La favorita (2018)

                                                           


Humor negro en este drama histórico  dirigido por Yorgos Lanthimos , escrito por Deborah Davis y Tony McNamara, y que protagonizan Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz. Ambientado en el Reino de Gran Bretaña a principios del siglo 18, examina la relación  entre las primas Sarah Churchill y Abigail Masham, quienes compiten por  ser  la  favorita  en la corte de Ana de Gran Bretaña. La película es una coproducción entre Irlanda, Reino Unido y Estados Unidos, con rodaje en Hatfield House (Hertfordshire) y Hampton Court, estrenada en Venecia, donde ganó el gran premio del jurado y distribuida por Fox Searchlight Pictures, ahora estudio de  Disney. Un éxito de taquilla mundial para lo poco que costó, además de ser muy aclamada en particular por la dirección de Lanthimos, el guion y las actuaciones del elenco protagónico, por lo que no extraña que fuera nominada a diez Óscar en la edición 91º de estos premios. 

Personalmente opino que  esta película es mucho más interesante y está mejor hecha que Roma de Alfonso Cuarón, su competidora aquel año en la temporada de premios, y es que creo que el mexicano tiene trabajos mucho más relevantes que este drama hecho para alimentar la megalomanía de esa compañía que es Netflix, quien pienso que se dedican a hacer arte a partir de ruinas. En los BAFTA  se llevó siete premios y Colman ganó el Globo de Oro por su papel, uno de los mejores de su carrera en un filme que ya es uno de los imprescindibles de este siglo, porque vuela por los aires las convenciones tradicionales de política de género al mostrar uno de los triángulos amorosos más indignantes que nunca se hayan visto. 

                                                


En la Gran Bretaña de 1705, que está enemistada con Francia por culpa de la guerra de sucesión española, la reina Ana  está muy mal de salud; muestra poco interés en gobernar, prefiriendo actividades como el jugar con sus 17 conejos, sustitutos de los niños que abortó o que murieron en la infancia. Su confidente, consejera y amante furtiva, Sarah Churchill, gobierna eficazmente el país mediante su influencia sobre la monarca. Los esfuerzos de Sarah por controlar a Ana son minados por Robert Harley, líder de la oposición. 

Abigail Masham, la prima menor y empobrecida de Sarah, llega en busca de empleo. Su posición ha sido mancillada por su padre, quien se la jugó en una partida de naipes. Se ve obligada a hacer trabajo no especializado  como friegaplatos en el palacio. Tras ver la gota que sufre la reina, Abigail busca hierbas para ella. Sarah la azota por entrar en el dormitorio de la reina  sin permiso, pero la nombra dama de alcoba tras darse cuenta de que las hierbas han ayudado a curarse a la monarca. Una noche, Abigail ve a Sarah  y a la reina acostándose juntas y haciéndolo. Harley le pide  a Abigail que las espíe, esperando así eludir la autoridad de Sarah. Abigail se niega y se lo cuenta a la favorita, implicando que ella sabe su secreto. 

                                                                 


Abigail despierta una amistad con Ana que se convierte en algo sexual. Sarah lo descubre y trata sin éxito de apartarla. Sabiendo que  se ha ganado una poderosa enemiga y que está desesperada por ser una dama de nuevo, Abigail reconsidera la oferta de Harley. Envenena el té  de Sarah y esta despierta en un burdel. Ana, pensando que Sarah la ha abandonado, toma a Abigail como su nueva favorita y le permite que se case con el barón Samuel Masham, por tanto reinstaurando la condición noble de Abigail como baronesa. Es entonces cuando Abigail ayuda a Harley  a influir en las decisiones de la reina sobre la guerra en España. 

Cuando Sarah regresa, Abigail le ofrece una tregua, pero la rechaza. La duquesa emite un ultimátum a Ana: cambiar su postura con respecto a la guerra  y expulsar a Abigail o entonces Sarah revelará  su correspondencia con Ana  que detalla su relación sexual. La duquesa, arrepentida, quema las cartas, pero Ana sin embargo la expulsa. El tesorero  y consejero mayor, Sidney Godolphin, convence a Ana para que arregle su relación con Sarah, convenciéndola de que envíe una carta  que Ana espera impaciente. Cuando Abigail, quien ha sido ascendida  a guardiana de la bolsa privada, presenta la "prueba " de que Sarah ha estado malversando dinero, Ana no la cree. La carta de Sarah llega, pero es interceptada por Abigail, quien la quema. Ofendida porque no ha recibido la disculpa esperada, Ana usa las acusaciones de Abigail  sobre la malversación  como excusa para exiliar a Sarah y su marido.

