Peligro inminente (1994)
La verdad necesita un
soldado
Thriller
de espionaje dirigido por Phillip Noyce y basado en la novela
homónima de Tom Clancy. Claro está, si lo recordáis, que ya
venía precedida en 1990 por las películas La caza del octubre
rojo, y en 1992 por Juego de patriotas, las tres
protagonizadas por el personaje de Clancy, Jack Ryan. Esta es la
última versión cinematográfica de esas novelas de su autor que
interpretase Harrison Ford como Ryan y James Earl Jones como el
vicealmirante James Greer, así como la última entrega dirigida
por Noyce. Y al igual que en la novela, Ryan es nombrado
subdirector interino de la CIA, descubriendo que le han ocultado
sus propios colegas de profesión una operación encubierta contra
el cartel en Colombia. Aparentemente, esta misión anti droga fue
aprobada por el presidente de los EEUU.
Un
barco patrullero de la Guardia Costera estadounidense detiene un
yate sospechoso, descubriendo que un empresario americano y su
familia han sido asesinados a bordo. La víctima era un amigo
cercano al presidente Bennett (Donald Moffat), enterándose
que su asesinato fue por culpa de sus vínculos con el cartel de la
droga, habiendo esquilmado de dicho negocio alrededor de 650 millones
de $. El presidente le cuenta a James Cutter (Harris Yulin) ,
su consejero de seguridad nacional, que los narcos colombianos
representan un peligro inminente para los EEUU, dándole
indirectamente su permiso extraoficial para matar a esos hombres
responsables del crimen de su amigo. Cuando el vicealmirante Jim
Greer se ve afectado por un cáncer terminal, Jack Ryan es nombrado
subdirector de Inteligencia.
Lo
primero que le piden es que antes vaya al Congreso para solicitar un
incremento en los fondos para las operaciones que está llevando a
cabo la CIA en Colombia. Buscando mantener al margen a Ryan, Cutter
se dirige esta vez al director del servicio nacional clandestino de
la CIA, Bob Ritter (Henry Czerny) , quien le asegura un
documento que le da permiso para actuar al ver que todo está en
orden para desmantelar el cartel. Ritter reúne un equipo de
operación encubierta con la ayuda de John Clark (Willem Dafoe)
, infiltrándose en Colombia y con Clark dirigiendo la logística,
mientras que el capitán Ricardo Ramírez (Benjamin Bratt)
lidera a un grupo de campo para buscar y destruir en su misión a
diferentes carteles de la droga.
El
jefe de uno de los grupos de narcos, Ernesto Escobedo (Miguel
Sandoval) , se ha enfurecido porque ha perdido cerca de 650
millones de $ como resultado de la suspensión de sus activos y
tiene a su oficial de inteligencia, el coronel Félix Cortez
(Joaquim de Almeida) , intentando recuperar los fondos. A
través de un contacto, Cortez descubre que el director del FBI,
Emil Jacobs, está visitando Colombia para negociar con el fiscal
general respecto al dinero retenido. Cortez embosca y mata a Jacobs,
manipulando la situación para que se sospeche de Escobedo. Cortez
negocia un trato con Cutter por el cual asesinará a Escobedo y
se hará con el cartel, para luego reducir los cargamentos de droga
hacia EEUU y permitir que las fuerzas del orden americanas
arresten a algunos de sus trabajadores a intervalos regulares para
que parezca que EEUU está ganando la guerra contra el narcotráfico.
A
cambio, Cutter abortará todas las operaciones en Colombia y
permitirá a Cortez que contenga a los soldados de Clark. Cutter
está de acuerdo y ordena a Ritter que se deshaga de toda prueba
de su paso por allí y de paso que no apoye a más tropas
desplazadas en suelo colombiano. A Ryan le cuentan como ha ido la
reunión entre Cutter y Cortez, pirateando el ordenador de Ritter
y destapando la conspiración que se ha llevado a cabo en tierras
colombianas. El equipo secreto es emboscado en Colombia por los
hombres de Cortez, mientras que Ryan llega y da con Clark, a quien
le ofrece su ayuda, volando luego en busca del operativo y
encontrando al francotirador del escuadrón, Domingo Chávez
(Raymond Cruz) , quien les cuenta que Ramírez y un compañero
han sido capturados, pero que el resto ha sido aniquilado.
Ryan
visita la mansión de Escobedo y le dice que lo que ha estado
haciendo Cortez. Rabioso, el patrón acusa a su lugarteniente de
traición y uno de los hombres de Cortez se carga a Escobedo y a
sus secuaces, pero es disparado por Chávez, quien junto a Ryan y
Clark rescatan a los prisioneros, matan a Cortez y escapan. Ryan
termina enfrentándose al presidente y le dice que tenga pensado
informar al comité de vigilancia del Congreso sobre la
conspiración pese al daño que pueda ocasionar a su trayectoria.
Finalmente abandona el despacho oval mientras pasa por delante de
Cutler, que quiere hablarle pero Ryan lo ignora, porque va a
comenzar su testimonio frente al Congreso.
John
Milius (Harry el fuerte) escribió el primer borrador y luego
añadió la secuencia donde Jack Ryan es emboscado en su
todoterreno. También tenía pensado como final original a Cortez
yendo a Washington para matar al consejero nacional de seguridad
pero irónicamente siendo este víctima de un atraco a mano armada
por parte de drogadictos. Hubiera sido una gran pelea por parte de
uno de los grandes guionistas de los 70 y 80. Por su parte, Noyce,
quien también dirigió Juego de patriotas, se las arregla
para mantener las complejas tramas argumentales y no tener al
espectador gruñendo incluso aunque abuse bastante de la
contraposición de escenas. Dicha técnica no obstante la usa aquí
de forma ingeniosa y aviva esas secuencias que se suelen ver
llevadas por toda la tecnología moderna y resultan potencialmente
artificiales en otras manos.
La
película deleita de forma casi juvenil en lo que se refiere a
adornos de poder como por ejemplo lanzacohetes, misiles de última
tecnología, banderas, ritos ceremoniales y jerga política con
doble sentido. Vamos, lo que sería Ford contra los Cínicos,
puesto que Peligro inminente es todo argumento y nada en
cuanto a los personajes, que los vemos correr por la pantalla todo
el rato y tienen tanta profundidad como el brillo sudoroso de la
frente de Ford. Jack Ryan es el más decepcionante de todo el
reparto, es virtuosamente desagradable, un luchador perfecto para
combatir por el bien y la justicia, un Superman sin capa. Me he
pasado la mitad de la película preguntándome si este tío iba a
mostrar alguna señal en su persona que fuera ligeramente humana.
Si
hay un poder que ya resulta un rollo por como el cine de Hollywood
muestra la supremacía americana es sin duda que secundarios como
Cutter o Ritter son unos remilgados a la hora de usar su fuerza
enfáticamente. Y otra cuestión, ¿ dónde está toda esa abundancia
de respuesta por parte de la seguridad nacional de EEUU, ese
sistema sin fallos, con respecto a la gente de América Latina en
el mundo real? Las respuestas son todas muy obvias, excepto por el
hecho de que Hollywood se ha enganchado a un sentimentalismo
obstinadamente ignorante con la realidad y esclavo del poder
americano en el mundo, (lo cual explica el papel de la misión de
estos en Colombia),desde mediados de los 90.
Puntuación:
6,5
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