Juego de Tronos (2011-) Conclusión.

     A veces  aquellos que tienen más poder  son los más desgraciados


                                             
La quinta temporada  ha sido en lo personal mi preferida, ya que su rodaje tuvo lugar  en un sitio que conozco de primera mano, los Reales  Alcázares de Sevilla, cuyas fuentes y jardines se hicieron pasar por Dorne. Otra razón fue la entrada de  Pryce, que debutaba como  el intrigante Gorrión Supremo, un sacerdote astuto y  que  en apariencia iba a ser de los malos, un personaje horrible, pero luego veías que con sus actos se quitaba de en medio a gente peor que él. Esta temporada fue además la primera que vi simultánea a su emisión original, ya que las anteriores las vi durante los parones de un año que hay entre rodajes. Destacaría el inicio, Las guerras venideras, cuando a Mance Rayder  lo queman mientras está atado a una estaca, pues fue un episodio muy bien escrito por el dúo  Benioff-Weiss.

Por supuesto también me quedo con el final, La misericordia de la Madre, en el que Cersei  está a punto de  comenzar su paseo de la expiación, con una inmensa  Headey en otro bien escrito guion de los creadores (con esto espero no haber destripado nada de la trama). Ya desde la cuarta temporada es más que notable la calidad de esta serie a la hora de compararla con producciones similares hechas para el cine, un buen ejemplo fue cuando se reclutó a Pedro Pascal para encarnar a Oberyn Martell, la Víbora Roja.  Me atrevería a decir que incluso antes, en la segunda temporada, con las llegadas de  Dillane y  van Houten o la elección de la ciudad amurallada de Dubrovnik  como la imaginaria Desembarco del Rey.

                                                            
Dentro de la alta fantasía, GOT ha sabido continuar  la exitosa tendencia  que inició  Peter Jackson con  la trilogía cinematográfica de El  Señor de los Anillos o con  la de Harry Potter, aumentando las ventas de las novelas de Canción de Hielo y Fuego tras la emisión  del piloto  y la publicación de  Danza de dragones, siendo referenciada en  otros medios como las  comedias de situación  o hasta haciendo que  la gente compre (y lamentablemente luego abandone) a perros de raza husky como los que tienen pinta de lobos.  La exposición narrativa  ha hecho que hasta el Dothraki nos suene más familiar como idioma ficticio que el klingon o el élfico,  así como la propia expresión juego de tronos para referirse a situaciones de intensidad y conflictividad, como por ejemplo la guerra civil siria.

Por no hablar de otra influencia cuanto menos que  extraña de la propia serie, la cantidad de  niñas a las que sus padres, gente joven en su mayoría, bautizan con los nombres de  Daenerys o Arya.  Imaginaos  cuando les digan con los años que se llaman como uno de los personajes principales de una ficción televisiva donde abundaban los desnudos y la violencia.  Ello no quita la aclamación que tiene la serie respecto al resto del reparto,  como Dinklage,  un encantador, moralmente ambiguo y autoconsciente  Tyrion, que le ha dado la oportunidad de ganar Emmy y Globo de Oro, ya que Juego de Tronos es su serie, le pertenece desde que se convirtió en la figura central en la segunda temporada.

Las actrices y los niños también tienen su lugar, como la adolescente Williams, notable desde su debut  en la primera temporada como Arya  Stark, a la par que  en la segunda temporada con el veterano Dance, Tywin Lannister. No hay serie más rentable  que esta para una cadena como la HBO, siendo un producto muy vital y sencillamente entretenido, llegando a superar a Mad Men y equiparándose  a Breaking Bad.  Quizás en su contra pueda jugar los numerosos personajes y la carencia de complejidad que presentan a veces  algunas de sus tramas bastante dispersas, o esa tendencia a  aumentar la violencia sexual  y los desnudos femeninos cuando faltan temas que mostrar, como pasaba en las primeras dos temporadas en los castillos de Invernalia.


                                                      


En la tercera temporada, Theon  Greyjoy  sufrió en el Norte una castración  que nos hizo recordar las torturas que se mostraban, simuladas claro está, en Hostel 2 o en Holocausto caníbal.  La desagradable escena de la violación  de la cuarta temporada en el episodio  Rompedora de cadenas,  en la que Jaime Lannister abusa de  su hermana y amante  Cersei tampoco se quedó corta y hasta Graves, el director,  tuvo que salir al paso para aclarar que todo estaba preparado y no era nada real, porque la gente se lo tomó demasiado al pie de la letra, ya no se acordaban de lo mismo que hacían  Daenerys y  Khal Drogo en la primera temporada, pues parece que no tienen claro que esto es  ficción de explotación.

Y por eso en la quinta temporada volvió a pasar, pues en Nunca doblegado, nunca roto, Sansa Stark  fue violada por  Ramsay Bolton, algo tremendamente  vil como se mostró y hubo gente que dejó de ver la serie, no mi caso pero sí de amigas que ya no aguantaban más ver ese tipo de aberraciones aunque sean dramatizaciones. Esto por supuesto no es un recurso de primero de manipulación, ha ocurrido siempre y en la antigüedad era todavía más frecuente. Eso incluso dentro del fandom hay a quien le escandaliza, no son pocos y pocas, de ahí que se recurra a la fan ficción para cambiar esas partes tan controvertidas pero difícilmente eludibles, como muestra de los debates que se generan en las páginas de fans en redes sociales o en podcasts.


                                                        



En la temporada más reciente hay que alabar una vez más como han convertido lugares ya de por sí magníficos en referentes fantásticos, como  el castillo de Zafra en Guadalajara, un edificio poco conocido que está ahí al lado como quien dice, en Castilla-La Mancha.  O como se suman actores de prestigio al reparto, en esta sexta temporada  mención aparte pese al poco tiempo que ha intervenido en pantalla  el actor Pilou Asbaek, como Euron Greyjoy. La diversión está asegurada para lo que queda, pues promete seguir siendo como una partida a un  juego de mesa  estratégico, horas y horas de intriga para cuidar de que tu adversario no acaba contigo, como el Risk pero  de los Siete Reinos, por lo que te conviertes en un sosias de Martin.

Puntuación: 9
                                                                     


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