas (Kristofer
Hivju), Lars (Jorgen Langhelle) y
Peder (Stig Henrik Hoff). La
paleontóloga de la Universidad de
Columbia, Kate Lloyd (Winstead) es
reclutada por el doctor Sander Halvorson
(Thomsen) y su asistente Adam Finch (Olsen) para investigar el
descubrimiento. Viajan hasta la base
noruega, la estación Thule, localizada
en la Antártida, cerca del Puesto de los EEUU nº 31 (el
mismo donde transcurría la producción de
Carpenter).
El helicóptero donde van
lo manejan Carter (Edgerton), Derek (Akinnuoye-Agbaje)
y Griggs (Paul Braunstein). Kate
descubre empastes ensangrentados cerca de una ducha llena de sangre
igualmente. Lars llega con un
lanzallamas y quema a una de las
integrantes del equipo secundario, la geóloga Juliette, quien en realidad es la
Cosa, que se asegura antes de tomar la
forma de otro miembro del grupo de
apoyo, Karl (Carsten Bjornlund). Kate
ha decidido aislar en cuarentena
a Carter y Derek hasta que pueda
prepararse una prueba para verificar que son humanos. La muchacha inspecciona a cada uno y descarta
a aquellos que no tengan empastes dentales de amalgama en mercurio: Sander, Edvard, Adam y otro integrante secundario, Colin (Jonathan Walker).
Cuando es llevado hasta
la sala de recuperación, Edvard se
transforma e infecta a Jonas, para matar
a continuación a Derek, antes de asumir la forma de Adam. Kate y Carter
observan a Sander, quien ha sido infectado, por lo que lo conducen hacia la ventisca y le persiguen. Luego ella se retira
hacia el quitanieves de Sander y
mira fijamente mientras se produce un fundido a negro. Finalmente,
vemos a un perro huyendo de la estación Thule y que es perseguido por
Lars, vivo y no infectado, y por otro superviviente, Matias, que van en el helicóptero noruego, con el segundo pilotándolo y el primero
apoyado en la puerta de entrada al aparato, tratando de disparar al animal con un rifle telescópico,
lo cual ya nos lleva a los
acontecimientos de la película del 82 de
Carpenter, que comenzaba así. Matias llevaba queroseno a la estación McMurdo.
El personaje de
Winstead es una paleontóloga de la Universidad de Columbia, y para
diferenciarla de Kurt Russell, se le
dieron rasgos similares a los de Ellen
Ripley en la saga de Alien, mientras
que Edgerton hace de un veterano de la guerra de Vietnam. Según palabras de Heisserer describiendo el proceso de crear un guion
consistente con la primera película, lo
fascinante de hacer una historia es la autopsia de la misma, examinando muy de cerca todo lo que sabemos sobre el campamento noruego y lo que pasó antes por fotos y vídeos recuperados mediante visitas a la base por parte del equipo.
Director y guionista
fueron junto a los productores, Marc Abraham y Eric Newman, los artífices de marcar incontables veces detalles
como cuantos extintores o hachas había
en cada puerta o la ingeniería empleada, pues todo contaba para dar sentido a la trama. Y es que
tras crear el remake de Amanecer de los muertos,
Abraham y Newman empezaron a buscar en los archivos de Universal nuevas propiedades con las que trabajar. El
segundo explicó que nadie debería en primer lugar tratar de hacer de nuevo Tiburón como tampoco
querría ver a otro rehacer El
exorcista.
Por eso esto es una
precuela y no un remake, que en un principio iba a seguir al hermano de MacReady (el personaje de Russell) durante los acontecimientos
posteriores a los primeros
instantes de la película del 82.
