Érase una vez en América (1984)

                                                           


Hoy toca hablar de un grande del cine italiano, Sergio Leone, que dirigió y escribió  esta épica película de crimen protagonizada por Robert De Niro y James Woods. El filme es una coproducción  entre Italia y Estados Unidos , con Regency como principal productora y distribuida por Warner Bros, siendo una crónica  de las vidas de dos mejores amigos, David "Noodles" Aaronson  y Max Bercovicz, quienes lideran un grupo de jóvenes de gueto judío que se elevan a la fama como el crimen organizado judeoestadounidense  en el mundo de la delincuencia de Nueva York. La cinta explora temas como las amistades de la infancia, amor, lujuria, codicia, traición, pérdida y relaciones rotas, junto con el ascenso de mafiosos en la sociedad estadounidense. 

Fue la última película dirigida por Leone antes de su muerte cinco años después, así como su primer largometraje dirigido en 13 años. También es la tercera entrega de su otra trilogía que incluye Hasta que llegó su hora y !Agáchate, maldito!, ambas inscritas en el género que mejor cultivó Leone, el siempre infravalorado spaghetti western. Con fotografía de Tonino Delli Colli y música compuesta por Ennio Morricone, Leone originalmente la concibió como dos películas de tres horas, luego como una versión de 269 minutos (4 horas y 29 minutos), pero lo convencieron los distribuidores de que la acortase a 229 minutos (3 horas y 49 minutos). Los estadounidenses de Ladd Company  llegaron incluso a reducir más, hasta los 139 minutos (2 horas y 19 minutos), reorganizando las escenas en orden cronológico, sin la intervención de Leone. 

El montaje estadounidense fue un fracaso de crítica y taquilla, y parece ser que los críticos que han visto ambas versiones han condenado duramente los cambios realizados. El montaje europeo original ha quedado como el favorito de la crítica y aparece frecuentemente en listas de las mejores películas en el género de  mafiosos. 

                                                            


En 1933, tres matones buscan a un hombre llamado "Noodles", torturando a gente en busca de información. Entran en un teatro wayang, donde los dueños se deslizan por un fumadero de opio oculto dentro del edificio y avisan a Noodles. Este se encuentra apático, drogado y agarrando un periódico que habla de la muerte de los contrabandistas Patrick Goldberg, Philip Stein y Maximilian Bercovicz. Recuerda observar a la policía retirando sus cadáveres, con Max quemado e irreconocible. Noodles evita ser capturado y deja la ciudad solo y sin dinero. 

En 1918, David "Noodles" Aaronson  y sus amigos "Patsy" Goldberg, "Cockeye" Stein y Dominic sobreviven como niños de la calle  en el Lower East Side de Manhattan, cometiendo delitos menores para el jefe local Bugsy. Max frustra uno de sus robos pero tiene el botín robado por él gracias a un corrupto oficial de policía, Whitey. Después, chantajean  al oficial, atrapándolo teniendo relaciones sexuales  con Peggy, una prostituta, y los cinco jóvenes inician una banda  con el mismo nivel de protección policial como Bugsy. Max y Noodles se convierten en mejores amigos. 

                                                               


El grupo asciende a través de las filas tras aplicar la idea de Noodles de ocultar licor de contrabando. Guardan la mitad de sus ganancias en una  taquilla de la estación de ferrocarril, dándole la llave a "Fat Moe", un amigo no involucrado directamente en sus actividades. Noodles está enamorado de la hermana de Moe, Deborah, quien sueña con convertirse  en bailarina y actriz. Bugsy , ahora un rival, finalmente embosca  a los chicos y dispara al pequeño Dominic, quien muere en brazos de Noodles. En un ataque de rabia, el joven protagonista mata a Bugsy,   lesiona a un agente de policía y es condenado a prisión. 

Noodles es liberado  en 1930 y se reincorpora con sus amigos, ahora prósperos contrabandistas  durante la ley seca en los Estados Unidos. Su primer trabajo con ellos es un robo de diamantes  usando  a un empleado de joyería y a una prostituta ocasional llamada Carol como su informante. Durante el robo, esta provoca a Noodles para que la golpee, tras lo cual la viola; ella luego pasa a ser la novia del otro gánster, Max. Lo de que el trabajo hubiera sido encargado por una personalidad del sindicato nacional del crimen para eliminar a  la competencia es algo que sienta mal  a Noodles, quien, a diferencia de Max, no le gusta la jerarquía y carece de ambición política. La banda proporciona protección  para el jefe de la hermandad internacional de camioneros Jimmy O´Donnell, pero Noodles luego rechaza el plan de Max  para profundizar en esos lazos. 

                                                               


Buscando  formar una intimidad genuina con Deborah, Noodles la lleva a una cita pródiga, donde ella revela sus planes  de perseguir una carrera en Hollywood. En su viaje de regreso, un frustrado Noodles la viola en la limusina. Luego él se topa  con la indiferencia  de Deborah  cuando este la observa abordar el tren  a California. 

El éxito de la banda finaliza  con la revocación de la Prohibición en 1933. Max sugiere un atraco al banco de la reserva federal de Nueva York, que Noodles y Carol consideran una misión suicida. Carol convence a Noodles de informar a la policía sobre un delito menor, esperando un breve  encarcelamiento que pueda tranquilizar la ambición de Max. Después de que Noodles llame a la policía, Max lo elimina  durante una aparentemente improvisada discusión. Esto lleva a los eventos mostrados en el prólogo: al recuperar la consciencia y enterarse que Max, Patsy y Cockeye han sido asesinados por la policía, un Noodles culposo  se oculta en el fumadero de opio. Salva a Moe pero averigua que su nueva  novia Eve  ha sido asesinada y que el dinero de la taquilla del ferrocarril  ha desaparecido. Con su banda  muerta  y él mismo cazado por los matones del sindicato, Noodles  se asienta  bajo un alias en Búfalo, fuera de NY. 

