Death Proof (2007)


           !Un gigante al rojo vivo y a 300 kilómetros por hora!

                                           

Terror de explotación escrito y dirigido por Quentin Tarantino que protagoniza Kurt Russell como un especialista de cine que asesina a muchachas en accidentes de coche escenificados usando su auto trucado a prueba de muerte. También aparecen Rosario Dawson, Vanessa Ferlito, Jordan Ladd, Rose McGowan, Sydney Tamiia Poitier, Tracie Thoms y Mary Elizabeth Winstead, con la especialista real Zoë Bell interpretándose a sí misma. El filme homenajea a aquellos que en los 70 ensalzaban el slasher y los vehículos medio grandes deportivos y de aspecto musculoso o agresivo, los cuales eran muy llamativos al tener motores potentes y ser relativamente baratos, accesibles por tanto para esos rodajes.

Estrenada junto a Planet Terror de Robert Rodriguez bajo el título de Grindhouse, recrean ambas la experiencia de ver cine de explotación en una sala de sesión continua, aunque fuera de EEUU se vieron por separado. Es además una forma peculiar de entender como trabajan los especialistas de cine si estos fueran los villanos de un slasher, un género que por supuesto se referencia en los tráilers que acompañan a la duología. La cualidad del coche del antagonista es por tanto lo que significa el título, con el añadido de que los vehículos no se ven arruinados por CGI, quizás porque se necesitaba volver a las persecuciones vistas en Destino final 2 o en Terminator 2 y no abusar del sistema de edición no lineal.

                                               

Tres amigas, Arlene (Ferlito), Shanna (Ladd) y la DJ de radio Julia Jungle Lucai (Poitier), van hacia Austin para celebrar el cumpleaños de la última. En un bar, la homenajeada revela que hizo un anuncio radiofónico ofreciendo hacer gratuitamente un baile sensual sobre el regazo de la primera a cambio de dirigirse a ella como Mariposa, invitándole a un trago y recitando el fragmento de un poema de Robert Frost. El envejecido doble de riesgo y veterano en Hollywood Mike McKay (Russell) sigue a las muchachas hasta el bar y se adjudica el baile privado. Arlene sospecha porque había visto antes el coche de Mike, pero este la convence para que le haga el pase. Las chicas se preparan para partir junto con Lanna Frank (Monica Staggs), otra amiga.

Pam (McGowan), una antigua compañera de clase de Julia, acepta la oferta de Mike para volver a casa en su auto, un vehículo trucado en Hollywood y equipado con una jaula de seguridad, diciéndole que el coche es a prueba de muerte, pero solo para el conductor. Acelera y pisa el freno hasta estampar el cráneo de Pam en el salpicadero, matándola. Luego alcanza el auto de las muchachas y conduce hasta ellas a toda velocidad, matándolas también. Mike sobrevive sin heridas graves, por lo que el sheriff McGraw (Michael Parks) cree que las mató intencionadamente al estar sobrio y las víctimas ebrias, librándose de los cargos. Catorce meses después, otras tres muchachas, Abernathy Ross (Dawson), Kim Mathis (Thoms) y Lee Montgomery (Winstead), conducen hasta Lebanon, Tennessee.

                                             

Paran en una tienda en donde Mike las vigila desde su coche. Ellas recogen a su amiga, la especialista Zoë Bell, quien ha venido del aeropuerto, mientras el villano las fotografía sin darse cuenta de ello. Zoë les cuenta que quiere probar en carretera un Dodge Challenger como el que salía en la película Punto límite: cero, ya que lo van a vender. Mike las sigue de cerca mientras circulan y las alcanza por la parte trasera con su coche, provocando que Zoë se suelte de su cinturón de seguridad y choquen de lado. Por supuesto, las chicas se vengarán del demente al volante al más puro estilo Tarantino.

El cineasta intentó reclutar para la ocasión a John Travolta, Willem Dafoe, John Malkovich, Mickey Rourke, Ron Perlman, Bruce Willis, Kal Penn (sí, el actor de Van Wilder, 2 colgaos muy fumaos y House) y, atención, el mismísimo Sylvester Stallone (porque ya que convenció a Cash su otra opción era Tango). Sea como fuere, Russell tenía que volver a ser el de sus mejores años y no el que por entonces salía en melodramas como Dreamer o El milagro, sino de volver a encabezar descabelladas masacres delante de las cámaras. Y como guinda al elenco, Bell, la doble de riesgo de Kill Bill: Volumen 1, redondeando este tributo al cine más alternativo de la década de los 70 en forma y contenido.

                                                         

Admitamos que este no es el mejor Tarantino hasta la fecha, es un pequeño resbalón en su trayectoria pero aún así es una propuesta atractiva y que pasado el tiempo merece la pena recordar como se ha hecho con su gemela de Grindhouse, desmontando el mito de que son trabajos menores pero con mayor calidad que muchos trabajos europeos que alardean de ser arte y que con la misma duración no resultan tan agradables como este. Reconozcamos sus méritos como golpetazo del bueno en materia de cine de explotación de alto octanaje, ya con eso es suficiente. Tarantino conduce salvajemente bajo sus influencias para darnos un producto verdaderamente entretenido.

Claro que es divertida, toda una imitación de un género ya difunto, de bajo presupuesto en su estilo cinematográfico y preciso para señalar los defectos del mismo. La mitad de la película se disfruta, pero la estropean escenas muy largas de diálogos explicativos, quedándonos con las colisiones letales en su lugar y añorando ese balance que poseían sus dos primeros trabajos. Al menos al propio Tarantino no le desagrada el resultado final pese a sus debilidades.

Puntuación: 7

                                                    

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