El
proyecto se lanzó como una película nueva, con
van Heijningen de director y Ronald Dowl Moore como guionista. El holandés
fue vinculado al mismo cuando su
anterior y previsto primer filme, una
secuela del remake de Amanecer de los muertos, una cinta
zombi que hubiera tenido lugar en Las Vegas y que la iba a escribir y producir Zack Snyder, el director de la
mencionada nueva versión, coproducida por Abraham y Newman, llamada El ejército de los muertos, fuera
cancelada por el estudio tres meses
antes de empezar a filmar.
Necesitando comenzar todo de nuevo, preguntó a su agente si había algún proyecto de La
Cosa en desarrollo, pues esta y Alien,
el octavo pasajero siempre fueron sus películas favoritas. Heisserer fue más tarde contratado para hacer una completa reescritura del guion de Moore. A continuación se tomó la
decisión de titular a la película igual que la de Carpenter, ya que los
productores querían evitar un segundo sustantivo, como pasó con El
hereje (Exorcista II), que no es precisamente un título muy querido por los
aficionados del cine fantástico, quien suscribe estas líneas incluido.
Scott Frank luego haría
de forma no oficial la labor de incorporar
nuevos diálogos para la película. Los cineastas tomaron inspiración adicional de la novela original, ¿Quién anda ahí?, para dar
forma a los personajes que vemos en
pantalla y que así parezcan científicos con una selecta educación en vez
de simples currantes con el mono azul de trabajo. Sin embargo,
esos mismo responsables no se vieron
influidos de los hechos acontecidos en el videojuego de La Cosa que Vivendi y Konami lanzaron para Windows, PS2 y Xbox. El holandés también citó las películas del director Roman Polanski como influencia, sobretodo La semilla del diablo.
Aparte de noruegos, hay
también actores daneses (en realidad nunca he sabido distinguir entre
alguien de Noruega y de Dinamarca) para hacer de los escandinavos que
aparecen en la cinta. El director dejó que
improvisaran elementos
diferentes de lo que se les había
escrito cuando podía haber un momento
para la improvisación, como esa escena
donde dichos personajes cantan
música tradicional noruega en lapón (algo
que me sonó muy rollo Eurovisión, ya que Noruega suele enviar cosas muy
relacionadas con Laponia a este festival). Muchas escenas en las que los personajes hablan noruego fueron subtituladas, ya que la barrera
lingüística entre estos y los
angloparlantes lo que consigue es explotar
en la película esa sensación de
paranoia.
Hubo rumores que apuntaban a que el mismísimo Carpenter
haría un cameo, pero eso nunca sucedió. Lo que si es cierto es que el
formato de rodaje no es digital, como se hace actualmente, sino en el clásico
de 35 mm y sin editar, por lo que a un ritmo más pausado se acentúa esa amenaza constante, siempre con capturas
de pantalla de la versión de Carpenter como referente en un portátil que el director llevaba en plató, para que el
millón de detalles del campamento
noruego se mantuviera visualmente
consistente con la primera película. Los
efectos especiales para la criatura
fueron creados de manera
práctica.
Si bien inicialmente solo se pretendía mostrarla
como una silueta, al director le gustaron los diseños y animó a crear la criatura de forma completa, tarea que fue
realizada confeccionando un traje de monstruo con un especialista dentro y
con el resto operando sus movimientos por medio de animatrónica para controles más complejos
y que dieran sensación de organismo vivo. Heisserer alabó el uso de
efectos prácticos para simular a la
criatura, como se hizo en la primera película, siempre en la medida que fuera
posible. Image Engine hizo las imágenes por ordenador, habiendo colaborado
antes esta empresa de efectos visuales con
Neill Blomkamp en Distrito 9.
En ese aspecto el
resultado logrado es justo lo que falló en una posterior producción que pude
ver recientemente llamada Harbinger Down,
un plagio perpetrado desde el circuito
independiente por aficionados a los
thrillers terroríficos de ciencia ficción de los 80 y que se
asemeja más a las producciones de
Syfy. En ella un grupo de estudiantes
graduados han reservado un pasaje en un barco cangrejero para estudiar los efectos del cambio
climático en el mar de Bering. Luego se
encuentran con restos de vehículos
espaciales de la era soviética en los que los rusos ocultaron criaturas mutantes bajo el hielo.