                                                     


En 1968, Noodles es tardíamente informado de que el cementerio Beth Israel está siendo remodelado  y le piden que entierre a cualquier ser querido. Previo consulta, el rabino que ha enviado la carta le informa que los cuerpos  de sus tres amigos muertos han sido desde entonces reubicados  a Riverdale, de vuelta en NY. Dándose cuenta de que alguien ha deducido su identidad, Noodles vuelve a Manhattan y se queda con Moe. Dentro del mausoleo de Riverdale, Noodles encuentra una llave de la taquilla del ferrocarril. La leyenda  en la placa conmemorativa falsamente declara que el mausoleo  fue erigido por el propio Noodles. 

La taquilla revela una maleta llena de dinero y una nota declarando que este es un  anticipo para su próximo trabajo. Noodles  mira las noticias  de un intento de asesinato  contra el controvertido Christopher Bailey, secretario de comercio de los EEUU. El reportaje muestra a Jimmy O´Donnell, aún  jefe de camioneros, distanciándose del escándalo de corrupción de Bailey. Noodles encuentra a Carol  en un hogar de ancianos  dirigido por la fundación del polémico político. Ella le cuenta que Max  los manipuló para que lo delatase  a la policía y cometiese suicidio por intervención de la misma, deseando morir joven en vez de ir a un asilo para locos como su padre.

                                                        


Tras divisarla  en  la foto de inauguración del  hogar de ancianos, Noodles  ubica  a Deborah, todavía como actriz (aunque cualquier otro actor  se ve anciano en 1968, la muchacha aparece inquietantemente más joven. La prueba de ello está en la siguiente frase: " La edad no puede debilitarla, es como si la obra  fuera escrita para ti"; esto se le cuenta Noodles  a Deborah tras haber leído el poster teatral de Antonio y Cleopatra , representación en la cual  ella ha actuado; un detalle que hace que a esta película  de mafiosos pueda equipararse a El padrino). El le habla a ella acerca de su invitación  a una fiesta en la mansión de Bailey. Deborah admite ser la amante del político y ruega a Noodles que se vaya  antes de que se enfrente  a revelaciones dolorosas. Ignorando el consejo de Deborah, Noodles ve  al hijo de Bailey afuera, quien evidentemente  se parece a un Max más joven. 

En la fiesta, Noodles conoce a Bailey, quien revela que él es realmente Max y que  fingió  su muerte  con la ayuda  de la policía y el sindicato, robó el dinero de la banda  y se reinventó  como un político artífice de su propio éxito y conectado a los camioneros. Este confirma que convirtió a Deborah en su amante  años atrás. Ante la ruina que se le viene y el espectro del ataque al camionero, Max revela que el trabajo que tiene para Noodles  es asesinarlo. El protagonista, obstinadamente refiriéndose a este por su identidad de Bailey, lo rechaza, explicando que, en sus ojos, Max murió con la banda. Cuando Noodles sale de la finca, un camión de la basura arranca  y un hombre, presuntamente Max, camina desde la entrada hacia Noodles  hasta que el camión  pasa entre ellos. El protagonista  ve el transportador de tornillo del camión pulverizando basura, pero el hombre brilla por su ausencia. 

                                                    


En 1933, Noodles entra en el fumadero de opio tras las muertes de sus amigos, tomando la droga  y sonriendo ampliamente. 

Fue Martin Scorsese quien reivindicó Erase una vez en América  en su momento, un director que ha dado nueva vida al género de mafiosos y que quedó encantado con este clásico. Leone siempre reflejó la muerte en sus películas, por lo que esta   no puede   criticarse  por ser muy larga. Fue filmada en Nueva York, pero también en Roma, en los estudios de Cinecittà; en Florida, en el Hotel Loews Don Cesar, y en otros lugares de Italia. El filme pertenece a una ola de cintas sobre crimen que se rodaron durante aquellos años, siendo esta la única que ha tenido un montaje extendido del director, visto en Cannes y con la banda sonora original para esta edición especial restaurada con temas adicionales de Morricone y de duración de 269 minutos,  la segunda versión, la que vale la pena.  

                                                     


En lo que vendría a llamarse "balas sobre Hollywood", esta película de mafiosos es un puente entre las que se hicieron  en la época del cine mudo y la llegada de Los Soprano. Con un elenco actoral de primera fila, todo el reparto eran estrellas de los 80, ya fuera De Niro o Elizabeth McGovern. Lo que lo echó todo a perder fue la injerencia del estudio en el montaje inicial, de ahí que la versión de Leone fuera una rareza  cinematográfica, según parece influyente en títulos como Los intocables. Otra polémica era el puñado de misoginia que la crítica  encontró en la misma como punto negativo. 

El épico drama criminal  de Leone  es visualmente imponente, estilísticamente atrevido y emocionalmente inolvidable, repleto de grandes interpretaciones  encabezadas por De Niro y Woods. Sin duda una de las mejores películas de mafiosos de la historia, incontestable pese a ser despreciada en los Oscar, todo un gran error su omisión por la academia. Y su misteriosa conclusión aún nos tiene en vilo. 

                                                                   

                                                   

                                                 Puntuación: 8

                                                             


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