                                               


Con Sarah fuera  y su puesto asegurado, Abigail comienza a ignorar a Ana mientras  se entrega  a su vida social teniendo relaciones abiertas. Un día, abusa de uno de los conejos de Ana, y esta, que se encuentra ya muy enferma, ve lo que Abigail está haciendo, obligándose a salir de la cama  y a ordenar furiosamente a Abigail que se arrodille y le masajee su pierna. Esta poco a poco le tira del pelo a Abigail mientras la favorita se retuerce  y con resistencia la masajea. 

Davis tardó nada menos que veinte años en ver su guion cinematográfico  producido desde que lo escribió, esperando que alguna vez llegase a la gran pantalla. En plató, Colman aseguró que fue extremadamente divertido acostarse con Stone, y esa química se refleja perfectamente cuando comparten escenas juntas. McNamara creó luego para Hulu The Great, una comedia satírica e histórica inspirada en la vida y reinado de la emperatriz Catalina la Grande de Rusia, muy similar a la película. Lanthimos no quería que se convirtiese en un problema  el triángulo amoroso lésbico, así que lo enfocó desde un punto de vista feminista, quitándole un contexto de sexualidad pervertida. En una cinta de época como esta tan reciente, involucrar a alguien de la realeza siempre va a ser visto como algo polémico, pero con la visión particular  de Lanthimos se sortea esa controversia. 

                                                                   


Para Weisz está fue su segunda colaboración con Lanthimos, después de colaborar en Langosta. Aparte del trío femenino principal, en el reparto tenemos a Nicholas Hoult y Joe Alwyn, el protagonista de Billy Lynn, ambos actores ingleses. Weisz no es monárquica, pero disfrutó trabajando como duquesa en esta historia sobre la realeza británica, cuyo elenco podría haber contado con otros rostros, en concreto los de Kate Winslet y Cate Blanchett. Menos mal que no contrataron a Timothee Chalamet, porque es un joven que me despierta bastante rechazo, no así Stone, futura ganadora de dos Oscar, que está simplemente estupenda. Weisz llegó a decir que Lanthimos planteó la película como si Eva al desnudo fuera más divertida y tuviera más sexo. Y esa es justo la sensación que transmite una película de mayoría femenina estrenada durante la era del movimiento #YoTambién. 

Lanthimos es un cineasta que tiene una visión de la vida y del arte que suele polarizar casi siempre al público. Aquí, y citando de nuevo a Weisz, se muestra a mujeres juntas  con mucha libertad, tanto en la historia mostrada como en el trabajo colectivo de las actrices. Tras dos proyectos con Colin Farrell, el desafío del griego al espectador continúa en esta intriga palaciega cuya fotografía es muy fluida y hace uso extensivo del gran angular, lo que se conoce entre los cámaras profesionales como ojo de pez, dando una impresión de estar dentro de la descabellada trama, para regocijo de la multitud. No hay detalle que se escape, como el vestuario, que tiene un toque intenso a punk renegado pese a estar ambientada en la corte de la reina Ana. En el cara a cara de las rivales por el amor de la monarca, la obscenidad y la sofisticación van de la mano. 

                                                                            


La favorita nos muestra como Lanthimos equilibra  un escenario de época frente a un subtexto intenso y oportuno que queda rotundamente completo con interpretaciones estelares  de sus bien escogidas estrellas. Lo que dije antes, es Eva al desnudo pero con corsés, con la reina Colman por encima del resto (y un Oscar merecidísimo). Es una historia con glamur, ingenio y astucia, donde el griego disfruta  del juego de la reconstrucción histórica en un cuento  de usurpación que roza la farsa, una sátira deliciosamente cruel de la clásica intriga palaciega. En lo que a precisión histórica se refiere, hay hechos que si ocurrieron pero hay una inmensa mayoría que no pasaron. Pese a la investigación para hacer una película de época veraz,  no hay que olvidar que esto es ficción y muchos de los eventos están dramatizados. También se sabe que hay anacronismos con respecto a la época, el siglo 18. 

En el terreno de lo puramente especulativo entraría si es verdad lo relativo a la vida sexual  de esta reina británica histórica, puede que nada más que basándose en rumores hayan querido construir la trama, conservando sólo detalles biográficos  concretos. No se sabe con certeza que es verdad y que han añadido sus guionistas para retratar a los primeros Churchills. 

Puntuación: 7,5

                                                    



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