La banda sonora original
de Ennio Morricone se puede
escuchar de fondo en la de esta versión,
pero en realidad el maestro italiano no llegó a participar en ella y sólo eran
temas prestados que se oyen al final durante los créditos. Universal no llamó
en ningún momento al galardonado
compositor para retomar lo compuesto en el filme del 82 de Carpenter. Respecto
a los cambios de última hora, parece ser
que el final alternativo mostraba a Kate
hallando a los pilotos originales de la nave espacial, quienes habían sido
aniquilados por La Cosa, un espécimen
fugado que habían recogido de otro
planeta, implicando que la nave chocó en un intento por matar al monstruo.
En su paso por las salas, la película fue
considerada completamente una decepción,
ya que una cosa tan difusa no le ofrece a unos potenciales espectadores mucho a lo que acogerse, pero sí
a los seguidores de la original, que ya
se han familiarizado con el concepto, y
por eso cuando estos fueron a los cines mejoraron esas cifras poco halagüeñas.
Sirve un básico, útil y mínimo propósito como peli de terror, y por
tanto, La cosa es solo unos cuantos
sustos fáciles y queda como una
esclava de la muy superior versión de Carpenter. Yo deseaba que esta cosa de
Heijningen no me hiciera suspirar
por su modelo del 82.
Pero sin embargo en el
fondo funciona porque respeta su premisa
más básica, muestra poca piedad repartiendo
sus momentos más asquerosos
y repugnantes que cohesionan su
identidad. Es una precuela
marchosa para un clásico del
terror, llena de escalofríos y emoción, con una atmosfera antártica aislada y efectos aterradores que
hacen que la criatura parezca sacada de
algún cuadro de El Bosco, con
geniales guiños a los giros
argumentales de la película de Carpenter,
lo cual nunca hace que se sientan como una pequeña broma interna. Ofrece una experiencia total muy
similar a la del 82, pero sin replicar estilos y situaciones.
Las elecciones
narrativas que abren una precuela existen en un espectro donde tiene cabida desde lo no sorprendente a lo desleal, pero van Heijningen
ha sabido manejar ese balance
sobre lo bueno que cabía esperarse. La línea actual entre el homenaje y
la copia es muy fina y firme, pasa con todas las nuevas versiones, que
son asumidas como libres interpretaciones catalogadas como sacacuartos. La cosa resalta como un
entretenimiento competentemente ejecutado y hasta
particularmente inspirado. Winstead es
una atractiva protagonista y su Kate es
representada como una chica competente
sin por ello volverse su papel una
improbable heroína de acción.
Si algo negativo se le
puede encontrar es que por momentos resulta un slasher que puede engañar con la ya recurrente y cansina fórmula de Diez
negritos y metiendo ya por joder
las referencias a Carpenter, a la vetusta versión del 51 producida por
Howard Hawks o incluso a ¿Quién anda ahí?Esta encarnación de La cosa es como la criatura
que representa: un insidioso y
defectuoso imitador de la cosa real. No es que sea del todo una
causa perdida, sino una innecesaria existiendo la del 82, apilada contra la versión de Carpenter, resultando
menos brillante.
Pero asumidlo, si sois esa clase de fan de la Cosa
la vais a ver de una manera u
otra, os gusten o no estas novedades, solo con intentarlo y juzgar a la Cosa actual por sus propios méritos ya vale vuestro
tiempo. Además, la apropiadamente tensa
y amenazante banda sonora del compositor Marco Beltrami para esta versión de 2011 de Heijningen , una
precuela nada menos que de La Cosa, se hace eco obedientemente de la
austera composición original de
Morricone, la cual a su vez
recogía el guante del trabajo
adicional en la música que realizó el
propio Carpenter.
Puntuación: 6
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